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Igual que es imposible que subiera en Torrejón (como declara el testigo C) al tren Santa Eugenia, que también venía detrás del de Atocha.

Sin embargo, las declaraciones de los testigos B y C sí son compatibles entre sí, porque podría ser que el individuo visto por el Testigo B subiera en Alcalá al tren de El Pozo, bajara en Torrejón y subiera después en esa estación al tren que explotó en Santa Eugenia. Teniendo en cuenta esta incompatibilidad horaria, y teniendo en cuenta también que el Testigo A sólo pudo reconocer a Zougham con dudas, quedémonos con los testigos B y C, que es lo que hicieron tanto la Policía como el juez.

El diablo está en los detalles

Sin embargo, al analizar los detalles de las declaraciones de los Testigos B y C, se pueden detectar fácilmente las contradicciones. Los dos testigos dicen que vieron un hombre de tez oscura ("
gitano o árabe
", dice uno; "
gitano o indio
" dice el otro); sin embargo, Zougham no tiene la tez excesivamente oscura, o al menos no tanto como para que hubiera llamado la atención de los dos testigos de esa manera.

De todos modos, admitamos que la tez de Zougham pueda calificarse como oscura. Aún así, existen tres contradicciones flagrantes:

1) El Testigo B dice que el hombre que él vio tenía el pelo "
rizado, moreno, no muy corto
", mientras que el Testigo C dice que el INDIVIDUO 2 (Zougham) tenía el pelo "
despeinado, moreno, largo hasta los hombros y liso
".

2) Según el Testigo B, Zougham vestía "
una chaqueta de color marrón no muy claro
", mientras que el Testigo C vio a Zougham con un tres cuartos de color negro y pantalones vaqueros.

3) Todavía más extraño: según el Testigo B, el individuo que él vio llevaba una escayola en la nariz, cosa que el Testigo C no detectó.

En consecuencia, si damos por buenas las declaraciones de los dos testigos, ¿cuál sería el relato de los hechos?

¿Qué tal suena algo como "
Zougham sube al tren de El Pozo en Alcalá con una escayola en la nariz, una chaqueta marrón y su pelo rizado natural, deja una bolsa de deportes debajo del asiento, se baja en Torrejón, se quita la escayola de la nariz, se pone una peluca que le llega hasta los hombros, cambia la chaqueta marrón por un tres-cuartos negro, coge una mochila que algún compinche le tuviera preparada en esa estación de Torrejón, sube al tren de Santa Eugenia junto con ese compinche, deposita la mochila junto a una puerta y se baja en una estación posterior
"?

¿Le parece absurdo ese relato de los hechos? A mi también.

Resulta muy difícil que Zougham fuera esas dos personas que esos dos testigos vieron en los trenes. Como mucho, podría ser una o la otra. El hecho de que ambos reconocimientos sean compatibles desde el punto de vista temporal no implica que sean compatibles desde otros puntos de vista. Aquellos dos testigos vieron, muy probablemente, a dos personas distintas.

Hay otros detalles que permiten poner en cuestión tanto una declaración como la otra. Por ejemplo, el Testigo B reconoce que "
no pudo observar el rostro
" del sospechoso, porque sólo lo vio de perfil; sin embargo, cuando se le enseñan las fotografías dice que le reconoce "
sin ningún género de dudas
". Por su parte, el Testigo C describe a la persona que vio como alguien "
con cara alargada y gran nariz
". La nariz de Zougham no es pequeña, pero calificar su cara de alargada resulta muy difícil.

Pero, por si faltaba algo para poner en duda la versión del Testigo C, existe otra contradicción directa con los hechos, y es que en el tren de Santa Eugenia no explotó ninguna bomba situada en el suelo junto a la puerta (que es donde el Testigo C vio a Zougham depositar su mochila), sino que la bomba de Santa Eugenia estaba colocada en un altillo portaequipajes. Resulta enormemente dudoso que aquella persona que vio el Testigo C fuera un terrorista, por mucho que a él le llamara la atención esa persona.

Las ruedas de reconocimiento

El día 25 de marzo, el juez Del Olmo ordenaba que los dos testigos B y C realizaran una rueda de reconocimiento, para ver si ratificaban la identificación de Zougham. En su orden, el juez Del Olmo indicaba expresamente que la rueda se compusiera con el acusado y otras 6 personas "
de características físicas semejantes
".

Pues bien, al día siguiente se realizaban, en efecto, esas ruedas, en las que cada testigo se enfrentó con 7 personas.

De esos siete individuos entre los que el testigo tenía que elegir, el único "
moro
" era… Jamal Zougham. Ambos testigos identificaron a Zougham sin problemas, claro, aunque aún así el Testigo C dijo que cuando él lo vio, "
tenía el pelo más liso
".

