Por consiguiente, los dirigentes de la iglesia de Jerusalén enviaron a Bernabé como emisario a Antioquía, para que les sirviera de vínculo de conexión. Al reconocer que la tarea era mayor de la que él podía cumplir por sí solo, Bernabé recordó a su antiguo amigo, con cuyo espíritu ardoroso contaba para superar cualquier misión:
Hechos 11.25.
Bernabé partió a Tarso en busca de Saulo
[15]
, y hallándole, le condujo a Antioquía.
De ese modo volvió Saulo a la actividad tras vegetar durante años en Tarso.
Pero ¿cuándo llegó Saulo a Antioquía? Resulta tentador especular con este tema, pues, en este momento los Hechos se refieren a dos acontecimientos históricos que puedan fecharse de modo independiente:
En primer lugar, hubo hambre en Judea:
Hechos 11.27.
Por aquellos días...
Hechos 11.28. ...
vaticinaba
(un profeta) ...
una grande hambre que había de venir sobre toda la tierra, y que vino bajo Claudio
[16]
Tiberio, segundo emperador de Roma, en cuyo reinado fue crucificado Jesús, murió en el 37 dC, unos ocho años después de la crucifixión y quizá no más de dos a raíz de la conversión de Saulo. Le sucedió su sobrino nieto que, con el nombre de Calígula se convirtió en el tercer emperador de Roma.
Calígula sólo reinó cuatro años, y al menos durante la mitad de ese tiempo estuvo loco de remate. La Biblia no le menciona, pero por Josefo sabemos que en su frenético deseo de ser adorado como Dios, ordenó colocar su estatua en el templo de Jerusalén. Los judíos se negaron con energía y en redondo; sin duda, si Calígula insistía en erigir tal estatua, se produciría una rebelión sangrienta. Calígula habría perseverado de todos modos, pero antes de que las cosas llegaran a la crisis definitiva, el emperador fue asesinado en el 41 dC.
Le sucedió su tío Claudio, hombre mucho más benévolo y sano, aunque bastante débil; no llegó a ser un gobernante de verdadero éxito. Pero se mantuvo en el poder durante trece años, del 41 al 54 dC, de modo que limitarse a decir que el hambre sobrevino «en los días de Claudio César» es dar un margen demasiado amplio.
Desde luego, por aquellas fechas no sobrevino el hambre «por toda la tierra», pero debemos entender el nacionalismo judío. Probablemente, la frase quería decir: «por toda Judea»; es decir, por toda la tierra que tenía alguna importancia.
Josefo habla de que en Judea hubo tiempos difíciles del 46 al 48 dC, pero ¿hasta qué punto coinciden esas fechas con la llegada de Saulo a Antioquía? La frase bíblica «por aquellos días» no es necesariamente precisa, pero puede utilizarse para referirse a una contemporaneidad más o menos aproximada. El hambre sobrevino sin duda después de la llegada de Saulo a Antioquía, pues más adelante él forma parte del grupo de antioqueños que lleva socorros a Judea con ese motivo.
El hambre debió de sobrevenir dos o tres años después de la llegada de Saulo a Antioquía.
Casi en seguida viene otra referencia a un episodio que puede utilizarse cronológicamente:
Hechos 12.1.
Por aquel tiempo, el rey Herodes echó mano a algunos de la Iglesia
[17]
para maltratarlos.
Hechos 12.2.
Dio muerte a Santiago, hermano de Juan, por la espada.
No se trata de Herodes Antipas ni de ninguno de los Herodes de los evangelios, sino de otro miembro distinto de la familia que la Biblia no menciona con anterioridad: Herodes Agripa.
Nació hacia el 10 aC y era hijo de Aristóbulo, que a su vez era hijo de Herodes el Grande y de su segunda mujer, Mariam Macabea. Le pusieron el nombre de Agripa en honor del yerno de Augusto, el emperador romano. Agripa acababa de morir, pero había sido favorito tanto del emperador como del pueblo romano y amigo íntimo además de Herodes el Grande. Nótese que, a través de su abuela, Herodes Agripa era de ascendencia macabea.
En el 6 aC, el padre de Herodes Agripa, Aristóbulo, y su tío Alejandro fueron ejecutados por Herodes. Eran los dos últimos descendientes adultos del linaje macabeo, y todo lo que dejaron fueron tres niños. Estaban Herodes Agripa y su hermano menor (a quien se llegó a conocer por Herodes de Calcis) y también una hermana, Herodías (que más adelante significaría la muerte para Juan el Bautista).
