praetor. El pretorado era el penúltimo peldaño en la jerarquía romana del cursus honorum. En los inicios de la república, los dos magistrados de mayor categoría se llamaban pretores, pero a finales del siglo IV a. JC. comenzó a emplearse la palabra «cónsul» para referirse a tales magistrados. Un pretor fue el único representante de esta alta magistratura durante muchas décadas; a partir de entonces, el praetor urbanus, pues su potestad se circunscribía a la ciudad de Roma (dejando así libres a los cónsules para actuar en la guerra). En el 242 a. JC. se creó el cargo de segundo pretor, el praetor peregrinus. A ello siguió la adquisición de posesiones en el extranjero que requerían gobernación, y en el 227 a. JC. se crearon otros dos cargos de praetor para gobernar Sicilia y Cerdeña. En el 197 a. JC. aumentaron de cuatro a seis para hacer frente al gobierno de las dos Hispanias. A finales de la república había años en que se nombraban seis, ocho en otros, según las necesidades del Estado. Fue Sila quien aumentó a ocho el número de pretores durante su dictadura.
praetor peregrinus. Lo he traducido como «pretor de extranjeros» porque sólo intervenían en cuestiones legales y procesos en los que una de las partes no era un ciudadano romano. En tiempos de Sila sus funciones consistían en mediar en los litigios y en dictaminar los veredictos. El praetor peregrinus iba por toda italia y a veces fuera de ella, aparte de entender en los procesos de ciudadanos no romanos en la propia Roma.
praetor urbanus. Lo he traducido por «pretor urbano». A finales de la república, sus funciones eran casi exclusivamente mediar en los litigios. Sila redujo las funciones del praetor urbanus al ámbito civil más que al criminal. Su imperium no excedía la quinta piedra miliar a partir de la urbe y no podía estar fuera de Roma más de diez días seguidos. Si se ausentaban los dos cónsules al mismo tiempo, era él el magistrado supremo con potestad para convocar el Senado, adoptar decisiones a propósito de la ejecución de la política gubernamental y organizar la defensa de la ciudad en caso de ataque.
príncipe del Senado. Lo que hoy se denomina presidente de la cámara. Los censores elegían, conforme al mos maiorum, a un senador patricio de intachable conducta moral -y elevada dignitas y auctoritas- para dicho cargo. Parece ser que no era un título vitalicio y se revisaba cada cinco años cuando se elegían los dos nuevos censores. Sila despojó al princeps senatus de notable auctoritas, pero siguió siendo un cargo prestigioso.
privatus. Un ciudadano sin cargos oficiales; lo que nosotros llamamos un particular. En la obra se emplea en el sentido de un miembro del Senado sin funciones de magistrado.
procónsul. El que tenía imperium de cónsul pero sin ostentar el cargo. Esta potestad solía concedérsele al que hubiese concluido su año de cónsul al asignársele la gobernación de una provincia o el mando de un ejército en nombre del Senado del pueblo romano. El cargo de cónsul solía durar un año, pero muchas veces se prorrogaba varios años. Metelo Pío fue procónsul en la Hispania Ulterior del 79 al 71 a. JC. El imperium del procónsul era vigente tan sólo en la provincia del mandato y el procónsul expiraba en cuanto cruzaba el pomerium de la ciudad de Roma.
procuestor. El que, al servicio del Estado, asumía el cargo de cuestor sin serlo. Era un cargo sin imperium, pero en circunstancias normales el que era elegido cuestor, si se lo requería el gobernador que tenía que prorrogar su mandato en la provincia más de un año, podía quedarse en ella hasta que la abandonaba el gobernador.
Procusto. Bandido mitológico del Atica -supuestamente en la ruta del istmo de Corinto- que sometía a sus víctimas al suplicio de tenderlas en un lecho de hierro, cortándoles las extremidades si sobresalían de aquél, o estirándoselas con cuerdas hasta alcanzar la longitud del lecho si eran más cortas. Fue Teseo quien le dio muerte, aplicándole el mismo suplicio que él había dado a sus víctimas.
proletarii. Otro de los apelativos del más bajo estrato de los ciudadanos romanos, los capite censi, del censo por cabezas o por personas. La palabra proletarius se deriva de proles, que significa progenie, retoños, hijos y se aplicaba a esas clases humildes porque era lo único que podían dar a Roma.
promagistrado. El que servía al Estado en un cargo de magistrado sin serlo. Los cargos de cuestor, pretor y cónsul (las tres magistraturas principales del cursus honorum) eran los únicos relevantes.
propraetor. El que desempeñaba las funciones de pretor. Era una potestad que se concedía a un pretor cuyo plazo había concluido para darle autoridad para gobernar una provincia o, en caso necesario, dirigir la guerra. El cargo solía ser por un año, pero podía prorrogarse.
prorrogar. Ampliar el plazo del cargo o magistratura más allá de lo normal. Se aplicaba a casos de gobernación o de mando militar y no al magistrado en concreto, y afectaba a los procónsules y propretores.