¿Estaban mintiendo esos testigos? ¿Acaso no habían visto a Zougham? ¡Por supuesto que le habían visto! Le habían visto numerosísimas veces antes de esas ruedas de reconocimiento. ¿Hay algún español que no conozca la cara de Zougham o que no le haya visto centenares de veces en los medios de comunicación? Pero donde dudo mucho que le hubieran visto es en los trenes.

¿Me calificarán de exagerado si digo que la validez de esos reconocimientos y de esos testimonios durará 10 minutos el día en que se celebre el juicio? ¿Qué pasará entonces, cuando el único acusado de ser autor material quede en libertad?

Resulta enormemente preocupante que un posible inocente esté acusado de 192 crímenes que no ha cometido. Pero hay algo todavía más preocupante: que se pueda estar utilizando a un inocente para evitar que se castigue a los verdaderos culpables de esos crímenes.

Capitulo 22

Voces autorizadas

El 25 de septiembre de 2005, el periódico
El País
publicaba una noticia que ilustra a la perfección los intentos de confundir al juez Del Olmo a lo largo de la instrucción del sumario del 11-M. La noticia decía lo siguiente:

"Un informe del equipo legal del 11-S liga la red de Al Zarqawi con detenidos del 11-M. Un informe incluido en el sumario del 11-M revela los vínculos entre el grupo de Abu Musab Al Zarqawi, el hombre que aterroriza Iraq, con algunos de los detenidos en España por los atentados de Madrid. El dossier fue reclamado por el juez Juan del Olmo a Jean-Charles Brisard, cuyo equipo legal ha demandado, en representación de 5.600 víctimas del 11-S, a varias empresas saudíes por financiar a Al Qaeda. El texto relaciona con la red de Al Zarqawi a Jamal Zougam, a su hermanastro Mohamed Chaoui, al huido Amer el Azizi, a Said Chedadi y, también, a Abu Dahdah".

El informe

Jean-Charles Brisard es, en efecto, un experto en cuestiones de terrorismo internacional. Una persona de prestigio que ha elaborado algunos conocidos informes para la ONU sobre las redes de financiación de Al Qaeda. Esos informes, en los que desvela las conexiones de ciertos financieros saudíes con las redes terroristas islámicas, le han valido diversas querellas, cuyo resultado ha sido positivo para Jean Charles Brisard en algunos casos y negativo en otros, dependiendo de la legislación concreta vigente en cada uno de los países donde las querellas se presentaron. En cualquier caso, nadie le discute su condición de experto, ni tampoco su valentía al adentrarse en un terreno extremadamente peligroso. Es una verdadera voz autorizada en lo que a Al Qaeda se refiere.

Jean-Charles Brisard tiene una empresa de consultoría en Suiza, JCB Consulting, que juega un sorprendente (y no muy brillante) papel en el sumario del 11-M. El 2 de abril de 2004, JCB Consulting enviaba por fax un peculiar informe al juez Juan Del Olmo sobre Abu Musab al Zarqawi, uno de los presuntos dirigentes del terrorismo de Al Qaeda en Iraq; ese informe se incorporaría al sumario un mes después, en mayo de 2004 (luego veremos con qué resultado).

El informe, que tiene 40 páginas, está escrito en inglés y consta de dos partes: un relato sobre el pasado y las actividades de Al Zarqawi y una serie de transparencias de soporte que ilustran y complementan esa información. Ese informe contiene diversos datos sobre Abu Musab Al Zarqawi y su red terrorista. Pero lo primero que uno se pregunta al leerlo es: ¿por qué manda JCB Consulting semejante informe al juez Del Olmo? ¿Qué tiene que ver con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?

La respuesta a la primera pregunta es sencilla. JCB Consulting mantiene, como nos confirmó telefónicamente un empleado de dicha empresa, unas excelentes relaciones con el juez Garzón, con quien intercambia frecuentemente información acerca de las redes terroristas islámicas. En el informe, de hecho, se ilustran con datos extraídos de sumarios instruidos por Baltasar Garzón varias de esas supuestas conexiones de las redes terroristas. De modo que el enviar ese informe al juez Del Olmo no tenía otro objeto, según la persona de JCB Consulting que nos atendió telefónicamente, que ayudar al esclarecimiento de los hechos del 11-M, en justa correspondencia por la ayuda prestada por Garzón en otras ocasiones, a la hora de recabar información sobre el entramado de Al Qaeda. Ni el juez Del Olmo había solicitado ese informe, ni JCB Consulting había sido contratada por nadie para elaborarlo.

Objetivo: Jamal Zougham

La respuesta a la segunda pregunta (¿qué tiene que ver con el 11-M ese informe sobre Al Zarqawi?) la daba
El País
en la noticia a la que antes hacíamos referencia: el informe enviado por JCB Consulting al juez Del Olmo pretende relacionar, en efecto, a Al Zarqawi con dos de los detenidos del 13-M, Jamal Zougham y Mohamed Chaoui, aunque esa pretensión no resulta muy exitosa, como vamos a ver.

