Peluche (26 page)

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Authors: Juan Ernesto Artuñedo

BOOK: Peluche
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—¿Y?

—Pues que Pablo seguía mirando a Sergio

—¿Y a Sergio le gustaba?

—Sergio miraba más a Saturnino

—Ah, que Pablo iba con Satur

—Sí, perdona, que no te lo había dicho

—Entonces Satur tampoco salía por el ambiente

—Tampoco

—Ah, pensaba que

—Pues acabamos los cuatro en la cama

—¡Atención! —dice el presentador— ¡La cueva oscura abre sus puertas!

—¡Presioso!, ¿tú no vas a entrar! —le grita uno

—¡Yo tengo apartamento en Benidorm todo el año!

—¡Pues invítame!

—¡Te he dicho antes que contigo ni a la esquina, pero bueno, ¿tú te has visto en el espejo, anoréxico?, dime tú qué hago yo con tus huesos, ¿un xilófono!

Reímos. La gente entra poco a poco. En parejas y solos. Satur y Pablo siguen hablando.

—...y como te decía —sigue Isma—, al día siguiente nos volvimos a ver

—Pero ¿tú le gustabas a Pablo?

—¿La noche de la cama?

—Sí

—Sólo hicimos sexo

—¿Otro cigarro?

—Vale, pero coge del mío

Fumamos tabaco negro.

—¿Y al día siguiente? —pregunto

—Quedamos para cenar

—¿Quiénes ibais?

—Pablo, Satur, Sergio y yo, y dos amigos nuestros

—¿Y?

—Nos lo pasamos de puta madre. Satur llevaba maría

—Pero no fuma

—Ahora no

—¿Y?

—Toda la noche de risas, bares, copas, discotecas. Acabamos viendo la salida del sol en la playa

—¿Todos?

—Pablo y yo

—Qué bonito

—Sí

—¿Y Sergio?

—Con Satur y los demás

—Pero ¿Pablo no estaba por él?

—Sí

—¿Y?

—Sergio es mi mejor amigo

—Porque a Sergio también le gustaba Pablo

—Bueno, ya te contaré

—¿No vais a entrar? —nos pregunta Pablo

Termino la cerveza de un trago y la dejo sobre la mesa. Pego una calada al cigarro. Me levanto. Entramos al cuarto. No veo nada. Vamos tocando la pared y entre nosotros. Poco a poco se va viendo algo. El pasadizo lleva a una sala. Apenas se distinguen las sombras de los que aguardan parados. Nos separamos. Miro de reojo a Saturnino. Intento seguir sus pasos. Desaparece por un lado. Me acerco a la pared. Tropiezo con un señor. Me mira. Le pido perdón en voz bajita. Me pide que se la chupe. Camino. Me acostumbro a la oscuridad. Entro por un pasillo. Se oyen murmullos. Sigo. Despacio. Oigo un ruido en el suelo. Muevo el pie. Suena a lata. Me agacho. La cojo. Es una lata. La dejo en su sitio y me levanto. Tropiezo con algo blandito. Golpeo de nuevo. Una barriga. Me coloca las manos sobre los hombros. Me arrodillo. Frota mi cara en su paquete. Bajo la cremallera. Se la chupo. Se corre dentro. Me levanto. Acaricio su barriga. Se abre la camisa y me mete dentro. Su pelo en mis mejillas y en mi cuello. Me da la teta. Chupo. Me abraza fuerte.

—¿Te gusta? —me pregunta

—¿Saturnino?

—Servidor

—No te había conocido

—No importa

—Perdona

—Tranquilo

Apoya mi cabeza en su brazo. Me balancea. Despacio. Nos volvemos a abrazar. Me relajo. Alguien se acerca por detrás. Nos abraza. Noto su barriga en mi espalda. Me giro. Es Pablo. Nos movemos. Despacio. Su respiración en mi cuello. Me baja el pantalón. Mete la mano por dentro. Introduce un dedo en mi agujero. Mis calzoncillos caen hasta las rodillas. Sigo abrazado a Saturnino. Mi pene clavado en la parte inferior de su barriga. Pablo me abre las piernas. Noto el frío de su hebilla en el muslo izquierdo. Me penetra. Duele. Muerdo la teta. Satur me aprieta la cabeza contra su pecho. Pablo empuja. Fuerte. Giro la cara y cojo aire. Abrazo a Satur. Me duele el glande. Golpea. Se corre. Noto el líquido caliente. Pablo respira. Se tranquiliza. Nos vestimos. Salimos de la cueva oscura. Ismael no está. Me ofrecen un porro. Fumo. Pablo viene de la barra con tres cervezas. Bebo.

