Guía de la Biblia. Nuevo Testamento (11 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Nuevo Testamento
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A Onías le sucedieron primero un hijo. Simón I, luego otro, Eleazar, y alrededor del 276 aC un hermano, Manasés. Más tarde Onías II, hijo de Simón I, se convirtió en sumo sacerdote en el 250 aC. Quizá fuese con Onías II cuando se realizó en Egipto la traducción griega de la biblia, la Septuaginta.

A Onías II le sucedió su hijo. Simón II, a quien menciona Jesús, hijo de Sirac (v. cap. I, 21), con gran aprobación:

Eclesiástico 50.1.
...Simón, hijo de Onías, sumo sacerdote. En su vida fue restaurada la casa...

Simón II, también llamado Simón el Justo, fue sumo sacerdote más o menos desde el 219 al 196 aC. En esa época fue cuando Antíoco III el Grande arrebató Judea a los tolomeos. Los judíos no participaron en esta guerra y Antíoco III los dejó en paz.

En el 196 aC, el hijo de Simón el Justo, Onías III, ocupó el sumo sacerdocio. También se le describe como santo y piadoso, apegado a las doctrinas conservadoras del judaísmo. A Onías III es a quien se refiere el 2 Macabeos 3.l.

Seleuco

La felicidad de este período quizá sea exagerada por el historiador con el fin de presentar un contrapunto dramático con los horrores que vendrían después. Incluso se habla del monarca seléucida como patrocinador de la liturgia judía:

2 Macabeos 3.3. ...
Seleuco, rey de Asia, concedió de sus propias rentas todas las expensas necesarias para el servicio de los sacrificios.

El Seleuco aquí aludido es Seleuco IV Filopator, hijo mayor de Antíoco el Grande, que le sucedió en el trono en el 187 aC. Su generosidad hacia el Templo parece muy extraña, porque en aquella época la monarquía seléucida estaba prácticamente en bancarrota, La derrota de Antíoco III a manos de Roma, sólo unos pocos años antes, había llevado sobre el país la carga de una indemnización agobiante. Sólo podía pagarse mediante el saqueo de las riquezas atesoradas en los diversos templos. Antíoco III murió en un levantamiento popular cuando se dedicaba a tales saqueos, y su hijo no estaba en posición de dar dinero a templo alguno en un momento en que las circunstancias posiblemente le obligarían a desvalijarlo.

En realidad, el libro llega inmediatamente al punto en que se da efectivamente ese caso.

Simón

Como suele ocurrir, las tribulaciones externas caen sobre un país cuando a ello invitan los problemas internos:

2 Macabeos 3.4. ...
un cierto Simón.... constituido inspector del templo, se enemistó con el sumo sacerdote con motivo de la fiscalización del mercado de la ciudad.
[5]

Durante los días posteriores al Exilio, el sumo sacerdote era a la vez el jefe civil y religioso de Judea, pero esa sana política llegó a su fin en el tiempo de Onías II. Judea todavía estaba bajo el dominio de Egipto, en cuyo trono había un rey fuerte, Tolomeo III Evergetes.

Por alguna razón, Onías II se negó a pagar el impuesto anual que se cargaba sobre el templo. Fue una medida imprudente, que habría conducido a problemas graves si el sobrino de Onías, José, no hubiese intervenido. Convenció a Onías II para que 1e permitiera ir a Egipto, donde logró contentar a Tolomeo III. También consiguió para él el cargo de «inspector del Templo». En otras palabras, las prerrogativas de Onías II quedaban en adelante restringidas a los asuntos religiosos; sus poderes civiles se le concedieron a José.

Ahora había dos líneas de funcionarios sadoqueos en Jerusalén: una religiosa y otra civil. Onías III era de la línea religiosa y Simón (hijo de José) de la civil.

Naturalmente, cuando los poderes formalmente depositados en un solo funcionario son compartidos por dos, se producen continuas disputas sobre la jurisdicción. El hecho de que Onías III y Simón fuesen primos segundos, no hacía menos penosas las rencillas.

En tales pleitos, uno u otro de los litigantes debe apelar a algún poder ajeno. Eso es lo que hizo Simón. Informó al gobernador seléucida del distrito de que el Templo estaba lleno de tesoros que se ocultaban al rey.

Seleuco IV, que tenía mucha necesidad de dinero, envió un delegado llamado Heliodoro a investigar el asunto.

Según narra el libro, el intento de Heliodoro de investigar el Templo quedó desbaratado por una intervención sobrenatural. Sin embargo, si vemos la historia desde un punto de vista cínico, es posible suponer que Onías sobornara a Heliodoro para que «se mantuviera al margen» y que este último concibiera la idea de conseguir el poder para sí mismo, quizá con la ayuda financiera del templo de Jerusalén.

En el 175 aC Heliodoro asesinó a Seleuco IV. Luego hizo cierto intento de proclamarse rey, pero el hermano menor de Seleuco, Antíoco, volvió de la cautividad romana (v. cap. 3 ) y subió al trono con el nombre de Antíoco IV Epifanes.

