Read Las sirenas de Titán Online
Authors: Kurt Vonnegut
Habría un chisme, por ejemplo, sobre el despilfarro en los depósitos de suministros, otro sobre la conveniencia de que los soldados se hirieran y enloquecieran de verdad durante las clases de jiujitsu, otro sobre la lamentable tendencia de los soldados a atarse mal las polainas.
El mismo Boaz hacía circular esos chismes sin tener ninguna idea sobre su punto de origen, y se comportaba con arreglo a ellos.
La ejecución de Stony Stevenson por Unk había sido anunciada también de esa manera. De pronto se, había convertido en un tema de conversación.
De pronto, los verdaderos comandantes habían mandado arrestar a Stony.
Boaz manipuló la caja de control que tenía en el bolsillo, sin llegar a tocar un botón. Ocupó su lugar entre los hombres que controlaba, se puso voluntariamente en posición de firme y descansó cuando sus camaradas descansaron.
Tenía muchas ganas de un trago de alcohol bien fuerte. Y estaba autorizado a tomarlo cada vez que lo quisiera. Desde la Tierra se recibían regularmente cantidades ilimitadas de bebidas para los verdaderos comandantes. Y los oficiales también podían tomar el alcohol que querían, pero no podían conseguir del bueno. Lo que bebían los oficiales era un alcohol verde y letal de fabricación local, hecho con líquenes fermentados.
Pero Boaz nunca bebía. Una razón por la que no bebía era su temor de que el alcohol disminuyera su eficacia como soldado. Otra razón por la que no bebía era su temor de olvidarse y ofrecer de beber a un soldado raso.
El castigo para un verdadero comandante que ofrecía a un soldado raso una bebida alcohólica era la muerte.
—Sí, señor —dijo Boaz, sumando su voz a la batahola de los hombres en descanso.
Diez minutos después, el sargento Brackman anunció un rato de recreo durante el cual se suponía que todos salían y jugaban a una especie de béisbol, la pelota alemana, el principal deporte del Ejército de Marte.
Unk se escabulló.
Unk se escabulló a la barraca 12 en busca de la carta debajo de la piedra azul, la carta de la cual le había hablado su víctima, el hombre pelirrojo.
Las barracas del sector estaban vacías.
El estandarte en la punta del mástil apenas flotaba al viento.
Las barracas vacías habían alojado a un batallón de Comandos Imperiales Marcianos. Los comandos habían desaparecido silenciosamente al morir la noche un mes antes. Habían despegado en las naves con destino secreto, las caras oscurecidas, las placas de identificación atadas con cintas para que no tintinearan. Los Comandos Imperiales Marcianos eran expertos en matar centinelas con lazos de cuerda de piano.
El destino secreto de los Comandos era la luna terrestre. Allí empezarían la guerra.
Unk encontró una gran piedra azul fuera de la sala de la caldera en la barraca doce. La piedra era una turquesa. Las turquesas son muy comunes en Marte. La turquesa que Unk había encontrado era una baldosa de unos treinta centímetros de lado.
Unk miró debajo. Encontró un cilindro de aluminio con una tapa atornillada. Dentro del cilindro había una larga carta escrita con lápiz.
Unk
no sabía quién la había escrito. Estaba en malas condiciones para hacer conjeturas, puesto que sólo conocía los nombres de tres personas: el sargento Brackman, Boaz y Unk.
Unk entró en la sala de la caldera y cerró la puerta. Estaba excitado, aunque no sabía por qué. Empezó a leer a la luz de la ventana polvorienta.
Querido Unk,
empezaba la carta.
Querido Unk,
empezaba la carta.
Dios sabe que no es mucho, pero estas son las cosas que
sé con certeza y al final encontrarás una lista de preguntas a las que harás lo que puedas por
contestar. Las preguntas son importantes. He pensado mucho en ellas, más que en las
preguntas que ya tengo. La primera cosa que sé con certeza es: 1) Si las preguntas no tienen
sentido, las respuestas tampoco lo tendrán.
Todas las cosas que el autor de la carta sabía con certeza estaban enumeradas, como para subrayar la índole difícil y gradual del juego que le había permitido descubrir cosas ciertas.
Había ciento cincuenta y ocho cosas que el autor tenía por ciertas. Habían sido en un principio ciento ochenta y cinco, pero había tachado diecisiete.
El segundo punto era 2)
Soy una cosa llamada viviente.
El tercero, 3)
Estoy en un lugar llamado Marte.
El cuarto, 4)
Estoy en una parte de una
cosa llamada ejército.
El quinto, 5)
El ejército planea matar a otras cosas llamadas vivientes en un lugar
llamado Tierra.
De los primeros ochenta y un puntos, ninguno estaba tachado. Y en los primeros ochenta y uno el autor avanzaba hacia cuestiones cada vez más sutiles, y los errores se iban multiplicando.
