Lo que no te mata te hace más fuerte (68 page)

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Authors: David Lagercrantz

Tags: #Novela, #Policial

BOOK: Lo que no te mata te hace más fuerte
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Nada había concluido. Lo único que había hecho Lisbeth era herir a la presa. Y eso, por supuesto, no era suficiente. Ni mucho menos. Concentrada y con los labios apretados, desvió los ojos hacia la mesa que tenía ante sí. Sobre ella, un paquete de tabaco y el número de
Millennium
aún sin abrir. Cogió la revista. La volvió a dejar en su sitio. Luego la tomó de nuevo y leyó el largo reportaje de Mikael. Al llegar a la última línea se quedó mirando un rato la nueva foto que él había puesto junto a su nombre. Acto seguido, se levantó de forma brusca y entró en el cuarto de baño para maquillarse. Se puso una ceñida camiseta negra y su chupa de cuero y se echó a la calle.

Empezó a tiritar de frío. Qué locura salir con tan poca ropa en una noche de diciembre como ésa. Pero no le preocupó demasiado y, decidida, se dirigió con pasos apresurados hacia Mariatorget. Al llegar a la plaza enfiló Swedenborgsgatan y entró en el restaurante Süd, donde se instaló en la barra para beber, alternadamente, whisky y cerveza. Como varios de los clientes que había allí eran gente del mundo de la cultura y del periodismo, no resultó sorprendente que muchos la reconocieran y que se convirtiese de inmediato en objeto de una serie de conversaciones y miradas. El guitarrista Johan Norberg, que en sus artículos para la revista
Vi
se había dado a conocer como un columnista que reparaba en pequeños pero significativos detalles, pensó que Lisbeth no bebía como si disfrutara de ello sino más bien como si fuera un trabajo que alguien tenía que hacer.

Había una enorme determinación en sus movimientos, por lo que nadie se atrevió a acercarse a ella. Una mujer llamada Regine Richter, que se dedicaba a la terapia cognitivo-conductual y que se hallaba sentada a una mesa situada más al fondo del local, llegó incluso a preguntarse si Lisbeth Salander se habría fijado en una sola cara de los allí presentes. Al menos, Regine no era capaz de recordar ni una única ocasión en la que Lisbeth hubiera observado el local o mostrado el menor interés por algo de su interior. El camarero, Steffe Mild, supuso que se estaba preparando para alguna operación o intervención.

A las 21.15 horas pagó su cuenta en efectivo y salió a la calle sin pronunciar una palabra o realizar ningún gesto de despedida. Un hombre de mediana edad, un tal Kenneth Höök, que, bien mirado, no estaba especialmente sobrio ni era —si había que fiarse de sus exmujeres y de la práctica totalidad de sus amigos— muy de fiar, la vio cruzar Mariatorget «como si se dirigiera a un duelo».

A pesar del frío, Mikael Blomkvist caminaba hacia su casa con pasos lentos, inmerso en sombríos pensamientos, aunque una leve sonrisa se perfiló en sus labios cuando al pasar frente al Bishops Arms se cruzó con sus viejos y habituales clientes:

—¡Al final no estabas tan acabado!, ¿eh? —vociferó Arne o comoquiera que se llamara.

—¡No, tal vez no tanto! —respondió Mikael. Y por un instante contempló la posibilidad de tomar una última cerveza en el pub y charlar un poco con Amir.

Pero se sintió demasiado desanimado para hacerlo. Quería estar solo, así que continuó andando hacia su portal. Mientras subía por la escalera, una vaga sensación de inquietud se apoderó de él, era posible que como consecuencia de todo lo que había vivido los últimos días. Intentó deshacerse de ella. Pero no se le iba, y más bien se le incrementó cuando se dio cuenta de que una bombilla se había fundido en el rellano de la planta superior.

Allí reinaba la oscuridad más absoluta, así que ralentizó los pasos al tiempo que se percataba de algo, un movimiento, creía. Acto seguido, percibió un brillo, un tenue destello de luz, como de un teléfono, y vagamente, como si se tratara de un fantasma, intuyó la silueta de una delgada figura y una mirada oscura pero resplandeciente.

—¿Hay alguien ahí? —preguntó asustado.

Y entonces la vio.

¡Lisbeth! Y aunque al principio se le iluminó la cara al verla y abrió los brazos en un ademán de abrazarla, el alivio no fue tan grande como imaginaba.

Lisbeth parecía cabreada. Tenía los ojos pintados de negro y el cuerpo en tensión, como preparado para el ataque.

—¿Estás enfadada? —quiso saber Mikael.

—Mucho.

—¿Por qué, amiga?

Lisbeth dio un paso al frente y mostró una cara de una brillante palidez. Por un instante, Mikael pensó en su herida de bala.

—Porque vengo a visitarte y no estás en casa —le respondió. Y entonces Mikael se acercó a ella.

—Sí, eso es bastante imperdonable, ¿verdad? —respondió.

—Yo creo que sí.

—¿Y si te invito a entrar?

—Pues supongo que tendré que aceptarlo.

—Entonces, bienvenida —dijo Mikael. Y por primera vez en mucho tiempo se le dibujó una amplia sonrisa en el rostro. Fuera, una estrella fugaz cruzó el cielo nocturno.

Agradecimientos

Muchas gracias a mi agente, Magdalena Hedlund, al padre y al hermano de Stieg Larsson, Erland y Joakim Larsson, a mis editoras Eva Gedin y Susanna Romanus, al redactor Ingemar Karlsson, y a Linda Altrov Berg y a Catherine Mörk, de la Norstedts Agency.

Gracias también a David Jacoby, investigador de seguridad de Kaspersky Lab, y a Andreas Strömbergsson, catedrático de matemáticas de la Universidad de Uppsala, así como a Fredrik Laurin, director de la sección de investigación del informativo radiofónico «Ekot», a Mikael Lagström, de VP services de Outpost24, a los escritores Daniel Goldberg y Linus Larsson, y a Menachem Harari.

Y, por supuesto, a mi Anne.

Notas

[1]
Försvarets radioanstalt: Oficina de radiocomunicaciones del Ministerio de Defensa sueco. (
N. de los t.
)
<<

[2]
Siglas de Remote Administration Tool, herramienta de control remoto. (
N. de los t.
)
<<

[3]
Un
black hat hacker
es un pirata informático que viola la seguridad de algún sistema o de la propia red por maldad o en beneficio personal. Irrumpe en redes teóricamente seguras para destruir, modificar o robar datos, o incluso inutilizar el sistema. Dentro de la industria de seguridad también se le conoce como
cracker
. (
N. de los t.
)
<<

[4]
En los primeros números de los cómics editados en Suecia, Fantomas se llamaba Dragos (
N. de los t.
)
<<

Table of Contents

Lo que no te mata te hace más fuerte

Mapa de Estocolmo

Prólogo

Primera parte. El ojo que vigila

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11

Segunda parte. Los laberintos de la memoria

Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24

Tercera parte. Problemas asimétricos

Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31

Agradecimientos

Notas

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