Jasón, hermano de Onías

Si Antíoco IV sabía (o sospechaba) de cualquier intriga entre el sumo sacerdote y el asesino de su hermano, naturalmente sentiría rencor hacia el primero. En cuanto a Onías III, temería represalias y trataría de pedir ayuda a Egipto, país que Antíoco IV pretendía invadir.

No podía esperarse que Antíoco IV marchara sobre Egipto dejando en la retaguardia un enemigo como Onías III, que tal vez animaría una rebelión judía que podría anular las victorias que él consiguiese en Egipto.

Una vez más, las rivalidades, en el interior de la familia del sumo sacerdote allanaron el camino para la transgresión de las prerrogativas judías. Onías tenía un hermano, Josué, que ansiaba el cargo de sumo sacerdote. Josué no era conservador, sino partidario de la helenización, cosa que mostró adoptando el nombre griego de Jasón.

2 Macabeos 4.7.
... apoderado del reino Antíoco..., Jasón, hermano de Onías comenzó a ambicionar el sumo sacerdocio;

2 Macabeos 4.8.
y ... prometió al rey trescientos setenta talentos de plata, ochenta talentos más de otras rentas.

2 Macabeos 4.9.
y sobre éstos, ciento cincuenta más si le autorizaba para instalar un gimnasio...

El deseo de ser sumo sacerdote no era solamente una cuestión de honor y de prestigio. Quienquiera que fuese sumo sacerdote inspeccionaba las rentas del Templo, que eran considerables, y por tanto (si no era escrupulosamente honrado) disponía de un medio fácil para hacerse rico. Evidentemente, Jasón planeaba enriquecerse con chanchullos, sobre todo si también trató de conseguir lo que hoy llamaríamos la «concesión del gimnasio». La juventud aristocrática de Judea, ansiosa por adoptar el estilo de vida griego pagaría por tal privilegio, y buena parte de ese dinero iría a parar a manos de Jasón.

Para tal fin, Jasón estaba dispuesto a compartir parte del botín con Antíoco IV, pues necesitaba la aprobación del rey para convertirse en sumo sacerdote. Como Antíoco IV necesitaba dinero para su proyectada campaña contra Egipto, llegó a un acuerdo con Jasón.

Antíoco ya podía marchar contra Egipto.

Menelao

Cuando llegó el momento de entregar una parte del pago prometido a Antíoco IV, Jasón envió un emisario:

2 Macabeos 4.23. ...
envió Jasón a Menelao, hermano del antes mencionado Simón, para llevar dinero al rey...

Era un asunto entre hermanos. Pocos años antes, Simón había codiciado el cargo de Onías III, para lo cual había intrigado con Seleuco IV. Ahora, el hermano de Simón ansiaba el puesto de Jasón, hermano de Onías III, conjurándose con Antíoco IV, hermano de Seleuco IV.

El hermano de Simón se llamaba Onías, pero adoptó el nombre griego de Menelao, y en cuanto Jasón cometió la imprudencia de permitirle el acceso a Antíoco, Menelao aprovechó en seguida la oportunidad. Ofreció a Antíoco trescientos talentos más de lo que había convenido Jasón. Lo que venía de maravilla a Antíoco IV, dispuesto a vender el sumo sacerdocio al mejor postor en cualquier momento. Jasón se vio obligado a huir al otro lado del Jordán y Menelao se convirtió en sumo sacerdote.

Dafne

Entretanto, Onías III, considerado por todos los judíos conservadores como el único pontífice legítimo, vivía en régimen casi carcelario en Antioquía. Cuando le llegaron las noticias del descarado robo de Menelao (se decía que éste había utilizado ciertos vasos de oro del Templo para sobornar a los delegados seléucidas), el antiguo sumo sacerdote denunció al usurpador:

2 Macabeos 4.33. ...
Onías, que se hallaba retirado en su lugar de asilo, junto a Dafne, cerca de Antioquía, le reprendió..

Dafne era un suburbio de Antioquía, a unos ocho kilómetros de la ciudad, y sin duda Onías utilizaba un templo griego del que, a ojos helenos, habría sido un sacrilegio sacarle.

Sin embargo, Menelao persuadió al gobernador seléucida del distrito (mediante soborno, quizá) para que indujera a Onías a abandonar el santuario bajo juramento de que se respetaría su seguridad. En cuanto salió del templo, Onías fue asesinado. Eso ocurrió en el 170 aC.

El crimen se convirtió pronto en una
cause célèbre
. Los judíos estuvieron a punto de rebelarse por el asesinato del último sumo sacerdote legítimo. Incluso muchos griegos quedaron horrorizados por el sacrilegio cometido contra su templo. Cuando volvió de sofocar una rebelión en una parte de sus dominios de Asia Menor, Antíoco IV se vio obligado a acallar al populacho ejecutando al militar que había cometido el crimen.

