Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (12 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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La fecha de los incidentes relatados en el libro se remonta en realidad a una generación anterior a la rebelión macabea, y los propios Macabeos no desempeñan papel alguno.

El libro comienza en las últimas décadas del dominio tolemaico sobre Judea. Tolomeo IV Filometor de Egipto y Antíoco III del imperio seléucida están en guerra. Al final Antíoco será el vencedor, pero el libro se inicia en un estadio en que Tolomeo acaba de lograr una victoria en el sur de Judea (en Rafia, cerca de Gaza), en el 217 aC.

Enardecido por la victoria, Tolomeo entra en Jerusalén y concibe el deseo de penetrar en el santuario del Templo, al que únicamente tiene acceso el sumo sacerdote. (Años más tarde, el general romano Pompeyo entró en el santuario y ese incidente quizá sirviera de inspiración a esta historia.) A diferencia de Pompeyo, Tolomeo IV se ve obstaculizado por la oposición del sumo sacerdote y del pueblo, así como, según la historia, por la intervención divina

Tolomeo IV decide vengarse matando a todos los judíos de Alejandría. Piensa encerrarlos en el hipódromo para que sean pisoteados por quinientos elefantes previamente enloquecidos con vino. Durante tres días consecutivos, su plan es evitado por intervención divina y, finalmente, unos ángeles devuelven los elefantes al ejército egipcio.

De improviso, Tolomeo IV pasa de perseguir a los judíos (como lo hace Asuero en el libro de Ester) a hacerse amigo de ellos y todo acaba en triunfo y felicidad.

En cuanto al 4 Macabeos, escrito hacia la misma época que el 3 Macabeos, se trata esencialmente de un sermón sobre el valor del martirio. El mártir expía los pecados de los demás y logra la bendición eterna en el cielo. El autor utiliza como ejemplos los casos de Eleazar y de la mujer con sus siete hijos, que se describen en 2 Macabeos.

Finalmente, 5 Macabeos es una historia sobria referida al periodo macabeo de principio a fin. Sin embargo, su primera parte se basa en 1 y 2 Macabeos y el resto se inspira en Josefo, de modo que no añade nada a lo conocido por otras fuentes.

5. Mateo

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El Nuevo Testamento

Los libros considerados por los judíos como parte del canon bíblico son treinta y nueve, todos los cuales hemos tratado en el volumen I de este libro.

Para los judíos, el tema central de la Biblia es el pacto o alianza establecidos entre Dios y el pueblo hebreo. La primera mención de la alianza es la promesa de Dios de entregar Canán a los descendientes de Abraham.

Génesis 15.18.
En aquel día hizo Yahvé pacto con Abram
(Abraham),
diciéndole: «A tu descendencia he dado esta tierra desde el rio de Egipto hasta el gran río, el Éufrates...

Tal promesa se repite varias veces en el Génesis, y es evidente que Abraham y sus descendientes han de dar algo a cambio. Según la tradición bíblica ello se realizó mediante la aceptación por parte de los israelitas de la Ley tal como se manifestó en el Monte Sinaí, incluyéndose en los cinco libros primeros de la Biblia. Por tanto, la alianza se menciona de manera específica cuando los israelitas se hallan en el Monte Sinaí.

Éxodo 34.27.
Yahvé dijo a Moisés: «Escribe estas palabras, según las cuales hago alianza contigo y con Israel».

Después de que los israelitas entraran y ocuparan la «Tierra Prometida», la alianza continuó en vigor. Seguirían bajo la concreta protección de Dios, pues era un pueblo «especial» para Él, y su estancia en aquella tierra sería pacífica y segura con tal que cumplieran la Ley y, por tanto, su parte del trato. Cuando Israel se apartó de la Ley, el pueblo recibió el castigo merecido por aquellos que rompen un pacto solemne. Después, cuando el pueblo se arrepintió y volvió a la Ley, quedó perdonado. Este ciclo de apostasía y castigo, arrepentimiento y perdón, es el tema constante del libro de los Jueces (v. cap. I, 7).

A lo largo del relato bíblico de los siglos siguientes al periodo de los jueces, los israelitas quebrantan la alianza en numerosas ocasiones. En realidad, hasta la vuelta del exilio babilonio sólo parece cumplirla una minoría pequeña y a menudo perseguida.

