Tipo: El personaje de Rodrigo Borgia en Los Borgia.
EL CHICO CORRIENTE (LEALTAD)
El principal problema de los chicos corrientes es que abundan. Por ello, tienden a convertirse un poco en comodines de las chicas. Los eligen como novios aquellas que ya no buscan experiencias especiales y solo quieren una relación segura y sin sobresaltos. O aquellas que las persiguen en otras partes pero no quieren renunciar a alguien que les proporcione un colchón emocional y, a veces, también económico.
Aunque muchos de estos chicos corrientes tienen un pasado más espectacular, la vida los ha ido domando, por lo que acaban aceptando niveles quizá demasiado altos de mediocridad. Las mujeres también los han ido domando, por lo que suelen acabar controlados por ellas. Aun cuando la cosa no empezara así.
Sí eres un chico corriente, no te digo que dejes de serlo, pero sí que hagas cosas para empezar a salirte un poquito del montón. En este sentido, este libro puede hacer maravillas por ti.
Tipo: Antonio Resines en La buena estrella.
EL SUPERCALZONAZOS (SUMISIÓN)
Las mujeres no son tontas después de todo.
Puede que tú y yo, si encontrásemos a alguien que nos lo pusiera todo en bandeja y que nos tratara como reyes, también lo aceptásemos por un tiempo. Esto es lo que el supercalzonazos hace. Sigue a su chica a todas partes diciéndole cosas como: «¿Qué te pasa cariño?», «¿Estás bien?», «¿Puedo hacer algo por ti?» o «¿Hay algo que te haya molestado?» y «Lo siento».
Algunas mujeres, en especial las más dominantes, los aceptan o incluso se casan con ellos. Sin embargo, a la larga ni ellos ni ellas son felices.
Si crees que eres un supercalzonazos, te aconsejo que trates de añadir a tu persona ingredientes de las categorías anteriores. Si además estudias a fondo el libro que tienes entre manos y empiezas a valorarte y respetarte más, solo puedes mejorar. Puede que a corto plazo pierdas la aprobación de algunas mujeres, pero a la larga creo que resultará beneficioso.
HAY OTRAS CATEGORÍAS
Por supuesto, hay más categorías, así como muchas combinaciones posibles entre las que ya has visto. Pero estas son las básicas.
Es decir, las básicas en las que una mujer puede encasillarte si le interesas o atraes de alguna forma. Porque, querido amigo, esto no va a ocurrir siempre. En el apartado siguiente te ofrezco algunas de modelos que rara vez van a alguna parte con las mujeres.
CATEGORÍAS SIN ÉXITO
Te ofrezco solo algunas de las más típicas:
Tampón Emocional
: Te sueles convertir en uno cuando creas un gran Romance con una mujer sin haber demostrado Valor alguno. Ella te solamiguea y te convierte en el vertedero de todas sus penas. Con todo, caer con una o dos TBs en esta categoría puede venirte bien para aprender.
Lista Negra
: Si ella pudiera, te habría Descalificado hace tiempo. Pero, por las razones que sean, no puede. Te odia, desprecia o simplemente le causas repulsión. Es difícil salir de aquí, pero para hacerlo deberás antes romperle completamente los esquemas.
Don Controversia
: Aquí meten a los hombres que discuten por todo. Lejos de parecerles atractivos, ellas saben que discutir es su forma de disfrazar su inseguridad.
Hiperretraído
: Sencillamente, la gente demasiado tímida tiene un problema con las mujeres. Digan lo que digan, el tímido siempre se encuentra a merced de que otros decidan o no tomar la iniciativa. Y ellas, salvo excepciones, no van a hacerlo. Tenlo por seguro.
Pulpo Emocional
: ¿Necesitado? ¿Es realmente difícil quitársete de encima en cuanto se te da un poco de cariño o atención? ¿Sabes que no vas a encontrar a otra que lo haga, por lo que te aferras a ella con todas tus fuerzas? Bien, las mujeres los temen. Y los huelen. Y los huyen.
Megapardillo
: Si no tienes ningún tipo de habilidad para vestirte, comportarte en público o tratar con la gente, ellas van a alejarse de ti tanto como puedan.
Don Lamentos
: Si eres muy negativo y crees que todo te va mal, es hora de que cambies. Pues, aun cuando te vaya mal realmente, es mejor que no se entere nadie. Y menos ellas.
Ligón
: El ligón no es más que un aventurero o Seductor con muy poco Valor. A menudo caes en esta categoría cuando su Radar te detecta. Cuando esto ocurre, tienes varias líneas de acción, que debes emprender todas a la vez: 1. Flirtear abiertamente, actuar más Alfa y demostrar Valor, para pasar a la categoría de Aventurero o Seductor. 2. Usar mucho el humor, para arrancarla del Modo Lógico y relajar sus Defensas. Así podrás cambiar su estado de ánimo provocado por el Factor Fulana y conducirla a un Estado Favorable.
