Hace 25 años, una expedición descubrió el sistema de la Paja y la humanidad tuvo su primer contacto con otra especie inteligente, cuya expansión por la galaxia resultaría letal para los hombres. En aquel entonces, éstos pudieron contener a los alienígenas encerrándolos en su lugar de origen. Pero ahora, la peor pesadilla se ha hecho realidad: los pajeños han superado el cerco, y la voz de alarma llega tarde. La guerra por el Imperio ha empezado.
Dieciocho años después de publicar
La Paja en el Ojo de Dios
, todo un clásico de la ciencia ficción,
Larry Niven
y
Jerry Pournelle
asumieron el reto de escribir la segunda parte. Como resultado, esta absorbente novela que nos transporta de nuevo a uno de los universos más verosímiles y fascinantes de la historia del género.
Larry Niven & Jerry Pournelle
El tercer brazo
La Paja en el Ojo de Dios 2
ePUB v1.0
GONZALEZ30.08.12
Título original:
The Gripping Hand
© 1993, Larry Niven / Jerry Pournelle
Traducción: Elías Sarhan Assy
ePub base v2.0
Simbad:
SU EXCELENCIA HORACE HUSSEIN BURY, comerciante y magnate imperial; presidente del Consejo de Autonéfica Imperial, Ltd., y propietario del yate Simbad.
SIR KEVIN RENNER, capitán, Reserva de la Marina Espacial Imperial; piloto del Simbad.
NABIL AHMED KHADURRI, mayordomo y secretario personal de Bury.
CYNTHIA ANWAR, compañera de Bury.
REUBEN FOX, capitán de la nave de Autonética Imperial Nauvoo Vision.
SIR LAWRENCE JACKSON, gobernador de la Compra de Maxroy.
RUTH RACHAEL COHEN, teniente. Capitán de fragata, Servicio de Inteligencia de la Marina Espacial Imperial.
AJAX BOYNTON / JAMES SCOTT / DARWIN SCOTT, Cazadores de fantasmas de la nieve, Compra de Maxroy.
RODERICK HAROLD, LORD BLAINE, conde de Acrux, MEI, capitán (retirado), ex capitán del crucero de combate imperial MacArthur.
SANDRA (SALLY) LIMELL LEONOVNA FOWLER, LADY BLAINE, doctora en antropología, esposa de Lord Blaine.
LA HONORABLE GLENDA RUTH FOWLER BLAINE, hija de Rod y Sally Blaine.
BRUNO CZILLER, MEI, vicealmirante (retirado), ex capitán de la nave MacArtliur.
DR. JACOB BUCKMAN, astrofísico.
SU EXCELENCIA BENJAMIN SERGEI SACEIS, presidente de la Asociación Imperial de Comerciantes y presidente de Union Express.
BARÓN SIR ANDREW CALVIN MERCER, recién nombrado Virrey y Gobernador General de los dominios de Su Majestad más allá del Saco de Carbón.
ARKLEY KELLEY, ex artillero, Marines Imperiales, y servidor de la familia Blaine.
JENNIFER BANDA, estudiante de xenobiología, Instituto Blaine.
JOCK / CHARLIE / IVÁN, Embajadores pajeños ante el Imperio, representando a la familia de Paja Uno encabezada por el «Rey Pedro».
CAPITÁN RAPHAEL CUNNINGHAM, oficial del Servicio de Inteligencia de la MEI.
ALYSIA JOYCE MEI-LING TRUJILLO, columnista del Imperial Post-Tribune Syndicate, reportera de la sección especial, Hochsweiler Broadcasting Network.
EL HONORABLE KEVIN CHRISTIAN BLAINE, MEI, teniente.
COMISIONADO JOHN CARGILL, MEI, almirante (retirado).
COMISIONADO DAVID HARDY, obispo de la Iglesia Establecida y ex capitáncapellán, Reserva de la Marina Espacial Imperial.
CAPITÁN WILLIAM HIRAM RAWLINS, MEI, capitán de la fragata Atropos.
COMANDANTE GREGORY BALASINGHAM, MEI, capitán del crucero Agamenón.
EL HONORABLE FREDERICK TOWNSEND, propietario y patrón del yate Hécate.