Al comienzo del juego se hablaba de Boaz y luego el autor lo descartaba.
46)
Vigila a Boaz, Unk. No es lo que parece.
47)
Boaz tiene algo en el bolsillo derecho que lastima la cabeza de las gentes cuando
hacen algo que a Boaz no le gusta.
48)
Algunos otros tienen también una cosa que pueden hacerte doler la cabeza. Como
mirando no puedes saber quién la tiene, sé amable con todos.
71)
Unk, viejo, casi todo lo que sé con certeza es el resultado de luchar contra el dolor que
me produce la antena,
decía la carta a Unk.
Cada vez que empiezo a hacer trabajar la cabeza
y a mirar algo, el dolor empieza, pero de todos modos sigo haciendo trabajar la cabeza
porque sé que voy a ver algo que se supone que no debo ver. Cuando hago una pregunta y
empieza el dolor, sé que he hecho una pregunta verdaderamente justa. Entonces la divido en
pedacitos y pregunto cada pedacito. Cuando tengo las respuestas a los pedacitos, las junto
todas y obtengo la respuesta a la gran pregunta.
72)
Cuanto mayor es el dolor que consigo soportar, más aprendo. Ahora el dolor te da
miedo, Unk, pero no aprenderás nada si lo evitas. Y cuanto más aprendas, más te alegrarás
de soportar el dolor.
Allí, en la sala de la caldera de la barraca vacía, Unk dejó un momento la carta de lado.
Estaba a punto de llorar, pues la fe de Unk en el heroico autor de la carta era injustificada.
Unk sabía que no podría soportar una fracción del dolor que el autor había aguantado, posiblemente porque no podía amar tanto el conocimiento.
Incluso la pequeña punzada de muestra que le habían provocado en el hospital había sido una tortura. Tragó aire, como un pez moribundo en la orilla, recordando el gran dolor que Boaz le había asestado en el cuartel. Prefería morir antes que arriesgar otro dolor como aquél.
Se le mojaron los ojos.
De haber intentado hablar, habría sollozado. El pobre Unk no quería tener más líos con nadie. Toda la información que le proporcionara la carta —información ganada con el heroísmo de otro hombre—, la emplearía para evitar todo dolor.
Unk se preguntó si habría gentes que podían soportar más dolor que otros. Supuso que sí.
Supuso, lloroso, que él era especialmente sensible en este sentido. Sin desear daño alguno al autor de la carta, Unk deseó que pudiera sentir, sólo una vez, el dolor como él lo sentía.
Entonces quizá las cartas estuvieran dirigidas a otro. Unk no tenía modo de juzgar la calidad de la información contenida en la carta. Lo aceptó todo con ansia, sin crítica. Y al aceptarlo, llegó a una idea de la vida idéntica a la del autor de la carta. Unk engulló una filosofía.
Y mezclados con la filosofía había chismes, historia, astronomía, biología, teología, geografía, psicología, medicina e incluso un cuento. Algunos ejemplos al azar: Chismes: 22)
El general Borders está borracho todo el tiempo. Tan borracho que ni
siquiera se sabe atar los zapatos sin que se le deshagan los nudos. Los oficiales están tan
confundidos y son tan desdichados como cualquiera. Tú lo eras, Unk, y tenías tu propio
batallón.
Historia: 26)
En Marte todo el mundo viene de la Tierra. Creyeron que estarían mejor en
Marte. Nadie recuerda qué era lo que estaba tan mal en la Tierra.
Astronomía: 11)
Todo lo que hay en el cielo gira alrededor de Marte una vez al día.
Biología: 58)
De las mujeres salen personas nuevas cuando hombres y mujeres duermen
juntos. Es raro que en Marte salgan personas nuevas de las mujeres, porque los hombres y
las mujeres duermen en lugares diferentes.
Teología: 15)
Alguien lo hizo todo por alguna
razón.
Geografía: 16)
Marte es redondo. La única ciudad que hay se llama Febe. Nadie sabe por
qué se llama Febe.
Psicología: 103)
Unk, el gran lío con los estúpidos de mierda es que son demasiado
estúpidos para creer que se puede ser inteligente.
Medicina: 73)
Cuando le limpian la memoria a un hombre en este lugar llamado Marte, no
se la limpian del todo. Sólo le limpian el centro, o algo así. Siempre queda un montón de
cosas en los rincones. Circula una historia acerca de cómo trataron de limpiar del todo
algunas memorias. Los pobres a los que se lo hicieron, no podían caminar, ni hablar, ni
hacer nada. Lo único que se pudo hacer con ellos fue desmantelarlos, enseñarles un
vocabulario básico de unas dos mil palabras y emplearlos en relaciones públicas militares o
industriales.
