Read James Potter y la Encrucijada de los Mayores Online
Authors: George Norman Lippert
—¡Wingardium Leviosa!
—susurró en voz baja pero tan imperiosamente como pudo. La Capa de Invisibilidad se hizo visible en el mismo momento en que se sacudió hacia arriba, alejándose flotando por encima del falso maletín que estaba en el rincón. Zane la sostuvo allí mientras James manoteaba en busca de su propia varita. Detrás de ellos, oían a Jackson hablando con Ralph:
—Dios bendito, muchacho, quédate quieto.
—Lo siendo —tartamudeó Ralph—. Quería una pastilla pada la tos y en vez de ezo tedminé comiendo una de esas Pastillas Hemoddagia Nasal Weadely. Cdeo que debedía ig a la enfegmegia.
James apuntó la varita en dirección al falso maletín y susurró el hechizo de levitación. El maletín era mucho más pesado que nada que James hubiera hecho levitar antes, y ni en las mejores circunstancias era muy bueno en ello. El maletín se deslizó por el suelo, arrastrado por una de sus esquinas. Lo situó tan cerca del maletín verdadero como pudo, empujando el verdadero a un lado para meterlo parcialmente bajo el escritorio. Jadeó, y luego contuvo el aliento. Detrás de él, los estudiantes se estaban riendo o haciendo sonidos de disgusto.
—Dios santo, no necesitas ir a la enfermería —dijo Jackson, irritado—. Solo quédate quieto y aparta el dedo.
Ralph comenzó a balancearse sobre sus pies.
—¡Cdeo que soy hemofedino! —Gritó. Eso había sido idea de Zane.
—¡
No
eres hemofílico —gruñó Jackson—, ahora por última vez quédate quieto!
James agitaba la varita intentando mover el maletín verdadero para que rodeara al falso. Era imperativo que lo llevara hacia el rincón y lo escondiera bajo la Capa de Invisibilidad que Zane todavía estaba haciendo levitar. No obstante, el verdadero maletín estaba atorado, aprisionado bajo una esquina del escritorio. James se concentró enormemente. El maletín levitó bajo el escritorio, haciendo que la esquina de este se elevara con él. James hizo una mueca, bajando la varita, y tanto el maletín como el escritorio cayeron resonando contra el suelo. Nadie pareció notarlo. Zane estaba mirando a James con una expresión de terror en los ojos. James hizo una mueca de impotencia. Desesperado, a Zane se le ocurrió hacer descender la Capa de Invisibilidad sobre el lugar donde se encontraba el maletín verdadero, aprisionado bajo el escritorio. Sin embargo, de alguna forma, la capa también se había enganchado, quedando atrapada en un perchero para colgar abrigos que había cerca del pizarrón. Nada estaba saliendo según lo planeado. Si alguien se volvía en ese preciso momento, no tendrían ni la más mínima oportunidad de cubrir su rastro. James no pudo resistirse a echar un vistazo a su alrededor. La nariz de Ralph todavía estaba soltando sangre. Jackson estaba medio agachado delante de él, con una mano en el brazo de Ralph, tratando de apartarle el dedo de la nariz, y la otra sosteniendo la varita de nogal lista. La clase entera estaba observándolos, evidenciando distintos niveles de diversión y repulsión.
—Demonios, chico, estás montando un lío. Quita el dedo, te lo ordeno —exclamó Jackson. James intentó liberar el maletín verdadero haciéndolo oscilar hacia delante y hacia atrás con la varita. Estaba sudando y sentía la mano que sostenía la varita resbaladiza. Finalmente el maletín se liberó justo cuando James oía a Jackson decir:
—
Artemisae
.
—¡Oh! —dijo Ralph, con un tono de voz innecesariamente alto—. Así, si, está mucho mejor así.
