Mi vida en la formula uno (40 page)

BOOK: Mi vida en la formula uno
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Una de las características de Michael que Mario exaltó al venderlo, fue su tremenda habilidad para pasar entre el tránsito, su agresividad no tenía par. Esto tal vez había sido en los Champ Cars, y tal vez era reconocido por eso en Estados Unidos, pero pronto se dio cuenta de que en este lado del ‘charco’ la competencia es mucho, mucho más grande. Cualquier agresividad tenía que medirse con los estándares de la Fórmula Uno y Michael pronto se dio cuenta de ello, de la forma difícil, al chocar carrera tras carrera. No escuchaba ni seguía lo suficiente a Ayrton, manejaba un auto de la Fórmula Uno con la misma agresividad que un auto tipo Indy, el cual es mucho más pesado y se puede manejar aventándolo duro en una curva y siempre lo sacarás bien. Un auto de la Fórmula Uno es mucho más ligero y debe manejarse con mucha más fineza y precisión.

Recuerdo a Ayrton diciendo: "Míralo, nunca se acerca a la curva de la misma forma que en la vuelta anterior, siempre escoge una línea diferente, piensa que sigue en Estados Unidos". Ayrton, al haber probado un auto Indy, sabía de lo que hablaba.

Algunas personas decían que Michael también estaba en desventaja por el hecho de que las reglas habían cambiado en 1993 y la restricción en el número de vueltas para cada piloto era de 23 en la mañana y 12 para calificar y que, especialmente, el hecho de nunca haber visto los circuitos fue un factor que contribuyó a que Michael no alcanzara la velocidad necesaria. Pero yo realmente pienso que 100 vueltas no hubieran sido suficientes para que él pudiera estar a la altura de las circunstancias: debió detenerse cuando se percató de que el compromiso no existía, poco después de que comenzara. Lo que sucedió fue que mientras más carreras hacía, más confianza en sí mismo perdía y terminó por hacer el ridículo.

Nuestro auto de 1993, el MP4/8 no era malo de ninguna manera. Incluso Ayrton estuvo bastante sorprendido y elogioso cuando lo probó por primera vez después de su temporada larga de descanso invernal en Brasil. Pero no era para nada seguro que manejara con nosotros el año completo ya que sus demandas eran demasiado altas para lo que McLaren podía ofrecer. No obstante, el acuerdo fue que manejaría con contratos por cada carrera y mientras tanto Ron Dennis estaría ‘robando bancos’, mendigando y pidiendo dinero prestado. Se colocaban diferentes logotipos de patrocinadores adicionales y nombres diversos aparecían de la nada, ya fuera en el auto, el casco o los trajes y Ekrem Sami, nuestro director comercial y coordinador de patrocinios, ¡realmente estaba funcionando a máximas revoluciones y, como siempre, ganándose su paga!

Antes de esta temporada, de nuevo, le recordé a Ayrton que inevitablemente iba a compartir podios y conferencias de prensa con Prost y que, tal vez, sería una buena idea darle la mano a Alain y hacer las paces de una buena vez. Me contestó: "¿Qué, darle la mano al francesucho? ¡Qué se joda!".

Ayrton llegó detrás del Williams de Prost en la primera carrera de la temporada, en Kyalami; después, en condiciones primero secas y luego mojadas y atroces, Senna ganó el Gran Premio brasileño, dejando en claro que aunque no tuviera la máquina más poderosa, nadie podía comparársele cuando se corría bajo condiciones climáticas adversas.

El Gran Premio europeo sólo se corrió una vez en 1993, en Donington Park, en Inglaterra. Si no fue la mejor carrera en la historia de Ayrton, sí se encuentra, con certeza, entre sus mejores; de los que tuvimos la suerte de estar ahí pudimos ver las dos mejores vueltas en la historia moderna de la Fórmula Uno. La carrera comenzó con la pista mojada, Ayrton era el cuarto en la parrilla y líder para la segunda vuelta. Tanta era su velocidad que hizo ver ridículos a todos los demás. Incluso pensé que tal vez los Williams-Renault de Prost y Hill habían cambiado los neumáticos en el último minuto por otros sin dibujo y esperaban que se secara la pista, por lo que me acerqué a la pared de los fosos para revisar si utilizaban los mismos que nosotros. Lo hacían. Fue una carrera de manejo inspirada por parte de Ayrton, las condiciones climáticas permanentemente cambiantes, y es una que nunca olvidaré.

