El tercer brazo (47 page)

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Authors: Jerry Pournelle Larry Niven

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: El tercer brazo
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Bury reconoció la información con un asentimiento.

«Es malditamente extraño», pensó Chris. Algo ha cambiado, sucedió algo que los Tártaros no quieren que descubramos. ¿Qué? Pero Eudoxo y Omar sabían eso igual que él.

—¿Desean regresar a su nave ahora? —preguntó Eudoxo.

Bury hizo un gesto afirmativo con expresión grave.

—Sería conveniente.

—Medina y la India han llegado a otro acuerdo, Excelencia —informó Omar—. Pero requiere su consentimiento. Con su permiso, Alí Babá se convertirá en su compañero. Un aprendiz. Desde luego, sólo pasará parte de su tiempo con usted, ya que también debe aprender nuestras lenguas y costumbres.

Bury realizó una leve reverencia.

—Me siento halagado. Le encuentro un compañero ameno. Sin embargo, entenderán que habrá momentos en que deba estar solo con mis amigos.

—Por supuesto, Excelencia.

—Mientras tanto, esto es satisfactorio. Vamos ahora a redactar nuestros mensajes. Desde luego, les leeremos y explicaremos cualquiera que realicemos.

—Gracias. Les proporcionaremos una escolta —indicó Eudoxo—. Joyce, a sus espectadores quizá les interese esta base. Si desea ver más de ella, yo estoy disponible para guiarla. Regresará al Simbad en, digamos, dos horas?

—Tal vez en otra ocasión —repuso Chris Blaine. ¿Qué tenían en mente? Había matices aquí, sutiles, ominosos.

Eudoxo extendió un poco las manos.

—Puede que no haya otra ocasión cuando ambos seamos libres; pero, desde luego, será como usted desee.

—No, quiero ir —afirmó Joyce—. Pueden informarme del mensaje luego, cuando terminemos la entrevista. Eudoxo, me encantaría ver el resto de su base.

—Muy bien. Reúnase con nosotros cuando pueda, Joyce —dijo Bury con afabilidad.

Chris, como oficial de la Marina, sabía que no poseía la autoridad de Bury. Si Bury no veía modo de detenerla, ¿cómo lo lograría él? Tendría que utilizar la persuasión…

Fue superado en las maniobras. Joyce se había ido, con Eudoxo abriendo el caminó y un Guerrero detrás. Bury y Omar les siguieron a un paso relajado, conversando, Alí Babá en brazos de Bury. Dejaron a Chris y a Cynthia para que cerraran la retaguardia.

Después de quince horas en las ocultas profundidades de la Cerbero, Victoria cruzó la antecámara de compresión con la agilidad y velocidad de un Mensajero. Glenda Ruth se sobresaltó.

—¿Victoria? Victoria, ¿qué…?

—Tenemos que hablar. Arriban embajadores.

—¿Embajadores de dónde?

—Los segundos, del reino que se alía con sus naves llamadas
Simbad
y
Atropos
, por lo tanto, de la Compañía de Comercio de Medina.

Jennifer sonrió con admiración.

—Medina…

—Luego —interrumpió Victoria—. La nave de Medina vendrá aquí; la Ciudad de las Alimañas es un objetivo conveniente. Pero el primero ya se halla a bordo. Informa que es un anterior aliado de Medina, por lo tanto, es de la Compañía de Comercio de la India. Los dos ahora se hallan involucrados en una danza de dominio. Debemos aclarar ciertas cuestiones antes de que pueda verles. Nosotros llevamos varios días danzando verbalmente.

Glenda Ruth miró la pantalla que escondía a Terry y al Doctor Doolittie.

—¿Podemos pedir un médico humano?

—Él no se encuentra en más peligro que ustedes —repuso Victoria¿Cómo es que uno de nuestros Ingenieros se ha vuelto macho sin dar primero a luz?

—Ohh —dijo Jennifer.

—Y lo mismo uno de nuestros Guerreros —prosiguió Victoria—, y aunque es difícil seguir con atención a los Relojeros…

—¿Cómo se siente usted?

