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¿Tiene algún sentido todo esto? Porque yo no se lo encuentro. Un fanático islamista (según la versión oficial) que en lugar de enorgullecerse ante su hijo de su hazaña, lo que le dice es que "
los de ETA se han pasado
". Un sanguinario terrorista (según la versión oficial) que celebra tranquilamente una fiesta familiar ocho días después del atentado. Incluso para un terrorista descerebrado, el comportamiento resulta de lo más chocante.

Pero, de nuevo, es otro detalle el que más desconcertado me deja. Aquel mismo día 19 de marzo, Jamal Ahmidan se dirige muy enfadado a casa de uno de sus vecinos y, de muy malos modos, le dice que alguien le ha robado una de sus seis cabras y que si él ha visto algo.

Estamos hablando de un supuesto terrorista que acaba de asesinar a 192 personas hace menos de diez días.

Estamos hablando de un supuesto terrorista que le ha comprado los explosivos a un sujeto (Suárez Trashorras) que acaba de ser detenido el día anterior. Estamos hablando, por tanto, de alguien que lo menos que podría esperar es que la Policía se presente en su casa a detenerle de un momento a otro. ¿Y de qué se preocupa nuestro sanguinario terrorista en esas circunstancias? ¡Pues de que la han robado la cabra, naturalmente! ¿Qué cosa hay más importante para un terrorista que su cabra?

Capitulo 13

La casa de Morata

Hace escasas semanas, los españoles teníamos ocasión de conocer la sentencia contra la célula española de Al Qaeda acusada colaborar en la organización de los atentados de Nueva York. Una de las personas condenadas era Mohamed Needl Acaid, alias Abu Nidal.

Abu Nidal nació el 1 de marzo de 1967 y era sirio, como muchos de los otros procesados en ese mismo juicio contra Al Qaeda. Al igual también que muchos de los otros procesados, estaba casado con una española, la ceutí Nayat Fadal Mohamed. El matrimonio formado por Abu Nidal y Nayat juega, como tendremos ocasión de ver, un papel fundamental en los acontecimientos que rodean a los atentados del 11 de marzo.

La compra de la casa

En el año 1997, Abu Nidal compra una finca situada en la carretera que une Morata con Titulcia, dentro del término municipal madrileño de Chinchón, poniendo esa finca a nombre de su mujer Nayat, con la que se había casado en régimen de separación de bienes. Se trata de la famosa casa en la que nos cuentan que se prepararon las bombas del 11-M. En aquella finca, Abu Nidal construiría una casita de una planta y algunos chiscones auxiliares. Cuatro años después de la compra, en noviembre de 2001, la Policía detenía a Abu Nidal por su presunta relación con una célula española de Al Qaeda.

El primer alquiler

Según la declaración de la dueña de la casa ante la Policía, a principios de 2002 le encargó al hermano de Abu Nidal, llamado Mohamed, y a su amigo Walid Altarakji que buscaran inquilino para la finca, ya que tenía pocos recursos económicos.

En octubre de ese mismo año 2002 se presentó ante la puerta de la finca una mujer con la intención de alquilarla, llegando finalmente a un acuerdo. La dueña de la casa de Morata dice que supone que esa mujer apareció como consecuencia de las gestiones de los dos intermediarios sirios, Walid y Mohamed, porque en la puerta de finca no había ningún cartel que indicara que se alquilaba.

Esa mujer que alquiló la finca a finales de 2002 resultó ser la esposa de Mustafá Maimouni, que era cuñado de
El Tunecino
y que resultaría detenido en 2003 por su posible relación con los atentados de Casablanca. En la actualidad está en la cárcel en Marruecos.

El segundo alquiler

Como consecuencia de la detención de Maimouni, aquella finca quedaría vacía de nuevo a mediados de 2003, por lo que la dueña de la casa decide volver a encargar a los dos intermediarios sirios, Walid y Mohamed, que la alquilen.

Según las declaraciones ante la Policía y el juez, éstos ponen anuncios en el Segunda Mano y acuden también a una inmobiliaria, Arconsa, que es propiedad de los hermanos Rostom (de origen también sirio) y en la que trabajaba
El Tunecino
.

El 28 de enero de 2004, gracias a la intermediación de Mohamed, de Walid y de
El Tunecino
, la finca era vuelta a alquilar, esta vez a Jamal Ahmidan, alias
El Chino
, presunto terrorista del 11-M que moriría posteriormente en Leganés.

El mundo es un pañuelo

Hasta aquí, la historia oficial. Analizándola, uno no puede menos que maravillarse de lo pequeño que es el mundo y de cómo la vida está llena de casualidades.

