Amos y Mazmorras I (5 page)

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Authors: Lena Valenti

Tags: #prose_contemporary

BOOK: Amos y Mazmorras I
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—¿Piensan que se trata de gente que no ha consentido?
—La última vez que se realizaron esos juegos se hizo una ruta por el sur de Estados Unidos. Una ruta que pasó por Nuevo México, Las Vegas, California y Arizona.
—Coincide con los puntos donde aparecieron los cuerpos de las víctimas.
—Y, al menos, dos de esas mujeres estaban desaparecidas. Leslie lleva tres días fuera de cobertura. Ella y Clint estaban a un paso de descubrir a los miembros que forman la estructura piramidal de esa organización.
Dragones y Mazmorras DS
mueve muchísimo dinero, y para elaborar los escenarios donde escenifican los juegos se necesita una gran infraestructura económica. Hay gente importante detrás. Nuestros agentes estaban a punto de dar con ellos; esperaban el torneo con ansiedad. Los juegos iban a ser el colofón al año de investigación. Los Villanos son invisibles, aunque todo el mundo habla de ellos. Pero en este año no han llegado a averiguar nada sobre su identidad y su paradero. El BDSM que se practica fuera del rol es extremadamente limpio y sano —dijo contrariado—. No han hallado rastro de
popper
, ni esclavitud forzada, ni nada mínimamente denunciable. La gente que han conocido en el sado está al margen de los homicidios que conocemos, y practica de manera consentida. Pero en el torneo se reúnen los miembros más selectos y ahí es donde ocurre todo. Los Villanos y aquellos a los que sirven, son los que mueven el tráfico de personas y facilitan el
popper
. Son a ellos a los que debemos capturar. Sin embargo —su rostro se endureció y los ojos azules se opacaron—, perdimos al agente Clint, señorita Connelly. Él era la pareja de su hermana. Lo hallaron muerto a las afueras de unos de los clubes de DS de Nueva York. Leslie iba con él, pero no hemos vuelto a contactar con ella. Está... desaparecida.
—¿Cómo murió el agente?
—Le asfixiaron. No tenía señales de agresión física en el cuerpo, pero la necropsia reflejaba la presencia de sangre desoxigenada en los tejidos, protrusión de los globos oculares, mordiscos en la lengua y edemas en el pulmón.
Horrible. Una muerte horrible y muy violenta.
—Lo siento mucho por Clint, de verdad... Pero, mi hermana... —lamentó con voz temblorosa—, ¿usted cree que está...?
—Clint nos dijo que la agente Leslie llamaba mucho la atención a la Reina de las arañas: la líder de las
dominas
del juego rol. De hecho, gracias a ella, tenían la invitación personal para el torneo de
Dragones y Mazmorras DS
. Ellos creían que la reina jugaba el papel de informador de los Villanos, que les decía si había bocados suculentos entre los nuevos miembros del rol. Confío en que su hermana siga viva, pero ahora mismo desconocemos en manos de quién está.
—¿Y si ha huido? ¿Y si ha escapado?
La miró con abatimiento y sonrió comprensivo.
—La agente está capacitada para contactar con nosotros en cualquier situación. Incluso con usted.
Claro. Y no lo había hecho.
—¿Cómo sabía que Leslie iba con Clint?
—Porque nuestro infiltrado al cargo nos lo dijo. El foro rol tiene una vida muy rica y estructurada y, aunque está todo controlado por los Villanos, encontraron el modo de comunicarse y dejarse mensajes cifrados a través de los avisos privados del foro.
¿Había otro agente más? ¿Quién era?
—Entiendo... ¿Ha venido para decirme solo que Leslie ha desaparecido? —retiró el vaso vacío de café—: ¿Le apetece otro?
—No, gracias. Y no, no he venido solo para anunciarle la desaparición de su hermana.
—¿Entonces? Dígamelo de una vez.
El subdirector Elias exhaló.
—Necesitamos otro cepo —Cleo se detuvo de espaldas a él—. Y usted y Leslie se parecen mucho. La agente Connelly no deja indiferente a nadie, y Clint se encontraba en serias dificultades para alejarla de los otros amos. Usted tiene su misma estructura facial, se parecen mucho, aunque son inquietantemente distintas y, definitivamente, cuadra con el tipo de perfil que, al parecer, les... atrae, a los Villanos o a quienes sea que haya detrás de ellos. Si la infiltramos con nuestro tercer agente y la Reina la ve, es posible que la atraiga del mismo modo que hizo su hermana; y, si es así, tanto su amo como usted podrían ser presentados ante la cúpula.
Cleo seguía inmóvil con las manos ocupadas por los vasos. ¿Amo? ¿Iba a tener un amo?
—Necesitamos su colaboración. Queremos encontrar a la agente Connelly y seguir adelante con este año de dura y sacrificada investigación que hemos realizado. Estamos a un paso de revelarlo todo. No queremos que la muerte de Clint sea en vano y...