—¿Se ha ido Ismael? —pregunto

—Está dentro —me dice Satur

Pablo en silencio. Hago lo mismo. Bebo y fumo. En la pista bailan.
Revolución
de Chucho. Me levanto y bailo. No sé bien lo que me pasa pero algo me pasa. Me dejo llevar por la música. Lo veo más claro. Ismael sale del cuarto con Pluto. Se dirigen a la barra. Apuntan algo en un papel. Isma se lo lleva a Saturnino. Se sienta con él. Hablan. Pluto saca el frasco de miel de su camisa y se lo da a Jose. El presentador anuncia por el micrófono el ganador del viaje a Ibiza. Lo canjea por el billete y viene a bailar a la pista. Me mira. Le saludo. Me guiña un ojo. Sigo bailando. Le paso la cerveza. Bebe. Me la devuelve.

—Enhorabuena —le digo

—Gracias

—¿Ya tienes acompañante?

—Creo que sí

—Que os vaya bien

—Eso espero

—¿Quieres más?

—Vale

—Pues eso, que lo paséis bien

—¿Entras?

—¿Dónde?

—Dentro

Entramos. Me coge de la mano. No miro a la mesa. Le sigo. Parece que sabe dónde va. Llegamos a una sala pequeña. Me apoyo en la pared. Se coloca delante de mí. Nos miramos. Me acaricia la cara. Hago lo mismo. Nos besamos. Flipo. Apoya su barriga en la mía. Paso las manos por su cintura. Su barba acaricia mi perilla. Bajo las manos hasta su culo. Me abraza. Le meto la lengua en la boca. La muerde y la chupa con delicadeza. Paramos para respirar. Me tiemblan las piernas. Si me suelta voy a tierra. Volvemos a besarnos. Oigo pasos. Cierro los ojos. Pasa por detrás de Pluto. Para. Sigue caminando. Abro los ojos. Veo su silueta al otro lado de la sala. Me centro en lo mío. Me come la oreja. Mis manos por debajo de su camisa en sus tetas. Las suyas dentro de mis piratas. Me desabrocha. Masturba. Despacio. Abro y como tetas. Se separa. Camina bajándose los pantalones. Se coloca a cuatro patas sobre un pequeño podium en el centro de la sala. Me acerco. Chupa polla. Mis manos en su cabeza. Qué bien lo hace. Despacio. Cómo me gusta. El señor de la pared se masturba. Cierro los ojos. Hasta dentro. Le subo la camisa por la espalda. Acaricio pelo. El señor se acerca. Permanece quieto con la polla dura. Apenas se le ve el glande por debajo de su enorme barriga. Pluto le masturba con la mano. El señor se desabrocha la camisa y le acaricia la espalda peluda. Baja la mano. Le frota los huevos. Se lubrica la polla y la mete entre las dos grandes nalgas de Pluto. La saca de mi boca. Respira. Le duele. Noto el impulso del señor en el cuerpo de Pluto. Meto una pierna. Otra. Me siento en el podium. Debajo de Pluto. Se deja caer. Me aplasta. Aguanto. Me abraza. Levanto las piernas hasta apoyarlas en su espalda. Pluto se echa hacia delante y me penetra de una estocada. Sólo duele al entrar. Se levanta. Apoya las manos por encima de mis hombros. Se deja llevar por los golpes que le dan por detrás. Me abre en canal. Su barriga sudada deslizándose en la mía y masturbándome. El señor para. Me quiero correr ya. Descansamos. Cojo aire. Me relajo. Pluto se vuelve a dejar caer sobre mí. Noto la presión en el pecho. El señor también se apoya. Dejarme respirar. Hago un esfuerzo. Me duelen las piernas. Las bajo. Pluto sube las rodillas y deja que las cierre. Se sienta a horcajadas sobre mi cintura sin apoyar todo el peso de su cuerpo. El señor coge mi pene y lo introduce en el culo de Pluto. Entra como agua bendita. Pluto me abraza. El señor le aprieta el culo hacia abajo y mi polla entra hasta los huevos. Me sube las piernas. Noto un gran bulto entre nalga y nalga. No puede ser su polla. Bajo la mano. Le cojo el puño. Es su polla. Respiro. Me tranquilizo. La mete. Si digo que duele es poco. No me abro, me parto en dos. Pluto se sigue moviendo. Apenas me la siento. El señor se mueve dentro de mi cuerpo inerte. Al final noto sus huevos. Me alegro. Mi cuerpo cobra vida. Mi mente consciente de la entrada y salida, del placer por doble vía. No lo soporto más y me corro. El señor sigue empujando. Pluto lanza el semen hasta mi cara. El señor me aporrea con violencia y la saca. Se masturba. El chorro en la espalda de Pluto. Gotea en mis huevos. Respiramos. El calor impregna toda la sala.

