Read La puta de Babilonia Online
Authors: Fernando Vallejo
Teófilo quiere decir "amado por Dios" y en los primeros siglos del cristianismo de éstos hubo muchos. La Puta se hace la que no sabe cuál de todos fue el Teófilo de Lucas, pero yo sí sé: el sexto obispo de Antioquía, que escribió un tratado Contra Marción y tres libros Ad Autolycum que contienen la cronología del mundo hasta la muerte de Marco Aurelio en el 180, y que fue el primero en usar la palabra Trinidad para la unión de las tres personas divinas en Dios, y en distinguir entre la Palabra interna o inmanente en Dios y la Palabra emitida o proferida por Dios. ¡Qué menos para un personaje así que dedicarle dos opusculitos! Pero claro, hay que aceptar primero que éstos fueron escritos un siglo después de la destrucción del templo de Jerusalén y no unos años antes de ésta como pretende la Puta que prefiere que el Teófilo de las dedicatorias sea un simple hijo de vecino y no semejante obispo. Para mí no hay problema en que el Teófilo de Lucas sea el obispo de Antioquía porque estoy convencido de que los cuatro evangelios y los Hechos de los Apóstoles fueron escritos por el año 180, que es cuando se mencionan por primera vez juntos. Los menciona juntos Ireneo de Lyon (c130-c202) en su tratado Adversus haereses (3.11.8), donde afirma, con la autoridad de todo un Padre de la Iglesia: "Los Evangelios no pueden ser más ni menos en número de los que son pues hay cuatro zonas del mundo en que vivimos y cuatro vientos principales; y habiéndose propagado la Iglesia por toda la tierra, siendo su fundamento el evangelio y teniendo el Espíritu de la vida cuatro pilares (cuatro en forma pero sostenidos por un solo Espíritu) y los querubines cuatro caras y siendo cuadriformes las criaturas vivas, así el evangelio y la actividad del Señor son cuádruples y son cuatro las alianzas generales pactadas con Él: una por el arco iris cuando el diluvio de Noé, la segunda por el signo de la circuncisión cuando Abraham, la tercera cuando el otorgamiento de la Ley a Moisés, y la cuarta el Evangelio a través de nuestro Señor Jesucristo". Teófilo de Antioquía daba como razón el hecho de que Lázaro estuvo muerto sólo cuatro días. San Cipriano por su parte aducía que eran cuatro los ríos que regaban el paraíso. A todo lo cual, y como si fuera poco, en su prólogo al Evangelio de Marcos San Jerónimo agregó los animales de cuatro patas y los cuatro aros de las varas con que se cargaba el Arca de la Alianza. ¡Cómo no iba a desechar después el Tercer Concilio de Cartago los evangelios apócrifos mediando semejantes razones! Y con ellos de paso los muchos hechos y apocalipsis de su misma baja estofa. He aquí la lista de esos textos apócrifos que hacia el año 200 competían con los canónicos en estupideces y en sabiduría esotérica: el Evangelio de Pedro, el Evangelio de Matías, el Evangelio de Nicodemo, el Evangelio de Taciano, el Evangelio de Ammonio, el Evangelio de Felipe, el Evangelio de Valentino, el Evangelio de María, el Evangelio de Tomás, el Evangelio de los Hebreos, el Evangelio de los Ebionitas, el Evangelio de los Egipcios, el Evangelio apócrifo de Juan, el Evangelio apócrifo de Jacobo, el Protoevangelio de Jacobo, el Evangelio del papiro Egerton 2, el Evangelio de la Infancia de Tomás, el Evangelio de la Verdad, la Epistula Apostolorum, la Sabiduría de Jesucristo, el Tratado de la Resurrección, el Descenso de Cristo a los Infiernos, la Pistis Sophia, la Epistula Iacobi, el Diálogo del Salvador, el Tratado Tripartito, los Hechos de Pedro, los Hechos de Tomás, los Hechos de Andrés, los Hechos de Juan, los Hechos de Pablo, los Hechos de Tadeo, los Hechos de Pilatos, los Hechos de los Doce Apóstoles, los Hechos de Pedro y Pablo, los Hechos de Pablo y Tecla, el Martirio de San Pedro, el Apocalipsis de Pedro, el Apocalipsis de Pablo, el Primer Apocalipsis de Jacobo, el Segundo Apocalipsis de Jacobo, el Apocalipsis de Adán... El Protoevangelio