Los galacianos (o galos) avanzaron hacia el sur, entraron en Roma y la tomaron en el 390 aC, cuando la ciudad aún era una potencia pequeña y cuando los judíos vegetaban plácidamente bajo los persas. Roma se liberó, pero los galos se asentaron en el rico valle del río Po. Lo que ahora es el norte de Italia llegó a llamarse «Galia Cisalpina» (Galia de «este lado de los Alpes»; «este lado», desde el punto de vista de los romanos).
A medida que los romanos se hacían más fuertes, los galos se debilitaban. En el 295 aC, los romanos infligieron una arrolladora derrota a los galos, y en el 222 aC se habían anexionado toda la región de la Galia Cisalpina, extendiendo su poder hacia los Alpes.
Eso fue lo más notable para aquellos orientales que vigilaban el avance de Roma, pues mientras los romanos rechazaban continuamente a los galos, los reinos macedonios se mostraban incapaces frente a bárbaros de la misma especie.
En el 280 aC, cuando Pirro luchaba contra Roma en Italia, bandas de galos que marchaban hacia el sur hicieron incursiones contra Macedonia, y durante varios años aquel territorio se vio envuelto en un terror y en una anarquía absolutos, lo mismo que el sur de Grecia.
En el 278 aC, los galos llegaron a Asia Menor y asolaron la región. No se les contuvo y derrotó hasta el 235 aC. Entonces se les obligó a asentarse en una región del centro de Asia Menor que se denominó Galacia. Hacia aquella época se habían civilizado y adoptado la cultura griega.
La facilidad con que los romanos habían combatido a los galos no podía menos de notarse y admirarse en el Oriente.
Los romanos también lograron victorias fuera de Italia:
1 Macabeos 8.3.
Cuanto habían hecho
(los romanos)
en España...
Y al tiempo que derrotaban a los galos, libraban la primera guerra larga con Cartago llegando a una conclusión victoriosa. Después de la guerra, Cartago trató de recobrarse estableciendo un nuevo imperio en España, logrando el dominio de la región mediterránea de aquel país por entonces bárbaro y salvaje.
Entonces, en el 219 aC, poco después de la anexión de la Galia Cisalpina por parte de Roma, Cartago estaba preparada para una segunda guerra. Esta vez las fuerzas cartaginesas iban al mando de Aníbal, uno de los más grandes generales de todos los tiempos. Durante dieciséis años los cartagineses lograron mantenerse en Italia, consiguiendo grandes victorias sin sufrir una sola derrota.
Sin embargo. Roma presentó una resistencia obstinada, enviando sus ejércitos a combatir en el exterior mientras Aníbal devastaba su país. En especial, un general romano, Escipión, luchó brillantemente en España, derrotando allí a los cartagineses y llegando a anexionar a Roma el territorio.
Escipión se dirigió entonces a África, a atacar la propia Cartago. Aníbal regresó para enfrentarse con él, y en una batalla final en la ciudad norteafricana de Zama, Escipión y Roma vencieron en el 202 aC.
Prosigue el rápido sumario del avance romano:
1 Macabeos 8.5.
Y que a Filipo y a Perseo, reyes de Macedonia..., los habían derrotado
(los romanos)
en guerra...
Esto se refiere a los acontecimientos producidos después de la batalla decisiva de Zama. De los reinos macedonios, el más próximo a Roma era el de Macedonia (que en la versión King James aparece como Citimso, más propiamente, Kittim; v. cap. I, 1). Macedonia no era la vigorosa potencia imperial que había sido con Filipo II y Alejandro Magno. La emigración de macedonios a las tierras conquistadas al sur y al este, perdedoras de la guerra, y la desolación de las incursiones galas habían reducido su poder. Sin embargo, aún era lo bastante fuerte para mantener su dominio sobre Grecia.
En el 220 aC, Filipo V, rey enérgico y capaz, llegó al trono de Macedonia. Observó a Roma enzarzada en combate mortal con Aníbal y trató de ayudar a éste. Roma jamás se lo perdonó. Una vez derrotado Aníbal, Roma declaró la guerra a Filipo y, en el 197 aC le infligió una derrota decisiva. Macedonia perdió el dominio de Grecia y tuvo que pagar a Roma una elevada indemnización. Durante el resto de su vida, Filipo se apartó cuidadosamente de todos los problemas.
En el 179 aC murió Filipo, sucediéndole su hijo Perseo. Éste preparó una cuidadosa venganza sobre Roma. Pero sus planes fallaron. Sus aliados lo traicionaron y tuvo que enfrentarse en solitario con el ejército romano. Fue derrotado en batalla en el 168 aC, el mismo año en que Antíoco IV profanaba el Templo de Jerusalén. Con aquella derrota llegaba a su fin la monarquía macedónica, y Macedonia quedó dividida en cuatro repúblicas pequeñas.
Si Roma castigaba, también recompensaba:
1 Macabeos 8.6.
Y a Antioco el Grande, rey de Asia... le habían vencido
(los romanos)
1 Macabeos 8.8.
y a ceder la Jonia
[10]
, la Media y la Lidia ...al rey Eumenes.
