Mi vida en la formula uno (36 page)

BOOK: Mi vida en la formula uno
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Respecto a los fuertes comentarios de Ayrton Senna después del Gran Premio de Bélgica, el equipo no se estaba durmiendo y continuaba trabajando más fuerte que nunca. En la Fórmula Uno los equipos más importantes pueden lograr mejorías muy rápido, pero las cosas no siempre se pueden cambiar de una carrera a otra, especialmente los asuntos referentes al motor, los cuales toman un poco de tiempo. Williams volvió a ganar las tres carreras siguientes: con Mansell en Monza, Patrese en Estoril y Mansell en el nuevo circuito de Cataluña, cerca de Barcelona. ¡Esto demostraba lo correcto que estaba Ayrton!

Para cuando llegamos a las últimas dos carreras, en Japón y Australia, ya habíamos probado toda una serie de componentes nuevos, en Silverstone, que mejoraron el MP4/6 dejándolo irreconocible y estábamos mucho más que complacidos con los resultados.

Para mí todo esto fue muy especial porque se trataba de un verdadero esfuerzo de equipo. McLaren había producido una nariz más larga, lo cual mejoró de forma espectacular la aerodinámica del auto al crear un mejor balance. Honda produjo un motor mucho más poderoso y ligero y Shell sacó una receta de combustible que aumentaba el poder del motor de los V12. El resultado final fue que llegamos a Suzuka con tanta confianza que pudimos planear nuestra propia carrera y descartar la influencia de nuestro archienemigo, Nigel Mansell, el único rival de Senna restante en la pelea por el campeonato.

Durante su periodo en Ferrari los italianos lo apodaron
Il Leone
por su enfoque serio en cuanto a las carreras. Se trataba de todo o nada, bendito sea su corazón, porque así era como manejaba, todo el tiempo con el corazón. ¡Daba la impresión que su cabeza nunca tomaba parte! Por lo mismo era tan predecible que sentíamos que podíamos pronosticar cómo iba a reaccionar ante cualquier situación. Mansell tenía que ganar en Japón si quería montar un asalto serio por el campeonato. Así que esta fue la estrategia de McLaren: Gerhard iba a ser el conejo al salir desde la Posición de Privilegio, con Ayrton justo detrás manejando con sus espejos, deteniendo a Mansell, no dejándolo pasar y permitiendo a Gerhard tomar una ventaja considerable.

Como se esperaba, ¡Mansell se desesperó rápido cuando se encontró atrapado detrás de Senna y vio las señales de sus fosos que mostraban a Berger 12 segundos adelante! En este punto era fácil inducirlo a cometer un error: ¡y lo hizo en la vuelta 10, terminando su carrera en la arena cuando Ayrton le dejó un poco de espacio en la primera curva! Ayrton había visto a Nigel en una nube de polvo en su espejo retrovisor y aunque no estalló en risas, tampoco se sentía exactamente arrepentido. El plan había funcionado:
cero
puntos para Mansell.

Después de eso, Senna comenzó a imponer un récord de vuelta tras otro y cuando llegó al giro 18 era líder de la carrera. Hacia el final de la misma Ron le recordaba por radio que la última parte del plan tenía a Gerhard como el ganador de la carrera en agradecimiento por su papel y su ayuda durante el año en lo que fue el cuarto Campeonato Mundial consecutivo para McLaren, tanto entre los pilotos como los constructores. Al principio Ayrton había respondido en la radio que no había escuchado: "¡Por favor repite, por favor repite!". Era obvio que sólo bromeaba, pero al final contestó: "¡Sí, okey, okey!", y tan sólo 300 metros antes de la bandera a cuadros se apartó de la línea de carrera y frenó fuertemente, para dejar pasar a Gerhard, informándole a todo el mundo que éste era su propio regalo para Berger, ¡mostrando una vez más que Ayrton Senna no daba nada sin recibir algo a cambio! Gerhard no estaba muy contento y tenía razón; decía que así no era como estaba planeado y además se veía vergonzoso para el equipo.