de Jacobo por ejemplo nos informa que los padres de la Virgen María fueron Joaquín y Ana, que aquélla se casó con José cuando éste ya era un hombre viejo y con hijos, y que una partera que estaba presente en el nacimiento de Jesús dio testimonio de su virginitas in partu. Y el Evangelio de Pedro, coincidiendo con el anterior, nos dice que los llamados hermanos de Jesús eran hijos de José con una primera esposa anterior a María. Por el Evangelio de Nicodemo (l0.7) nos enteramos de que el buen ladrón se llamaba Dimas y el mal ladrón se llamaba Gestas. El Martirio de San Pedro cuenta cómo crucificaron a éste con la cabeza hacia abajo por su propio pedido. A los Hechos de Poncio Pilatos se refiere Justino Mártir en su primera Apología (35), donde después de mencionar la pasión y crucifixión de Jesús escribe: "Y que todo esto ocurrió lo pueden comprobar en los Hechos de Poncio Pilatos". Y Tertuliano se refiere en dos ocasiones a un informe que le hace Pilatos al emperador Tiberio hablándole de la injusta sentencia de muerte que él había emitido contra una persona inocente y divina, tras lo cual el emperador propone que se considere a Cristo entre los dioses de Roma, pero el Senado se rehúsa a complacerlo (Apologeticum 5). Los Hechos de Pedro y Pablo cuentan el martirio de estos apóstoles en Roma. Los Hechos de Juan mencionan la estadía de Juan en Éfeso. Los Hechos de Pablo (capítulo 3) nos describen al decimotercer apóstol: "Y vio venir a Pablo, un hombre de poca estatura, calvo, patizambo, fuerte, cejijunto y de nariz algo ganchuda, lleno de encanto; a veces parecía un hombre, a veces un ángel".
Los Hechos de Tadeo traen la correspondencia entre Jesús y el rey Abgarus de Edesa, un par de documentos invaluables que el historiador Eusebio nos transcribe en su Historia eclesiástica (1,13) tras informarnos que se los encontró en los archivos de Edesa y que los tradujo del siriaco al griego "palabra por palabra". La carta de Abgarus empieza diciendo: "Abgarus Uchama, el toparca, a Jesús que se ha aparecido como nuestro gracioso salvador en la región de Jerusalén, saludos". Y he aquí la respuesta de Jesús, enviada con el mensajero Ananías: "¡Feliz tú que crees en mí sin haberme visto! Porque está escrito que los que me han visto no creerán en mí, y que los que no me han visto creerán y vivirán. En cuanto a tu pedido de que te visite, primero tengo que acabar aquí abajo todo lo que me encomendaron, tras lo cual debo subir de inmediato al que me envió. Cuando haya subido te enviaré uno de mis discípulos para que te cure de tu enfermedad y te dé vida a ti y a quienes están contigo". ¡Y después dicen que Jesús no existió y que el obispo historiador Eusebio falsificó el Testimonium flavianum!
Empezando con Albert Schweitzer y siguiendo con Rudolf Bultmann, W.D. Davies, Ernst Kasemann, E.P. Sanders y otras eminencias, se ha venido acumulando durante el siglo XX una vasta literatura sobre Pablo que ha terminado por sostener que Cristo fue un invento suyo. Pero yo pregunto: ¿y a Pablo quién lo inventó? Lo que sostengo es que Pablo inventó uno de los muchos Cristos que hubo en un comienzo, aunque no tenemos forma de decidir si el suyo fue el primero, sacándolo en su mayor parte de los mitos de Asia Menor, y que a Pablo lo inventó Marción, quien antes que nadie reunió en su Apostolikon diez de las catorce epístolas a él atribuidas en el Nuevo Testamento, a saber: Gálatas, Corintios 1 y 2, Efesios, Colosenses, Filipenses, Tesalonicenses 1, Tesalonicenses 2, Filemón y Romanos. Las siete primeras figuran en la copia más antigua de las epístolas de Pablo que se ha conservado, el papiro p46, también conocido como el Códice Chester Beatty, que trae asimismo la Epístola a los Hebreos y que ha sido fechado hacia el año 200. De las ciento cuatro hojas originales de este papiro sólo han quedado ochenta y seis, por lo que bien pudiera haber estado Tesalonicenses 2 en las hojas perdidas.