Otra cosa inolvidable de ese fin de semana es haber conocido a la princesa Diana. Ella era la invitada de honor y dio los trofeos a los ganadores, pero antes de la carrera visitó nuestros fosos. En total he de haber pasado alrededor de cinco minutos con ella y los chicos, Guillermo y Harry: les mostraba volantes, autos y cascos y ellos parecían estar intrigados e interesados. Hablamos brevemente de sus experiencias con los go-karts y tuve la impresión de que durante esos pocos minutos yo era la persona más importante en el mundo para ella: estaba tan atenta, sus ojos magnéticos y cara hermosa se grabaron en mi mente para siempre y una vez que continuaron el recorrido y salieron hacia la fuerte lluvia, de pronto regresó y me dijo: "Disculpe, nunca me despedí". Después me dio la mano y regresó a su grupo. ¡Desde ese momento estuve enamorado y no me lavé las manos por el resto del día!

Después de haber ganado el Gran Premio brasileño y el europeo, todos y especialmente Ayrton pensábamos que merecíamos tener la última versión del motor Ford, la serie 8, en lugar de esperar hasta el Gran Premio inglés como se había acordado originalmente. Sin embargo, Benetton lo vio de otra manera y, como resultado, Ayrton entró en estado de enfunfurramiento y decidió quedarse en Brasil hasta el último momento antes del Gran Premio de San Marino, en Imola. Para entonces sólo podía conseguir un vuelo a Roma, así que Ron me mandó a recogerlo en el avión de la compañía con un lindo mensaje que decía: "O regresas con Ayrton a tiempo para la práctica o no vuelvas a mostrar la cara". Bob y Jeff, los pilotos, y yo partimos al Fumiccino en Roma, sólo para enterarnos de que los aviones privados no podían aterrizar ahí, sino en un aeródromo militar cerca del lugar, por lo que tuvimos que pasar la noche en un hotel.

A la mañana siguiente fui en taxi al Fumiccino para esperar el vuelo de Ayrton. Tuve un chofer maravilloso y le pedí que me esperara afuera, pero como en cualquier aeropuerto importante, las autoridades no lo dejaron esperar, por lo que tuvo que dar vueltas y vueltas esperando a que apareciéramos.

Ayrton salió del avión casi antes de que se detuviera por completo y lo escoltaron como VIP rápidamente a la salida. Cuando alcanzamos la calle, mi fiel taxi no estaba ahí, le dije que regresaría en un minuto en lo que daba la vuelta, pero Ayrton estaba frenético, diciendo: "Olvídalo, vamos a tomar otro taxi". Le contesté que no podía hacer eso ya que mi portafolio estaba en el taxi original y él me contestó: "Al diablo con tu portafolio, tengo que llegar a Imola". Tenía en ese portafolio boletos, pasaportes, dinero, agenda, documentos del equipo y hubiera sido para mí imposible simplemente dejarlo abandonado, pero Ayrton dijo: "Mira, lo más seguro es que ya se haya ido con él de todos modos". Yo estaba decidido a no ceder, ya que confiaba en el chofer de mi taxi, pero Ayrton ya se estaba poniendo muy pesado y le dije: "Mira, no es mi culpa que hayas llegado tarde, parece que siempre tenemos que estar dando vueltas por tu culpa", pero tuve que ceder finalmente y tomar otro taxi; había mucho más en juego en Imola. Cuando llegamos al pequeño aeropuerto, Bob ya tenía encendidos los motores.