Pero Ayrton no sólo estaba contento al ganar su tercer Campeonato Mundial, sino también con el reciente cambio en el cargo supremo de la FIA al ganar la elección Max Mosley como nuevo presidente. En la conferencia de prensa después de la carrera, Senna aprovechó la oportunidad para atacar a Jean-Marie Balestre y acusarlo de nuevo de manipular el resultado del campeonato de 1989 a favor de Alain Prost. Después admitió que, en 1990, había sacado deliberadamente al Ferrari de Alain de la carrera en Suzuka para ganar su segundo título. Realmente pensé que todo esto era un poco tonto e innecesario, pero si alguien podía guardar un rencor era Ayrton y este episodio sólo le dio a Ron Dennis más dolores de cabeza al tratar de restañar las relaciones con la FIA una vez más.

Mucho se ha comentado acerca de las bromas pesadas intercambiadas entre Ron Dennis, Ayrton Senna y Gerhard Berger durante los años en los que el austriaco manejó para nosotros. Ron siempre había sido un hombre que disfrutaba apostando y frecuentemente le gustaba arreglar algún desacuerdo lanzando una moneda al aire. Incluso durante las negociaciones para el primer contrato de Ayrton Senna, cuando alcanzaron un punto muerto por el último medio millón de dólares, ninguno de los dos quería ceder, aunque Ayrton no podía esperar más para manejar con McLaren y Ron no quería a ningún otro piloto sino a Ayrton para conducir sus autos. Se decidió lanzando una moneda al aire, algo que Ayrton encontró bastante raro, especialmente por tanto dinero.

Cuando Gerhard, quien era un personaje amante de la diversión, se unió al equipo, la temporada de bromas pesadas comenzó en serio, aunque no duró por mucho tiempo ya que tanto Ron como Ayrton, decidieron que contra Gerhard no podían competir. Gerhard era alguien irreal, no tenía límites y simplemente no le importaba. Mientras que las bromas de Ayrton eran ligeras y graciosas, las de Ron eran más sofisticadas, como hacer que el taller de fabricación construyera un estuche a prueba de balas para colocar adentro el portafolio de Ayrton, lo que se hizo durante su visita a la fábrica. Ayrton debía tomar un avión para ir a Brasil, pero su pasaporte estaba adentro del portafolio, así que para que Ron le diera la llave, tenía que aceptar algún tipo de chantaje de su parte, que por lo regular era una aparición como invitado o alguna exigencia de algún patrocinador.

Parte del ritual de Ron, los domingos por la mañana en el circuito cuando llegaba a su casa rodante, era preparar la ropa que se iba a poner en el viaje de regreso a casa, por lo regular un conjunto nuevo de Boss cuidadosamente doblado y colocado en el clóset. Un día, Gerhard se metió y sacó la ropa nueva de Ron y con la ayuda de unas tijeras de cocina le cortó una pierna a los pantalones y una manga a la camisa, dejando a Ron no muy contento de tener que regresar a casa en su uniforme rojo, algo que odiaba hacer.

En otra ocasión, cuando Gerhard fue a visitar el barco de Mansour Ojjeh para almorzar en Mónaco, mientras entraba al barco pensó apoderarse de la canasta de mimbre colocada a la entrada con todos los zapatos Gucci, Ferragamo y Versace de la gente bonita, ¡y lanzarlos al mar! Pero, probablemente, su obra maestra fue aventar el portafolio de Ayrton fuera del helicóptero, mientras se acercaba a la pista de aterrizaje en Monza. Mientras salían del helicóptero, Ayrton estaba buscando frenéticamente su portafolio adentro de la aeronave cuando un viejito llegó corriendo con el estropeado portafolio: "
Signore, il suo maletin e caduto
". Ayrton no estaba nada contento y le gritó a Gerhard: "Esto ya es demasiado, ése era un portafolio de mil dólares", a lo que Gerhard contestó: "Pues es tu culpa, deberías traer un portafolio de 50 libras como el mío y, de cualquier manera, tienes suerte; traté de abrirlo, pero sólo pude abrir un seguro, ¡habías cerrado el otro!".