—Te la hubiera podido arreglar antes si me hubieras escuchado —dijo Jackson de malhumor, devolviendo la varita a su manga. La escena había terminado. Zane dio un último tirón a su varita. La Capa de Invisibilidad se zafó del perchero y cayó al suelo en una pila, que en seguida se desvaneció. James no tenía tiempo de esconder el maletín. Sintió que la clase se volvía hacia adelante.
—Por favor ve a lavarte, muchacho —estaba diciendo Jackson, su voz sonó más alta al despedir a Ralph, y girarse hacia el frente de la habitación—. Tienes un aspecto espantoso. La gente pensará que te ha magullado un quintaped. —En voz baja añadió—. Pastillas Hemorragia Nasal...
Desesperado, James volvió a esconderse la varita en la manga. Zane, en un acto de pura inspiración de último minuto, estiró las piernas hacia delante por debajo de su escritorio. Cogió el maletín verdadero entre los tobillos, y luego dio un tirón metiéndolo debajo de su escritorio. James oyó el forcejeo mientras Zane intentaba meter el maletín bajo su silla utilizando solo los pies. Jackson se detuvo cerca de Zane y la habitación se quedó totalmente en silencio.
James intentó no levantar la vista. Tenía la apremiante sensación de que el profesor le estaba mirando. Al final, impotente, levantó los ojos. Jackson indudablemente le estaba mirando por encima de la nariz, deslizando pensativamente la mirada entre Zane y James. A James se le hizo un nudo en el estómago. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Jackson continuó su camino hacia el frente del aula.
—Sinceramente —dijo a la clase en general—, los extremos a los que llegan algunos de ustedes para saltearse una clase. Pueden llegar a sorprender incluso a alguien tan cínico como yo mismo. En cualquier caso, ¿dónde estábamos? Ah sí…
La clase continuó. James se negaba a mirar a Jackson a los ojos. Su única esperanza era salir del aula lo más rápido posible. No había forma de recoger el maletín verdadero ni la Capa de Invisibilidad mientras Jackson permaneciera allí. Sin embargo, cabía la posibilidad de que Jackson no viera su propio maletín metido bajo la silla de Zane. Todo dependía, obviamente de la efectividad del encantamiento
visum-ineptio
de Zane. James bajó la vista hacia el falso maletín, que descansaba sobre el suelo aproximadamente en el mismo lugar en el que había estado el verdadero. A sus ojos, parecía absolutamente falso, el cuero era de distinto color y en la placa de bronce se leía
“MARROQUINERÍA HIRAM & BLATTWOTT’S, CALLEJÓN DIAGON, LONDRES”
, en vez de “T. H. Jackson”. Evidentemente Jackson había percibido algo. Pero si el encantamiento funcionaba, todavía existía una leve posibilidad de que pudieran llevar a cabo el plan exitosamente.
Finalmente la clase concluyó. James se levantó de un salto, arreando a Zane para que fuera delante de él. Zane le lanzó una mirada de puro desconsuelo, desviando la vista hacia las patas de su silla, pero James lo empujó hacia delante, sacudiendo la cabeza decididamente. La clase se apiñaba en su camino hacia la puerta, y James y Zane habiendo estado sentados en la primera fila, quedaron atrapados al final de la pequeña multitud. A James le daba pavor mirar hacia atrás. Al final, la pared de hombros y mochilas se dispersó y James y Zane salieron precipitadamente al corredor.
—¿Qué vamos a hacer? —susurró Zane frenético mientras trotaban por el pasillo.
—Volveremos más tarde —dijo James, luchando por mantener la voz baja y tranquila—. Tal vez no vea nada. Cuando salimos estaba recogiendo los ensayos. Si nos demoráramos por aquí detrás de la esquina podríamos ver…
—¿Señor Potter? —dijo una voz autoritaria a sus espaldas—. ¿Señor Walker?
Ambos chicos detuvieron sus pasos. Se volvieron muy lentamente. El profesor Jackson se asomaba por la puerta del aula de Tecnomancia.
—Creo que ustedes dos se han dejado algo en mi clase. ¿Les importaría volver a buscarlo?