Nos subimos al avión y justo cuando rodábamos por la pista de despegue, pude ver desde mi ventana a mi piloto de taxi corriendo hacia el avión con mi portafolio en su mano. ¡Mi fe en la naturaleza humana se había restaurado! Estaba mareado del alivio y la sonrisa de Ayrton era tan grande como la mía, ¡incluso me dijo: "Lo siento!".

Mientras tanto había preparado todo para que un helicóptero nos esperara en Bolonia y otra vez, mientras aterrizábamos, comenzaban a girar los propulsores del helicóptero y continuamos con la última parte del viaje para llegar al circuito Enzo y Dino Ferrari, donde una motoneta del equipo estaba lista para llevar a Ayrton a los fosos. Pude escuchar cómo calentaban los motores, ¡lo habíamos logrado con dos minutos de sobra y todavía tenía mi empleo!

Aunque todo fue un poco en vano. Con su ansiedad, nervios, falta de descanso y desfase de horario, la concentración de Ayrton estaba a menos del 100 por ciento ya que a fin de cuentas era humano y a las pocas vueltas en la sesión se metió al terraplén saliendo de la curva
Tosa.
Calificó en cuarto lugar y abandonó a mitad de la carrera con problemas hidráulicos cuando iba en segundo lugar detrás de Prost.

Mientras todo esto sucedía en Imola, también estaba muy ocupado con Ekrem Sami tratando de conseguir más dinero para el equipo, pues era crucial conservar a Ayrton. De nuevo Ekrem se lució al obtener el consentimiento de Phillip Morris para llevar el logotipo del café Segafredo en el auto, pese al hecho de que eran dueños de Maxwell House. Teníamos todas las identificaciones de las marcas definidas, confirmadas y acordadas en la parte delantera del auto y en los trajes de los pilotos, por 1.5 millones de dólares. Sin embargo, el jefe de Segafredo, Massimo Zanetti, quería tener otra junta con Ron para tocar base con él y sentirse bienvenido otra vez en el equipo.

Con esto en mente, los invitamos a Imola para el fin de semana de San Marino e íbamos a almorzar juntos Massimo, sus dos socios principales, Ekrem, Ron y yo. Desafortunadamente todo se fue a pique. No sé lo que sucedía con Ron, pero estaba de ese humor que de vez en cuando lo atrapaba y lo hacía sentir que podía caminar sobre agua. Fue un almuerzo desastroso en el cual en lugar de darles la bienvenida al equipo, se la pasó hablando de cuánta suerte y privilegio tenían al haber sido admitidos otra vez. Ekrem y yo nos miramos incrédulos y tratamos de cubrirlo e interrumpirlo, pero por alguna razón Ron ni siquiera terminó el almuerzo y dejó la mesa. Incluso Ekrem se quedó sin palabras y al final del almuerzo nos encontrábamos en una situación de, ‘No nos hablen, nosotros les hablaremos’. Fue terrible, me sentí completamente avergonzado. Ekrem y yo tratamos de cubrirlo e inventamos excusas para Ron acerca de llamadas telefónicas y faxes, pero no sirvió de nada, se echaron para atrás. Ekrem y yo estábamos vacíos; debe haber sido el almuerzo más caro que McLaren ha tenido en su historia.

Después jugamos una parte primordial en obtener el patrocinio de Segafredo para Williams, ya que Marlboro y Philip Morris ya no nos permitían tener a Segafredo en nuestro auto. Williams tuvo su logotipo en los pontones laterales durante 1994, los que, desafortunadamente, iban a tener una exposición muy trágica exactamente un año después en el Gran Premio de San Marino, en Imola, cuando Ayrton perdió la vida al volante del Williams, absolutamente lo último que Massimo hubiera querido, ya que había sido patrocinador de Toleman cuando Ayrton hizo su debut 10 años antes, y era su gran admirador.

