Read Ponga un vasco en su vida Online
Authors: Óscar Terol,Susana Terol,Iñaki Terol,Kike Díaz de Rada
Tags: #Humor
La barriga lateral es plana por delante y carece de culo por detrás. Esta gordura se caracteriza porque las lorzas se despeñan alegremente por los costados y cuelgan libremente por las caderas. Es una barriga que permite una visión lateral bastante decente de la persona, pero, en cuanto se pone de frente, se le adivina la riqueza cárnica en forma de cinturonazo de grasa que se regodea en los costados y dibuja pliegues verticales en la espalda que van a morir a la cadera.
Es una hermosura ésta un tanto de clase media alta, de gente que debe cuidar su imagen, pero que no puede renunciar a los placeres de la vida; los cincuentones de buen ver, los ex deportistas y los ejecutivos que juegan al pádel. También es la favorita de los políticos.
En versión redondita —algo más flácida por el frente— es también la gordura de los homosexuales, los bisex y las locazas que pueden reducir el volumen de su zona frontal mediante una reducción abdominal.
Es una barriga elegante a la par que discreta, muy apropiada tanto para directivos de cajas de ahorros y empresas en general, presentadores de televisión y comerciales de la industria farmacéutica como para peluqueros de señoras, estilistas y decoradores.
La barriga baja es la que crece por debajo del cinturón y da a su poseedor el aspecto de llevar los pantalones directamente colgados de los sobacos. Hace a la persona mucho más baja de lo que es y muchísimo más rechoncha.
Es una barriga extraña, que surge de repente, sin previo aviso. Es una barriga obscena que crece alrededor de los genitales como si fuera una hinchazón de los huevos. De hecho, da una pinta de que te pesan los cataplines una barbaridad, de que eres un «huevazos» de tomo y lomo, un zángano sin remedio. Y de que todo en la vida te importa un pimiento.
Tal vez la impresión sea acertada porque es la barriga que lucen porteros de inmuebles, bedeles de la diputación, funcionarios que hacen fotocopias en la Universidad Pública Vasca, personajes a los que les preocupa más que se les pase el arroz de la paella que el arroz de su vida.
Esos kilitos de más bajo el cinturón son fruto de continuos atracones de legumbres, garbanzos con tocino, alubias con todos sus sacramentos, alimentos que necesitan un potente sistema de aireación para que no provoquen hinchazones dolorosas que sólo pueden ser remediadas con un severo régimen.
Como usted sin duda habrá deducido, la barriga alta es la que surge por encima del cinturón. «Aquí hay gato encerrado —pensará usted—, puesto que las dos últimas barrigas dependen de dónde se coloque uno el cinturón». Pero eso no es así; la barriga alta no permite colocar el cinturón por encima de ella en ninguna circunstancia. Es más, se coloque donde se coloque ese complemento del atuendo, la propia tripa se encarga de llevarlo al bajo vientre para poder mostrar toda su lozanía.
A diferencia del barrigón ya estudiado, la barriga alta va acompañada de unas piernas de alambre, largas como de ave zancuda, y unos brazos tristes, largos y desmembrados. Y un culo inexistente. Por todo ello, en la figura sólo destaca la barriga, pero como de pasada, sin querer destacar de verdad. Es propia de personas altas, soñadoras y quijotescas; despistadillos que la llevan como por casualidad, sin ese orgullo por su barriga que muestran otros. Tal vez sea que no es un requisito de su figura y que la pueden camuflar sin problemas en cuanto se pongan una chaqueta.
Artistas, artesanos, periodistas, libreros y demás gentes improductivas lucen con poco garbo esa tripa. Es un delirio verlos en la playa con el «Meiba».
Dentro de las barrigas compuestas destacamos, asimismo, tres tipos principales: la doble, la triple y la cuádruple. Señalamos también que las barrigas compuestas son la aristocracia del universo de la kupela. Tener una buena panza es síntoma de buena salud tanto física como económica. Aunque tener más de una es un lujo sólo reservado a los más poderosos.