Ninguno de los dos respondió. Recorrieron pesadamente el camino que habían utilizado para salir. Jackson volvió a desaparecer dentro de la clase y cuando llegaron allí los estaba esperando detrás de su escritorio.
—Acérquense muchachos —dijo Jackson con un animado tono de voz—. Pónganse justo ahí, frente al escritorio, si me hacen a favor.
Sobre el escritorio frente a Jackson estaban los dos maletines, tanto el original como el falso. Cuando James y Zane se situaron delante del escritorio, Jackson volvió a hablar, esta vez con voz baja y fría:
—No sé quien les ha estado contado historias acerca de lo que llevo en el maletín, pero puedo asegurarles a ambos que el suyo no es ni el primer ni el más original intento de descubrirlo. —James arqueó las cejas sorprendido, y Jackson asintió—. Sí, he oído los cuentos que algunos de mis estudiantes han inventado. Historias de horribles bestias secretas, o armas apocalípticas, o llaves a dimensiones alternativas, cada una más terrible y alucinante que la anterior. No obstante, déjenme asegurarles una cosa, mis extremadamente curiosos amiguitos —En ese momento Jackson se inclinó sobre el escritorio, acercando la nariz a menos de treinta centímetros de distancia del rostro de los muchachos. Bajó la voz aún más y habló muy claramente—, lo que mantengo oculto en mi maletín es mucho, pero que mucho peor de lo que incluso sus muy febriles imaginaciones pudieran concebir. Esto no es una broma. No estoy haciendo amenazas vanas. Si vuelven a intentar entrometerse en mis asuntos, es muy probable
que no vivan para lamentarlo
. ¿Estoy siendo lo suficientemente claro?
James y Zane asintieron enmudecidos. Jackson continuó mirándolos fijamente, respirando fuertemente por la nariz, obviamente furioso.
—Cincuenta puntos menos para Gryffindor y cincuenta puntos menos para Ravenclaw. Los mandaría a ambos a detención si eso no condujera a que se formularan preguntas acerca de mi maletín que no tengo deseos de responder. Por tanto, déjenme concluir diciéndoles, mis jóvenes amigos, que si tan siquiera vuelven a mirar mi maletín otra vez, todavía puedo llegar a optar por hacer sus vidas extremadamente…
interesantes
. Por favor ténganlo en mente. Ahora —dijo volviéndose a erguir y bajando la vista—, llévense este patético artificio y váyanse.
Con ostensible disgusto, Jackson empujó su maletín hacia ellos con el dorso de la mano. El falso maletín permaneció frente a él. Apretó las asas de marfil con los nudosos dedos de la mano derecha y lo alzó. Cuando Jackson rodeó el escritorio la placa de bronce donde se leía
“MARROQUINERÍA HIRAM & BLATTWOTT’S, CALLEJÓN DIAGON, LONDRES”
centelleó apagadamente. Ni James ni Zane podían obligarse a tocar el maletín que tenían delante de ellos.
—¿Y bien? —exigió Jackson, levantando la voz—, ¡Llévense esa cosa y váyanse!
—S-sí, señor —tartamudeó Zane, agarrando el maletín del profesor y bajándolo de la mesa. Él y James se giraron y huyeron.
Tres pasillos después, dejaron de correr. Se detuvieron en medio de un pasillo vacío y miraron el maletín que Jackson había insistido en que tomaran. No cabía duda de ello. Era el maletín de cuero negro del profesor. En la placa brillaba claramente el nombre, “T. H. Jackson”. James comenzó a comprender que increíblemente, de alguna forma habían triunfado. Se habían hecho con la túnica de Merlín.
—Fue el encantamiento
visum-ineptio
—dijo Zane resollando y levantando la vista hacia James—. Debe haber sido eso. ¡Jackson sabía que estábamos tramando algo, pero no se esperaba eso!
James estaba absolutamente desconcertado.