LAS CATEGORÍAS DAN LUGAR A COMPORTAMIENTOS CONTRADICTORIOS
Dejando de lado posibles mitos y exageraciones, es cierto que el comportamiento de la mujer a veces parece contradictorio. Sobro todo en materia de sexo o amor.
Ahora bien, ¿cuál es la causa? En mi opinión lo hacen las propias categorías que utilizan las mujeres.
Por ejemplo, a un nivel instintivo las mujeres saben que los hombres con un alto Valor rara vez están dispuestos a actuar como Proveedores dóciles durante un largo tiempo. A fin de cuentas, estos saben —también a un nivel instintivo— que pueden estar con muchas mujeres, por lo que su propia estrategia reproductiva los lleva a tratar de vincularse a una mujer concreta lo menos posible. Especialmente, antes de haber hecho suficientes «diabluras».
De ahí que, aunque a los genes de la mujer les interese «capturar» a un Hombre Alfa que, a la vez, sea fiel y sumiso, estos saben de sobra que dicho fenómeno no se suele dar en la vida real.
Y todo se origina de ahí. Por ejemplo, una mujer puede querer —y decir que quiere— a alguien sumiso y obediente (aunque no lo expresen con estas palabras). Sin embargo, cuando lo eres, parece que se resientan por ello. Lo hacen hasta el punto de que pueden llegar a buscar algo nuevo en otra parte.
Y ¿por qué ocurre esto? Sencillamente, porque al someterte con demasiada facilidad… ¡les estás demostrando que no eres Alfa!
LOS RASGOS FEMENINOS SON MÁS ENCASILLADOS COMO RELACIÓN LARGA
Hay otra teoría interesante circulando entre los miembros de la comunidad. Según dicha teoría, las mujeres tienden a encasillar más a menudo a los hombres con rasgos femeninos en la categoría de novio, relación estable, etc. Según dicha teoría, es más probable que dichos hombres tengan menos testosterona que aquellos con rasgos más viriles, los cuales resultan mejores candidatos para relaciones relámpago.
Aunque no sé hasta qué punto es cierta dicha teoría, conviene tenerla presente por si acaso. A fin de cuentas, siempre es bueno saber qué efecto podemos causar instintivamente a las mujeres. Dicho conocimiento nos ayudará a tomar decisiones relativas a lo que más nos conviene en cada ocasión.
¿Queremos potenciar nuestros rasgos para aprovecharnos de ellos? ¿Queremos trabajar sobre ellos para cambiarlos?
En principio, de todo se puede sacar partido.
QUIERES EL ORO, NO EL CARBÓN
Piensa que estás en una mina, en la que hay oro y carbón.
Sin embargo, en una parte de ella las concentraciones de oro son muy elevadas y, en la otra, muy escasas. Supongamos que solo tienes una pala y tu esfuerzo. ¿En qué parte de la mina empezarías a excavar?
Pues bien, con las mujeres ocurre exactamente lo mismo. El problema es que, a algunos hombres les ha tocado la parte donde abunda el oro, y a otros aquella en la que predomina el carbón.
Esto, que suena trágico, no lo es por una sencilla razón: podemos hacer algo al respecto. Como el minero con su pala, podemos elegir cambiar y desplazarnos hacia la actitud que nos proporcionará más oro teniendo que respirar menos carbón.
El Aven tiene esta actitud. Quizás también te convenga adoptarla a ti. A menos, claro está, que prefieras el carbón
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En otras palabras, si pudieras elegir, ¿dónde preferirías que te encasillaran? Aunque he sido encasillado de muchas formas, yo personalmente prefiero ser interpretado como amante, ya que si me apetece mantener una relación larga con alguien con quien ya he mantenido un encuentro sexual, lograrlo no me resulta demasiado difícil.
Sin embargo, ten presente que no hay nada simple en esta vida. A veces, aquello que más deseas puede convertirse en una auténtica pesadilla. Porque no es oro todo lo que reluce.
NO ES ORO TODO LO QUE RELUCE
Ten cuidado al decidir lo que quieres. Puede que algunas cosas no sean tan buenas como parecen.
Te lo digo porque yo mismo he mantenido varias relaciones estables, largas y muy enriquecedoras. En este sentido, puedo decir que no estoy en contra de ellas. De lo que estoy en contra es de entrar en una relación de manera casi forzada, porque apenas se cuente con opciones. Esto me ha ocurrido en el pasado, y conozco a muchos hombres que se encuentran en dicha situación.
Pero desengáñate. Una relación puede ser algo maravilloso y aportarte experiencias únicas y valiosas siempre y cuando tú la hayas elegido.
¿Por qué te digo esto?
Para que no interpretes el oro como «amante» o «sexo rápido» y el carbón como «proveedor» o «relación». Aunque en muchos casos es así —y por ello quiero hacerte reflexionar—, en otros no lo es.
Te ofreceré un ejemplo de ello.
