Read Mi vida en la formula uno Online
Authors: Jo Ramírez
Algunos miembros del personal de McLaren involucrados en el proyecto, junto con Ron, conmigo y nuestras esposas, fuimos invitados a la sede de Porsche en Weissach, en enero de 1988, para una cena de despedida y a todos nos dieron un reloj TAG-Heuer de titanio con la inscripción: "Por los buenos tiempos que compartimos". Desde entonces, mi esposa Bea lo usa todos los días.
Dos años antes de 1988 habíamos tenido a dos pilotos, Keke Rosberg y Stefan Johansson, quienes eran más que capaces de ganar un Gran Premio, pero ninguno de los dos pudo añadir una victoria con McLaren a su historial. Yo estaba decepcionado y hasta me preguntaba si había sido McLaren el que había fallado. Para 1988 todavía teníamos al piloto número uno en Alain Prost, y al tipo que todos queríamos que se uniera al equipo, Ayrton Senna. Para Alain no representaba ningún problema tener a Ayrton como su compañero de equipo y lo recibió con los brazos, y la mente, abiertos. Íbamos a tener uno de los mejores motores disponibles y todo lo que necesitábamos era producir un chasis lo suficientemente bueno para enfrentar a los adversarios.
Por tradición, McLaren siempre se tardaba en tener listos los autos nuevos para el comienzo de la temporada. Los medios de comunicación decían que siempre usábamos todo el tiempo disponible en la etapa de diseño, y sólo apretábamos el botón de ‘empezar’ (a construir) hasta el final, para estar seguros de que todo estaba bien hecho. Si el auto era bueno la competencia tendría menos tiempo para copiarnos. Esto parecía funcionar en los ochenta, pero me asustaba mucho.
El auto se debía examinar en la prueba oficial FOCA, en Imola, antes del comienzo de la temporada en Brasil. Después de muchos días muy largos y algunas sesiones de toda la noche, al fin terminamos nuestro MP4/4 y lo mandamos rápidamente a Luton. Fue cargado en el charter a Bolonia conmigo en el asiento de junto, mientras Ron Dennis volaba en su propio Falcon y me esperaba en el aeropuerto de Bolonia. La parte que se volvió memorable de la historia concierne a los ‘camioneros’ y nos ha dado muchas ocasiones de relatarla en alguna cena porque, ¡los camioneros llegaron a Bolonia desde Imola para recoger el auto sin el camión! Al final éste llegó cuando completamos el papeleo y el auto se transportó a Imola. Finalmente terminamos todas las inspecciones iniciales, etcétera, en la madrugada, ¡y nos colapsamos exhaustos en nuestras camas!
El día siguiente era el último de los cinco programados en la prueba y la última oportunidad de rodar antes de que comenzara la nueva temporada. Cuando sacamos el auto del garaje, todos estaban impacientes por ver cómo lucía el carro que iba a ser manejado por los dos mejores pilotos del mundo. Alain fue el primero en salir y mientras los mejores pilotos ya estaban en 1'28" altos, ¡Alain giraba en los 1'28" bajos inmediatamente! Salió del auto, me jaló a un lado y me dijo: "No puedo creer lo que hace este auto, te prometo que lo estoy manejando con una mano, es absolutamente fantástico, sólo espero que Ayrton lo tome con calma, no debemos mostrarle al mundo lo que tenemos!".
Ron Dennis llevó a Ayrton a la esquina del garaje y le explicó lo que había dicho Alain y le pidió a Ayrton que se relajara, ¡teníamos un gran auto! Después de un día de pruebas en el cual todo lo que cambiamos fue la barra antirrolido trasera y Ayrton no pudo resistir hacer 1'27" altos, regresamos a casa muertos de cansancio, pero eufóricos: probablemente acabábamos de construir el mejor auto de Fórmula Uno de todos los tiempos.
