Read Border of a Dream: Selected Poems of Antonio Machado (Spanish Edition) Online
Authors: Antonio Machado
1
En el azul la banda
de unos pájaros negros
que chillan, aletean y se posan
en el álamo yerto.
...En el desnudo álamo,
las graves chovas quietas y en silencio,
cual negras, frías notas
escritas en la pauta de febrero.
2
El monte azul, el río, las erectas
varas cobrizas de los finos álamos,
y el blanco del almendro en la colina,
¡oh nieve en flor y mariposa en árbol!
Con el aroma del habar, el viento
corre en la alegre soledad del campo.
3
Una centella blanca
en la nube de plomo culebrea.
¡Los asombrados ojos
del niño, y juntas cejas
—está el salón oscuro—de la madre!...
¡Oh cerrado balcón a la tormenta!
El viento aborrascado y el granizo
en el limpio cristal repiquetean.
4
El iris y el balcón.
Las siete cuerdas
de la lira del sol vibran en sueños.
Un tímpano infantil da siete golpes
—agua y cristal—.
Acacias con jilgueros.
Cigüeñas en las torres.
En la plaza,
lavó la lluvia el mirto polvoriento.
En el amplio rectángulo ¿quién puso
ese grupo de vírgenes risueño,
y arriba ¡hosanna! entre la rota nube,
la palma de oro y el azul sereno?
5
Entre montes de almagre y peñas grises,
el tren devora su raíl de acero.
La hilera de brillantes ventanillas
lleva un doble perfil de camafeo,
tras el cristal de plata, repetido...
¿Quién ha punzado el corazón del tiempo?
6
¿Quién puso, entre las rocas de ceniza,
para la miel del sueño,
esas retamas de oro
y esas azules flores del romero?
La sierra de violeta
y, en el poniente, el azafrán del cielo,
¿quién ha pintado? ¡El abejar, la ermita,
el tajo sobre el río, el sempiterno
rodar del agua entre las hondas peñas,
y el rubio verde de los campos nuevos,
y todo, hasta la tierra blanca y rosa
al pie de los almendros!
7
En el silencio sigue
la lira pitagórica vibrando,
el iris en la luz, la luz que llena
mi estereoscopio vano.
Han cegado mis ojos las cenizas
del fuego heraclitano.
El mundo es, un momento,
transparente, vacío, ciego, alado.
1
In the blue a band
of a few black birds
that shriek, flap their wings, and alight
on a stiff poplar tree.
In the naked grove
the grave jackdaws still and in silence
like cold black notes
written on a February staff.
2
The blue mountain, the river, the erect
coppery staffs of slender aspens
and the white of the almond tree on the hill,
O flowering snow and butterfly on the tree!
With the aroma of bean plants, the wind
runs in the joyful solitude of the fields!
3
A white spark of lightning
wriggles in the leaden cloud like a snake.
The astonished eyes
of the child, and the joined eyebrows
(the room is dark) of the mother!
O balcony closed to the tempest!
The gusty wind and hail
chime on the clean pane.
4
Rainbow and balcony.
The seven strings
of the sun’s lyre vibrate in dreams.
A child’s kettledrum strikes seven times
—water and crystal—.
Finches in acacia trees.
Storks on the towers.
In the plaza
rain has washed the dusty myrtle.
Who put his group of smiling virgins
in the spacious square,
and above—hosanna!—in the broken cloud
a golden palm and the serene blue?
5
Between red ocher mountains and gray cliffs
the train devours its steel rail.
The line of brilliant windows
has a cameo in double profile
seen through the silver pane and repeated.
Who has pierced the heart of time?
6
Who placed between the ashen rocks,
for the honey of dream,
those genistas of gold
and those blue rosemary flowers?
Who painted the violet mountains
and the saffron of the sky in the sunset?
The beehive, the hermitage,
the gorge above the river, the eternal
rolling of water between great boulders,
the blond greenness of the new fields,
and all, even the white pink ground
at the foot of the almond trees!
7
In the silence the Pythagorean harp
goes on vibrating,
the rainbow in the light, the light flooding
my useless stereoscope.
