Nadie es más que nadie (25 page)

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Authors: Miguel Ángel Revilla

Tags: #Biografía, #Política

BOOK: Nadie es más que nadie
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En las últimas elecciones generales, celebradas el 20 de noviembre de 2011, yo encabecé la candidatura del
PRC
al Congreso de los Diputados por Cantabria. Se elegían cinco congresistas. No obtuve tal privilegio por mil cien votos. Pero lo que ocurrió en los días previos a las elecciones merece ser contado. Tuvimos que poner a una persona para atender los cientos de llamadas de Canarias, Sevilla, Madrid, Barcelona… que pedían mi papeleta para votarme. Parece increíble el desconocimiento de la Ley Electoral española. La ley consagra un bipartidismo al que colaboran encantados, sobre todo cuando no hay mayorías absolutas, los partidos nacionalistas. Mucha gente, con razón, no entiende que para elegir al presidente de todos los españoles la circunscripción electoral no sea todo el territorio. Pero así es nuestro sistema.

HASTA LA PRÓXIMA

Todo lo que cuento en este libro son vivencias personales. Cada uno de los lectores tendrá las suyas. Las mías pueden resultar más llamativas por los personajes que he tratado, por las responsabilidades que he tenido y los años que llevo a cuestas. A veces nos dejamos impresionar por figuras que son fruto de atención mediática. Pero créanme que hay pocas personas excepcionales. Todos tenemos claroscuros. Nunca me he considerado ni superior ni inferior a nadie. Detesto a los prepotentes y he podido comprobar cómo, cuando gozas de poder, las espaldas te duelen de palmadas y los oídos de elogios. Luego, cuando el poder desaparece, los «amigos» disminuyen. Pero hasta eso es bueno para discernir el trigo de la paja.

Los cargos y la parafernalia que los rodea son coyunturales. Lo que permanece es la persona. Esto es algo que siempre he tenido presente, de ahí que mi tránsito a la vida «normal» haya sido de lo más placentero.

Ningún expresidente de Cantabria había tenido hasta ahora la gallardía de ocupar el decoroso escaño de diputado de la oposición. Yo lo he hecho y lo considero un honor. Cada día, acudo a las ocho de la mañana a mi minúsculo despacho en el Parlamento para cumplir con mis obligaciones ante los ciudadanos.

Y cuando una puerta se cierra, se abren otras. Escribir este libro no habría sido posible con la responsabilidad que antes tenía, por falta de tiempo y porque no gozaba de la libertad que tengo ahora para emitir juicios sobre temas complicados y sobre algunas personas.

Disfruto de más tiempo con mi familia y he recuperado mi pasión por la pesca, gracias a mi amigo Carlos Chempro, que me lleva de vez en cuando en su barco.

Pero que nadie intuya que tiro la toalla en mi vocación y mi pasión por la política. Y menos en momentos tan complicados. Si mi salud, que tiene altibajos por el dichoso riñón, me respeta, que nadie lo dude: dentro de tres años, ¡vuelvo!

Habrán notado que junto a temas profundos, e incluso dramáticos, aparecen situaciones bastante jocosas. Soy una persona con ciertas dosis de ironía, lo cual me parece muy útil en estos tiempos. Estar cabreado constantemente no conduce a nada.

En mi época de docente, cuando acababa las clases me gustaba resumir en diez minutos lo que había dicho en una hora. Es lo que, como conclusión, quiero hacer brevemente ahora.

La vocación por lo que uno hace es fundamental para que las cosas salgan bien. Sin vocación se puede fingir, pero se nota. Se pueden hilvanar frases correctas, pero aparece enseguida la discordancia entre el discurso y el comportamiento personal, como decía Manuel Llano.

Sin trabajo no se consigue en general nada. La mayoría no somos hijos de papá, ni nos toca la lotería. Pero con esfuerzo se pueden conseguir metas inimaginables. Mi vida es un ejemplo. ¿Cómo ha sido posible que habiendo nacido donde nací, sin ser militante del
PP
, ni del
PSOE
, haya llegado a ser durante ocho años presidente de Cantabria? Con tesón y fe en unos ideales.

Es importantísimo tener una escala de valores y plantearse la felicidad como algo que no tiene que ser necesariamente caro. Hacer algo por los demás es tremendamente gratificante. Sentirse querido es maravilloso. Dejar a los hijos la imagen de unos padres reconocidos como buenas personas es la mejor herencia. Mis padres no me dejaron nada material, me dieron cariño, unos valores y aquellas quinientas pesetas al mes que me permitieron estudiar una carrera. Mi gratitud es inmensa.

La mayor parte de la gente es buena, es normal, con las lógicas debilidades humanas. Detesto a los que humillan a los más débiles y me irrita profundamente que algunos vuelquen sus iras contra los inmigrantes como causantes de los problemas que padecemos. Me duele que no tengamos un mínimo de memoria para recordar lo que hemos sido los españoles durante siglos.

La sociedad española está ávida de ejemplaridad en las conductas de los personajes públicos y de ejemplaridad en el castigo a aquellos que roban cuando se les ha otorgado un poder para hacer justicia.

Y a pesar de todo lo que está cayendo, soy optimista ante el futuro. En 1930 llegó a Estados Unidos, huyendo del incipiente ascenso de los nazis en Alemania, Albert Einstein. Era el momento más duro de la recesión. Publicó en la prensa americana un artículo muy polémico: «La crisis, factor de desarrollo». Lo que venía a decir aquel hombre genial es que las crisis se producen por errores en los planteamientos económicos, y si se detectan y se corrigen vuelve la senda del desarrollo. Ojalá la actual coyuntura nos sirva para abrir los ojos, corregir errores y poner en marcha otro modelo económico.

Modestamente he explicado en este libro por qué ha ocurrido esta profunda recesión y he apuntado posibles soluciones. Hay que volver a la economía real y castigar la economía virtual. Hay que volver a los empresarios y arrinconar a los especuladores. Hay instrumentos para hacerlo. Quizá, más que nunca, el mundo esté necesitado de estadistas de talla.

Este libro recoge las reflexiones de una persona normal, convencida sinceramente de que nadie es más que nadie. La humanidad genera constantemente genios en múltiples materias. Es la hora de que afloren en la política. Personas con pasión por el servicio público, dotadas de sentido común y sin ataduras, que entiendan que la paz interior del deber cumplido y el reconocimiento ciudadano son más gratificantes que la acumulación de riqueza personal.

FOTOS

Mis padres, Ángel Revilla y Rosa Roiz

Recién nacido, en brazos de mi padre

El día de mi primera comunión, merendando chocolate servido por mi madre

Con mis padres

En uno de los primeros actos reivindicativos de la autonomía de Cantabria, celebrado en Torrelavega, al que asistieron 15.000 personas

La reunión-monólogo con José María Aznar y Javier Arenas en 2004

Con las anchoas a bordo

El rey en albarcas

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