Los eruditos están completamente seguros de que a este Onías III es a quien se refiere el autor del libro de Daniel en el pasaje sobre el Mesías o «el ungido» (v. cap. I, 27); es decir, un sumo sacerdote:

Daniel 9.26.
Después de las sesenta y dos semanas será muerto un ungido...
[6]

Después, Antíoco IV hizo una segunda incursión a Egipto logrando un éxito completo, pero fue rechazado por un ultimátum romano (v. cap. 3). Luego se volvió contra Jerusalén, que había sido escenario de desórdenes entre las facciones de Jasón y Menelao, tomó la ciudad, saqueó el Templo y mató a muchos judíos que resistieron, todo ello con la ayuda y apoyo oficial de Menelao.

Eleazar

El Templo fue profanado y consagrado a Zeus, y el judaísmo quedó fuera de la ley. El autor de 2 Macabeos da detalles, que faltan en 1 Macabeos, relativos al martirio de judíos conservadores que no renunciaron a sus costumbres religiosas ni siquiera bajo tortura.

Como tales historias no se cuentan en el más fidedigno 1 Macabeos, habría que preguntarse si no se trata simplemente de historias atroces elaboradas después de los acontecimientos. Sin embargo la historia de la Alemania nazi nos ha demostrado a todos que las historias de atrocidades son a veces la pura verdad y que en ocasiones están por debajo de los hechos.

En cualquier caso, ya sean estrictamente ciertas o invenciones propagandísticas, las historias se cuentan con detalles espeluznantes como ejemplos edificantes de lealtad a los muertos. Son éstos los primeros relatos de martirio en la tradición judeocristiana, y constituyeron un precedente para las muchas narraciones posteriores que formaron un núcleo importante de la literatura cristiana primitiva.

Ejemplo de esto es el de Eleazar:

2 Macabeos 6.18.
A Eleazar. uno de los primeros doctores
[7]
varón de avanzada edad ... querían forzarle a comer carne de puerco.

2 Macabeos 6.19.
Pero él, prefiriendo una muerte gloriosa..., iba de su propia voluntad al suplicio,

2 Macabeos 6.20.
y la escupía,
[8]
como han de hacer los que tienen valor para rechazar de sí cuanto no es lícito...

Se dice que Eleazar murió en el tormento, aun cuando todo lo intentaron para convencerle de una aceptación nominal del paganismo. Se narra una historia aún más horrenda de la tortura y muerte infligidas a una mujer y a sus siete hijos.

Alcimo

A continuación, la historia pasa a la rebelión de los judíos bajo la dirección de Judas Macabeo. Se repite el mismo relato de 1 Macabeos. aunque parece menos fidedigno, según suele pensarse.

La muerte de los villanos del drama se narra en considerable (aunque imposible) detalle. Así, se dice que Antíoco IV murió tras persistentes dolores por una enfermedad horrorosa, tratando de arrepentirse de sus perversidades para restablecerse e incluso prometiendo hacerse judío.

Menelao fue ejecutado por los propios seléucidas en el reinado de Antíoco V Eupator. No se le dio sepultura, dejando que se pudriera (el destino más terrible a ojos de los judíos de la época).

Cuando Demetrio I Soter se convirtió en rey, le abordó otro representante de la línea sadoquea:

2 Macabeos 14.3.
Cierto Alcimo, que había sido antes sumo sacerdote y que en los tiempos de la confusión se había voluntariamente contaminado...

2 Macabeos 14.4.
se vino al rey Demetrio el año 151
(161 aC)...

Demetrio aceptó a Alcimo por sumo sacerdote y lanzó incursiones sobre Judea, en el curso de una de las cuales tuvo lugar la batalla en que murió Judas Macabeo.

Durante una temporada, Alcimo gobernó en Jerusalén como títere de los seléucidas. Su fin no se cuenta en 2 Macabeos, que concluye con la última victoria de Judas sobre Nicanor. Pero se narra en 1 Macabeos:

1 Macabeos 9.54.
El año 153
(159 aC) ...
ordenó Alcimo derribar el muro del atrio interior del santuario... Comenzó a ejecutarlo...
[9]

1 Macabeos 9.55.
pero le sobrevino un ataque apoplético... Murió Alcimo en medio de grandes tormentos.
[10]

Ese fue el fin de los sadoqueos, si es que Alcimo pertenecía realmente a tal línea. Varios años después, Jonatán, hermano de Judas Macabeo, fue nombrado sumo sacerdote (v. cap. 3), iniciando un nuevo linaje no sadoqueo de origen.

3 Macabeos

Hay otros libros que tratan del período genérico de los macabeos, pero ninguna colectividad importante los ha considerado canónicos y, por tanto, ni siquiera se incluyen en los apócrifos.

El libro de 3 Macabeos, el más conocido de ellos, es una obra de ficción probablemente escrita por un judío alejandrino hacia fines del siglo I dC o incluso después, cuando la férula romana se hacía cada vez más opresiva.

Así como el libro de Ester se escribió en período seléucida para animar a los judíos de la época con relatos de liberaciones milagrosas bajo un opresor anterior, del mismo modo se escribió 3 Macabeos en tiempos romanos con idéntico fin utilizando la misma técnica literaria.

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