—¿Quieren que me infiltre como agente especial? —Lo haría. Lo haría por su hermana y, además, a ciegas. Pero si el FBI reclamaba su ayuda, esta sería su oportunidad para reclamar también algo a cambio.
—Tenemos poco tiempo para reaccionar. Hemos perdido a dos agentes y no se me ocurre nadie mejor que usted para asumir este cargo.
—¿En serio? —Se dio la vuelta y dejó los dos vasos de nuevo sobre la mesa—. Tiene miles de agentes mejor preparadas que yo, que soy una policía con instintos homicidas de Nueva Orleans, ¿recuerda? Ya habrá leído mi historial y el señor Stewart le habrá alertado sobre mis politonos.
—Me han recomendado que fuera usted, señorita Connelly. No le voy a engañar: no es una misión fácil. Tiene que meterse mucho en el papel, y sé que no debe de ser agradable exponerse de ese modo ante nadie. Pero, si es usted tan obstinada y profesional como él dice que es, estoy convencido de que puede funcionar.
—¿Quién me ha recomendado?—preguntó curiosa.
—Es confidencial. Nosotros nos fijamos en usted y él decidió ser su pareja en esto. Escuche: usted y su hermana Leslie se parecen mucho. Y además es policía, ya trabaja para la ley. Queda una semana para los juegos de D&M. Entiendo que esto es muy inesperado, así que le daré esta noche para que se lo piense... Pero, si al final acepta, su instrucción empezará inmediatamente.
—¿De qué tipo de instrucción está hablando?
—Le explicaremos cómo funciona el rol y tendrá todos los archivos del caso. Y le enseñarán a ejercitar su papel y a entender el mundo de la dominación y la sumisión. Tendrá que sentirla en carne propia, señorita Connelly. ¿Comprende lo que le digo?
Cleo sabía que se estaba metiendo en camisa de once varas. Ni siquiera confiaba en que fuera capaz de relajarse ante un hombre con un látigo, un hombre que, seguramente, no iba a conocer de nada. Pero también tenía consciencia de lo que suponía ejercer su trabajo. Agente especial, agente doble... La acción que ella anhelaba estaba ahí, los sacrificios debían asumirse y, sobre todo, su hermana la necesitaba. Aquella era la única razón por la que aceptaba.
—No tengo que pensar nada. Acepto, por supuesto —levantó la barbilla.
—Leslie tuvo tres meses de preparación para asumir su papel como sumisa —explicó Elias.
—¡¿Tres meses?! —Imaginarse a L entrenando sin ropa con un potro no era una imagen agradable—. ¿Y yo solo voy a tener una semana? Esto no va a funcionar —negó con la cabeza—. Es demasiado precipitado...
—Lo sé. Pero no hay tiempo. Clint y ella se entrenaron juntos para estar plenamente sincronizados como pareja. No podemos despertar sospechas y se tienen que fusionar con el ambiente. Usted lo hará estos días con su compañero, que todavía sigue en misión; de hecho es el agente especial al mando. Entrarán juntos, como amo y sumisa. Él necesitará a alguien que no levante suspicacias. ¿Puede asumir ese papel o es demasiado?
Cleo arqueó una ceja y lo miró como si fuera una cucaracha.
—Acepto por mi hermana, subdirector Elias. Pienso encontrarla.
—Bien —sonrió más relajado.
—Pero si me infiltro, les ayudo y saco a mi hermana del agujero en el que esté metida, ustedes me aceptarán en el FBI.
Elias aceptó sin dudarlo. Cleo era su única esperanza, y si el agente especial Romano se había ofrecido a instruirla y a entrar en el torneo con ella, era por una razón: la chica ayudaría en la misión y se adaptaría bien. Además, Lion no se había equivocado. Había asegurado que Cleo no perdería la oportunidad de exigir su lugar en el FBI, y así había sido. Al parecer, conocía a esa impetuosa joven muy bien. Pero no le extrañaba nada. Lion estaba especializado en perfiles.
Abrió su carpeta negra y extrajo las hojas de su precontrato con la seguridad Estatal.
—Aquí tiene su contrato como agente especial de la Oficina Federal de Investigación. De ahora en adelante, trabajará para nosotros. Él nos dijo que pediría justamente esta gratificación.
Caray, qué eficacia... Cleo se había imaginado ese momento de mil formas distintas, y en ellas siempre estaba celebrándolo con su hermana. Pero Leslie se hallaba en paradero desconocido, sola, y puede que herida y vulnerable... Y ella había sido precontratada por el FBI para encontrarla. No había ni una pizca de felicidad en su alma.
—Firme aquí.
Cleo, aturdida, firmó donde señalaba el índice del subdirector.
—Si todo se desarrolla con éxito, cuando regresen, oficializaremos su entrada en el cuerpo. Mientras tanto, en unas horas, nuestro agente al mando se pondrá en contacto con usted y le informará sobre cómo van a desarrollar esta misión. —Tomó su carpeta y se levantó del sofá. Con gesto automático le ofreció la mano—. Ha sido un placer.