TERRY KAKUMI, MEI, ex oficial jefe, ingeniero a bordo del Hécate.
ALMIRANTE HONORABLE SIR HARRY WEIGLE, comandante de la flota de Eddie el Loco.
Los pajeños:
Grupo de Comerciantes de Medina:
EUDOXO, Mediadora.
MUSTAFÁ PACHÁ, Amo de la Base Interior Seis.
CALIFA ALMOHAD, Amo del Comercio de Medina.
Grupo de la India:
LORD CORNWALLIS, Amo Asociado de la Base Interior Seis.
WORDSWORTH, Mediador Subalterno.
OMAR, Mediador de Rango Superior.
ALÍ BABÁ, aprendiz de Mediador.
Grupo de los Tártaros de Crimea:
MERLÍN, joven Amo.
OZMA, Amo de Rango Superior.
VICTORIA, Mediadora.
DOCTOR DOOLITTLE, médico.
POLLYANNA, aprendiz de Mediadora.
Grupo del Kanato:
ARLEQUÍN, Mediador.
AJAX BOYNTON / JAMES SCOTT / DARWIN SCOTT, Cazadores de fantasmas de la nieve, Compra de Maxroy.
Fantasmas de la nieve
No querría pasar otra noche semejante
Aunque fuera para comprar un mundo de días felices:
¡tan lleno de horrible terror he estado este tiempo!
W
ILLIAM
S
HAKESPEARE
Ricardo III
¡Oh, Dios! Podría estar confinado en una cáscara de nuez y considerarme rey de un espacio infinito, si no fuera porque tengo pesadillas.
W
ILLIAM
S
HAKESPEARE
Hamlet, Acto 2, Escena VIII
Una cabeza decapitada giraba en un cielo negro. Había sido un marine: mandíbula cuadrada, pelo rubio muy corto, brillantes ojos muertos. La boca laxa trató de hablar. «Cuénteselo —dijo—. Deténgalos.» El vacío le hinchó la piel, y la sangre se había convertido en burbujas congeladas en el cuello grueso. «Despiértelos. Despiértelos. Señor Bury, señor, despierte», dijo con apremio. El cielo estaba lleno de pequeñas formas de seis extremidades. Se agitaron en el vacío, encontraron el equilibrio y flotaron hacia él, lo dejaron atrás, flotaron hacia el acorazado Lenin. El vacío se tragó su grito. «Despierte —rechinó—. Por favor, Excelencia, debe despertar.»
Su Excelencia Horace Hussein al-Shamlan Bury, comerciante y magnate, se sacudió bruscamente y se irguió hasta quedar sentado. Agitó la cabeza y se obligó a abrir los ojos.
El hombre pequeño y oscuro se hallaba de pie a una distancia segura. Bury dijo:
—Nabil. ¿Qué hora es?
—Las dos de la madrugada, Excelencia. El señor Renner insistió. Pidió que le dijera: «La mano que aprieta».
Bury parpadeó.
—¿Está borracho?
—Mucho. Desperté a Cynthia. Le está preparando café. Le hice tomar vitaminas y beber un poco de agua. Fue atacado en el exterior de la casa. Matamos a los tres, Excelencia.
—Negligente. —Así: tres cadáveres. Por lo menos Renner tenía cierta disculpa para despertarlo.
—El señor Renner estaba borracho y yo dormido cuando sonó la alarma —se disculpó Nabil—. Señor, usaron armas de fuego.
—De acuerdo. ¿La mano que aprieta? Renner ha estado mirando demasiadas holopelículas.
—Sí, señor. Excelencia, debería ir a ocuparme de las cosas.
—Sí, los cadáveres. Querremos saber todo sobre ellos. ¿La mano que aprieta? —Bury salió de la cama de agua. Con el movimiento la cabeza le dio vueltas, y todas sus articulaciones crujieron en protesta—. Bajaré enseguida. Tenme preparado café, café de verdad. Que Alá os ayude a los dos si me habéis despertado sólo por un atraco.
La bonita y nueva túnica espartana de Renner se hallaba cubierta de sangre, aún húmeda. Tuvo problemas en enfocar la vista. Ya estaba hablando cuando Bury trajo café turco hecho por Cynthia y se sentó.