provincia. Ambito de potestad de un magistrado o promagistrado con imperium y, por lo tanto, aplicada tanto a cónsules y pretores con cargo en Roma como a los que servían en campaña. Por extensión, la palabra vino a significar el lugar en que se ejercía dicha potestad, es decir, el territorio o posesión de Roma y finalmente a ese territorio para indicar que era propiedad de Roma.
ptery ges. Tiras de cuero que pendían desde la cintura a las rodillas a guisa de faldilla, y desde los hombros hasta el antebrazo a modo de mangas. A veces tenían flecos en los extremos. Eran privilegio de los oficiales superiores y generales del ejército romano y no las llevaba la tropa.
público, caballo. Véase caballo.
publicanii. En singular es publicanus. Eran los recaudadores, encuadrados en grandes empresas privadas con sede en Roma, que recaudaban los impuestos en todos los territorios del imperio romano. El Estado extendía esos contratos por un periodo de cinco años, aunque parece ser que Sila lo suspendió al anular el cargo de censor; aunque, sin duda, establecería otro tipo de contratas.
pueblo (de Roma). El término englobaba a todos los ciudadanos que no fuesen miembros del Senado; se aplicaba tanto a patricios como a plebeyos, al censo por cabezas como a la primera clase.
puente de Madera. Nombre con que se conocía el Pons Sublicius, construido totalmente de madera y el más antiguo de Roma.
púnico. Es el adjetivo con que se designaba a lo propio de Cartago y sus habitantes, y en especial el empleado para referirse a las tres guerras que enfrentaron a Roma con Cartago. Se deriva de Phoenicia, el antiguo nombre de Cartago.
pusillus. Muy pequeño, insignificante.
questio. Tribunal de justicia o organismo de investigación judicial.
quintilis. En origen era el quinto mes cuando el nuevo año romano comenzaba en marzo, y conservó el nombre aun cuando al iniciarse el año nuevo en enero se convirtió en el séptimo mes, julio, así denominado a partir de la muerte del gran Julio.
quinquerreme. Galera de cinco órdenes de remos muy empleada en la antigüedad. Al igual que la birreme y la trirreme, era de mucha mayor eslora que manga y era un navío estrictamente destinado a la guerra. Se suele creer que la quinquerreme tenía cinco bancos de remeros, pero actualmente casi todos los especialistas coinciden en que ninguna de estas embarcaciones tenía más de tres, y lo más corriente es que sólo tuvieran dos. La quinquerreme debía de recibir tal denominación por llevar cinco hombres en cada remo, o, si tenía dos bancos de remos, manejarían tres hombres los superiores y dos los inferiores. Si eran cinco hombres por remo, sólo el que lo servía en la punta debía ser muy hábil, pues era el que lo guiaba y efectuaba el auténtico esfuerzo, mientras que los otros cuatro no hacían sino secundarle con la fuerza muscular. Sin embargo, cinco hombres al remo significaba que al iniciar el movimiento, los remeros habían de estar de pie, sentándose en el banco al propulsar el navío; una quinquerreme en la que los remeros pudiesen ir sentados habría requerido tres bancos como en la trirreme, con dos al remo en los superiores y uno en el inferior. Parece ser que se empleaban estas tres clases de quinquerremes, y cada país o pueblo tenía sus preferencias. La quinquerreme, además, era un navío con cubierta y un palo con una vela, que solían dejarse en tierra si iba dispuesta al combate. Tendría unos 270 remeros, unos 30 marineros y si el almirante contaba con abordar otros navíos, podía transportar unos 120 soldados con catapultas y torres de asalto. Sus remeros eran profesionales y no esclavos.
quirites. Ciudadanos romanos sin cargos públicos.
quod erat demonstrandum. «Como queda demostrado.»
Regia. El antiguo y modesto edificio del Foro, de curiosa estructura y orientado al Norte, que servía de despacho al pontífice máximo y era sede del Colegio de pontífices. Era un templo y albergaba los altares o relicarios de algunos de los dioses romanos sin rostro más antiguos: Opsiconvisa, Vesta, Marte de los escudos y lanzas sagrados. En la Regia guardaba el pontífice máximo sus archivos, pero nunca fue su residencia.
república. En origen se trataba de dos palabras, res publica, o «cosa Pública», que afecta a todo el pueblo, es decir, al gobierno.
retórica. Arte de la oratoria, que tanto griegos como romanos convirtieron en algo casi científico. Un buen orador hablaba con arreglo a preceptos y convencionalismos muy minuciosos que trascendían las simples palabras; los movimientos del cuerpo y la gesticulación formaban parte intrínseca del arte. Había distintos estilos retóricos; el asiánico, florido y espectacular, el ático, más contenido e intelectual. No hay que olvidar que el público que se congregaba a escuchar un discurso público -ya fuese político o jurídico ante los tribunales- estaba formado por gente que entendía de retórica, y, por lo tanto, escuchaban con gran sentido critico pues conocían las reglas y recursos y eran muy exigentes.
rex sacrorum. Durante la república era el segundo pontífice de la jerarquía sacerdotal. Se exigía que fuese patricio y debía soportar tantos tabúes como el flamen díalis.
rey-cliente. Un monarca extranjero podía ofrecer sus servicios como cliente a Roma, que al actuar de patrón concedía al reino el título de Amigo y Aliado del Pueblo de Roma. Había veces en que algún rey se comprometía como cliente con un particular romano, como lo hicieron algunos con Lúculo y Pompeyo.
