Bajo la dictadura de Franco, la principal función social de las mujeres era la maternidad. Por eso, sus aspiraciones respecto al trabajo, la educación, la actividad social y la emancipación, se consideraban una amenaza para su destino biológico como procreadoras de las futuras generaciones de la patria española. La politización de las mujeres sólo podría darse a través del cumplimiento de un destino femenino común basado en su función reproductora. La sexualidad, la educación y el trabajo de las mujeres se regularon conforme a este destino biológico en tanto que la maternidad se idealizaba y se consideraba un deber a la patria. La ideología franquista exclusivamente como madres de una prole que frenaría la tendencia a la baja de la tasa de natalidad e impediría así la decadencia de España.
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La represión de la dictadura franquista cerró brutalmente el camino de las mujeres hacia la emancipación.
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Las voces femeninas desaparecieron, sus organizaciones se dispersaron y se desautorizó su presencia recién adquirida en la esfera pública. El nuevo régimen defendía la sumisión, la docilidad y la obediencia incuestionable de las mujeres a los principios tradicionales de la domesticidad. Pilar Primo de Rivera, dirigente de la Sección Femenina, única organización oficial de mujeres franquistas, subrayó que el destino absoluto e inevitable de las mujeres era la maternidad, papel al que calificó de “función biológica, cristiana y española”
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.
El nuevo Estado respaldó la idea tradicional de la Iglesia Católica que proclamaba que el deber sagrado de las mujeres era la maternidad y la familia. Los valores fascistas, mezcla de los católicos y los falangistas tradicionales, se infiltraban en el tejido cultural de la sociedad española modelando y perpetuando los roles femeninos tradicionales. El discurso religioso y de género de principios de siglo se recuperó para reforzar un modelo de feminidad en tanto que madres y amas de casa. El nuevo régimen destruyó los principios igualitarios de los años treinta con un código de género que una vez más estaba basado en el concepto de la distinta naturaleza de las mujeres. Además, las características de identidad femenina de abnegación, resignación y sacrificio por los hijos y el esposo que habían definido el régimen de Franco, minaban seriamente los valores recién adquiridos de amor propio, identidad colectiva, creatividad y actividad femenina.
El servicio social obligatorio para todas las mujeres, bajo la dirección de la Sección Femenina, preparaba y adoctrinaba a las mujeres en los cánones de la ideología franquista y los roles tradicionales de género. Aunque en la práctica algunas de las dirigentes de la Sección Femenina rompieron con las normas de la domesticidad al ser solteras y desempeñar actividades fuera del hogar, a las jóvenes se les educaba para que concibieran su identidad y sus expectativas sociales exclusivamente en términos del matrimonio y la maternidad. Si bien se admitía que las mujeres recibieran educación, el sistema transmitía modelos educativos de género que instruían a las chicas en las virtudes de docilidad, sumisión, sacrificio propio y modestia. Los preceptos culturales del régimen de Franco propagaron el concepto de humildad y anularon la identidad colectiva de las mujeres; por su parte, estos códigos de género retrógrados invalidaron lo que las mujeres habían conquistado durante los años de la Guerra Civil.
La actitud claramente hostil hacia toda sugerencia de emancipación femenina, hizo que la condición de las mujeres se viera rebajada inmediatamente. Una vez más, las normas culturales franquistas volvieron a catalogar a las mujeres como ángeles, vírgenes o putas. El ideal femenino del prototipo de mujer excluía toda actividad en el ámbito político, siendo el hogar y la familia los únicos espacios autorizados a las mujeres. El sufragio, los derechos políticos y las conquistas sociales que alcanzaron en la Segunda República fueron denigrados y rechazados sistemáticamente al tiempo que les arrebataban los logros que se habían ganado a pulso. Ya no podían participar en la esfera pública, en el trabajo remunerado, en la política ni en la cultura. En 1939, el Fuero del Trabajo, la legislación laboral más importante del régimen, estipulaba que el nuevo Estado “liberará a las mujeres casadas del taller y la fábrica”
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. El trabajo se volvió a definir como un monopolio masculino, y el lugar de trabajo, un territorio exclusivo de los hombres. Las victorias de los años bélicos se perdieron cuando las mujeres fueron confinadas de nuevo al hogar y la familia.