—Debemos aclarar esto ahora. ¿Nos ha infectado con una muerte alienígena? ¿Qué ha preguntado, Glenda Ruth?

—¿Cómo se siente usted, Victoria?

La Mediadora degustó la pregunta, como si encontrara el sabor nuevo y fascinante.

—Me siento bien. Motivada. El aire es dulce, nuestra comida parece estar a su altura, mi apetito… —De pronto Victoria metió la mano entre las piernas—. Hable deprisa —instó—. Por sus vidas.

—Tengo una grabación que enseñarle.

INFORMES DEL INSTITUTO BLAINE, Volumen 26, Número 5, Número de la Biblioteca Imperial ACX-7743DL-235910:26:5

Enfoques para la estabilidad de la civilización de la Paja

Ishikara, Mary Anne; Dashievko, Ahmed; Grodnik, VIadimir I.; Lambert, George G.; Rikorsky, W. L.; y Talbot, Fletcher E.

«El Simbionte A-L.»

La investigación mencionada en este documento ha sido patrocinada por subvenciones del Ministerio Imperial de Defensa, la Comisión Imperial de Selección para Relaciones de Gobierno con Alienígenas y la Fundación Blaine.

Resumen

El Simbionte Blaine o lombriz A-L (Anticonceptivo-Longevidad) ha sido creado por ingeniería biológica de un organismo parasitario benigno de los pajeños similar a los platelmintos. El organismo A-L resultante es un simbionte que vive en el cuerpo pajeño y produce la misma hormona que producen los testículos del macho.

Los simbiontes originales se hallaban universalmente presentes en los tractos intestinales de todos los pajeños estudiados. Las primeras formas se detectaron en el Ingeniero pajeño llevado a bordo de la
MacArthur
, pero ninguno de estos especímenes sobrevivió. El actual simbionte A-L ha sido criado de una cepa tomada del pajeño conocido como Iván. Se sabe que sobrevive en las castas Mediadoras, y no hay motivo para suponer que no prosperará en todas las castas pajeñas.

En las castas pajeñas examinadas hasta ahora ha habido un testículo, y los documentos traídos por los embajadores pajeños, y los pajeños mismos, no contradicen esto. Por lo normal, el testículo se marchita. Hapgood et. al (1) han especulado que dicho marchitamiento se activa en parte por feromonas emitidas por una hembra embarazada, pero se sabe [véase Ivanov y Spector, (2)], que el proceso es más complejo.

Al marchitarse el único testículo, el pajeño se vuelve hembra. El embarazo ha de tener lugar muy poco después o la pajeña enferma y muere, con síntomas no muy distintos de la deficiencia vitamínica. Véase Renner, K. (3), Fowler, S (4) y Blaine y Blaine (5), lo mismo que
El informe de la expedición «MacArthur
» (6), para más detalles. El proceso de dar a luz estimula células en el canal de nacimiento y se forman más testículos masculinos.

Por lo normal, el simbionte A-L se acomoda en cualquier parte de la cavidad corporal y no se marchita. Los datos presentes indican que varios A-L no ejercen más efecto que uno. Se cree que se debe a la secreción de exceso de hormona a través del Conducto-Seis, a título de ensayo, el riñón.

No hemos observado signos de que la A-L se criará en un pajeño hostil, sin duda debido a la inhibición de la misma hormona. En consecuencia, las A-L se deben criar externamente en un entorno que proporcione el suficiente fluido alrededor de ellas para que exalte a la hormona.

Informe de vídeo (Reuters)

El Instituto Blaine anuncia nuevos desarrollos en bioingeniería

[Extracto de película: Lord y Lady Blaine, la honorable Glenda Ruth Blaine, estudiantes del Instituto Blaine y Su Excelencia el Embajador de Paja Uno, anunciando la publicación de resultados en el desarrollo de la bioingeniería.]

—Por supuesto, esa grabación se pudo hacer en cualquier momento —dijo Victoria.

—Yo aparezco en ella.