—Ya... Gracias —aceptó su mano. Retiró el flequillo rojo de sus ojos verdes y se abrazó por la cintura mientras acompañaba al subdirector a la puerta. Se había quedado destemplada—. ¿Señor Montgomery?
—Dígame —preguntó mientras descolgaba su americana oscura de la percha de madera de la entrada.
—No se mueva —se acercó a él y sonrió, aunque el gesto no le llegó a los ojos—. Tiene a Ringo en su hombro.
—¿Ringo? —preguntó inclinando la mirada. Sus ojos azules se toparon con los ojos locos de un bicho que cambiaba de color, de verde a rojo—. ¿Es una iguana? —Su cara manifestaba repulsión.
—Es un camaleón —lo cogió apresuradamente y lo cubrió con sus manos, dejando solo su cabeza descubierta—. Tiene la mala costumbre de camuflarse con los invitados. Pero creo que es daltónico... Su americana es de color negro —se echó a reír, esta vez con más ganas.
El hombre miró a la joven de arriba abajo. Con esa camiseta, el pelo rojo, los ojos tan verdes que tenía y lo menuda que era, tuvo la sensación de que era una especie de ninfa inocente a la que se la iba a meter en un mundo de oscuridad y sombras. Él no tenía ni idea de lo que era estar en ese ambiente. Dominación y sumisión eran palabras mayores. Intimidaban mucho, y admiraba a sus agentes por infiltrarse en ese reino prohibido para muchos.
Cleo era igual de valiente que su hermana. No había duda.
—Dé lo mejor de usted, señorita Cleo. Acaba de entrar en la misión
Amos y Mazmorras
.
—Lo haré, señor —asintió con la barbilla—. ¿Puedo hacerle una pregunta?
—Dispare.
—¿Quién es él? —Solo había una persona que pudiera conocerla de ese modo, que supiera su ansiedad por entrar en el cuerpo, y que entendiera su inconsciencia e impulsividad a la hora de aceptar una misión como esa.
—El agente Lion Romano. Él está al mando.
Si el subdirector vio la sorpresa y el impacto que le provocó aquella revelación lo supo disimular muy bien.
Montgomery abandonó su casa con el precontrato firmado y con la esperanza de que ella pudiera ayudarles.
Pero Cleo estaba en medio de un ataque de inseguridad.
Lion Romano.
Sin pensarlo dos veces, subió a su habitación y dejó a Ringo en su espectacular terrario. Volvió a enfundarse la ropa de boxeo y bajó al jardín.
Su hermana Leslie estaba en peligro.
¡Dos puñetazos arriba! ¡Uno abajo! ¡Patada voladora!
Lion era el agente al mando de su misión. Era el superior de Leslie, pero nunca pensó que trabajarían juntos en aquel caso. Lion en un caso de amos y sumisas... Infiltrado. Dios...
¡Patada! ¡Patada!
Leslie siempre había sido una mujer muy íntegra y honesta, pero mucho menos flexible que ella. Era elegante y serena, y tenía un aura especial que inspiraba respeto en los demás.
¡Puñetazo! ¡Patada!
¿Qué sintió cuando empezó a instruirse en el DS? ¿Una mujer como ella aceptaría ese rol? Tuvo que hacerlo para interpretar tan bien su papel, ¿no?
Pero imaginársela en manos de los Villanos o de la maldita Reina de las Arañas le revolvía el estómago.
Tantas preguntas sin respuesta...
¡Patada! ¡Puñetazo al frente! ¡Izquierda, derecha! ¡Izquierda, derecha!
Una pelota de angustia atoró su garganta y, de repente, se dobló sobre sí misma y vomitó. Con los ojos rojos fijos en el césped, no dejaba de pensar en que L estaba en peligro. ¿Y si le estaban haciendo daño? ¿Y si abusaban de ella? ¿Y si...?
—Leslie... —gimoteó entre lágrimas. Se incorporó y, dando un paso derrotado, dio un último puñetazo al saco para luego abrazarse a él y llorar.
Lloraba como nunca lo había hecho. Por nervios, por miedo, por rabia... Porque L nunca le explicó lo que hacía; porque, como hermanas, nunca se sinceró con ella ni le dijo cómo se sentía con el papel que estaba desempeñando... Porque no la pudo ayudar; y porque cuando la cogieron, ella no estaba ahí para detenerlos.
Los sollozos de Cleo fueron sofocados por Mr. Lonsdale, pero el dolor que sentía su alma solo sería sofocado por las ansias de venganza.
Y su archienemigo, Lion Romano, por muy odioso y prepotente que fuera, tenía que dar lo mejor de él para ayudarla. Iba a ser su superior. Su instructor...
Apoyó la frente en el saco y sorbió las lágrimas.
—Menuda mierda...
En esa misión no importaban ni su orgullo ni la inquina que se tenían. Solo importaban Leslie y las otras personas que estuvieran en su misma situación.
Debían liberarlas.
 
Capítulo 3

 

 

Lion
observaba desde su Jeep Wrangler negro al subdirector Montgomery salir del porche de la adorable casita de la pequeña Cleo. Seguramente la joven policía había reaccionado tal y como él le había dicho a su superior.

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