En el período trágico de la postguerra, muchas mujeres fueron brutalmente reprimidas, encarceladas o ejecutadas a causa de su actuación en la Guerra Civil. Pero, aunque el régimen de Franco cortó el camino hacia la libertad y la emancipación, no consiguió anular completamente la experiencia social de aquellos años. Si bien la represión impidió el desarrollo de la conciencia colectiva, la práctica que adquirieron las mujeres durante la guerra aumentó su capacidad para protestar y crear estrategias de resistencia contra la dictadura.
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La opresión política puso fin a la organización masiva de mujeres antifascistas y a la lucha abierta a favor de la democracia en España, pero no anuló su voluntad democrática ni su propósito de emancipación. A lo largo de las décadas fascistas, muchas mujeres continuaron su lucha política en el exilio forzoso; otras, dentro de España, participaron activamente en el movimiento democrático y clandestino de oposición a Franco.
A pesar de la legislación represiva y el adoctrinamiento sistemático a cargo de la Sección Femenina, muchas españolas se negaron a acatar el modelo franquista de madre sumisa. No hay pruebas que demuestren que las mujeres aceptaran incondicionalmente su destino biológico como madres conforme a las normas del régimen, ni de que se identificaran con las implicaciones ideológicas de las políticas del nuevo estado.
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A pesar de los métodos férreos que la dictadura franquista tenía a su disposición, su discurso y sus políticas legislativas no siempre lograban imponer las prácticas fascistas entre las mujeres españolas.
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Las que participaron en la Guerra Civil nunca perdieron de vista sus derechos y se sirvieron de la experiencia y los conocimientos adquiridos en las duras circunstancias de la guerra para poner en práctica las estrategias de supervivencia durante los años aún más desoladores de la postguerra.
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Bajo el mandato de Franco, la política, la cultura y la economía eran dominios que estaban exclusivamente en manos de los hombres. Durante los años de la dictadura se silenciaron las voces de las mujeres; el régimen fomentó la amnesia histórica respecto a su pasado y a su capacidad para el cambio social. Las nuevas generaciones de españolas, nacidas y educadas bajo la dictadura, no pudieron beneficiarse de la experiencia de sus antecesoras. Durante más de treinta y cinco años fueron educadas en los códigos de género del ideal femenino de la mujer franquista y en la ignorancia de la práctica democrática del pasado. Sin embargo, el historial femenino en la lucha contra el fascismo y la “civilización masculina” no se perdió por completo. A principios de los años setenta, el floreciente movimiento feminista, las activistas de la oposición política a Franco y las historiadoras especializadas en estudios de las mujeres, se las ingeniaron para reconstruir el eslabón perdido y recuperar la visibilidad y el papel de las mujeres en la guerra y la revolución. Descubrir el compromiso de sus antecesoras con la democracia y los derechos de las mujeres moldeó la conciencia de las nuevas generaciones de españolas y las estimuló a encontrar un papel activo en la lucha por la democracia, la libertad y la liberación de las mujeres.
Título original:
Defying male civilization
Editoral: TAURUS
Traductor: Irene Cifuentes de Castro
Colección: Taurus Pensamiento
ISBN: 9788430606122
Generado con: QualityEbook v0.73, Notepad++
notes
Notas a pie de página
1 Digitalización KCL, por motivos varios, esta versión digital no cuenta con la serie de imágenes que se incluyen en la versión física, uno de los cuales es, que esto lo hacemos sólo como propaganda, no más. Mary Nash es catedrática de historia contemporánea de la Universidad de Barcelona. Pionera en los estudios de las mujeres en España, fue presidente fundadora de la Asociación Española de Investigación Histórica de las mujeres. Tiene numerosas publicaciones en España y otros países sobre la historia de las mujeres.
2 Suceso Portales, “Necesitamos una moral para los sexos”, Mujeres Libres, núm. 10, reproducido en Mary Nash, Mujeres Libres, 1936-1939 (Barcelona: Tusquets, 1975).
3 R. Bridenthal y C Konz,
Becoming Visible: Women in European History
(Boston: Ed. Houghton Mifflin, 1977); Gerda Lerner,
The Majority Finds Its Past. Placing Women in History
(Nueva York: Oxford University Press, 1981); K. Offen, R. Roach Pierson y J. Rendall, Writing Women’s History: International Perspectives (Londres: Macmillan, 1991).
4 En relación a este debate, véase “
Politics and culture in Women’s History
”, Feminist Studies, vol. 6, n.º1 (primavera 1980). Para más información sobre los argumentos de este debate, véase Mary Nash, “
Nuevas dimensiones en la historia de la mujer
”, en Nash (ed.) Presencia y Protagonismo: aspectos de la historia de la mujer (Barcelona: Serbal, 1984).