—Esperaban fuera —dijo—. Despedí al taxi y me dirigí hacia la puerta. Dos salieron Dios sabe de dónde. Uno me aferró los brazos por la espalda. Uno me roció Pacífico Sam en la cara. Creo que era eso; no intenté olerlo. Contuve la respiración. Mordí el diente alarma y expelí la pistola de mi manga y lo rocié. Cayó sobre mí. Sonó como si por todo su cuerpo explotaran palomitas de maíz. De ahí viene la sangre. Al tipo que tenía detrás le rocié los pies.
Nabil se hallaba ante una consola, siguiendo en la pantalla a uno de los agentes de Bury que comenzaba una autopsia en el primero de los tres atacantes muertos. Alzó la vista para decir:
—El señor Renner había llamado para decir que venía, de modo que el personal le aguardaba, por supuesto. Cuando oímos la alarma estuvieron preparados en el acto.
—Preparados —repitió Renner—. Nabil, no te he dado las gracias. Horace, se merece una bonificación.
Bury sorbió café turco dulce de una taza diminuta. Renner se bebió de un trago el que le había dado Nabil: un café negro nocivo, dosis para cuatro personas en una taza de desayuno con una rodaja de limón flotando en él. Le desorbitó los ojos, y le erizó el pelo.
Bury también hizo una mueca, sólo de observarlo.
—¿La mano que aprieta? —preguntó.
—La mano que aprieta. Una mano, otra mano, la mano que aprieta. Llevo oyéndolo toda la noche. No te saqué de la cama para hablarte de un maldito atraco.
Pudo seguir los pensamientos de Bury. «Está borracho. Habla sin sentido.» Entonces le entró el sentido y la sangre desapareció de la cara oscura de Bury.
—¡Eh! —exclamó Renner, y alargó un brazo para sostenerlo.
Bury se lo quitó de encima.
—Informa.
Renner se sentó un poco más erguido.
—Salí para echar un vistazo, como siempre. Me vestí con elegancia y de forma llamativa. Piloto bien pagado al servicio de un comerciante billonario, con dinero y en busca de diversión. Primero…
—Interpretabas a Renner.
—Es la parte fácil de mi trabajo. Por lo general.
—Continúa.
Sintió los labios entumecidos y como si fueran de goma. De algún modo consiguió que funcionaran.
—En la Compra de Maxroy a un burdel lo llaman un «rincón de interacción». Había oído hablar de Ressina’s. Fui ahí. No quería a su mejor chica; quería a una nativa. Salí con una dama llamada Belinda…
El espacio es vasto. Las costumbres cambian, y cada colonia humana es distinta. Algunas imitan de forma servil los modales de la corte Imperial. Otras tratan de ser como sus antepasados terrestres… o, lo más probable, el modo en que les contaron que eran sus antepasados terrestres.
El sol se ponía en alguna parte detrás de la niebla cuando llegaron a la Cueva Marina de Shibano. La gente de Maxroy se acostaba temprano.
Belinda era una rubia pálida, alta, con una cara en forma de corazón. Tenía un marcado acento de la Compra de Maxroy.
—¡Oh, es maravilloso! Nunca había venido. ¿Sabes que aquí no sirven copas?
De hecho, Renner había elegido el lugar. Era un restaurante mormon japonés. La Compra de Maxroy había sido colonizado primero por mormones, y aún representaban un buen porcentaje de la población.
Belinda se mostró alarmada cuando trató de pedir
grips al crótalo
.
—¿Sabes lo que te van a servir?
—He leído sobre este plato.
—De acuerdo. —Y ella sonrió—. Te ayudaré.
Había mostrado dudas acerca del sake sin alcohol, pero tenía buen sabor. Podía emborracharse después. Renner a menudo se consideraba un playboy-espía. Él captaba con los sentidos la tierra, mientras Bury usaba sus propios medios para reunir información.
Los medios de Bury a menudo le sorprendían.
Bury seguía el movimiento del dinero a través del Imperio. Sólo eso. Era el mismo príncipe mercante que había sido siempre, únicamente con esta diferencia: durante el último cuarto de siglo vigiló las maniobras de los Exteriores y mantuvo informada a la Marina.