Antes de Marción hay ecos (no citas) de las epístolas de Pablo en los tres primeros Padres Apostólicos: Ignacio de Antioquía, Clemente de Roma y Policarpo de Esmirna, pero no en los dos siguientes, Papías y Justino. Puesto que no se trata de citas explícitas, podemos pensar que las coincidencias de los tres primeros Padres Apostólicos con Pablo se deban a que los cuatro están tomando ideas de un fondo común. De suerte que el ente Pablo, entendido como un conjunto de epístolas reunidas bajo ese nombre, sólo empieza a circular por el mundo con Marción. Así como nadie ha escrito "yo conocí a Cristo", tampoco nadie ha escrito ''yo conocí a Pablo". A Marción en cambio sí lo conoció alguien. Ireneo cuenta en su Adversus haereses (3.3.4.) que Policarpo se encontró a Marción en una ocasión y que a la pregunta de éste "¿No me reconoces?" el santo obispo de Esmirna le contestó: "¡Claro que te reconozco! Eres el primogénito de Satanás". Marción, que era dueño de un barco y rico y no un limosnero de alma como la Puta (que dicho sea de paso inició su manía de excomulgar con él en el año 144), se anticipó en casi dos siglos y medio al Tercer Concilio de Cartago y estableció por primera vez un Nuevo Testamento, escrito en griego y que constaba de tres partes: el Apostolikon, un Evangelio y una Antítesis. El Apostolikon estaba constituido por las diez epístolas de Pablo arriba mencionadas, que nos han quedado. El Evangelio, que no ha quedado, era según Tertuliano el de Lucas expurgado de cuanto éste tiene que ver con el Antiguo Testamento, pero nada nos impide pensar que hubiera sido al revés: que Lucas se apropió del Evangelio de Marción y lo amplió judaizándolo. Y la Antítesis era un texto de repudio al Antiguo Testamento y al rabioso y feo dios de los judíos, el genocida Yavé.
Aunque el Evangelio de Marción no ha quedado, lo podemos reconstruir gracias al cuarto de los cinco libros del farragoso tratado Adversus Marcionem que escribió en latín Tertuliano (c160-c220) contra él tratando de refutarlo. En este cuarto libro Tertuliano va comparando pasaje por pasaje el Evangelio de Lucas con el Evangelio de Marción, pretendiendo que éste es una corrupción de aquél. Pero Tertuliano, que fue el primero de los Padres de la Iglesia latinos, escribe más de medio siglo después de Marción, y resulta que es justamente en este lapso de tiempo cuando aparecieron Lucas y demás evangelistas canónicos. Marción bien pudo ser el primero y Lucas vino después. Si así fuera, habría que reconsiderar entonces desde el comienzo el problema de los evangelios sinópticos que en vez de tres serían cuatro: Mateo, Marcos, Lucas y Marción.
En fin, lo que haya sido, de las catorce epístolas que el Tercer Concilio de Cartago le atribuyó a Pablo e incorporó en el Nuevo Testamento diez eran las del Apostolikon del hereje excomulgado Marción. Sin él acaso se hubieran perdido estos escritos sagrados, inspirados por Dios, y así de los tres Cristos que hoy explota la Puta habiéndose esfumado el de Pablo sólo le quedarían dos: el de los evangelios sinópticos y el del Evangelio de Juan. Ahora bien, la autenticidad de las epístolas paulinas se ha ido poniendo en entredicho en los últimos siglos y si de las catorce hoy quedan ocho que los eruditos consideren genuinas son muchas, y eso quitándoles aquí y allá las interpolaciones fraudulentas y las glosas inocentes puestas al margen que, al igual que se cree que ha ocurrido en todos los escritos bíblicos, acabaron por incorporarse al texto como si siempre hubieran sido parte suya. Ya en la primera mitad del siglo III Orígenes había puesto en duda la autenticidad de la Epístola a los Hebreos, pese a lo cual fue incluida en el canon. Pero lo más grave es que de las seis epístolas de Pablo hoy consideradas pseudoepigráficas o espurias dos vienen del Apostolikon de Marción: Efesios y Colosenses. ¿No se las habrá atribuido Marción equivocadamente a Pablo? ¿O no las habrá inventado, junto con las demás de su Apostolikon? Tratándose de la patraña de Cristo, para mí herejes y ortodoxos todos son unos. Si los tres evangelios sinópticos proceden del de Marción, eso no significa que éste, por más que esté, no sea tan falso corno los otros. Son falsos los cuatro. Y falso el de Juan y falsos todos los apócrifos. Todo lo de Cristo es falso. Cristo no existió. Es puro cuento.