La tripilla doble se forma cuando las barrigas alta y baja deciden unir sus fuerzas y lograr un aspecto diferente. Es entonces cuando la una cae sobre la otra formando un gracioso pliegue horizontal que recuerda un accidente geográfico, como un desfiladero entre montañas. La hendidura es particularmente notoria cuando el individuo está sentado en una silleta de playa con las carnes al sol. Y por caro y llamativo que sea el par de gafas de sol que lleva puestas no hay manera de quitarle los ojos del pliegue tectónico de su tripita ni de dejar de preguntarse: ¿a qué profundidad estará el ombligo?
Esta barriga doble es propia de aquellos a quienes la fortuna ha sonreído desde jóvenes y han hecho habitualmente más de tres comidas al día sin que se les olvidara una ni por asomo, siendo la más importante de ellas una copiosa y abundante merienda.
Esta barriga es la preferida de aquellos que siguen la vocación del padre, siempre que ésta sea una profesión liberal, como abogado, médico, ingeniero, etcétera.
Cuando a la asociación de barrigas mencionadas anteriormente se unen las tetillas en el caso de los hombres o los pechos en el de las mujeres, se produce la llamada barriga triple. Es un encadenamiento que va creando a través del torso un ritmo pendular. Una especie de oleaje de lorzas de elegante y armonioso movimiento y que realizan una auténtica danza del vientre al son de los andares de su dueño; una cascada cárnica que modela sus volúmenes de menos a más: primero, la suave hinchazón de los pechos; más tarde, la importancia de la barriga alta, para acabar con la majestuosidad del barrigón.
Como es lógico, los pezones miran tan hacia abajo que se diría que quieren despeñarse de esas alturas e ir a descansar de tanto vértigo al escondite del ombligo.
Una barriga así no se improvisa, por supuesto. Hay que mimarla durante décadas para que al final el resultado sea el deseado. Es la barriga de los dignatarios, los directores de grandes empresas a punto de jubilación, la gente importante de verdad.
Ahora sí que nos encontrarnos ante la auténtica reina de las barrigas. Ésta es una barriga auténticamente espectacular; recoge todas las maravillas de las anteriores —pliegue tectónico, pezoncillos suicidas, etcétera— y, además, añade una variedad: la papada. Cuando papada, tetillas y barrigas alta y baja se unen en un solo volumen, se produce la expresión de la gordura en toda su intensidad, en su total magnificencia, su máximo nivel de perfección. Es algo así como la
capilla sixtina
del mundo barriguil.
Si hay un libro donde se hable de comida todo el tiempo, ése es la Biblia; sin embargo, nunca se ha hecho un estudio sobre el particular. Por eso hemos querido dedicarle un apartado en este libro. Nos parece interesante a la par que necesario para usted, que ya ha incluido en su vida a su vasco o vasca y a la gastronomía con mayúsculas. Es la aportación científico-gastronómica a esta obra de los estudios vascos, lo que faltaba para terminar de demostrarle que la comida ciertamente es una religión. Y de eso precisamente le vamos a hablar.
No se entiende que se hayan publicado «las recetas del Quijote» y no se hayan editado «las recetas de Jesús», que dio más lecciones de cocina que el hidalgo manchego. Por no mencionar que Jesús y su padre, Dios, fueron dos vascos por antonomasia (se lo demostramos en
Todos nacemos vascos
, página 188); y lo vasco es a la comida como lo brasileño al tanga, con lo cual el mensaje divino está irremediablemente ligado al universo gastronómico… por los siglos de los siglos.
Hace más de dos mil años la gente vivía mucho, ahí tenemos a Abraham que murió con 175; su mujer Sara, con 127; Noé, 950; Matusalén, 969. Qué hermosura. Entonces era normal tener hijos a los 100 años. Vamos que allá las clínicas de Houston no hubieran tenido ningún futuro, las personas tenían una salud de hierro y no había necesidad de tomar soja, complementos de calcio o practicar taichi todos los días. Esto se debía a la alimentación que llevaban. ¿A qué si no? Hoy en día ensalzamos la famosa dieta mediterránea, que a lo más te hace vivir 90 años, 100 y te sacan en el periódico, y nos quedamos tan contentos, cuando no tenemos más que echar la vista atrás para tomar nota; nuestros antepasados conocían el secreto de una alimentación sana y equilibrada.