The ashes of Heraclitean fire
have deadened my eyes.
The world is in one moment
transparent, empty, blind, winged.
1
Por la sierra blanca...
La nieve menuda
y el viento de cara.
Por entre los pinos...
con la blanca nieve
se borra el camino.
Recio viento sopla
de Urbión a Moncayo.
¡Páramos de Soria!
2
Ya habrá cigüeñas al sol,
mirando la tarde roja,
entre Moncayo y Urbión.
3
Se abrió la puerta que tiene
gonces en mi corazón,
y otra vez la galería
de mi historia apareció.
Otra vez la plazoleta
de las acacias en flor,
y otra vez la fuente clara
cuenta un romance de amor.
4
Es la parda encina
y el yermo de piedra.
Cuando el sal tramonta,
el río despierta.
¡Oh montes lejanos
de malva y violeta!
En el aire en sombra
sólo el río suena.
¡Luna amoratada
de una tarde vieja,
en un campo frío,
más luna que tierra!
6
¡Cuántas veces me borraste,
tierra de ceniza,
estos limonares verdes
con sombras de tus encinas!
¡Oh campos de Dios,
entre Urbión el de Castilla
y Moncayo el de Aragón!
7
En Córdoba, la serrana,
en Sevilla, marinera
y labradora, que tiene
hinchada, hacia el mar, la vela;
y en el ancho llano
por donde la arena sorbe
la baba del mar amargo,
hacia la fuente del Duero
mi corazón—¡Soria pura!—
se tornaba... ¡Oh, fronteriza
entre la tierra y la luna!
¡Alta paramera
donde carre el Duero niño
tierra donde está su tierra!
8
El río despierta.
En el aire obscuro,
sólo el río suena.
¡Oh canción amarga
del agua en la piedra!
...Hacia el alto Espino
bajo las estrellas.
Sólo suena el río
al fondo del valle,
bajo el alto Espino.
9
En medio del campo,
tiene la ventana abierta
la ermita sin ermitaño.
Un tejadillo verdoso.
Cuatro muros blancos.
Lejos relumbra la piedra
del áspero Guadarrama.
Agua que brilla y no suena.
En el aire claro,
¡los alamillos del soto,
sin hojas, liras de marzo!
10 IRIS DE LA NOCHE
A D. Ramón del Valle-Inclán
Hacia Madrid, una noche,
va el tren par el Guadarrama.
En el cielo, el arco iris
que hacen la luna y el agua.
¡Oh luna de abril, serena,
que empuja las nubes blancas!
La madre lleva a su niño,
dormido, sobre la falda.
Duerme el niño y, todavía,
ve el campo verde que pasa,
y arbolillos soleados,
y mariposas doradas.
La madre, ceño sombrío
entre un ayer y un mañana,
ve unas ascuas mortecinas
y una hornilla con arañas.
Hay un trágico viajero,
que debe ver cosas raras,
y habla solo y, cuando mira,
nos borra con la mirada.
Yo pienso en campos de nieve
y en pinos de otras montañas.
Y tú, Señor, por quien todos
vemos y que ves las almas,
dinos si todos, un día,
hemos de verte la cara.
1
Through the white sierra
very fine snow
and wind in your face.
Between the pines
the white snow
erases the road.
A harsh wind is blowing
from Urbión to Moncayo.
High wasteland of Soria!
2
By now storks must be in the sun,
watching the red afternoon
between Moncayo and Urbión.
3
The door with hinges
in my heart has opened,
and again the gallery
of my history appeared.
Again the tiny plaza
of acacias blossoming,
and again the bright fountain
recounts a love ballad.
4
It is the brown oak
and stone wasteland.
When the sun goes down
the river wakens.
O remote mountains
of mauve and violet!
In the darkening air
only the river sounds.
Lavender moon
of an old afternoon,
in the cold country
more moon than earth!
6
How often you blinded me,
land of ashes,
to these green lemon groves
with your oak shadows!
O fields of God
between Urbión of Castilla
and Moncayo of Aragón!