El cuento: 89)
Unk, tu mejor amigo es Stony Stevenson. Stony es un hombre alto, feliz,
fuerte, que bebe un cuarto de whisky por día. Stony no tiene una antena en la cabeza y puede
recordar todo lo que le ha sucedido. Pasa por estar en el servicio de inteligencia, pero es uno
de los verdaderos comandantes. Controla por radio una compañía de asalto que atacará un
lugar de la Tierra llamado Inglaterra. Stony es de Inglaterra. Stony se ríe todo el tiempo. Se
enteró de que eras un pobre desgraciado, Unk, y entonces fue a tu cuartel a verte. Pretendía
ser amigo tuyo y que podía oírte hablar. Después de un tiempo, empezaste a confiar en él,
Unk, y le contaste alguna de tus teorías secretas sobre la vida en Marte. Stony trató de reírse,
pero después comprendió que tú habías descubierto algunas cosas que él no conocía. No
podía convencerse, porque se suponía que él lo sabía todo y tú no sabías nada. Y entonces le
dijiste a Stony una cantidad de las grandes preguntas que querías hacer, y Stony sólo sabía
respuestas para la mitad de ellas. Y Stony volvió a su barraca y las preguntas cuyas
respuestas no sabía siguieron dándole vueltas en la cabeza. No podía dormir por la noche,
aunque bebiera y bebiera y bebiera. Se le había ocurrido que alguien lo estaba utilizando, y
no tenía idea de quién era. No sabía siquiera por qué tenía que haber un Ejército de Marte,
en primer lugar. No sabía siquiera cómo Marte atacaría a la Tierra. Y cuanto más recordaba
de la Tierra, más comprendía que el Ejército de Marte tenia las posibilidades de una bola de
nieve en el infierno. El gran ataque contra la Tierra sería seguramente un suicidio. Stony se
preguntó a quién podría hablar sobre esto, y no había nadie más que tú, Unk. Te dijo todo lo
que sabía sobre Marte. Y dijo que en adelante te diría todo lo que descubriera y que tú le
dirías cuanta cosa tú descubrieras. Y que todas las veces que pudieran se harían alguna
escapada y tratarían de combinar algo juntos. Y te dio una botella de whisky. Y los dos
bebieron. Stony dijo que tú eras su mejor amigo. Te dijo que eras el único amigo de verdad
que había tenido en Marte, aunque se riera todo el tiempo, y gritó y despertó a casi todo el
mundo alrededor del catre. Te dijo que vigilaras a Boaz, y después se volvió a su barraca y se
durmió como un chico.
A partir del cuento, la carta era una prueba de la eficacia del equipo secreto de observación formado por Stony Stevenson y Unk. A partir de ese punto, las cosas tenidas por seguras en la carta eran presentadas casi siempre con frases como:
Stony dice,
y
Tú descubriste,
y
Stony te
dijo,
y
Le dijiste a Stony,
y
Tú y Stony salieron gritando borrachos por el campo de tiro, una
noche, y ustedes dos, vagos locos, decidieron...
La cosa más importante que decidieron los dos vagos locos fue que el que tenía el mando real de todo en Marte era un hombre alto, afable, sonriente, con voz de falsete, que siempre andaba con un gran perro. Este hombre y su perro, según la carta a Unk, aparecida en las reuniones secretas de los verdaderos comandantes del Ejército de Marte una vez cada cien días aproximadamente.
La carta no decía nada al respecto, porque el autor nada sabía, pero este hombre y su perro eran Winston Niles Rumfoord y Kazak, el sabueso del espacio. Y sus apariciones en Marte no eran irregulares. Debido al infundibulum crono-sinclástico, Rumfoord y Kazak aparecían tan previsiblemente como el cometa Halley. Aparecían en Marte una vez cada ciento once días.
Como decía la carta a Unk, 155).
Según Stony, el tipo alto y su perro aparecen en las
reuniones y lo tapan todo. El es un muchacho alto y encantador, y cuando termina la reunión
todo el mundo está tratando de pensar exactamente como él. Todas las ideas de cada uno
proceden del tipo, que se limita a sonreír a sonreír, a sonreír y a hacer gorgoritos con esa
voz curiosa que tiene, y llena a todo el mundo de ideas nuevas. Y todos los que están en la
reunión manejan las ideas como si las hubieran pensado ellos mismos. Es loco por el juego
de béisbol alemán. Nadie sabe cómo se llama. Se limita a reír si alguien se lo pregunta. Por lo general usa el uniforme de los Marinos Esquiadores Paracaidistas, pero los verdaderos
comandantes de los Marinos Esquiadores Paracaidistas juran que nunca lo han visto en
ninguna parte, salvo en las reuniones secretas.