Título (18 page)

Read Título Online

Authors: Autor

BOOK: Título
3.99Mb size Format: txt, pdf, ePub

Al declarar intocables a esos dos hindúes el 13 de marzo por el procedimiento de asignarles la condición de testigos protegidos, los nombres de los dos dueños de Sindhu Enterprise se ocultaron a todo el mundo durante muchas semanas después del atentado, hasta el punto de que la opinión pública, los periodistas especializados e incluso el juez pensaban que los dos hindúes que habían vendido las tarjetas a Zougham eran los mismos que habían sido detenidos por vender los teléfonos móviles.

Esa confusión se mantendría durante meses, pero estamos hablando de hindúes distintos. Aunque en la India se abolió el sistema de castas hace mucho tiempo, parece que en algunos lugares siguen perdurando las diferencias entre hindúes: a unos se los detiene por vender unos teléfonos móviles, mientras que a otros se los declara intocables por vender unas tarjetas. Unas tarjetas que llevaban, de manera directa, a los miembros de la trama.

¿Por qué tantas mentiras, tantas cortinas de humo, tantos comportamientos extraños?

Palabras finales

Decíamos al principio que resulta incomprensible que el 13 de marzo no se detuviera a esos miembros de una supuesta célula española de Al Qaeda a los que se llevaba vigilando dos años y que, en su lugar, se decidiera detener y poner en la picota a cinco cabezas de turco. ¿Hubiera podido evitarse la explosión del piso de Leganés si los dueños de Sindhu Enterprise hubieran declarado desde el principio a quién vendieron realmente la tarjeta de la mochila de Vallecas, es decir, si no se hubiera desviado la atención de todos hacia las cabezas de turco?

Avanzábamos la sospecha en el capítulo anterior de que alguien hubiera intentado deliberadamente dar tiempo a que algunos de los presuntos terroristas se concentraran en Leganés. Esa sospecha surgía al analizar el extraño retraso en el registro del piso de
El Tunecino
, en el que la Policía no entra hasta después de la explosión de Leganés, a pesar de que el domicilio de
El Tunecino
se tenía ya controlado un año antes del 11-M.

Son ya muchos los datos tenebrosos que vamos extrayendo del sumario: la jugada de las detenciones del 13-M, la cancelación de las escuchas a
El Chino
el 12 de marzo, la inexplicable puesta en libertad de varias personas vinculadas a los hermanos Almallah, el retraso en el registro del piso de
El Tunecino

Parece como si, a cada paso que damos, apareciera siempre al fondo el mismo espectro tenebroso, el fantasma de Leganés, como una especie de destino prefijado e inexorable para aquellos miembros de la trama que más información hubieran podido aportar.

Hora es ya, por tanto, de enfrentarse a los espectros y de echar un primer vistazo a lo que esconde ese fantasma que surge inevitable detrás de cada esquina.

Capitulo 18

¿Que ocurrió en Leganés?

Hasta los más acérrimos defensores de la versión oficial no han podido evitar hacerse alguna vez la pregunta: ¿se suicidaron o les suicidaron?

El asunto de Leganés resulta especialmente intrigante. La versión oficial es clara como el agua ("
los responsables del 11-M, al verse rodeados por la Policía, decidieron inmolarse, haciendo estallar el piso y llevándose por delante la vida del miembro del GEO Francisco Javier Torronteras
") y todos los datos que se han ofrecido a la opinión pública parecen corroborar esa versión oficial. Pero entonces, ¿por qué tenemos todos la incómoda sensación de que algo no cuadra?

Son numerosísimos los datos y testimonios que certifican la versión oficial. Todos sabemos que la Policía rodeó aquella casa, porque hemos visto las imágenes por televisión.

Todos tuvimos oportunidad de oír, de labios de algún vecino de esos inmuebles, entrevistado por los medios de comunicación, cómo se produjo un larguísimo intercambio de disparos entre la Policía y los terroristas, los cuales proferían gritos y entonaban cánticos en árabe mientras disparaban por la ventana. Todos hemos leído cómo aquellos terroristas llamaron a sus familiares para despedirse e incluso se ha publicado la transcripción parcial de una de esas conversaciones, grabada por la Policía.

Todos pudimos ver el estallido de aquel piso, captado por un videoaficionado y emitido por Antena 3. Todos asistimos sobrecogidos a las imágenes del entierro del geo Torronteras, celebrado al día siguiente… En definitiva, todos los datos parecen apuntar a que las cosas sucedieron tal como nos las cuentan. Y sin embargo, a pesar de todo ello, a pesar de las evidencias, ninguno hemos podido evitar hacernos esa pregunta: ¿se suicidaron o les suicidaron?

¿Por qué nos asaltan entonces esas dudas en algo que parece tan claro?

