Por ejemplo, ¿estás tolerando algún comportamiento por su parte que no aceptarías de alguien que no te atrajera sexualmente? ¿Has adoptado un rol que «hace aguas» por algún aspecto de tu conducta? ¿Se encuentra tu forma de vestir, de hablar y de moverte alineada con el contenido de tus palabras? ¿Tienes la voz de la clase de persona que intentas parecer? ¿Y su forma de mirar?
No es algo sencillo. En general, la congruencia es muy fácil de perder porque los errores pueden colarse por cualquier rendija de cuanto acompaña a tu persona. Ser congruente también implica no sobreactuar, ya que esto representaría un claro síntoma de que no nos creemos el papel. En general, cualquier cosa que implique exagerar un rasgo más de la cuenta o encontrarse incómodo en ciertas situaciones, puede delatar una falta de congruencia.
HAZ COMO SI LO FUERAS HASTA QUE LO SEAS
La mejor forma de ser congruente es mostrarte como eres.
Ahora bien, si lo que eres no encaja con lo que debe ser un Aven y tú quieres convertirte en uno, hay otra forma de ser congruente.
Mostrarte como quieres ser.
Es decir, hacer como si lo fueras hasta que lo seas. El problema es que, para hacer que esta fórmula mágica funcione, debes ser del todo consecuente con tu deseo. Debes tener la disciplina de reconocer qué va a llevarte a dónde quieres y qué no. Y actuar en consecuencia.
Solo así podrás convencerte de que realmente quieres lo que dices querer y de que no se trata únicamente de palabras vacías. De que hay algo más que hojarasca en tus frases y técnicas. De que, aun cuando hayas sido un Frusco toda tu vida, estás dispuesto a hacer lo necesario para convertirte en un Aven.
Sé que suena un poco místico, pero por alguna razón el principio funciona. Funciona porque, en algunos aspectos de la vida, hay que comportarse como si se creyese en algo para poder creerlo. Y hay que creerlo para poder conseguirlo.
El esquema vendría representado así:
Acción —> Creencia —> Logro
Lo cual podría traducirse como: la acción lleva a la creencia, y la creencia lleva al logro. Por ello, para ser congruente con un papel que aún no encaja a tu persona no basta con fingir dicho papel. Hay que creerse el papel. Y para hacerlo hay que actuar como si dicho papel fuera cierto a todos los niveles
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Esto es así porque la persona a la que más te interesa convencer no se encuentra tan lejos de ti como crees.
AL PRIMERO QUE DEBES CONVENCER ES A TI MISMO
Vas a tener problemas de congruencia, una y otra vez.
A menos que te des pruebas claras de que estás caminando hacia la clase de persona en que te quieres convertir, los tendrás. Algo que, por lo común, implica realizar cambios reales en tu vida o tu persona. Es decir, para ganar congruencia, en la mayoría de los casos no nos quedará más remedio que llevar a cabo algún tipo de desarrollo personal.
¿Por qué?
Porque tu congruencia no va solo destinada a las mujeres. Lo fundamental no es convencerlas a ellas. Es convencerte a ti mismo.
Así que, a partir de ahora, de cada cosa que hagas, pregúntate: ¿va esto a convencerme más o menos de que soy la clase de persona en que me quiero convertir?
CATEGORÍAS FEMENINAS
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Sabemos que las mujeres tienen una tendencia clara a encasillarnos. No conocemos hasta que punto esto es inconsciente o no, pero lo hacen.
De nuevo, seguramente hay una gran explicación evolutiva al respecto. Quizás en el pasado resultaba importante para una mujer saber la clase de hombre que tenía enfrente para poder hacer el mejor uso de él.
Si, por ejemplo, se trataba de un Macho Alfa, demasiado preocupado por engendrar con tantas mujeres como le resultara posible, ¿qué sentido tenía tratar de retenerlo? Hacerlo solo le llevaría a perder su tiempo y a malgastar sus energías, cosas ambas que podría invertir mejor en alguien que no fuera una causa perdida.
Por eso era importante reconocerlo. Con él, simplemente debería preguntarse: ¿quiero sus genes o no? Y, si me apareo con él y luego me deja, ¿podré encontrar a alguien que se haga cargo de mí? ¿Cuento ya con ese alguien?
Asimismo, era vital reconocer a aquellos hombres más propensos a asistirla y a quedarse con ella durante periodos largos. Alguien, quizás, con menos opciones o con menos testosterona podría ser un candidato ideal.
Aunque muy plausible, esto no es más que una teoría para explicar un hecho que todo aquel que tiene experiencia con mujeres conoce de sobra: ellas nos encasillan.