De las 40 páginas del informe, sólo dos tienen relación con el 11-M y en ellas se dice, en efecto, que Jamal Zougham y Mohamed Chaoui están conectados con el jefe de Al Qaeda en España, Abu Dahdah, que a su vez tiene contactos con Al Zarqawi. El informe no proporciona ninguna prueba de esa relación, limitándose a apuntar que existieron en el pasado contactos entre Jamal Zougham y Abu Dahdah, contactos que, como ya sabemos, motivaron que Jamal Zougham declarara hace unos meses como testigo (no como acusado) en el juicio contra Abu Dahdah.

Junto a esa imputación gratuita contra Zougham, las dos páginas del informe dedicadas al 11-M contienen una sorprendente acumulación de vaciedades, generalidades y errores. Entre otras cosas, el informe de JCB Consulting habla de que hay un marroquí llamado Mustafá Barkani detenido por la Policía española por su relación con el 11-M; sin embargo, en el sumario del 11-M no aparece ningún implicado con ese nombre. El informe dice también que Amer El Azizi, terrorista supuestamente ligado a Al Qaeda, está detenido por la Policía española desde 2002; sin embargo, lo cierto es que Amer El Azizi se encuentra en busca y captura y se ignora actualmente su paradero.

Resulta sorprendente que un experto internacional en cuestiones de terrorismo islámico envíe un informe con errores tan garrafales. Pero más sorprendente resulta el hecho en sí de que se envíe un completo informe de 40 páginas para, al final, extraer una sola conclusión: que Jamal Zougham, el culpable oficial del 11-M, está relacionado con Al Qaeda. Conclusión para la que, por otra parte, el informe no aporta un solo argumento útil.

Hasta tal punto es absurdo el informe, que el juez Del Olmo ordenó, con muy buen criterio, que ni siquiera se incorporar al sumario una traducción del mismo, por considerar que los datos contenidos en el informe no guardaban ninguna relación con el 11-M.

Como vemos, la noticia publicada en
El País
contenía dos errores graves.

El primero, decir que ese informe había sido encargado por el juez Del Olmo. No es cierto: el juez Del Olmo no sólo no encargó ese informe, sino que, después de estudiarlo, lo desestimó por considerarlo irrelevante.

El segundo error es más sutil: en la noticia de
El País
se afirmaba que el informe relaciona a Al Zarqawi con Jamal Zougham. Esa aseveración no es completamente cierta: en el informe se afirma que existe esa relación, sí, pero sin aportar ni un solo dato, prueba o argumento mínimamente serio. Por eso el juez Del Olmo ordenó que ni siquiera fuera traducido para incorporarlo al sumario.

¿Trataba
El País
de intoxicar a la opinión pública, en un intento más de culpabilizar a la cabeza de turco oficial del 11-M, Jamal Zougham? Posiblemente no. Posiblemente el periodista de
El País
que firmaba la noticia es uno más de los intoxicados por esas fuentes policiales que han tratado de convencer durante dos años a todos los medios de comunicación de lo malo que es Jamal Zougham, volcando sobre él todo tipo de basura.

¿De donde salió ese informe?

Como ya hemos dicho, resulta sorprendente que un experto internacional como Jean-Charles Brisard emita un informe con errores de bulto como los que contiene el que recibió el juez Del Olmo. Tan sorprendente resulta, que no se puede evitar la sensación de que hay gato encerrado.

Un análisis más detallado del texto del informe nos revela, precisamente, cuál puede ser ese gato: en realidad, resulta muy dudoso que ese informe fuera redactado por Jean-Charles Brisard.

Al leer el texto en inglés del informe, lo primero que llama la atención es la estructura gramatical de las frases.

Nosotros, los españoles, tenemos la sensación de que los ingleses "
escriben las frases al revés
"; sin embargo, en el informe de JCB Consulting, redactado en inglés, la estructura de las frases es sorprendentemente española y directa. Tanto es así, que uno puede coger determinadas partes del informe y traducirlas de corrido en voz alta, sin detenerse a pensar cómo construir la frase en español.

Pero, además, es que el informe está plagado de términos ingleses absurdos que son traducción literal de expresiones españolas, un poco al estilo del famoso libro "
From lost to the river
". Así, por ejemplo, "
few time after…
", que parece la traducción literal de "
poco tiempo después…
" (que en inglés se diría "
shortly after
"). O también "
Spanish Police found a visit card of…
", traducción literal de la frase "
La Policía española encontró una tarjeta de visita de…
" (tarjeta de visita se dice en inglés "
business card
", no "
visit card
").

Por otro lado, algunas otras partes del informe están literalmente extraídas (sin modificación ninguna) de páginas web americanas que cualquiera puede consultar.

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