El Antíoco aquí aludido como «el Grande, rey de Asia», era, desde luego, Antíoco III, cuyas victorias, y derrotas subsiguientes por los romanos, describimos más arriba en este mismo capítulo.
El referido Eumenes es un rey de la región occidental de Asia Menor. En la época en que los judíos estaban en el exilio babilonio, el occidente de Asia Menor formaba un reino gobernado por un pueblo que los griegos llamaban Ludoi, los ludim de la Biblia (v. cap. I, 1), y que nosotros conocemos como Lidia. Alcanzó la cima de su riqueza y prosperidad bajo el rey Creso, que reinó del 560 al 546 aC. En ese último año, Ciro de Persia conquistó Lidia y su nombre desapareció de la historia. Después de los días de Alejandro Magno, su pueblo se helenizó con rapidez. Desapareció la lengua lidia, que fue sustituida por el griego.
En el 283 aC, cuando Asia Menor quedó vagamente anexionada al recién fundado imperio seléucida, cierto virrey macedonio llamado Filetaeros gobernaba la ciudad de Pérgamo. A raíz de la muerte de Seleuco I Nicator logró hacerse independiente de los seléucidas y así se fundó el reino de Pérgamo.
En el 263 aC, a Filetaeros le sucedió en el trono su sobrino, Eumenes I. Poco después de su coronación, derrotó a Antíoco I, el segundo monarca seléucida, confirmando la independencia de Pérgamo. En ese momento los galos causaban estragos en Asia Menor, de modo que la independencia era un beneficio dudoso.
A Eumenes I le sucedió su sobrino, Atalo I, en el 241 aC; en el 235 aC logró una derrota decisiva sobre los galos. Aquello acabó con la amenaza gala y aumentó enormemente el prestigio de Pérgamo. El reino prosperó bajo un gobierno ilustrado que impulsó el saber hasta el punto de que la Biblioteca de Pérgamo sólo iba a la zaga de la de Alejandría en dimensiones y excelencia. (De hecho, los celosos tolomeos se negaron a exportar papiro a Pérgamo, privándole así del material para copiar libros. Los de Pérgamo inventaron un método —más permanente, pero también más caro— para tratar pieles de animales con ese fin, lo que nos dio el «pergamino», palabra derivada de «Pérgamo».)
Atalo I murió en el 197 aC, convirtiéndose en rey su hijo Eumenes II. Ése es el Eumenes del 1 Macabeos 8.8.
Eumenes II se encontró frente a Antíoco III en la época de los éxitos mayores de ese monarca, y durante un tiempo pareció que Antíoco volvería a tomar toda Asia Menor. Eumenes II apeló a Roma, que acababa de vencer a Filipo V de Macedonia.
Roma respondió y, tras derrotar a Antíoco III (con el ejército de Eumenes luchando junto a las legiones romanas), cedió sus conquistas de Asia Menor a Pérgamo, que alcanzaba así la cima de su poder.
El autor de 1 Macabeos enumera Lidia, Media y Jonia
[11]
como territorios cedidos a Pérgamo. Pero en esto se deja llevar por el entusiasmo. Desde luego, Lidia, que comprendía la mitad occidental de Asia Menor, formó parte del reino de Pérgamo tras la muerte de Antíoco. En realidad. Lidia casi renació en Pérgamo, pero sus habitantes hablaban griego.
Jonia
[12]
y Media no se dieron, sin embargo, a Pérgamo. Estaban demasiado al este, y ni siquiera Roma podía cederlas a nadie. No obstante, como consecuencia directa de la derrota de Antíoco, Jonia,
[13]
Media y otras zonas orientales del imperio seléucida lograron la independencia permanente. Si Pérgamo no se hizo con ellas, el imperio seléucida las perdió.
Y finalmente:
1 Macabeos 8.9.
Los griegos quisieron ir contra ellos
(contra los romanos
) y aniquilarlos...
1 Macabeos 8.10.
enviaron
(los romanos)
contra ellos
(contra los griegos)
un general que los combatió, cayendo de los griegos muchos, siendo llevados cautivos...
Decir que los griegos «quisieron ir contra ellos y aniquilarlos» es dar demasiado mérito a los pobres griegos. En aquel tiempo no estaban en posición de aniquilar a nadie salvo a sí mismos, pero el autor de 1 Macabeos vivía en una época en que los judíos eran intensamente antigriegos, y ello se refleja en sus versículos.
En realidad, el delito de los griegos fue que algunas de sus ciudades (unidas en lo que se llamó «Liga aquea»), no mostraron, a ojos de los romanos, la diligencia suficiente para apoyar a los romanos contra Perseo de Macedonia. En aquella época, a los griegos les resultaba imposible resistir el poderío de Roma, y para ésta, el atacar a la Liga aquea era como quitar el sonajero a un niño pequeño. Un millar de griegos notables fueron llevados al exilio romano en el 168 aC.