7
In Córdoba the highlands,
in Sevilla the maritime
and the farmlands
whose sail swells to the sea;
and in the broad flatland
where the sand sucks down
the dribble of a bitter sea,
toward the source of the Duero
my heart floats back.
Pure Soria, O borderland
between earth and moon!
High tableland
where the child Duero runs,
land where her land is!
8
The river awakens
in the dark air.
Only the river sounds.
O bitter song
of water and stone!
Toward high Espino
below the stars.
Only the river sounds
at the bottom of the valley
below high Espino.
9
In the middle of the plain
the hermitage without a hermit
keeps a window open.
A greenish tiled roof
and four white walls.
Far away glints the rock
of harsh Guadarrama.
Water shining but no sound.
In the lucid air
the young poplars leafless
in a grove. Lyres in March!
10 NIGHT RAINBOW
to don Ramón del Valle-Inclán
One night through the Guadarrama mountains
the train winds toward Madrid.
In the sky the rainbow
formed by the moon and water.
O April moon, serene,
driving the white clouds!
The mother holds her boy
sleeping on her lap.
The boy sleeps, and still
sees the green fields go by,
the little sunlit trees
and yellow butterflies.
The mother, her dark frown
between a day ago and a day to come,
sees some dying embers
and an oven with spiders.
There’s a tragic passenger
who must see strange things
and talks to himself, and when he looks up
erases us with his glance.
I think of fields of snow
and pines of other mountains.
And you, Lord, through whom we all
see and who sees our souls,
tell us if one day
we all are to see your face.
1
Junto a la sierra florida,
bulle el ancho mar.
El panal de mis abejas
tiene granitos de sal.
2
Junto al agua negra.
Olor de mar y jazmines.
Noche malagueña.
3
La primavera ha venido.
Nadie sabe cómo la sido.
4
La primavera ha venido.
¡Aleluyas blancas
de los zarzales floridos!
5
¡Luna llena, luna llena,
tan oronda, tan redonda
en esta noche serena
de marzo, panal de luz
que labran blancas abejas!
6
Noche castellana;
la canción se dice,
o, mejor, se calla.
Cuando duerman todos,
saldré a la ventana.
7
Canta, canta en clara ritmo,
el almendro en verde rama
y el doble sauce del río.
Canta de la parda encina
la rama que el hacha corta
y la flor que nadie mira.
De los perales del huerto
la blanca flor, la rosada
flor del melocotonero.
Y este olar
que arranca el viento mojado
a las habares en flor.
8
La fuente y las cuatro
acacias en flor
de la plazoleta.
Ya no quema el sol.
¡Tardecita alegre!
Canta, ruiseñor.
Es la misma hora
de mi corazón.
9
¡Blanca hospedería,
celda de viajero,
con la sombra mía!
10
El acueducto romano
—canta una voz de mi tierra—
y el querer que nos tenemos,
chiquilla, ¡vaya firmeza!
11
A las palabras de amor
les sienta bien su poquito
de exageración.
12
En Santo Domingo,
la misa mayor.
Aunque me decían
hereje y masón,
rezando contigo,
¡cuánta devoción!
13
Hay fiesta en el prado verde
—pífano y tambor—.
Con su cayado florido
y abarcas de oro vino un pastor.
Del monte bajé
sólo por bailar con ella;
al monte me tornaré.
En los árboles del huerto
hay un ruiseñor;
canta de noche y de día,
canta a la luna y al sol.
Ronco de cantar:
al huerto vendrá la niña
y una rosa cortará.
Entre las negras encinas
hay una fuente de piedra,
y un cantarillo de barro
que nunca se llena.
Por el encinar.
con la blanca luna,
ella volverá.
14
Contigo en Valonsadero,
fiesta de San Juan,
mañana en la Pampa,
del otro lado del mar.
Guardamé la fe,
que yo volveré.
Mañana seré pampero,
y se me irá el corazón
a orillas del Alto Duero.
15
Mientras danzáis en corro,
niñas, cantad:
Ya están los prados verdes,
ya vino Abril galán.
A la orilla del río,
por el negro encinar,
sus abarcas de plata
hemos visto brillar.
Ya están los prados verdes,
ya vino Abril galán.