En vista de los patológicos recelos de Herodes el Grande, se creyó conveniente llevar a Roma al joven Herodes Agripa. Allí se le trató con toda consideración, como a un príncipe oriental. En realidad, se convirtió en favorito de Antonia, cuñada del emperador Tiberio y madre del futuro emperador Claudio.
Ya adulto, Herodes Agripa volvió a su patria y se encontró con que su hermana era mujer de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea. Su hermana obtuvo para él un lucrativo cargo en la capital, pero Herodes Agripa era un irresponsable que descubrió que sus gastos siempre superaban a sus ingresos. Pronto se convirtió en un lujo demasiado caro para su hermana, se peleó con Herodes Antipas y tuvo que volver a Roma en el 36 dC.
Allí se hizo amigo del joven Calígula, heredero del trono. Tan amigo, que el viejo emperador Tiberio (tan receloso como Herodes el Grande) sospechó que estaba en connivencia con Calígula para acelerar su acceso al trono. Herodes Agripa fue encarcelado, pero al cabo de seis meses murió Tiberio y Calígula liberó a su amigo de inmediato.
Calígula nombró a Herodes Agripa rey del territorio que antiguamente gobernara su medio tío Filipo el tetrarca (v. cap. 5), que había muerto tres años antes, en el 34 dC.
Herodes Antipas, que aún reinaba en Galilea, se molestó por el ascenso de su incorregible medio sobrino, exigiendo el título para él también. La amistad de Herodes Agripa con el nuevo joven emperador fue más que suficiente para contrarrestar las maniobras de Antipas, que fue depuesto de su cargo en el 39 dC, tras haber gobernado durante treinta y tres años. Galilea fue añadida a los dominios de Herodes Agripa y Antipas murió desterrado poco después.
Cuando Calígula fue asesinado, Herodes Agripa vio que su situación no había empeorado. El favor de Antonia significaba que conocía a Claudio, el nuevo emperador, desde hacía mucho tiempo. Además, el tartamudo Claudio mostró inseguridad en sus primeros tratos con el Senado y el elegante y refinado Herodes Agripa le ayudó a superarla. Agradecido, Claudio nombró a Herodes Agripa rey de todo el territorio en que una vez reinara Herodes el Grande. Esto fue en el 41 dC.
Por última vez, Judea tenía al menos la apariencia de grandeza e independencia; y, en efecto, durante breve tiempo el país alcanzó la cima de su prosperidad viviendo su mejor época desde los días de Salomón. No tenía enemigos exteriores y no le amenazaba el peligro de la guerra. Podía disfrutar de su sólida paz a la sombra benevolente del imperio romano, regido por un emperador débil pero bien intencionado.
Herodes Agripa I creyó conveniente congraciarse con sus súbditos judíos. Ya había alcanzado cierta popularidad entre ellos por su intento de persuadir al loco Calígula de que no colocara la estatua imperial en el Templo. Incluso para un buen amigo de Calígula eso era un acto temerario y, si tal emperador hubiese sobrevivido habría significado su fin. Calígula murió y Herodes Agripa I estaba a salvo, pero los judíos apreciaban el riesgo que había corrido.
Herodes Agripa I cumplió escrupulosamente todos los preceptos del judaísmo con la esperanza de que los judíos olvidasen sus orígenes idumeos (porque su ascendencia macabea era a través de mujeres, mientras que el linaje idumeo era a través de varones). Por lo visto tuvo éxito, pues, durante una fiesta de Pascua se echó a llorar por no ser judío de nacimiento, mientras los espectadores, también llorando por simpatía, gritaron, según se cree, que también él
era
judío y hermano suyo.
Es claro que para él sería políticamente ventajoso el mostrar su celo judío aplastando a la iglesia cristiana, que ofendía más que nunca los fundamentos del judaísmo por su admisión de gentiles incircuncisos. Fue ejecutado Santiago, el hijo de Zebedeo, y su muerte fue la primera que se produjo en el grupo original de los doce (pasando por alto la de Judas Iscariote).
Herodes Agripa I también encarceló a Pedro que, según los Hechos, fue milagrosamente liberado apresurándose después a casa de un amigo:
Hechos 12.12. ...
se fue a la casa de María, la madre de Juan, por sobrenombre Marcos...
Este Juan Marcos es, según la tradición, el autor del primer evangelio, el segundo según el orden del Nuevo Testamento (véase cap. 6).
La fecha en que tuvo lugar esta persecución puede fijarse con bastante exactitud, pues Herodes Agripa tuvo un reinado corto; murió de repente en el 44 dC, mientras se celebraban los juegos de Cesárea en honor de Claudio. El Herodes referido en este capítulo es efectivamente Herodes Agripa, cosa que demuestra la descripción (en términos milagrosos) de su muerte repentina:
Hechos 12.21. ...