En Mónaco, Prost se adelantó en la salida y fue penalizado, por lo que Senna obtuvo su sexta victoria en el Principado. Las siguientes victorias las compartieron Prost y Hill y, finalmente, después del Gran Premio italiano, mandamos de regreso a casa por más hamburguesas a nuestro chico súper estadounidense, Michael Andretti. Irónicamente había sido su mejor carrera del año, terminando en tercer lugar a pesar de un trompo. Sin embargo, la decisión ya había sido tomada con anterioridad y, tal vez fue debido a la persuasividad de Mario que se le permitió a Michael participar en una carrera más, en Monza.

Alain Prost aseguró su cuarto Campeonato Mundial en Portugal al terminar en segundo lugar detrás del Benetton de Michael Schumacher y anunció su retiro para finales del año. Al mismo tiempo, Senna hizo público que no iba a manejar un McLaren en 1994, aunque ni él ni Williams revelaron sus planes a futuro.

Nuestro piloto de pruebas, Mika Hakkinen, fue ascendido en Estoril al trabajo de carreras y, si había alguien listo para esto, era él. Estaba desesperadamente ansioso por brincar al asiento y ver esto fue un deleite para todos nosotros. El único que no estaba listo era Ayrton. No había tenido que esforzarse mucho por haber estado manejando contra Andretti todo el año, pero cuando entró en escena el fresco ‘Finlandés volador’, ansioso por su primera oportunidad y después de haber rodado miles de kilómetros de pruebas, tomó al gran maestro por sorpresa y lo superó al calificar en el tercer lugar detrás de los Williams. Ayrton no era un brasileño feliz y después de la práctica, durante el informe técnico, Mika no podía quitarse la sonrisa burlona de la cara y Ayrton le dijo, furioso: "¿De qué sonríes? ¿Cuántas carreras has ganado? ¿Cuántos campeonatos has ganado? No vas a aguantar la distancia mañana".

En la junta de pilotos a la mañana siguiente, recuerdo a Gerhard Berger felicitando a Mika por sus esfuerzo al calificar: "Bien hecho Mika, disfrútalo, porque mientras vivas nunca jamás volverás a superarlo".

En la carrera, Senna desplazó a Mika inmediatamente en la primera curva, pero después sufrió una falla en el motor, mientras que Hakkinen estaba justo detrás de la estela de Jean Alesi, peleando por el tercer lugar, cuando perdió el control de su MP4/8 entrando a la recta principal. Un error de piloto, pero un debut con McLaren del cual tenía todo el derecho a sentirse orgulloso. Después de la carrera comentó: "Entendí el mensaje por parte de Ayrton, me puso en mi lugar, pero estaba asombrado de ver como podía ser él tan rápido al inicio."

Pero ésta también era una de las características personales de Ayrton, siempre se acercaba a la primera curva como si fuera la línea de meta. Para cuando los otros pilotos se habían acomodado y ajustado su respiración al ritmo de las carreras, Ayrton ya había desaparecido.

Conocí a Mika en Sao Paulo, en el hotel Transamerica, en 1991, cuando corría para Lotus. Había llegado de Londres temprano por la mañana y mi cuarto todavía no estaba listo, así que fui a la alberca y esperé hasta que pudiera registrarme. Sentado junto a la alberca estaba este joven piloto finlandés y yo estaba tomando un café cuando vino hacia mí y se presentó. Pasamos un buen rato platicando y me agradó, no sólo por lo que era, sino también porque era un joven muy abierto y decidido.

Cuando ya era nuestro piloto de pruebas lo invitaron a participar en la carrera preliminar de la Copa Porsche Carrera previa al Gran Premio de Mónaco. Iba a manejar el Porsche 911 y nunca había manejado uno en toda su vida. Si no has manejado un Porsche 911, créeme si te digo que no son los autos más fáciles de conducir; el suyo tampoco era el mejor preparado e iba a competir contra a todos los especialistas en esa categoría que los corrían todos los fines de semana. ¡Puso el auto en la Posición de Privilegio y ganó la carrera! Hizo lo mismo en el Gran Premio húngaro y me dije a mí mismo: "¡Aquí tenemos a un gran piloto!". No podía esperar que tomara el lugar de Michael Andretti.

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