Funcionan, por así decirlo, con categorías fijas de las que resulta difícil escapar. Además, no les gusta que la gente intente hacerse pasar por lo que no es. Si por ejemplo ella te encasilla en una categoría y cree que intentas dar la impresión de que perteneces a otra, vas a tener problemas. Puede, incluso, que te descalifique.
Ahora bien, ¿en qué consisten estas categorías? ¿Y qué rasgos las definen?
A continuación te ofrezco las categorías principales de las que se sirven las mujeres para encasillarnos. En principio, todas ellas poseen cierto atractivo o interés para las mujeres. Más tarde examinaremos algunas de las que no lo hacen.
CATEGORÍA BÁSICA: AMANTE Y PROVEEDOR
Aunque hay muchas subcategorías, esta es la primera división que una mujer se hace cuando te conoce. ¿Eres un amante o un proveedor potencial?
Esto podría traducirse a un lenguaje más común del siguiente modo:
¿Eres material de relación larga y estable o de relación fugaz y pasional? ¿Eres un novio o marido potencial? ¿O eres, por el contrario, alguien con quien tener un lío de una noche o mantener una relación más prolongada pero puramente sexual?
Consciente o inconscientemente, esto es lo primero que una mujer necesita decidir sobre ti. Es importante porque le dirá cómo actuar.
Si te ve como un proveedor, tratará de posponer el sexo, de conocerte y de intentar que te enamores de ella. En otras palabras, de cazarte.
Si, por el contrario, te percibe como un amante potencial, puede que se acueste contigo o no lo haga. Esto dependerá de cuánto se sienta atraída hacia ti y de otros factores que quizá se encuentren fuera de tu control. Pero, si lo hace, tenderá a hacerlo de forma más o menos rápida y a no verte tanto, al menos en principio, como material para una relación.
Por supuesto, esto no es siempre matemático. Hay subcategorías que condicionan estas dos. Además, la mayoría de las chicas no está libre de un poderoso condicionamiento cultural, que se encarga de complicar las cosas más aún.
Pero a un nivel muy profundo e instintivo, esto es lo que ocurre cuando despiertas el interés de una mujer. Y por eso conviene que lo tengas en cuenta.
LA CATEGORÍA DE AMANTE ES POCO FRECUENTE
Nos han educado tratándonos de hacer creer que no existe. Y, solo porque no es frecuente, porque hace falta —por así decirlo— un código de acceso para entrar en ella, muchos lo hemos creído. Al menos, lo hicimos durante nuestra campaña de Frusco.
La razón por la que lo creímos es que la inmensa mayoría de los hombres es considerada, a priori, como proveedor. Es fácil entender por qué. Desde el punto de vista de sus genes, toda mujer necesita uno. Interesa, pues, que haya tantos o casi tantos como mujeres.
Sin embargo, amantes es de esperar que haya muchos menos. Estos constituirán una élite reducida y contarán con un código especial para identificarse como tales.
SUBCATEGORÍAS: DOMINANTE Y SUMISO
Además de caer en la categoría de Amante o Proveedor, uno puede actuar de forma dominante o sumisa. Obviamente, esto puede generar cuatro subcategorías.
Según David DeAngelo, creador de la línea de productos
Double your Dating
, las posibles combinaciones darían lugar al siguiente esquema:
AMANTE Orientado hacia sí mismo | PROVEEDOR Orientado hacia ella | |
DOMINANTE | CHICO MALO (Peligro) AVENTURERO (Diversión) | TRIUNFADOR (Medios) PAPAÍTO (Control) |
SUMISO | SEDUCTOR (Sexo) ARTISTA (Sentimiento) | CHICO CORRIENTE (Lealtad) SUPERCALZONAZOS (Sumisión) |
En principio, la mayoría de los hombres que interesan a una mujer caen en una de esas categorías, o en una combinación de varias de ellas. Para que puedas formarte una ligera idea de en qué consisten, a continuación te ofreceré una breve descripción de cada una de ellas.
EL CHICO MALO (PELIGRO)
Abarca desde el típico macarra de barrio al inconformista transgresivo. Normalmente van de chicos duros y hacen todo lo posible para que se note. Beben, fuman, consumen drogas, se tatúan, conducen temerariamente o buscan peleas. Vamos, cualquiera de las cosas que tu madre no aprobaría. Por eso, a medida que las madres evolucionan y cambian, ellos deben de hacerlo también.
Algunas de estas personas, chapotean en la superficie de este rol, en tanto que otras se zambullen tanto en él que acaban convertidos en auténticos criminales o destrozando sus vidas.
Aunque los chicos malos resultan excitantes para las mujeres, dado lo impredecibles que resultan y la carga de emociones fuertes que su compañía proporciona, convertirse en uno de ellos tiene serias contraindicaciones. Como es lógico, yo solo te recomendaré que juguetees con algunos aspectos del rol, no que eches tu existencia a perder por tomártelo demasiado en serio. Sencillamente, no compensa.