—O es una doble muy buena, Glenda Ruth. Requeriría mucha previsión planear con tanta antelación nuestro engaño y hacernos creer que un Mediador puede sobrevivir tanto…, aunque su Imperio tiene los medios y el motivo para ello.

—Yo también aparezco —apuntó Jennifer.

—Sí. Se requerirían dos dobles y dos alteraciones quirúrgicas de adultos. ¿Se halla eso más allá de su capacidad? —Los ojos de Freddy pasaron de la pantalla a Glenda Ruth y de vuelta a la pantalla… y sacudió la cabeza. Victoria, observándole con atención, continuó—: La supervivencia de Jock le sorprendió a usted, Freddy, cuando se enteró de ello por medio de Jennifer y de Glenda Ruth. Con el entrenamiento que tiene ella, ¿podría Glenda Ruth engañarle? ¿Y Jennifer?

—No se trata de eso. Piense, Victoria. ¡Si las que aparecen en la película no son Glenda Ruth y Jennifer, entonces se trata de dos actrices recién salidas de una operación quirúrgica que tendrán que engañar a los Mediadores pajeños, y saber que lo han conseguido!

¡Bien, Freddy!

—Este juego no nos proporciona ningún beneficio —comentó Glenda Ruth—. Victoria, ¡usted ya se siente mejor que en los últimos años! Y su Ingeniero, y su Guerrero, ¿están enfermos?

—¿Esto es reversible en las castas fértiles? —demandó Victoria.

—Probablemente. Con dificultad, pero es muy probable. ¿Es el parásito nativo endémico a las civilizaciones espaciales?

—De ser así, es algo que desconozco. No forma parte de mi habilidad. ¿Estaría yo infectada con un parásito sin llegar a saberlo?

—¿Por qué no? A menudo le pasa a la gente —repuso Freddy.

—¿Aun a aquellos que viven en aislamiento? Veo que así lo creen. —La pajeña calló, y fueran las que fueren las expresiones que Glenda Ruth había sido capaz de leer, se vieron sustituidas por una máscara distinta—. Debo meditar en ello.

—Espere. —Podría haberse quedado callada…

Era demasiado tarde. Victoria dio media vuelta.

—¿Qué?

—No tengo mejor argumento que eso —Glenda Ruth señaló—. En la pantalla, Victoria.

La atareada nave espacial de la Flota Captora había arrancado una franja tremenda del revestimiento de la ciudad. Caos quedó expuesta, una colmena de celdas que aún centelleaba con defensas. Los cadáveres se alejaron flotando en una pestilente nube de puntos negros. Las naves sacaron un kilómetro cuadrado de revestimiento de la herida y entraron para hacer su trabajo. No debía perderse nada.

—Ése es su pasado, un millón de años o más de su pasado. Criándose a sí mismos para convertirse en una horda caníbal hambrienta, para luego matarse en un baño de sangre. La Ciudad de las Alimañas. Sin nosotros, ése es su futuro, para siempre —Glenda Ruth señaló todas las pantallas—. Es la Ciudad de las Alimañas o la Lombriz de Eddie el Loco.

4
Mensajes

Tres pueden mantener un secreto,

si dos de ellos están muertos.

B
ENJAMIN
F
RANKLIN

Poor Richards Almanac

—Chris, ya es hora —dijo Kevin Renner—. Háblame de Joyce y de ti. Blaine miró de Renner a Horace Bury. No obtendría ayuda ahí. El salón del
Simbad
había crecido más; parecía muy grande, y muy vacío.

—De acuerdo, capitán, estábamos durmiendo juntos, por decirlo de un modo, y de repente dejamos de hacerlo. Me preocupa más lo que los pajeños puedan sonsacarle.

—A mí también. Inténtalo de nuevo.

Chris Blaine no le vio sentido a fingir no entenderle.

—Llegué a conocerla. Vi lo que ella buscaba en mí, en un hombre, y cuando dispuse de algo de tiempo libre, demonios, dejé que ella lo viera. Pero cuando llegamos a MGC-R-31 y aparecieron las naves pajeñas… ¿Cómo explicarlo?