De regreso en la fábrica Ron dio su clásico discurso para levantarle la moral a todos los empleados, y después de agradecerle a cada uno su esfuerzos terminó diciendo que, ¡teníamos un paquete capaz de ganar todas las carreras! Todos pensaron que estaba soñando, pero resultó ser cierto, el equipo de ensueño había despegado y de manera lenta, pero segura, nos convertimos en los ‘intocables’.
Después, a Río, donde fue la primera carrera y la primera oportunidad de conocer a todos los familiares y amigos de Ayrton y a una gran parte de sus seguidores. Brasil había tenido grandes campeones, pero Ayrton definitivamente tenía algo más que darle a esos millones que en un corto tiempo habían llegado a idolatrarlo y estábamos a punto de descubrir la razón. Ayrton adoraba Brasil: estaba increíblemente orgulloso de su nacionalidad y se preocupaba muchísimo por sus compatriotas. Uno de sus propósitos en la vida era ayudar a Brasil a dejar huella en el mapa mundial y trabajó implacablemente para este fin, tanto dentro como fuera del auto.
Ayrton puso su MP4/4 en la Posición de Privilegio en su amado Río, pero desafortunadamente ésta le fue de poca utilidad, ya que su palanca de velocidades se atoró en primera velocidad durante la vuelta de calentamiento y el decidió arrastrar el auto a la PP y luego levantó los brazos para retrasar el arranque, lo cual debió darle tiempo de cambiar su auto. Hizo esto y arrancó desde los fosos con el auto de repuesto. De hecho, técnicamente había roto las reglas cuando lo cambió después de la bandera verde, pero era Brasil, él estaba electrizado y teníamos que hacer nuestro mayor esfuerzo. Ron pasó el resto de la carrera en la oficina de los comisarios tratando de detenerlos para que no le pusieran bandera negra a Ayrton, lo cual hicieron en la trigésima vuelta, cuando Ayrton ya estaba en la sexta posición, y esto no lo hizo muy feliz.
Parecía una repetición del Gran Premio de Italia en 1986, donde Prost tuvo un episodio parecido cuando su alternador no funcionó en la parrilla de salida y su auto se negó a arrancar. Le dijimos que se saliera del auto y corriera por el de repuesto, pero tristemente ya habían ondeado la bandera verde. Alain arrancó desde el carril de los fosos y para la vuelta 21 ya estaba en quinta posición, pero le pusieron la bandera negra en la vuelta 26, casi al mismo tiempo que su motor explotó en forma espectacular. Alain estaba furioso e intercambió algunas palabras duras con los comisarios de FIA por haberlo dejado correr duro y tomar riesgos antes de detenerlo. De lo que no se dio cuenta fue que la razón por la cual les tomó tanto tiempo era que Ron y yo estábamos peleando con los oficiales de la carrera para que lo dejaran continuar. La ira de Alain le costó a él y, a McLaren, una multa de 5,000 dólares. Esta vez fue Alain quien ganó la carrera en Brasil y no estaba dispuesto a derramar ninguna lágrima por Ayrton.
En la siguiente carrera, en Imola, monopolizamos la primera fila y terminamos un 1-2 muy cercano en el cual Ayrton ganó por primera vez con un McLaren, lapeando a toda la parrilla. En realidad no lo habíamos pedido, pero era claro que Ayrton y Alain tenían su batalla propia y eso nos preocupaba, por el consumo de combustible en un circuito tan difícil como Imola.
Nuestra primera victoria con McLaren, en Rio de Janeiro, 1984. (sutton-images.com)
Niki Lauda y Alain Prost, una combinación formidable. (sutton-images.com)
Con el ‘Patrón’ en México; "¿Podemos sacarle más kilómetros a ese motor?". (Joan M. Palenski)
Probando en Río con Alain y Keke Rosberg. (Foto Opte oy)
No, no sentíamos que fuera necesario caminar el circuito en esos días. (Joan M. Palenski)
El mayor problema en la F1 -¡demasiadas mujeres, muy poco tiempo!
Senna y Prost en el tiempo en que todavía se hablaban.