—¿Alguien lleva un cigarro? —nos pregunta el señor con voz grave

Miro al suelo. Cojo los pantalones y saco tres cigarros. Desnudos. Mi cuerpo destrozado. Fumamos tranquilidad. Entran dos chicos en la sala. Nos ven. Se van. Reímos. Nos entra sed. Nos vestimos, aseo, salimos. Miro la mesa. No están. Recorro el bar con la mirada. Satur con Isma en la barra. Pablo en la pista con un par de chicos bailando. Nos acercamos. Les saludo con la mano. Me saludan y siguen hablando.

—Tres cervezas frías —el señor a Jose—. No encuentro el tabaco, lo debo haber perdido en el cuarto

Pluto saca el paquete y nos ofrece. Tenemos la cara roja. Paga el señor. Bebemos con sed.

—Mi nombre es Javier —nos dice

Nos presentamos con un pico.

—Tú eres el del viaje a Ibiza, ¿no?—le pregunta a Pluto

—El mismo

—¿Ya tienes con quién ir?

—Creo que sí

—Entonces no insistiré

—Puede intentarlo

—Gracias, tutéame, por favor

—Puedes

—¿Eres tú el afortunado? —me pregunta Javier

—Tampoco

—Vaya, no tenemos suerte

—¡Lucas! —me gritan

Me giro. Es Isma.

—Nosotros nos vamos ya —me dice

—¿Ya?

—Cinco minutos

—Acabo la cerveza y voy

—¿Qué prisa tienes? —me pregunta Javier

—He venido con ellos

—Entonces no les hagas esperar...

Pluto me mira. Está guapísimo. Miro a Saturnino. Coge mi mochila. Agarro la cerveza con las dos manos.

—...que ya se sabe que...—continúa Javier

—¿Te vas? —me pregunta Pluto con la mirada

—No sé qué hacer —le contesto sin palabras

—...un amigo de verdad es aquel que da y no le importa...

—Vente a Ibiza conmigo —sin hablar

—Joder —sin hablar

—Vente, por favor

—...amor también tiene que darse todo aunque es importante guardar un mínimo de libertad interior para que no te falte el aire...

—No puedo

—¿Qué te lo impide?

—He de seguir mi camino

—¿Y yo no estoy en él?

—...una pareja unida empieza por uno mismo, por respetarse, por ser fiel a tus principios...

—No

—¿No te gusto?

—Muchísimo

—¿Entonces?

—Tengo miedo

—¿A qué?

—A sufrir

—...cuidado con esto último que os he dicho porque podéis acabar solos en esta vida, uf, que cerveza más fría, antes tenía calor y ahora con esto me voy a fastidiar las cuerdas vocales

Acabamos de escuchar a Javier.

—Pues vete —me dice Pluto con palabras

—Lo siento

—Espera

—¿Qué?

—Que te vea bien

—¿Por?

—No quiero olvidarte

—Adiós, gracias por todo a los dos —les digo

—A ti parece que no te afecta lo más mínimo —me dice Javier

—¿El qué? —pregunto

—Que te quieran

Dejo el botellín de cerveza en la barra. A medias. Me despido con un nudo en la garganta.