Un guión de película

Resulta paradójico, pero la razón de esa incredulidad radica, precisamente, en lo claro y lo providencial que parece todo. De un lado, el episodio completo es tan perfectamente previsible, tan teatral, que no podemos evitar la sensación de estar asistiendo a una puesta en escena: policías que acordonan y desalojan el barrio; árabes que profieren cánticos guerreros mientras disparan ráfagas de metralleta por la ventana; helicópteros sobrevolando la zona mientras los medios de comunicación conectan en directo con el escenario del drama; un piso que explota con todos los terroristas dentro, los cuales se llevan a la tumba el secreto de su crimen… ¿Verdad que parece un guión? Al analizar los hechos, es imposible resistirse a esa vocecita que nos susurra al oído: "
si yo necesitara remachar ante la opinión pública, mediante una escena fabricada, la idea de que el 11-M fue un atentado islamista, ése es el tipo de escena que habría elegido
".

Hay un párrafo de los informes policiales donde se describe el intercambio de disparos entre los terroristas y las Fuerzas de Seguridad y que ilustra a la perfección esa teatralidad a la que me refería:

En esos momentos (se refiere a poco después de iniciarse el desalojo de los vecinos), el grupo de policías que se encontraban en la parte trasera del edificio, controlando las vías del patio interior, observan en varias ocasiones cómo los individuos que se encontraban encerrados en el inmueble 1º 2ª, levantaban las persianas con la mano y realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior, acompañados de frases en lengua árabe y en castellano, tales como "
vamos a morir matando
".

¿"
Vamos a morir matando
"? ¿Por qué al leer ese párrafo no puedo evitar la sensación de que alguien está sobreactuando?

Los buenos espectáculos tienen el efecto de "
suspender la incredulidad
" en los que los contemplan. Podemos estar viendo una escena de marcianos o un diálogo entre Einstein y Gengis Khan: ni los anacronismos ni las fantasías más desbordantes consiguen acabar con esa "
sensación de verosimilitud
" que desprenden las buenas películas. Y, sin embargo, cuando una película es mala, cuando el guión es forzado, cuando se producen en la trama casualidades inexplicables para apuntalar la historia o, simplemente, cuando la puesta en escena no está suficientemente elaborada, la incredulidad aflora en el espectador y éste comienza, casi sin quererlo, a fijarse en los fallos del guión.

En ese sentido, es tan providencial esa aparición de los suicidas que no habían sido hallados en los trenes, es tan providencial esa desaparición de testigos incómodos, es tan providencial esa demostración sangrienta de radicalismo islámico… que no podemos evitar decirnos a nosotros mismos que el guionista se ha pasado tres pueblos.

Y, una vez que ha aflorado la incredulidad, entramos a analizar el guión y nos encontramos con que no tiene ningún sentido.

¿Por qué se suicidaron?

En primer lugar, ¿por qué se tenían que suicidar los terroristas? Si no lo habían hecho en los trenes, ¿qué sentido tiene que lo hicieran tres semanas después? ¿Qué objetivo perseguían? ¿Matar a un miembro del GEO? Como me señaló en cierta ocasión mi buen amigo Asís, puestos a suicidarse, podían haber elegido un lugar más abarrotado de público, porque es la única vez en la historia que en lugar de suicidarse uno para matar a siete, se suicidan siete para matar a uno. No tiene ninguna lógica.

De hecho, es que ni siquiera tenían que haber elegido otro lugar distinto para causar más víctimas: si lo que querían era morir matando, ¿por qué no hicieron estallar el piso mientras los vecinos se encontraban aún en sus casas?

¿Por qué esperaron educadamente a que se desalojaran ocho bloques de viviendas antes de hacer estallar el piso?

La verdad, tanta consideración me resulta incomprensible en alguien que se supone que acaba de asesinar a 200 personas tres semanas atrás.

¿Por qué se da la orden de entrar en el piso?

En realidad, no es cierto (como decíamos al principio del artículo) que los presuntos terroristas se suicidaran al verse rodeados por la Policía. Las primeras unidades policiales llegan a ese piso en torno a las 14:15 del sábado 3 de abril, según consta en los informes incorporados al sumario. El grupo del GEO no llegaría hasta las 19:45. Y es una hora más tarde, a las 21:03, al intentar entrar los miembros del GEO en el piso, cuando se produce la explosión. Los terroristas estuvieron rodeados por la Policía más de seis horas sin que se hicieran estallar, así que no fue el verse rodeados lo que les impele a la inmolación.

Por tanto, sería más correcto decir que los presuntos terroristas se suicidaron no al verse rodeados, sino cuando los geos intentan asaltar el piso. Y éste es el segundo aspecto extraño de la historia: ¿por qué hubo que asaltar ese piso?

A lo largo de sus muchos años de existencia, el grupo del GEO no había tenido ninguna baja, en buena medida porque son suficientemente profesionales como para no asumir riesgos innecesarios.

En un caso como el que nos ocupa, la manera normal de proceder es cansar a los terroristas: iniciar una larga negociación (algunas negociaciones de los geos se han llegado a prolongar más de 12 horas), esperar a que el cansancio haga mella en las personas que están dentro del piso, aguardar a las horas más bajas de la madrugada, cuando tienen los sentidos más embotados, y sólo entonces, si las negociaciones no han dado fruto y si es absolutamente imprescindible, realizar un asalto.