Tenemos una casa perteneciente a un terrorista ligado a Al Qaeda que sólo es alquilada dos veces: la primera a un presunto terrorista (Mustafá Maimouni) que está preso por su presunta participación en los atentados de Casablanca y la segunda a Jamal Ahmidan, presuntamente implicado en los atentados de Madrid.

Además, la primera vez se alquila a una persona (Mustafá Maimouni) que resulta ser cuñado del empleado de la inmobiliaria que intermedia en el segundo alquiler.

Evidentemente, ese encadenamiento de circunstancias puede ser cualquier cosa menos casual:

O la dueña de la casa de Morata actuaba al dictado de su marido Abu Nidal, que estaba preso en aquellas fechas por colaboración con Al Qaeda, o los dos intermediarios sirios (Walid y Mohamed, el hermano de Abu Nidal) se dedicaban a ofrecer la casa a presuntos terroristas a espaldas de la dueña de la casa, o
El Tunecino
tropezó por casualidad con estos dos intermediarios sirios y aprovechó para "
colocar
" la casa, primero a su cuñado y luego a
El Chino
.

Aunque también cabría la posibilidad de que las tres cosas fueran ciertas a la vez.

El mejor de los culpables

Teniendo en cuenta que
El Tunecino
murió en Leganés, se trata del culpable más cómodo para todo el mundo. Al fin y al cabo, no va a tener ocasión de contradecirnos si decidimos que era él la única "
mano negra
" responsable de aquella cadena de alquileres. De hecho, es lo que ha sucedido en el sumario.

La dueña de la casa (que contaba con una buena abogada, Yamila Pardo) ni siquiera llegó a estar detenida en ningún momento. En cuanto a los dos intermediarios sirios, fueron detenidos el 29 de marzo de 2004 y liberados tres días después. En su declaración ante la Policía, realizada en perfecto castellano, Mohamed (el hermano del terrorista Abu Nidal) saca hábilmente a colación a Jadicha Candela, cuñada de Joaquín Almunia y madre de Yamila Pardo. A diferencia de lo sucedido con la inmensa mayoría de los detenidos por el 11-M, la Policía ni siquiera solicita la prórroga de la incomunicación para los dos sirios, por lo que ambos (Walid y Mohamed) declaran ante el juez el día 1 de abril de 2004.

Mohamed, que había declarado ante la Policía que no necesitaba traductor (por hablar perfecto castellano), declara el día 1 de abril en árabe ante el juez Del Olmo, asistido por el correspondiente intérprete. En esa declaración, le dice al juez que él "
siente como los españoles, está casado con una chica española y tiene un hijo; incluso ha tratado de entrar en un partido político en España para sentirse muy español
". En cuanto al otro intermediario, Walid, declara (al igual que Mohamed) que él no sabe nada de cómo es posible que se alquilara por dos veces sucesivas aquella casa a sendos terroristas. Los dos intermediarios quedarían en libertad al día siguiente, por decisión del juez Del Olmo.

Ante todo, amabilidad

La exquisita corrección con la que la dueña de la casa y los dos intermediarios fueron tratados por la Policía resulta sorprendente, por contraste con el trato dispensado a otros detenidos. Pero esa sorpresa es aún mayor al leer en el sumario las extrañas circunstancias acaecidas durante el registro del piso de Mohamed, el hermano de Abu Nidal.

A las 6 de la tarde del día 30 de marzo, el día siguiente a la detención de Walid y Mohamed, miembros de la UCIE (Unidad Central de Información Exterior de la Policía) se presentan en casa del hermano de Abu Nidal para proceder a un registro. Transcribo literalmente el comienzo del acta de registro, porque resulta memorable:

"
A la entrada, los funcionarios de la UCIE se encontraron con dificultades, no siendo factible la apertura de la puerta a pesar de haberlo intentado en repetidas ocasiones, debido a que se encontraban introducidas unas llaves en el interior de la vivienda. A posteriori, y tras llamar al timbre en reiteradas ocasiones, tras un lapso de tiempo de entre cinco y diez minutos, abrió la puerta de la vivienda la esposa del detenido, percibiéndose al entrar por los miembros de la Comisión un fuerte olor a quemado. Por la esposa del detenido se manifiesta que acaba de quemar un libro, que tenía miedo pero que carecía de importancia y que estaba escrito en árabe, haciendo entrega en ese acto de una mochila conteniendo papeles quemados
".