—Quiso que mantuvieras tus promesas.

Chris se quedó boquiabierto.

—Bueno, aunque yo nunca…

—Lo que ella quiere de un hombre —prosiguió el capitán— es conocimiento y poder. Eso es lo que tú dejaste que ella viera. Mas cuando aparecieron los pajeños, quiso participar en la acción. Tú no podías darle eso. Ni siquiera podías dejar que siguiera interrumpiéndote mientras estabas de servicio. ¿Qué más no podías darle?

—Oh, demonios. Capitán, ella deseaba saber qué era lo que traía mi hermana. ¡Yo no lo sé! No con certeza; sólo sé lo que papá y mamá, el Instituto, querían.

—Que ya es bastante —dijo Renner.

—Bueno, no…, bueno. Ése era el problema. No podía contarle todo lo que yo sabía porque los Mediadores lo leerían en ella. Lo estarían haciendo ahora mismo si supiera algo. Ella ya ni siquiera me habla.

—Chris, sí hiciste algunas promesas. Usaste tu lenguaje corporal y matices y todas las cosas que te enseñaron Jock e Iván. Debes ser más cuidadoso en cómo utilizas a la gente. —Las orejas de Chris ardieron—. Sí le contaste algo, si ella averiguó algo que los pajeños no debieran saber, dímelo ahora.

—Capitán, ella le oyó a usted hablar sobre la lombriz de Eddie el Loco. Estaba segura de que yo tenía que saber todo al respecto. No hubo nada que yo pudiera hacer para convencerla de lo contrario.

—Es una reportera. Debe de haber conocido a todos los tipos de mentirosos existentes.

—Sí. Yo creí que tenía que tratarse de la lombriz A-L de mamá. No se lo dije. Ahora piensa que soy una mierda. Sí, ella tiene razón, le mentí. Tuve que hacerlo.

El capitán Renner le estudió y, al cabo, suspiró.

—De acuerdo, teniente. ¿Y ahora qué demonios está pasando? ¿Qué lectura sacas de la situación con los Tártaros de Crimea?

—Creo que Omar está tan confundido como nosotros —repuso Blaine—. Glenda Ruth debe haber hecho algo para sacudirlos.

—Quizá seamos capaces de adivinar qué —comentó Bury—. Lo cual podría situarla a ella en cierto peligro.

—Si la lombriz funcionó tal como se esperaba —afirmó Chris.

—Sí, pensé en eso —dijo Renner—. Pero hasta ahora…

—Hasta ahora no les ha sucedido nada malo —concluyó Bury—. Y el tiempo juega mucho de nuestro lado. El Imperio, a pesar de todas sus divisiones, sigue siendo un poder casi unificado. No nos hace falta negociar alianzas para ganar mucha fuerza. Con los pajeños no sucede lo mismo.

—Horace, ¿qué les pasará a los pajeños? —demandó Renner—. ¿Qué debería pasarles?

—De verdad que no lo sé.

—Me perdonarás, pero ya no pareces el fanático que solías ser.

—Kevin, ¿cómo podría serio? Aquí veo una tragedia, un pueblo no muy distinto del mío, con pocos recursos, dividido en contra de sí mismo.

—¿Encontrar el lugar atestado de Mediadores Bury pudo haber cambiado tu perspectiva?

—No pasen por alto lo que ello implica —intervino Chris—. Pueden tragarse los puntos de vista de Su Excelencia y no ahogarse con ellos. Eso nos revela mucho acerca de los pajeños.

—Sí, pero ¿nos revela lo suficiente? Horace, no puedo creer que tú hayas cambiado tanto.

—Me inclino ante la voluntad de Alá. Kevin, el Imperio apenas tenía los recursos para vigilar una sola puerta, y que estaba metida en un sol. ¿Deberá tener ahora dos flotas de bloqueo, una para mantener un volumen de espacio normal? Quizá, pero a un coste muy elevado, ¿y durante cuánto tiempo? Kevin, los pajeños no han dejado de ser la misma amenaza, mas nuestra habilidad para contenerlos no es la adecuada para la tarea.

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