—¿Nos vamos? —pregunto a Satur

Salimos los cuatro. Antes que se cierre la puerta del bar miro hacia atrás. Javier y Pluto se están besando. Caminamos. Saturnino y Pablo delante. Detrás Isma y yo.

—¿Quieres que te lleve la mochila? —me pregunta Isma

—Gracias, no pesa mucho

—Satur me ha dicho que eres de Castellón

—Sí

—¿Y qué te parece Madrid?

—Bien, al principio te pierdes entre tanta gente, cuando vuelves es como si encontraras un espacio, un sitio, como si un rinconcito de ciudad te perteneciera

—Qué bonito

—Aunque la verdad es que he visto poca cosa, el Prado, Museo de Cera...

—Está a veinte minutos de aquí

—Joder, lo de las distancias cómo cambia, en veinte minutos te cruzas Castellón de punta a punta, bueno, caminando rápido

—Aquí coges el metro

—¿Está abierto ahora?

—Cierran a las dos, ahora o pillas un taxi o hasta las seis de la mañana te mueres de asco

—¿Vivís por aquí?

—A diez minutos

—Nos queda un buen trozo

—Enseguida llegamos

—¿Quieres?

—Vale

Fumamos. Satur y Pablo continúan hablando de trabajo.

—...hasta los huevos —le dice Pablo

—¿Por qué no le enviaste a la mierda? —pregunta Satur

—No creas que me faltó mucho, pero el alquiler del piso

—No te será difícil encontrar otro curro

—Ya, pero ¿a ti te parece...

—¿Vivís juntos? —le pregunto a Isma

—Eso ya me lo has preguntado

—Perdona, es verdad, lleváis tres años

—Alquilados

—Son caros los pisos en Madrid, ¿no?

—Ni te lo imaginas

—¿Trabajáis los dos?

—Sí

—¿Llegáis bien a fin de mes?

—Por ahora sí

—¿Por ahora?

—¿No has oído lo que decía Pablo?

—Sí, que se lo quiere dejar

—Ya veremos qué pasa

—¿Y tú, qué haces?

—Soy técnico de sonido

—¿Tienes un estudio de grabación?

—Todavía no, de momento un pequeño equipo. Sonorizo a grupos de música, de teatro

—¿Da para comer?

—Como todo, si te mueves y curras mucho

—Ya queda poco, ¿no?

—Dame la mochila

—Gracias, ha sido un día tan largo

—Aguántame el cigarro

—Toma

—Vamos, que estos no esperan

Llegamos al portal del piso de Isma y Pablo. Entramos. Subimos hasta el sexto. Callados. Pablo abre la puerta. Ismael deja la mochila en el pasillo y cierra. Dan la luz. Pasamos a una pequeña salita. Hacemos sitio y nos sentamos.

—¿Qué queréis? —nos Pregunta Pablo

Satur e Isma gin-tonic. Yo cerveza. Sale del cuarto. Isma conecta la televisión y cambia de canal hasta llegar a un video musical. Baja el volumen. Deja el mando. Un par de lámparas iluminan las paredes color ocre. Intento relajarme. Saturnino con los pies sobre la mesita. Ismael abre el cajón de debajo del televisor y saca una cajita.

—¿Os apetece? —nos pregunta

Es marihuana. Moja un cigarro con la lengua. Quita la boquilla con cuidado y estira el hilo de papel. Coge tabaco y lo extiende en su mano. Un poco de maría encima. Remueve con los dedos. Saca un papel de fumar, mira la pega y tapa la mezcla. Gira las manos. Echa el resto moviendo los dedos en su palma. Lía el porro. Pablo entra en la salita con una bandeja. Se ha quitado la camisa y lleva puesto un delantal de cocina. Rojo. Con dibujos. Se sienta a mi izquierda. Le miro de reojo. Una teta le sale fuera. En la bandeja tres vasos de tubo con hielo, limón, tónicas, una botella de ginebra, dos cervezas de bote y una jarra fría de cristal. Cacahuetes para picar. Nos servimos. Saturnino baja los pies de la mesa. Ismael enciende el porro. Brindamos. Bebemos. Está fresca. Pego otro trago.

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