Así, varios de los profetas preexiliares piensan que Dios empieza a cansarse de una alianza que, al parecer, nunca se cumple. El profeta Oseas llama a su tercer hijo Lo-Ammi («no sois mi pueblo»), manifestando que lo ha hecho por indicación de Dios:

Oseas 1.9.
y dijo Yahvé: «Llámalo
Lo-Ammi,
porque vosotros no sois mi pueblo y yo no soy vuestro Dios.

Una vez más, en las visiones escatológicas descritas en el libro de Jeremías, el profeta espera con impaciencia el día glorioso en que Dios empiece de nuevo, por decirlo así, con su pueblo, limpie las manos de todos y borre los antecedentes:

Jeremías 31.31.
He aquí que vienen días —oráculo de Yahvé— en que yo haré alianza con la casa de Israel y la casa de Judá.

Los seguidores de Jesús creyeron al principio que en las enseñanzas de su Maestro se encontraría exactamente esa nueva alianza; un nuevo pacto entre Dios y el hombre que sustituyera al antiguo con Israel, que se remontaba al Sinaí e incluso más allá, a Abraham.

Así, en la Epístola a los Hebreos (escrita, según la tradición, por el apóstol Pablo) se declara esto de manera específica:

Hebreos 8.6. ...
Él
(Jesús)
es mediador de una más excelente alianza, concertada sobre mejores promesas.

El autor pasa entonces a citar palabras de Jeremías para demostrar que se había vaticinado la llegada de esa alianza nueva y mejor.

La palabra «testamento» se emplea en la Biblia como sinónimo de «alianza». Así, el propio Jesús, poco antes de su juicio y condena, dice unas palabras referidas a una nueva alianza de que su muerte será testigo:

Mateo 26.27.
Y tomando un cáliz y dando gracias se lo dio, diciendo: Bebed de él todos,

Mateo 26.28.
que ésta es mi sangre de la alianza...
[1]

(El adjetivo «nuevo» no estaba presente en las versiones primitivas, sino que parece un añadido posterior para dar énfasis al nuevo giro que se da a los acontecimientos con el advenimiento de Jesús. La Revised Standard Versión conserva la palabra más antigua en vez de testamento, omite el adjetivo y dice: «Pues ésta es mi sangre de la alianza», frase que concuerda con la de la Biblia de Jerusalén.)

Las Escrituras judías, que tratan de la antigua alianza, pueden denominarse, por tanto, «Antiguo Testamento». Los libros escritos acerca de Jesús y de sus discípulos se llaman «Nuevo Testamento».

Las versiones cristianas de la Biblia incluyen tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento. Los cristianos consideran que obedecen a la misma inspiración, pero que el Nuevo Testamento representa la coronación y la conclusión suprema del Antiguo. Por otro lado, los judíos sólo reconocen la alianza original, y para ellos el Antiguo Testamento constituye la totalidad de la Biblia.

El Evangelio según San Mateo

El Nuevo Testamento se inicia con cuatro biografías diferentes de Jesús por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, según dice la tradición, por ese orden. Cada una de tales biografías se llama «evangelio», y el segundo se denomina así de manera específica:

Marcos 1.1.
Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.

La palabra inglesa que significa evangelio («gospel») viene del anglosajón «god spell», que significa «buenas noticias». Es decir, el término no se refiere tanto a la biografía de Jesús como al más alto significado de su vida. La historia de Jesús es la del advenimiento del Mesías, la iniciación de la nueva alianza entre Dios y el hombre, la llegada de la salvación; y esto ciertamente debe considerarse como buenas noticias.

La forma griega del término es «evangelos» («traer buenas noticias»), por lo que los cuatro biógrafos de Jesús se llaman «los cuatro evangelistas».

A cada evangelista se le da el título de «santo», término que proviene de latín «sanctus», que significa «sagrado». En el Antiguo Testamento este término se utiliza en el libro de Daniel para designar a aquellos judíos que permanecen fieles a la Ley a pesar de las penurias de la persecución seléucida.

Daniel 7.21. ...
este cuerno
(Antíoco IV)
hacia guerra a los santos y los vencía.

Entre los cristianos esto significa, en parte, que las gentes piadosas y devotas que se mantienen alejadas de toda corrupción, están entregadas a las enseñanzas de Jesús y constituyen el objeto particular del amor de Dios.

Los tres evangelios primeros, los de Mateo, Marcos y Lucas, son muy semejantes (aunque no son en absoluto idénticos). Por ello se llaman «evangelios sinópticos». La palabra «sinóptico» viene de dos términos griegos que significan «con un solo ojo». O sea, que los tres evangelios pueden ponerse uno al lado del otro y leerse simultáneamente de una sola ojeada sin que sus contenidos se desdibujen de manera grave.