Tipos: Mickey Rourke, Tommy Lee…
EL AVENTURERO (DIVERSIÓN)
El aventurero es un ser sediento de emociones nuevas o intensas. Pero en lugar de buscarlas en lo prohibido, las buscan en el riesgo legal y en la variedad de estímulos que el mundo puede ofrecerles.
Les gustan los deportes de riesgo. Cuando no, son muy dados a investigar, descubrir, explorar y probar cosas distintas. Suelen ser bastante peliculeros cuando hablan y resultan tremendamente divertidos. Además, resultan increíblemente optimistas y aguardan con expectación lo que quiera que puedan encontrarse a la vuelta de la esquina.
A las mujeres les encantan, porque son una fuente de nuevos estímulos y diversión. Inconscientemente, entienden que este tipo de hombres suele buscar más de una mujer, por lo que se lo perdonan mejor que a otros.
Tipos: Indiana Jones, James Bond, Hugh Hefner
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EL SEDUCTOR (SEXO)
Son un género aparte. Casi todo en su vida gira en torno a las mujeres, a las que entienden perfectamente.
Su pasión es servirlas, complacerlas y ser extremadamente atentos y sensibles con ellas. Conocen todos los secretos de lo que las mujeres entienden por «Romántico» y son increíblemente detallistas.
Es como si tuvieran un sexto sentido para todo lo femenino. Como si hubieran nacido para ello.
A las mujeres les encantan, porque nadie las hace sentirse tan únicas, especiales, comprendidas, sexis y deseadas. Eso sí, tampoco son material de relación estable, ya que su fascinación por la mujer los lleva a picar de flor en flor.
Dicho sea de paso, una considerable porción de los Naturales que conozco se encuentran dentro de esta categoría.
Tipo: Johny Deep en
Don Juan de Marco
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EL ARTISTA (SENTIMIENTO)
Los artistas son gente compleja, enigmática y, a la vez, capaz de conmover a la gente. A menudo son introvertidos y se esconden tras un caparazón, si bien la mujer intuye que cuanto se oculta detrás es extremadamente exótico. Puesto que las mujeres están programadas para sentirse atraídas por los retos y por todo aquello que haga vibrar sus emociones, parece que los artistas cuentan con algunas armas a su favor.
El artista es tan complejo que resulta impredecible, por lo que ellas sienten que no pueden descuidarlo. Les proporciona además el reto de comprenderlo, capacidad de la que se siente orgullosa la mujer. Además, es capaz de ahondar en sus sentimientos y de ayudarlas a redescubrirse.
Por desgracia, no todos los artistas tienen una personalidad sana.
Tipos: Kurt Cobain, Michael Jackson…
TRIUNFADOR (MEDIOS)
Son lo que se conoce por «buenos partidos», «solteros de oro», etc., y las mujeres compiten por «cazarlos».
¿Por qué? Porque son la representación andante de la meta última de un inmenso número de mujeres: Estatus y estabilidad. Se trata, pues, de la clase de hombres por los que las mujeres se sienten atraídas de forma más consciente. Esto es así hasta el punto de que existe un libro escrito por un dúo de psicólogas neoyorquinas, Ellen Fein y Sherrie Shneider, que enseña a las mujeres a cómo cazarlos. Se llama
Las reglas del juego
y, si tienes ocasión, te recomiendo encarecidamente que lo leas. Hazlo y entenderás mejor lo que se cuece.
Por lo demás, aunque proveedores, los triunfadores son generalmente dominantes. Se han esforzado mucho por llegar a donde están, y normalmente trasladan su capacidad de liderazgo a sus relaciones personales.
La forma de mostrar que eres uno de ellos es conduciendo un buen coche, viviendo en un barrio pijo, ofreciéndole cenas en restaurantes caros y románticos y ofreciéndole regalos.
El problema de este rol es que resulta un poco caro y, si no eres un auténtico triunfador, te va a salir por un ojo. Además, si la chica se ha leído
Las reglas del juego
, es posible que llegar a tener sexo con ella te lleve más tiempo del que te imaginas.
Tipo: Mario Conde.
EL PAPAÍTO (CONTROL)
Existe una energía especial y típicamente masculina que emana de esta categoría. Muchas mujeres, en especial aquellas más atractivas que están acostumbradas a salirse casi siempre con la suya, se sienten especialmente atraídas hacia los hombres que las tratan como niñas pequeñas, las controlan y les dicen lo que tienen que hacer.
A estas mujeres, obtienen de un papaíto una guía y una sensación de seguridad que no encuentran en otros hombres.
Los papaítos son personas naturalmente dominantes, algunas hasta extremos insanos. Mi recomendación es que te mantengas siempre dentro de los sanos.