¿Verdad que es enternecedor? La Policía va a registrar el domicilio de una persona detenida por su presunta implicación en los atentados del 11-M, de una persona que ha intermediado en el alquiler sucesivo de la casa de Morata a dos presuntos terroristas… y, como hay unas llaves puestas en el interior, en lugar de echar la puerta abajo se dedica educadamente a llamar durante cinco o diez minutos, mientras la mujer del detenido quema papeles en el interior. ¡Admirable y civilizado comportamiento policial! Es el único caso, en todo el sumario del 11-M, de quema de documentos antes de un registro. ¿Conocía el juez Del Olmo esa circunstancia antes de tomar declaración a los dos intermediarios sirios el 1 de abril y decretar su puesta en libertad?

He de admitir que estoy confundido. Decía Churchill que "
la democracia es ese régimen en el que, si alguien llama a tu puerta a las seis de la mañana, puedes estar seguro de que es el lechero
". Pero entonces, si eso es la democracia, ¿cómo llamamos a ese otro régimen en el que, si la Policía llama a tu puerta a las seis de la tarde, tienes cinco o diez minutos para quemar los papeles comprometedores, aunque seas un presunto terrorista… siempre que conozcas a las personas adecuadas?

Capitulo 14

Amistades peligrosas

En el primero de los artículos hablábamos sobre las cuatro tramas superpuestas que se dieron cita el día de los atentados: los cabezas de turco de Lavapiés, la trama asturiana, la de Morata y una cuarta trama a la que denominábamos "
comando de la calle Virgen del Coro
", y de la que afirmábamos que era el verdadero núcleo duro del 11-M.

Sin embargo, los lectores que hayan seguido los capítulos publicados hasta el momento habrán sacado la impresión de que apenas hemos hablado de esa cuarta trama. Si tanta importancia tiene, ¿por qué nos hemos centrado hasta ahora en las otras tres tramas, dejando de lado a ese "
núcleo duro
"?

Un mapa de carreteras

En realidad, sí que hemos estado hablando constantemente de esa cuarta trama. Es verdad que no lo hemos hecho de una manera explícita pero, como veremos en éste y en sucesivos artículos, cuando hablamos de los teléfonos móviles del 11-M, es a Virgen del Coro a donde llevan los hilos; cuando hablamos de la casa de Morata, es en Virgen del Coro donde terminan las conexiones; cuando describimos el transporte de los explosivos, es de Virgen del Coro de donde parten las órdenes; cuando mencionamos, en fin, la conexión asturiana, el círculo vuelve a cerrarse, como veremos, en Virgen del Coro.

Incluso los caminos que conducen tanto a ETA como a Al Qaeda tienen en Virgen del Coro su kilómetro cero.

Nada mejor para describir a la cuarta trama que comenzar con un pequeño mapa de carreteras. La siguiente figura presenta a los principales actores de este enredo. Las personas rodeadas con un óvalo son las que podríamos considerar como integrantes de ese "
comando de la calle Virgen del Coro
", mientras que los recuadros rectangulares reflejan lo que quedaría fuera de la trama.

No se preocupe el lector si tiene la sensación de que todo es muy lioso. Durante un año y medio, se ha pretendido enterrar el 11-M en una avalancha de nombres y conexiones, aplicando el principio de que la mejor manera de esconder una aguja es en una montaña de agujas.

Hemos procurado cribar todas las informaciones irrelevantes e incluir sólo los detalles completamente esenciales, así que tómese su tiempo para examinar el diagrama un par de veces y acuda a él cuando sienta que se pierde en las explicaciones. De todos modos, como verá, tampoco son tan complejas.

Ante todo, dos advertencias. La primera es que las flechas de conexión no pretenden reflejar quién controlaba a quién. Asignamos una posición central, de la que emanan todas las conexiones, a los hermanos Almallah (uno de los cuales es el presunto terrorista que se afilió al PSOE tras el 11 de marzo) simplemente porque son estos dos hermanos los que se relacionan, de una u otra manera, con todos los diferentes actores. Pero no pretendemos decir, ni mucho menos, que fueran ellos los cerebros del 11-M. Es más, pensamos que no lo eran, aunque ya habrá tiempo de entrar en más detalles.

La segunda advertencia es que no queremos insinuar, en modo alguno, que todas las personas que aparecen en este diagrama tengan una responsabilidad en los atentados; ni siquiera todas las personas a las que identificamos como miembros del comando de Virgen del Coro. Quien deberá decidir sobre las responsabilidades es el juez. Nosotros vamos a describir, simplemente, las conexiones existentes y el papel que sabemos que cada uno jugó.

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