Herodes, vestido de las vestiduras reales, se sentó en su estrado...
Hechos 12.23. ...
le hirió el ángel del Señor... y... expiró.
Su muerte fue una desgracia sin paralelo para los judíos. Si hubiese vivido otros veinte años, tal como pudo ser, su fina habilidad para aplacar tanto a judíos como a romanos habría mantenido la paz entre ellos instaurando una dinastía estable que le hubiese sobrevivido. En ese caso, es posible que la rebelión judía no se hubiera producido.
Pero murió, dejando un hijo de diez años a quien Claudio no confió el trono de Judea. El territorio pasó una vez más a gobierno de procuradores, y bajo ellos el ambiente fue exacerbándose cada vez más en Judea hasta que estalló la rebelión desastrosa del 66 dC.
Por otro lado, la muerte repentina de Herodes Agripa fue para los cristianos una bendición igualmente sin paralelo. Si hubiese vivido, habría expulsado, con mano dura, de sus dominios el cristianismo, y su influencia con el gobierno romano habría hecho que también se suprimiese fuera de Judea.
Su muerte lo hizo imposible y, además, al desaparecer el único hombre capaz de evitar la rebelión judía, se produjo el definitivo debilitamiento del judaísmo, mientras el cristianismo floreció en las ruinas de Judea, creció y, finalmente, conquistó Roma y el mundo occidental.
Como Herodes Agripa I reinó del 41 al 44 dC, la muerte de Santiago, el hijo de Zebedeo debió ocurrir durante ese intervalo, posiblemente en el 43. La llegada de Saulo a Antioquía tal vez se produjera también por entonces.
En tiempos de Herodes Agripa I estaba claro que la iglesia filial de Antioquía descollaba sobre la iglesia madre de Jerusalén. Ésta se empobrecía debido al hambre y a la opresión del rey mientras que la de Antioquía, rica y segura en comparación, enviaba socorro:
Hechos 11.29.
Los discípulos
(de Antioquía)
decidieron enviar socorros a los hermanos que habitaban en Judea...
Hechos 11.30.
y lo hicieron, enviándolos a los ancianos por medio de Bernabé y Saulo.
El versículo que cuenta el regreso a Antioquía de Bernabé y Saulo tras su misión en Jerusalén, viene inmediatamente después de los que relatan la muerte de Herodes Agripa I. La vuelta a Antioquía tal vez tuviese lugar en el 46 dC, cuando el hambre, según Josefo, empezaba a tener consecuencias graves.
Bernabé y Saulo no volvieron solos a Antioquía:
Hechos 12.25.
Bernabé y Saulo... volvieron de Jerusalén, llevando consigo a Juan, llamado Marcos.
Por lo visto, Juan Marcos era sobrino de Bernabé, pues también se le menciona en la Epístola a los Colosenses:
Colosenses 4.10.
Os saluda Aristarco, mi compañero de cautiverio, y Marcos, primo hermano
[18]
de Bernabé...
El vigor de la iglesia de Antioquía también indica su disposición para emprender actividades misioneras. Inmediatamente después de la vuelta de Saulo y Bernabé, quizás antes de que terminase el año 46 dC, ambos fueron enviados al otro lado del mar; Juan Marcos fue como ayudante.
Hechos 13.4. ...
bajaron
(Bernabé y Saulo)
a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.
Hechos 13.5.
En Saturnina predicaron la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos, teniendo a Juan por auxiliar.
Así se encaminó Saulo a su primer viaje apostólico. Comenzó en Seleucia, suburbio occidental de Antioquía. Se encontraba en la costa mediterránea y servía de puerto de mar a Antioquía.
Seleuco I la fundó en el 300 aC (también había fundado Antioquía), poniéndole su nombre.
Chipre quizá fuese uno de los territorios desde los cuales lanzaban los filisteos sus incursiones sobre Egipto y la costa cananea en la época del Éxodo (v. cap. 5), pero no volvió a tomar parte en la historia judía anterior al Exilio.
Chipre fue colonizada primero por fenicios y griegos, aunque anteriormente fue conquistada por Asiria y luego por Persia. Tras la muerte de Alejandro Magno, Chipre se movió en la órbita de los tolomeos, y estuvo bajo el gobierno de esa dinastía durante dos siglos y medio. Fue sin duda en ese período cuando los judíos entraron en Chipre en número considerable, bajo la protección de los tolerantes tolomeos. En el 58 aC, Roma se anexionó Chipre.