Tengo un gran amigo que es increíblemente bueno atrayendo a las mujeres, uno de los mejores que conozco. El problema viene porque estas siempre lo encasillan en la categoría de amante, por lo que casi siempre lo utilizan sexualmente y rara vez se enamoran de él. Para más INRI, resulta que él no es feliz así puesto que lo que más le llena —y cito sus palabras textuales— «es una relación larga, en la que llegue a ganar confianza con otra persona y a compartir una clase de intimidad que simplemente no se da en las relaciones rápidas».
Y, aunque sé que el problema puede resultar cómico para algunos, te aseguro que no lo es en absoluto.
TESTS DE APTITUD
¿Te ha ocurrido alguna vez que una chica te exija, cada vez más, cosas más ridículas para satisfacerla? ¿Has intentado alguna vez complacerla en todo para comprobar con sorpresa que, cuanto más lo hacías, más parecía ella perder interés por ti y ponerse más quisquillosa? ¿Has seguido alguna vez esta dinámica hasta su extremo para comprobar finalmente cuál es su triste desenlace?
¿Tienes idea de qué está pasando aquí?
Para entenderlo quizás debamos llevar a cabo, una vez más, una pequeña regresión.
Regresemos de nuevo 50.000 o 100.000 años atrás y pintémonos de nuevo aquel panorama severo, bárbaro y hostil. Las mujeres se refugiaban en cuevas mientras los hombres salían a enfrentarse con feroces manadas de tigres dientes de sable.
Imagínate ahora que eres una TB y que estás sola…
¿Cómo te sientes? ¿Un poco necesitada de protección, quizás? Si no lo sientes, es que tienes que realizar de nuevo el experimento mental.
Pues, en aquella época, la supervivencia física de una mujer dependía a menudo de contar con un hombre fuerte y valiente a su lado. Alguien capaz de cazar y matar animales salvajes. Alguien capaz de protegerla de tribus hostiles.
Ahora bien, ¿cómo encontrar a ese hombre?
La cosa no era siempre tan fácil. Por ello, aquellas mujeres que desarrollaron sistemas innatos para discriminar a los hombres valientes y fuertes de los débiles y cobardes contaron con una cierta ventaja evolutiva. Es de esperar, pues, que con el tiempo acabaran reemplazando por completo a aquellas que carecían de dicho mecanismo.
Para entender en qué consistían dichos programas innatos solo hay que estudiar el comportamiento de las mujeres de nuestros días, las descendientes directas de aquellas campeonas de la supervivencia.
SI NO HAS SIDO DESCALIFICADO, EL PROCESO DE SELECCIÓN CONTINÚA
Dejemos por un momento la selección natural, que a veces resulta un poco abstracta. Y volvamos, si te parece, a la analogía de la empresa que ofrece un puesto de trabajo codiciado.
Tú eras el responsable de personal, ¿recuerdas?
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Pues bien, supón que ya te has quitado de encima de la mesa todos aquellos currículos de candidatos que parecían poco valiosos para el puesto o que mostraban algún punto dudoso. Como bien recordarás, esto lo hacías cuando hablábamos de la descalificación
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. Y recordarás también que al hacerlo corrías el riesgo de eliminar a algún candidato válido para el puesto pero que, habiendo tantos, dicho riesgo era mucho menor que el de dejar pasar a uno claramente poco apto.
Ahora ya tienes un grupo amplio de «no eliminados». Sin embargo, el grupo sigue siendo muy extenso. Han pasado la primera ronda de eliminatorias, pero quedan muchas más. Y no puedes pasar días y días con cada uno, eso sería poco práctico. De hecho, solo tienes unos minutos para cada entrevista. Así pues, dime: si te mostraran un sistema bastante eficaz de tender trampas a los entrevistados de forma que, si fallasen, rápidamente se viese que —aunque fingían estarlo— realmente no se encuentran preparados para el puesto, ¿adoptarías dicho sistema? ¿No crees que lo harías sin pestañear? Pues eso es precisamente lo que, a lo largo de la evolución de nuestra especie, han ido haciendo las mujeres.
NOS PONEN A PRUEBA
Esencialmente, el objetivo último de dichos mecanismos innatos es ponernos a prueba. Esta es, a fin de cuentas, una gran manera de saber de qué madera está hecho alguien y si se puede confiar en él o no. Pero, sobre todo, de saber si se puede confiar en su fortaleza y habilidad.
A menudo, una mujer te presionará de mil formas aún antes de tener nada serio con ella. La finalidad de dicha presión es, más que otra cosa, saber si hay algo contra lo que presionar. Llevándote al límite pueden saber si marcas fronteras a los demás, si posees entereza de espíritu, si eres íntegro y capaz de plantar cara aún a riesgo de perder algo importante.
Y, aunque no lo creas, saber que posees un Marco sólido, que no vas a aceptar cualquier cosa o que no vas a tragarte su Basura les hace sentirse mejor. Más seguras. Les hace sentir que están frente a un hombre real. Les reafirma en su creencia de que dicho hombre es lo bastante fuerte y seguro de sí mismo para reaccionar de manera adecuada cuando es provocado y de mantenerse firme ante el peligro.