Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (44 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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Partos y Medos

Los Hechos introducen lo milagroso en su relación de las «lenguas» habladas por los apóstoles, declarando que sus expresiones eran comprendidas por todos los oyentes como si les hablasen en su idioma materno. El público se describe así:

Hechos 2.5.
Residían en Jerusalén judíos varones piadosos, de cuantas naciones hay bajo el cielo,

Hechos 2.9.
Partos, medos, elamitas. los que habitan en Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia,

Hechos 2.10.
Frigia y Panfilia, Egipto y las partes de Libia que están contra Cirene, y los forasteros romanos.

Hechos 10.11. ...
cretenses y árabes...

En general, la lista de naciones representa un recorrido que se extiende de oriente a occidente. Primero están las provincias del imperio parto (entonces en el momento álgido de su poder, cuyas fronteras no quedaban lejos de la parte oriental de Judea. Los partos, que eran el grupo dominante en el seno del imperio, tenían su provincia natal en la zona noreste de lo que hoy es el Irán moderno, justo al sureste del mar Caspio.

Al oeste de Partia propiamente dicha, estaba la Media, y al sur de ésta, Susiana, la antigua Elam (v. cap. I, 6). Al oeste de la Media y de Elam se hallaba Mesopotamia, la antigua Babilonia.

Estas provincias diferentes componían el territorio principal del imperio parto, y ello llevó a incluir en la lista a la propia Judea.

La lista se desplaza hacia occidente, al Asia Menor, donde se enumeran cinco regiones diferentes: Capadocia y el Ponto se encuentran en la zona oriental de esa península, mientras que Asia, Frigia y Panfilia se hallan en la occidental.

Asia es un término que modernamente se aplica a todo el gran continente del que Asia Menor forma parte. Pero en época romana, la «provincia de Asia» se refería únicamente al tercio occidental de la península, a la región que antiguamente había sido el reino de Pérgamo (v. cap. 5). En los Hechos de los Apóstoles, la palabra Asia debe entenderse en este sentido. En cuanto a Frigia, siglos antes había sido un reino independiente, pero ahora no era más que un nombre dado a ciertas zonas interiores del Asia Menor.

En la época del Pentecostés de los apóstoles, todas las regiones de Asia Menor, menos el Ponto, formaban parte del imperio romano. El Ponto conservó una independencia nominal con un rey títere durante otra generación. Pero en el 63 dC, Nerón convirtió al Ponto en provincia romana.

Una vez mencionadas las regiones de Asia Menor al noroeste de Judea, la lista va hacia el suroeste, a Egipto y Cirene, y luego al occidente lejano. Roma. Creta y Arabia parecen haberse añadido después.

Aunque la lista se alarga para que resulte sumamente impresionante la forma en que hablaban los apóstoles (o, al menos en que les entendían) en la lengua de «todas las naciones de la tierra», podría argumentarse que la lista no es tan pasmosa como parece.

En época romana, la lengua griega se había extendido ampliamente por oriente y los idiomas locales se hallaban subsumidos en una especie de dialecto rural. Los judíos que vivían en esas zonas aprendían el griego. Por ejemplo, los judíos de Alejandría hablaban griego, no egipcio.

De lo que se desprende que los judíos de Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, Cirene, Creta (y de Roma también), hablaban todos griego. Los de las provincias partas probablemente sólo hablaran arameo, que era la lengua materna de la propia Judea y el idioma comercial en las regiones al oriente de las zonas grecoparlantes. En resumen, si los apóstoles sabían un poco de griego, además de su arameo materno (cosa muy probable en aquellos días), y si pronunciaron en el éxtasis frases en ambas lenguas, todos los que les escuchaban de entre las diversas naciones enumeradas habrían entendido algo. De ese modo puede aceptarse esta historia sin necesidad de recurrir a prodigio alguno.

Sin embargo, los cristianos creyentes aceptan este episodio como un milagro. Igual que hicieron los espectadores, si admitimos el relato que dan los Hechos, pues a consecuencia de un discurso de Pedro, muchos se convirtieron a la creencia de que Jesús era el Mesías:

Hechos 2.41.
Ellos recibieron la gracia y se bautizaron, siendo incorporadas aquel día unas tres mil almas.

Ananías

Los cristianos primitivos practicaban la comunidad de bienes:

Hechos 4.32. ...
todo lo tenían en común.

Hechos 4.34.
No había entre ellos indigentes, pues cuantos eran dueños de haciendas o casas las vendían y llevaban el precio de lo vendido,

Hechos 4.35.
y lo depositaban a los pies de los apóstoles, y a cada uno se le repartía según su necesidad.

Sin embargo, esta idílica descripción de una comunidad religiosa no dejaba de tener sus fallas. Al parecer, hubo casos en que algunos no podían sustraerse a retener al menos un poco de los fondos comunes, afirmando falsamente que lo habían entregado todo.