Sus bromas llegaron al extremo de robar el pasaporte de Ayrton y, con ayuda de Ron, quitar su foto y reemplazarla con una del mismo tamaño de los genitales de un hombre sacada de una revista porno. Estaba muy bien hecho y no te dabas cuenta, a menos que vieras de cerca la foto. Esto le causó a Ayrton una gran vergüenza en el primer control de pasaportes en el que los oficiales tuvieron que revisar el documento y hubo un retraso considerable hasta que se reemplazó la ofensiva fotografía.

Puede que Ron Dennis le haya quitado a Ayrton medio millón de dólares en la firma de su primer contrato al lanzar una moneda, cantidad que, de hecho, era el triple ya que se trataba de un contrato por tres años; pero, al final, Ayrton pudo vencer a Ron en su propio juego al ganarle una apuesta y quedarse con su auto ganador del Gran Premio italiano en Monza en 1990, el McLaren MP4/5B-6 completo con un motor Honda V10 que funcionaba a la perfección.

Capítulo 13
Calma antes de la tormenta

La temporada de 1992 iba a marcar el lento descenso de nuestro equipo. Nos caímos de nuestro propio pedestal al quedar en segundo lugar frente a Williams y, aunque habíamos ganado cinco carreras ese año, algo que para los estándares de cualquier otro equipo hubiera sido una razón para estar orgullosos, no estaba a la altura de McLaren, después de haber ganado tan ampliamente con anterioridad. El motor Honda se había retrasado un poco, así como nuestro chasis, junto con nuestra nueva suspensión. La ‘activa’ de Williams había sido su principal ventaja en 1991. Como siempre, en McLaren tratábamos de superar a nuestros rivales y no solamente emparejarlos, por lo tanto estábamos retrasados pues nuestro sistema era muy sofisticado.

Ayrton, quien había tenido algunos ingenieros de carreras en McLaren, desde Steve Nichols hasta Steve Hallam, —quien se nos unió en 1991 proveniente de Lotus, donde cuidaba el auto de Ayrton—, le pidió a Ron que cambiara a su ingeniero de carreras, ya que por alguna razón no se llevaba bien con James Robinson. Acabábamos de reclutar a un nuevo ingeniero de la Ferrari, Giorgio Ascanelli, quien llegó con altas recomendaciones por parte de Gerhard, ya que había sido su ingeniero alguna vez. Ayrton pronto lo tomó como su propio ingeniero y de esa manera comenzó la relación amor-odio más maravillosa. Ascanelli era un hombre que siempre llamaba a las cosas por su nombre y tenía un enfoque bastante serio hacia su trabajo. Ambos hombres respetaban las habilidades del otro y tenían peleas impresionantes en broma, tanto en el carril de los fosos como en la oficina. Giorgio era una bocanada de aire fresco en McLaren, ya que no le importaba ir en contra de lo establecido y tenía la misma relación con Ron que con Ayrton, pero era muy respetado por todos. Desarrolló la suspensión activa hasta que se prohibió, pero lamentablemente algunos problemas familiares lo obligaron a regresar a Italia donde volvió a unirse a Ferrari.

Entonces comenzamos la temporada de 1992 con una versión ligeramente mejorada de nuestro auto de 1991, pero sabíamos que lo mejor a lo que podíamos aspirar era el tercer lugar, el cual obtuvimos precisamente en las primeras dos carreras en Kyalami y Ciudad de México. Después atacó el pánico: el siguiente Gran Premio era en Brasil y, en teoría, siempre se supone que nuestro nuevo auto iba a ser mejor que el que teníamos. Pero el nuevo MP4/7 no había sido probado debidamente; sin embargo, tuvimos que hacer el esfuerzo de llevarlo a Interlagos, por la única razón de no decepcionar a nuestro campeón en su tierra natal. Por lo tanto, aunque fue muy costoso, enviamos por avión dos MP4/7 a Brasil y tuvimos las dos sesiones de práctica más atareadas que recuerdo. ¡En cierto momento teníamos dos autos descompuestos en el circuito, dos más con los pilotos dando vueltas y el quinto calentando su motor en los fosos! Me encantó, pero no fue realmente la respuesta ya que calificamos en tercero y cuarto. Tuvimos toda clase de problemas con el auto e incluso con el motor.