—¿Pero cómo? ¡Tenía ambos maletines justo delante de él!
—Bueno en realidad, es bastante sencillo. Jackson asumió que estábamos intentando cambiar los maletines, pero que todavía no lo habíamos hecho. Encontró el maletín que estaba bajo mi silla y creyó que era el falso. El encantamiento
visum-ineptio
que pendía del maletín falso funcionó sobre
ambos
maletines, haciéndole ver lo que él esperaba ver. ¡Así es como se mantuvo la ilusión de que el falso era el verdadero!
James cayó en la cuenta.
—¡El encantamiento engaña-a-la-vista se extendió hasta el maletín verdadero, haciendo que pareciera el falso, ya que eso era lo que Jackson esperaba ver! ¡Es brillante! —James palmeó a Zane en el hombro—. ¡Bien hecho, cabeza hueca! ¡Y dudabas de tu capacidad!
Zane parecía inusualmente humilde. Sonrió.
—Vamos, vayamos a buscar a Ralph y asegurémonos que está bien. ¿Realmente crees que hacía falta que se comiera dos de esas Pastillas Hemorragia Nasal?
—Fuiste tú el que dijo que necesitábamos una distracción.
James metió el maletín de Jackson bajo su túnica, colocándoselo bajo el brazo, y los dos muchachos corrieron al encuentro de Ralph, deteniéndose solamente el tiempo necesario para recoger la Capa de Invisibilidad del suelo del aula vacía de Tecnomancia. Cinco minutos después, los tres muchachos se abalanzaban hacia la sala común Gryffindor, apresurándose a esconder el maletín de Jackson antes de su siguiente clase. James lo enterró en el fondo de su baúl, luego Zane sacó su varita.
—Acabo de aprender este nuevo hechizo de Gennifer —explicó—, es un tipo especial de hechizo cerradura.
—Espera —James detuvo a Zane antes de que pudiera conjurar el hechizo—. ¿Cómo lo volveré a abrir?
—Oh. Bueno, a decir verdad no lo sé. Es el contrahechizo de
alohomora
. Sin embargo no creo que funcione contra el dueño del baúl. Solo con el resto de la gente. Los hechizos son en cierto modo inteligentes, ¿no es verdad?
—Mira —dijo Ralph, cruzando la habitación. Abrió y cerró la ventana luego se apartó—. Pruébalo en el cerrojo de la ventana. De todas formas no necesitas abrirla. Ahí afuera hace un frío de muerte.
Zane se encogió de hombros y luego apunto a la ventana con la varita.
—
Colloportus
. —El cerrojo de la ventana se cerró de golpe.
—Bueno, funciona, todo bien —observó Ralph—. Ahora trata de abrirla.
Zane, con la varita aún en alto, dijo:
—
Alohomora.
—El cerrojo se sacudió una vez, pero siguió cerrado. Zane guardó la varita—. Inténtalo tú, James. Es tu ventana, ¿verdad?
James usó el mismo hechizo sobre el cerrojo de la ventana. El cerrojo se desligó hábilmente y la ventana se abrió.
—¿Ves? —dijo Zane sonriendo—. Los encantamientos son inteligentes. Apuesto a que el viejo Cara de Piedra podría decirnos como funciona eso pero no voy a hacerle más preguntas, os lo aseguro.
James cerró el baúl con el maletín de Jackson dentro y Zane conjuró el hechizo cerradura sobre él. De camino a sus clases, Ralph preguntó:
—¿No notará alguien que Jackson lleva una maletín distinto? ¿Qué sucederá si uno de los otros profesores se lo comenta?
—Eso no sucederá, Ralphinator —dijo Zane confiado—. Ha llevado esa cosa durante tanto tiempo que todo el mundo espera verlo con ella. En tanto esperen verlo con su maletín en la mano, el encantamiento
visum-ineptio
se asegurará que sea eso lo que vean. Nosotros seremos los únicos que veremos que lleva el viejo maletín porta-rocas de tu amigo.