Hechos 5.1.
Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira, su mujer, vendió una posesión

Hechos 5.2. y
retuvo una parte del precio, siendo sabedora de ello también la mujer, y llevó el resto a depositarlo a los pies de los apóstoles.

Pedro descubrió el engaño y reprendió primero a Ananías y luego a Safira, acusándoles de faltar a la verdad. Ambos cayeron muertos al ser reprendidos, y en el lenguaje coloquial el nombre de Ananías se aplica a todo mentiroso.

Ananías es la forma griega del hebreo Hananiah. Es una coincidencia interesante que, de los catorce individuos así llamados en el Antiguo Testamento, el más notorio sea una profeta mentiroso. En tiempos de Jeremías, el profeta Ananías predijo la rápida liberación de los judíos de la cautividad babilónica. Jeremías cita las palabras de Dios amenazando a Ananías con la muerte por mentir:

Jeremías 28.17.
Y murió el profeta Ananías en ese mismo año, en el séptimo mes.

Gamaliel

El hecho de que los cristianos sobrevivieran y expandieran su influencia bajo la dirección de Pedro, se debió, al menos en parte a la división existente entre las sectas judías. Los aristocráticos saduceos, prorromanos y opuestos a todo lo que pudiese provocar agitaciones políticas o sociales, consideraban con inquietud las actividades de los apóstoles. Los entusiasmos religiosos que despertaban y el ambiente de fervor misionero les parecía de lo más peligroso.

Hechos 5.17.
Con esto, levantándose el sumo sacerdote y todos los suyos, de la secta de los saduceos, llenos de envidia...

Se hizo más de un intento para encarcelar a los apóstoles, sobre todo a Pedro, su jefe, y hasta de condenarlos a muerte. Pero los fariseos estaban enfrentados con los saduceos. En casi todos los aspectos, las doctrinas religiosas de los primeros cristianos eran las mismas que las de los fariseos. En aquel tiempo, la gran línea divisoria residía principalmente en el hecho de que los cristianos aceptaban a Jesús como Mesías, mientras los fariseos no lo admitían. Es muy probable que muchos de los fariseos de la época pensaran que la creencia en Jesús era una aberración que pronto desaparecería y que en el seno del judaísmo el mayor peligro lo constituía la secta saducea, a la que los fariseos llevaban atacando duramente desde hacía siglo y medio.

Para defender a los apóstoles contra la asamblea dominada por los saduceos, surgió un dirigente entre los fariseos:

Hechos 5.34.
Pero levantándose en el consejo un fariseo de nombre Gamaliel, doctor de la Ley, muy estimado de todo el pueblo...

Gamaliel era nieto de Hillel (v. cap. 5) y portador de las doctrinas moderadas de su famoso abuelo. Gamaliel señaló que en décadas pasadas hubo otros cabecillas de levantamientos populares cuyos seguidores estaban henchidos de esperanza mesiánica y que sin embargo no hicieron nada.

Hechos 5.36.
Días pasados se levantó Teudas, diciendo que él era alguien... y todos cuantos le seguían se disolvieron, quedando reducidos a nada.

Hechos 5.37.
Después se levantó Judas el Galileo. En los días del empadronamiento... pereciendo él también...

Gamaliel indicó que, si las creencias en Jesús eran falsas, los cristianos también morirían sin necesidad de que el consejo tomara medidas, igual que había ocurrido en los casos anteriores. Y si las creencias cristianas obedecían verdaderamente a inspiración divina, entonces toda medida que la asamblea tomara contra ellos no sólo sería inútil, sino además peligrosa.

El consejo quedó persuadido y se permitió continuar su tarea a los apóstoles. Sin embargo, la alianza entre cristianos y fariseos no fue permanente. El tema del mesianismo de Jesús era insuperable.

Gamaliel capitaneó a los fariseos hasta su muerte, en el 52 dC. Varios de sus descendientes siguieron encabezando en Judea la dividida comunidad hebrea, después de que Roma despojara de todo poder político a los judíos. El último de su linaje fue Gamaliel VI, que murió hacia el 425 dC.

Esteban

El crecimiento de la comunidad cristiana iba a crear problemas, y muy pronto se formaron dos partidos.

Uno de ellos se componía de los judíos de Judea y de Galilea, cuya lengua era el arameo y que practicaban sus ritos religiosos en el hebreo tradicional. Constituían el otro partido judíos de fuera de Judea y de Galilea, cuya lengua era el griego, tanto en sus devociones como en su vida cotidiana. Ambos partidos pueden distinguirse por el lenguaje en el que adoraban, y los Hechos aluden ellos como hebreos y helénicos, respectivamente.