¿Y Pablo? ¿Pablo sí existió? A lo mejor sí existió un Pablo de nariz ganchuda que escribió una epístola, y a quien el naviero hereje Marción después le atribuyó otras nueve, tomadas de aquí y de allá, o bien dictadas en la alta noche por su musa. Total, además de reprimido sexual y malo, Pablo es una entelequia bellaca y absurda. En Romanos 3:28 dice: "Afirmamos por lo tanto que el hombre se justifica por la fe con independencia de las obras que manda la ley ", con lo cual está de acuerdo Lutero, para quien basta la fe; y en 1 Corintios 3:8 dice: "cada uno recibirá su recompensa según su trabajo ", con lo cual no está de acuerdo Lutero, para quien salen sobrando las obras. En Gálatas 3:28 dice: "Ya no hay diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer, ya que todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús". Con lo cual miente este misógino esclavista y en prueba las citas que siguen. En 1 Timoteo 2:11 dice: "La mujer, que aprenda con sosiego y con toda sumisión. No permito que la mujer enseñe ni que suplante la autoridad del varón porque Adán fue formado primero y Eva después. Además, Adán no fue engañado pero la mujer, al dejarse engañar, incurrió en pecado". Esto es misoginia de pura cepa. Y en 1Timoteo 6:1,2 dice: "Los que están bajo el yugo de la servidumbre consideren a sus amos como dignos de todo honor. Los siervos de amos creyentes no han de tener a éstos en menos por ser hermanos sino al contrario, han de servirles con más empeño puesto que son creyentes y amados los que reciben sus servicios". Y en Tito 2:9: "Los siervos, que sean sumisos a sus amos en todo procurando ser complacientes sin replicarles; que no los engañen sino que den muestras de la más completa fidelidad en todo para que hagan honor a la doctrina de Dios nuestro Salvador". Y en 1 Corintios 7:21: "¿Fuiste llamado siendo siervo? No te preocupes; y aunque puedas hacerte libre aprovecha más bien tu condición". Lo cual es la más descarada aprobación de la esclavitud, el cristianismo puesto al servicio de los amos y los poderosos, que es como ha funcionado siempre la Puta hasta que, viendo que era imparable el triunfo de los movimientos igualitarios y libertarios que siguieron a la revolución francesa, se cambió de bando. Ahora desempolva viejas encíclicas en que condenaba la esclavitud y amenazaba a los negreros con la excomunión. Pues se quedaron sus buenas intenciones en palabras. Ni a uno solo excomulgó esta ramera.
Así, por ejemplo, la bula Sicut dudum de Eugenio IV del año 1435 que dice: "Incurrirán en esta sentencia de excomunión los que capturen o vendan o sometan a la esclavitud (seroituti subicere) a los residentes de las Islas Canarias bautizados (eosdem canarios baptizatos) o a los que están buscando libremente el bautismo (aut ad baptismum voluntarie venientes) ". Juro por Dios que me ve y me oye que ni uno solo de los canarios bautizados se hizo bautizar por su gusto y que ninguno estaba buscando libremente el bautizo y que Eugenio IV no excomulgó ni a uno solo de los esclavistas. Mahler sí se hizo bautizar voluntariamente pero para que le dieran la dirección de la Ópera de Viena. Y qué bueno porque ¡qué gran músico! A mí Mahler me ha dado mil satisfacciones. Cristo ni una.