Mateo es el primer evangelista del Nuevo Testamento porque, según la tradición primitiva, fue el primero en escribir. Sin embargo, esto lo duda en la actualidad casi todo el mundo. El honor de la primicia suele otorgársele a Marcos, que es el segundo evangelio de la Biblia tal como está ordenada.

Mateo incorpora casi todo lo de Marcos y, además, incluye textos que algunos creen que pertenecen a una colección aún más antigua de sentencias de Jesús. Ese repertorio se ha perdido en la actualidad, y su existencia sólo es inferible de manera indirecta. Normalmente se le designa por Q, del alemán
Quelle,
que significa «fuente».

Hay alguna posibilidad de que Mateo escribiera originalmente en arameo. Al menos, un escritor algo más tardío cita a un autor cristiano del siglo II, Papías, en el sentido de haberse referido a que Mateo compuso su obra en «lengua hebrea». Habría que suponer que con eso aludía al arameo, pues ésa era la lengua común en Judea en la época del Nuevo Testamento (v. cap. I, 15). No hay certeza de que al referirse al evangelio de Mateo, Papías aludiera al que ahora poseemos y llamamos con el nombre de Mateo.

En cualquier caso, si Mateo se escribió originalmente en arameo, se tradujo rápidamente al griego, y el original arameo (si es que existió) se perdió. La Biblia de Jerusalén especula con que la versión aramea de Mateo fuese realmente el evangelio más antiguo (¿podría tratarse de Q?) y la fuente utilizada por Marcos. Mateo se tradujo entonces al griego (nuestra versión actual), y Marcos se empleó como fuente adicional.

Desde luego, Mateo es el único libro del Nuevo Testamento que pudo escribirse originalmente en arameo. Parece bastante seguro que todos los demás libros del Nuevo Testamento se escribieron en griego.

Poco puede decirse en cuanto a la fecha en que se escribió Mateo. Por las referencias a la destrucción del Templo, que se hallan en diversas partes del evangelio, a menudo se sugiere que el libro alcanzó su forma actual poco después del funesto año 70 dC.

Mateo

Pero ¿quién era Mateo? Tal nombre se vincula al primer evangelio por una tradición que parece remontarse a la referencia de Papías, mencionada más arriba, a un evangelio escrito por Mateo.

Mateo es la forma latinizada del griego «Matatías» o, en hebreo, Mattathiah («don de dios»). Es un nombre que se hizo corriente en tiempos del Nuevo Testamento, en parte debida al gran orgullo que los judíos sentían por las hazañas del período macabeo. Desde luego. Matatías es el nombre del padre de Judas Macabeo y heroico iniciador de la rebelión contra los seléucidas (v. cap. 3). Según este evangelio, Mateo también es el nombre de uno de los discípulos elegidos por Jesús.

Mateo 9.9. ...
Jesús... vio a un hombre sentado al telonio, de nombre Mateo, y le dijo: Sígueme.

La tradición cristiana apunta a este Mateo en concreto como autor del evangelio, pero no hay pruebas aparte de dicha tradición.

Resulta incómodo que los evangelios no lleven una declaración inequívoca sobre su autoría a la manera moderna, pero hay varias razones posibles para el anonimato. En la tradición judía, los libros sagrados raramente llevaban noticia del autor real, sino que se atribuían a algún personaje ilustre de la antigüedad. De hecho habría que considerar la fuerza misma de la creencia de que un libro sagrado auténtico era inspirado por Dios y que el autor mundano actuaba únicamente como caja de resonancia y no era acreedor a mérito alguno.

A una escala más mundana, la época de la redacción del evangelio era dura para los cristianos. Los judíos les mostraban una hostilidad marcada, lo mismo que los romanos. Las severas persecuciones del emperador Nerón no estaban muy lejos en el pasado y, después de la rebelión hebrea, los judíos supervivientes estaban realmente resentidos con los cristianos por no haberse sumado a ella. Quizá fuese que el autor de un evangelio prefiriese permanecer en el anonimato por razones de seguridad personal.

Jesucristo

La idea de la llegada del Mesías debió de ser difícil en la era macabea. Judas Macabeo mostraba un heroísmo que fácilmente podía identificarse con la visión del Mesías como rey conquistador. Y cuando murió, dicha visión bien pudo transmitirse a sus primeros sucesores, pues con ellos el Estado judío volvió brevemente a una etapa de gloria como no se había conocido desde los días de Salomón.

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