Es comprensible que ambos grupos sufrieran malentendidos mutuos. El partido hebreo no podía dejar de creer que la antigua y sagrada lengua hebrea era la adecuada para orar y que la tierra santa de Israel era el lugar adecuado para rezar. Para ellos, los helénicos serían intrusos, medio corrompidos por los gentiles, que hablaban un lenguaje extranjero y tolerantes hacia las costumbres paganas. Por otro lado, el partido helénico, con mayores conocimientos del mundo exterior, consideraría a los hebreos como provincianos atrasados, cuyas opiniones estrechas no eran apropiadas para la tarea futura.

Hechos 6.1.
Por aquellos días, habiendo crecido el número de los discípulos, surgió una murmuración de los helénicos contra los hebreos, porque las viudas de aquéllos eran mal atendidas en el servicio cotidiano.

Es decir, los helénicos afirmaban no recibir su parte correspondiente de los ingresos comunitarios. Como los doce apóstoles pertenecían al grupo hebreo, tal vez hubiese motivos de queja.

Si los apóstoles hubiesen pasado por alto tales objeciones y mantenido una postura estrictamente hebrea, los helénicos se habrían dispersado y el cristianismo se habría agostado.

Pero los apóstoles no hicieron eso. Fue una decisión que por su alcance puede compararse a la de un estadista, ofrecieron a los helénicos una representación especial en el seno de la comunidad cristiana, permitiendo que siete de sus dirigentes comprobaran que recibían un trato justo:

Hechos 6.5.
Fue bien recibida la propuesta por toda la muchedumbre, y eligieron a Esteban... y a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y Nicólas...

El dirigente de los siete helénicos era Esteban, que inmediatamente se entregó a tareas misioneras entre sus compañeros griegos. Y se encontró con gran oposición:

Hechos 6.9.
Se levantaron algunos de la sinagoga llamada de los libertos,
[3]
cirenenses y alejandrinos y de los de Cilicia y Asia a disputar con Esteban.

Mientras el Templo era el único lugar de adoración en Jerusalén, había una serie de sinagogas donde los judíos se reunían para hablar de la Ley, discutir diversos temas y tal vez cumplir con sus asuntos sociales. En esencia, tal vez no fuesen muy diferentes de los modernos clubs sociales.

Como es natural, sería de esperar que los judíos de formación común se agruparan en una sinagoga particular. Los helénicos se sentirían más a gusto con otros que hablasen griego. Y es probable que los de Cilicia o Asia, que hablaban griego con acento de Asia Menor, frecuentasen una de ellas, mientras que los de Cirene y Alejandría, que hablaban con acento africano, asistieran a otra. (Cilicia, que la Biblia no menciona con anterioridad, es una región que abarca la mitad oriental de la costa sur de Asia Menor.)

No está claro si la «sinagoga de los libertinos» representa un tercer grupo o si es a la que pertenecían (tal como aparece en la traducción de la Biblia de Jerusalén) los judíos de Cirene y de Alejandría.

En la actualidad, la palabra «libertinos» se refiere a aquellos que llevan la libertad al exceso y no tienen reparo en dar rienda suelta a sus deseos. Tendemos a pensar que los libertinos son lujuriosos y perversos, y en consecuencia sería muy natural que tales personas se opusieran a Esteban.

Sin embargo, «libertino» tiene un significado más antiguo; se aplica a la persona que fue esclava pero ha sido liberada, quien en la actualidad suele denominarse «liberto». Y en efecto, la Revised Standard Versión se refiere a la «sinagoga de los libertos», y no a la de los «libertinos».

Se cree que la sinagoga estaba compuesta por descendientes de judíos que Pompeyo había hecho prisioneros cuando sitió y ocupó Jerusalén un siglo antes, y que fueron liberados más adelante. Ellos o sus descendientes habrían construido sus casas en Cirene y en Alejandría, el centro hebreo más amplio y floreciente de todo el mundo griego, y por eso quizá se le diera ese nombre a la sinagoga de los judíos de África.

Esteban fue llevado ante el consejo acusado de blasfemia y, en su defensa, relató la historia primitiva de los judíos en la época de Moisés, subrayando la forma en que el .pueblo había rechazado en todas las épocas a los profetas —incluso al propio Moisés—, concluyendo con una acusación furibunda:

Hechos 7.51.
Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros siempre habéis resistido al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así también vosotros.

Hechos 7.52.
¿A qué profeta no persiguieron vuestros padres?...

Tal defensa apenas podía ganar al público y, además de eso, Esteban acababa de cometer lo que parecía una blasfemia clara en opinión de los oyentes. Repitió prácticamente las palabras de Jesús en circunstancias parecidas. Jesús había dicho:

Mateo 26.64. ...
un día veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder...

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