Ria. Plutarco dice que el nombre de la madre de Quinto Sertorio era Rea, pero no es nombre gentilicio latino. No obstante, incluso hoy día, «Ria» es diminutivo de «Maria», que si es un nombre gentilicio latino. Es el apellido de la familia de Cayo Mario. La amistad de Quinto Sertorio hacia Cayo Mario en sus primeros tiempos en el ejército, y que perduró hasta la época en que la conducta de Mario se hizo repulsiva incluso para sus más leales partidarios, me ha hecho pensar en este enigmático nombre materno; Plutarco dice que Sertorio tenía gran afecto a su madre. ¿Por qué, pues, la madre de Sertorio no habría sido una tal «Maria», llamada Ria, pariente de Cayo Mario? Si así fuera se explicarían muchas cosas y, como parte de mi licencia de novelista, he adoptado la tesis de que la madre de Sertorio era, efectivamente, pariente de Cayo Mario, pero he de admitir que es pura especulación, sin pruebas que lo demuestren.
Rómulo y Remo. Los hijos gemelos de Rea Silvia, hija del rey Numitor de Alba Longa, y del dios Marte. Su tío Amulio, que había usurpado el trono, puso a los niños en una cesta de juncos y la echó al Tíber; la cesta se detuvo bajo una higuera al pie del Palatino y fue hallada por una loba que los amamantó en su cueva. Los rescataron el pastor Faustulo y su esposa Aca Larentia, con quienes vivieron hasta que fueron mayores. Después de destronar a Amulio y reinstaurar al abuelo en el trono, los gemelos fundaron un asentamiento en el Palatino; una vez construidas las vallas, Remo las saltó y fue ejecutado por Rómulo, so pretexto de sacrilegio. A continuación, Rómulo salió a buscar súbditos para su ciudad, para lo cual estableció un refugio para hombres en el declive entre los dos promontorios capitolinos, en el que acogía a criminales fugitivos. La población femenina la obtuvo engañando a los sabinos del Quirinal para que acudiesen a una fiesta con sus mujeres, a las que los hombres raptaron para hacerlas esposas suyas. Rómulo reinó mucho tiempo; un día que salió de caza por los pantanos de la Cabra en el Campo de Marte le sorprendió una fuerte tormenta y, al no regresar a casa, se interpretó que se lo habían llevado los dioses haciéndole inmortal.
Rosea rura. La tierra más fértil de Italia en las afueras de la ciudad sabina de Reate se llamaba rosea rura; parece ser que no se araba, quizás porque en ella crecía una hierba estupenda que la regeneraba y nunca consumían pastando los miles de yeguas y burros que alcanzaban enormes precios en subasta. Eran tierras fundamentalmente dedicadas a la crianza de las famosas mulas.
rostra. Forma plural de rostrum, que era el espolón de bronce que reforzaba, por debajo de la línea de flotación, la proa de las naves de guerra y que, a modo de ariete, embestía a las naves enemigas para hundirLas. Cuando el cónsul Cayo Menio, en el 388 a. JC., se enfrentó a la flota de los volscos en el puerto de Antium, obtuvo una brillante victoria que quebró definitivamente el poder de ese pueblo, y en conmemoración del triunfo mandó arrancar los espolones de las naves capturadas y ponerlos en el muro que había en la tribuna de oradores del Foro, en la hondonada de comicios y asambleas. Desde entonces la tribuna fue conocida con el nombre de rostra: los espolones.
roxolani. Pueblo que habitaba en una región de las actuales Ucrania y una demarcación de Rumania; eran de organización tribal, buenos jinetes y llevaban vida nómada salvo en los puntos de contacto con colonias costeras griegas del siglo VI y V a. JC. que influyeron en su cultura, iniciándoles a la agricultura. Todos los pueblos mediterráneos los consideraban bárbaros; cuando Mitrídates VI conquistó las tierras próximas al mar Euxino, los empleó principalmente como tropas de caballería.
sabinas, sabinos. El pueblo de idioma osco que habitaba al nordeste de Roma, desde las afueras de la ciudad hasta las cumbres de los Apeninos. La relación de los sabinos con Roma se remonta al apócrifo «rapto» y resistieron al dominio de Roma varios siglos. Las principales ciudades sabinas eran Reate, Nersia y Amiternum.
sacer. Aunque solía significar consagrado a un dios, sacer, en el sentido en que se emplea en la obra, significa un individuo cuya persona y bienes se han ofrecido a un dios por haber profanado alguna ley divina. Sila utilizó el término en sus proscripciones porque Roma era una diosa.