5 C. Dauphin, A. Farge et. al., “Women’s Culture and Women’s Poower: Issues in French Women’s History”, en Offen, Roach y Rendall (eds.), Writing Women’s History, véase también los argumentos de este debate en Journal of Women’s History, vol. 1, nº. 1 (primavera 1989).
6 Gerda Lerner, The Creation of Patriarchy (Nueva York: Oxford University Press, 1986).
7 J. Bennet, “Feminism and History”, Gender and History, vol. 1, nº. 3 (1989) y “Women’s History: a Study in Change and Continuity”, Women’s History Review, vol. 2, n.º 2 (1993). También: B. Hill, “Women’s History: a Study in Change and Continuity or Standing Still?”, Women’s History Review, vol. 2 n.º 1 (1993).
8 Mary Nash, Mujer y movimiento obrero en España, 1931-1939 (Barcelona: Fontamara, 1981).
9 J. Álvarez Junco y M. Pérez Ledesma, “Historia del movimiento obrero ¿Una segunda ruptura?”, Revista de Occidente, núm. 12 (marzo-abril 1991).
10 Mary Nash, “Dos décadas de historia de la mujeres en España: una reconsideración”, Historia Social, n.º 9 (Invierno 1991).
11 Roger Chatier, “De la historia social de la cultura a la historia cultural de lo social”, Historia Social, núm. 17 (otoño de 1993).
12 A. M. Aguado, R. Capel et. al., Textos para la historia de las mujeres en España (Madrid: Cátedra, 1994); capítulo: “Una mirada española”, en Georges Duby y Michelle Perrot, Historia de las mujeres en Occidente, vols. 4 y 5 (Madrid: Taurus, 1993); Mary Nash, Mujer, familia y trabajo en España (1875-1936) (Barcelona: Anthropos, 1983); Mary Nash (ed.), Més enllá del silenci, Historia de les dones a Catalunya (Barcelona: Generalitat de Catalunya, 1988); M. Dolores Ramos, Mujeres e Historia. Reflexiones sobre las experiencias vividas en los espacios públicos y privados (Málaga: Universidad de Málaga, 1993); Geraldine Scanlon, La polémica feminista en la España Contemporánea (1868-1974) (Madrid: Siglo XXI, 1976; 2ª ed., Madrid: Akal, 1986).
13 Miguel Artola, Antiguo Régimen y revolución liberal (Barcelona: Ariel, 1978); Joseph Fontana, Cambio económico y actitudes políticas en la España del siglo XIX (Barcelona: Ariel, 1973) y La crisis del Antiguo Régimen (1808-1833) (Barcelona: Crítica, 1979); Jordi Nadal, El fracaso de la revolución industrial en España (1814-1913) (Barcelona: Ariel, 1975).
14 José M. Jover Zamora, et. al., La Era Isabelina y el Sexenio Democrático. Historia de España de Menéndez Pidal, vol. XXXIV (Madrid: Espasa-Calpe, 1981); Clara E. Lida e Iris M. Zavala, La revolución de 1868. Historia, Pensamiento, Literatura (Nueva York: Las Américas Publishing Co., 1970); M. Victoria López Cordón, La revolución de 1868 y la I República (Madrid: Siglo XXI, 1876) y “La situación de la mujer a finales del Antiguo Régimen”, en Capel (ed.), Mujer y sociedad en España 1700-1975 (Madrid: Dirección General de Juventud y Promoción Socio-cultural, 1982); Concepción Saiz, La Revolución de 68 y la cultura femenina. Apuntes al natural. Un episodio nacional que no escribió Pérez Galdós (Madrid: Librería General de Victoriano Pérez, 1929).
15 José Francos Rodríguez, La mujer y la política españolas (Madrid: Pueyo, 1920), p. 146.
16 Francisco Pi y Margall, La misión de la mujer en la sociedad (Madrid: Rivanedeyra, 1869).
17 Giuliana di Febo, “Orígenes del debate feminista en España. La escuela Krausista y la Institución Libre de Enseñanza (1870-1890)”, Sistema. Revista de Ciencias Sociales, núm. 12, enero de 1976, p. 61.
18 Francisco Pi y Margall, La República de 1873. Apuntes para escribir su historia (Madrid, 1980). Citado en Agustí Colomines I Companys, “Amunt! Amunt! Vida I benestar social a la Barcelona de la segona meitat del segle XIX”, en Afers, núm. 18, 1988-1989, p. 511.