Las conquistas de Roma, su lealtad para con sus aliados , su forma de gobierno republicana y sus virtudes cívicas se describen con una especie de exageración lírica. Sin duda parecía haber cierta justificación para que los judíos confiaran en Roma en esa época.
Su defensa de Pérgamo contra los seléucidas y el fortalecimiento del mismo reino a expensas de éstos, fue muy impresionante. Con toda seguridad, si Judea establecía una alianza con Roma, podría obtener unos beneficios semejantes. (Desde luego Roma ayudaba a sus aliados por razones propias, y al final acabó absorbiéndolos a todos, amigos y enemigos por igual, pero el autor de 1 Macabeos no tenía la ventaja de nuestra visión retrospectiva.)
El autor describe al emisario enviado por Judas a Roma y el tratado de alianza establecido con ésta, pero es posible preguntarse si tal alianza se llevó efectivamente a cabo. Tal vez las fuerzas de Judas se limitaran a divulgarla como una especie de «guerra de nervios» contra los seléucidas, que tenían muchas razones para temer el nombre mismo de Roma.
Si la alianza fue simplemente un arma propagandística, fracasó; y si fue auténtica, resultó letra muerta. Demetrio volvió a avanzar contra los rebeldes y Roma no hizo nada para ayudar a Judas.
1 Macabeos 9.1.
Cuando Demetrio supo que Nicanor y su ejército habían caído en la batalla, volvió a enviar por segunda vez a Báquides con Alcimo a tierra de Judá, a la cabeza del ala derecha de su ejército.
1 Macabeos 9.3.
En el mes primero del año 152
(160 aC.)
asentaron un campo enfrente de Jerusalén.
Las fuerzas de Judas habían sufrido numerosas bajas en la batalla contra Nicanor, y frente a un ejército de refresco de seléucidas y colaboracionistas, muchos espíritus flaquearon. Se produjeron deserciones en masa y Judas se quedó sólo con ochocientos hombres.
Lo más sensato era retirarse, pero si lo hacía se quedaría sin ejército. Una batalla encarnizada y una mente inspirada sería lo mejor, a la larga. Ese fue el camino que escogió. En la batalla que siguió, la pequeña partida de rebeldes luchó desesperadamente, pero el enorme peso del enemigo era insuperable y fueron prácticamente aniquilados.
Judas Macabeo murió con los demás en el 160 aC, siete años después de que su padre tocara el clarín de la revuelta.
Con la muerte de Judas, los seléucidas fueron, de momento, los vencedores, y Judea quedaba ahora enteramente en manos de los judíos proseléucidas:
1 Macabeos 9.23.
Muerto Judas, cobraron ánimo los apóstatas en todo el territorio de Israel y levantaron cabeza los obradores de la iniquidad.
1 Macabeos 9.25.
Escogió entonces Báquides hombres impíos y los estableció por señores de la tierra.
1. Macabeos 9.26.
Buscaban éstos insistentemente el paradero de los amigos de Judas y los llevaban a Báquides, que los castigaba y escarnecía
Sin embargo, la derrota no fue absoluta. Demetrio había aprendido del error de Antíoco, y no se resucitaron las leyes contra el judaísmo; el Templo no fue profanado de nuevo. La rebelión había sido un fracaso político, pero parecía ser un triunfo religioso.
¿Lo fue? ¿No sería que, allí donde la fuerza había fracasado, podría triunfar la asimilación gradual bajo la guía de un colaboracionista convertido en sumo sacerdote?
Pero Judea no tendría oportunidad de comprobarlo. Dos hijos de Matatías habían muerto, caídos en guerra contra los seléucidas. Quedaban Juan, el mayor, Simón, el segundo, y Jonatán, el quinto y más joven.
Fue a Jonatán, que ya había mostrado dotes de mando, a quien se volvieron los rebeldes supervivientes en los días oscuros que siguieron a la muerte de Judas, cuando el general seléucida Báquides dominaba el país mediante su marioneta, el sumo sacerdote Alcimo.
1 Macabeos 9.28.
Reuniéronse entonces todos los amigos de Judas y dijeron a Jonatán:
1 Macabeos 9.30.
Pero hoy te elegimos en su lugar para que seas nuestro jefe y capitán...
1 Macabeos 9.31.
Aceptó Jonatán el mando y ocupó ... el puesto de Judas, su hermano.
Sin embargo, las armas de los rebeldes eran débiles para la época. Apenas podían levantar cabeza contra el poderoso Báquides sin recibir ayuda. Juan, el hermano mayor, fue enviado ante los árabes nabateanos a solicitar tal ayuda, pero éstos lo asesinaron a traición en el 159 aC. Ya sólo quedaban Jonatán v Simón.
Luchando con desesperación, llevaron a su partida rebelde a la seguridad de la otra orilla del Jordán, al desierto de la Transjordania:
1 Macabeos 9.48.
Salvaron Jonatán y los suyos el Jordán, pasando a nado a la ribera opuesta...
1 Macabeos 9.49.
[14]
...
Vuelto éste
(Báquides)
a Jerusalén,