Repitamos: sólo si es absolutamente imprescindible.

En este caso concreto, ¿puede alguien decirnos por qué era imprescindible asaltar ese piso? Los terroristas estaban rodeados, aislados en la vivienda, así que era imposible que se escaparan; no tenían rehenes cuya vida estuviera en peligro; los ocho bloques de viviendas habían sido desalojados, por lo que no había tampoco riesgo para la vida de ningún civil… Entonces, ¿qué motivo tan poderoso había para intentar entrar, en lugar de esperar pacientemente? En caso de que los terroristas trataran de salir, podían ser fácilmente abatidos, y si intentaban estallarse dentro del piso, lo mejor era dejar una prudencial distancia de seguridad. Por tanto, ¿qué poderosa razón existía para que los geos asumieran un riesgo completamente innecesario?

¿Quien dio la orden de asaltar ese piso y porque se tomo esa decisión?

¿Por que se suicidaron volando el piso?

Tampoco parece tener sentido el modo en que se produce ese supuesto suicidio. La explosión se produce en el interior, cuando los geos intentan asaltar la vivienda. ¿Por qué los terroristas no salen todos en tropel al encuentro de los geos? ¿Por qué se inmolan dentro del piso, en lugar de tratar de ocasionar un mayor daño a la fuerza asaltante?

¿Por qué, por ejemplo, en lugar de hacer estallar el piso, no salen al encuentro de los asaltantes disparando con sus fusiles automáticos, hasta caer abatidos? ¿Por qué no eligieron alguna otra manera de ocasionar más daño?

Pensemos en lo siguiente: esos presuntos terroristas disponían (según nos dicen) de una gran cantidad de goma-2 amasada en la vivienda y disponían también de cables y detonadores. Lo que usted o yo haríamos, querido lector, si quisiéramos morir matando, es disponer esa dinamita para hacerla estallar cuando los geos entraran, con el fin de matarlos a ellos. Pero, en lugar de eso, lo que los presuntos terroristas hacen es… ¡ponerse la dinamita alrededor y matarse ellos mismos! Más que islamistas radicales, debían de ser oligofrénicos.

¿Que intercambios de disparos hubo?

Tampoco lo que sucedió antes de la llegada de los geos resulta muy claro. A partir de las tres de la tarde (según los informes policiales y las declaraciones de los vecinos) se producen intensos intercambios de disparos entre los habitantes del piso y las fuerzas policiales que rodeaban el inmueble, intercambios de disparos que hacen que la Policía comience el desalojo del bloque de viviendas y que duraron un par de horas.

Esos disparos estaban acompañados de cánticos y de amenazas en castellano y árabe. Fijémonos de nuevo en la parte final de ese párrafo de los informes policiales que citaba al principio del artículo: levantaban las persianas con la mano y realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior, acompañados de frases en lengua árabe y en castellano, tales como "
vamos a morir matando
".

No entiendo muy bien a qué viene la teatralidad esa de disparar mientras gritan "
Vamos a morir matando
", que tanto recuerda al "
Ha llegado tu hora, Morgan
" de las malas películas del Oeste. ¿Para qué dicen eso? ¿Para que la Policía esté prevenida de cuáles son sus intenciones? Si querían morir matando, ¿para qué lo avisan? ¿Para que las Fuerzas de Seguridad tomen sus precauciones?

Pero, dejando aparte esa teatralidad, es que tampoco comprendo muy bien el resto de la escena. ¿Qué quiere decir lo de "
realizaban ráfagas de disparos hacia el exterior
"? ¿Quiere decir que disparaban a la Policía? ¿A los transeúntes? ¿Al aire? ¿Resultó herido algún policía o transeúnte por esos disparos? ¿Se encontró algún proyectil en algún sitio? ¿Por qué los informes de balística no mencionan ninguno? ¿Hizo alguno de esos proyectiles algún agujero en un lateral de un coche, en un cristal de una ventana, en algo?

Examinando las actas de la inspección ocular realizada tras la explosión, así como los listados de las muestras recogidas por los Tedax, en el piso de Leganés aparecieron (dejando aparte los cartuchos que estaban dentro de sus cargadores y que por tanto no habían sido disparados) cinco cartuchos sueltos sin percutir y cinco vainas percutidas. ¿Dónde están las numerosísimas vainas que hubieran debido quedar después de dos horas de intercambio de disparos con los subfusiles Sterling que se encontraron en Leganés? Esos subfusiles tienen cargadores de 34 cartuchos y una cadencia de fuego de 550 disparos por minuto. ¿Se volatilizaron todas las vainas de las balas disparadas?

Other books

Mount Pleasant by Don Gillmor
The Last Original Wife by Dorothea Benton Frank
Always Summer by Criss Copp
The Breath of Suspension by Jablokov, Alexander
Courier by Terry Irving
Killer of Killers by Mark M. DeRobertis
The Lost Quilter by Jennifer Chiaverini