Además de estos problemas, también estaba rodeado de la burocracia brasileña que me recordaba mis días con Fittipaldi. Debido a la crisis económica en que parecía estar inmerso el país permanentemente, las autoridades de aduana en el aeropuerto nos pedían pagar un extra de 12,000 dólares por ‘impuesto de combustible’, además de la cantidad que pagamos normalmente a través de FOCA. Estaba enfurecido. Aunque el agente local de Shell estaba dispuesto a no causar problemas y pagar ese extra, me rehusé por cuestión de principios, aun cuando la cantidad no iba a empobrecer al imperio de Shell, y esperaba que Ron Dennis y Ayrton Senna me apoyaran. Les sugerí a los oficiales que si no liberaban el combustible, aparecería en televisión nacional y diría que Ayrton Senna no iba a poder participar en el Gran Premio de Brasil, ya que aduana había creado un nuevo impuesto de combustible sólo para el suyo. Estaba arriesgando mi pellejo, ¡pero el truco sirvió y liberaron el combustible!

En la carrera Ayrton comenzó a perder lugares y después de algunas vueltas decidió que no valía la pena continuar. Estaba muy enojado al entrar a los fosos y revolucionó el motor a la potencia máxima tratando de hacerlo explotar, algo que no logró. Después brincó fuera del auto y desapareció del circuito. Estábamos sorprendidos, no sabíamos nada acerca de qué problemas había tenido exactamente, y estábamos bastante molestos por la forma en que se detuvo. Al calor del momento se me acercó un importante periodista brasileño y me preguntó qué había sucedido y como Ayrton no nos había ilustrado al respecto, le dije: "Nada estuvo mal, el auto no fue lo suficientemente rápido y él decidió detenerse". Horas después mis comentarios se transmitieron en la radio local y, cuando Ayrton los escuchó, me habló al circuito: tuve que sostener el teléfono a 30 centímetros de mi oído para no lastimar mis tímpanos, que, de todos modos, no estaban tan bien. Ron Dennis estaba cerca de mí justo en ese momento y cuando le dije que pensaba que acababa de perder a un amigo, me dijo: "Pues se lo merece, por la forma en que se largó como un niño consentido. Todos pensamos lo mismo, pero tu fuiste el que lo dijo".

Al día siguiente, cuando vi a Senna seguía enfadado conmigo. Me señalé el pómulo y le dije: "Okey, pégame, tal vez dije lo incorrecto, pero no nos diste alternativa alguna". Nos estrechamos las manos y no se volvió a mencionar el incidente.

Lo que sucedió fue que el motor se cortaba en altas revoluciones mucho, él intentó cambiar la mezcla de combustible tanto a rica como a ligera, pero seguía cortándose de tiempo en tiempo volviéndolo bastante peligroso de manejar, porque cuando sucedía a mitad de una curva el auto naturalmente cambiaba de dirección. En general, fue un muy mal fin de semana, pues Berger también abandonó después de algunas vueltas y otro doblete para la pareja de Williams, su tercero en las primeras tres carreras.

Mansell volvió a ganar en Barcelona e Imola con otros 1-2 para Williams. ¡Qué contraste con el año anterior, cuando llegamos a Mónaco y ningún otro piloto, excepto Senna, había ganado un Gran Premio! Fue en Mónaco donde Senna vio la bandera a cuadros por primera vez, pero incluso entonces no fue sin un poco de ayuda por parte de Mansell, quien había pinchado un neumático trasero en las vueltas finales permitiéndole así a Senna tomar la delantera y darle a los espectadores la mejor pelea por la bandera jamás vista en Mónaco. Mansell intentó todo para recuperar el liderato, pero Senna lo mantuvo a raya. Fue un final muy entretenido con Ayrton sonriendo de oreja a oreja, por primera vez desde el año anterior en Adelaide.

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