Favoritos de la fortuna (142 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

BOOK: Favoritos de la fortuna
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ordo equester. Véase caballeros.

osco. La lengua hablada por los samnitas, lucanos, frentanos, pulIeses, brutii y campani de la Italia peninsular. Era un idioma indoeuropeo que tenía algo en común con el latín, pero era muy distinto. Algunos de los pueblos que hablaban osco se valían del alfabeto latino para escribir, pero la mayoría (entre ellos los samnitas) poseían un alfabeto derivado del etrusco. Lo hablaban muchos romanos, y a veces los mimos atelanos representaban su espectáculo hablando osco.

padres conscriptos. Según lo establecido por los reyes de Roma, el Senado constaba de cien patricios llamados patres, es decir, padres. Cuando se incorporaron a él plebeyos en los primeros tiempos de la república, se les denominó conscripti. Patricios y plebeyos eran patres et conscripti, y paulatinamente los dos términos se fundieron y todos pasaron a denominarse padres conscriptos.

paean. Himno de júbilo, compuesto en honor de un dios y en ocasiones en elogio a una persona.

paludismo. Enfermedad infecciosa causada por cuatro variedades del plasmodium y transmitida por la hembra de un mosquito del género Anopheles; era endémica en Italia. Los romanos sabían que se producía con distintas manifestaciones: fiebres cuartanas, tercianas y una modalidad más grave intermitente; sabían igualmente que la enfermedad era muy común en las zonas pantanosas -de ahí su aprehensión por las marismas pontinas y el lago Fucino- lo que ignoraban era que se producía por la picadura de un mosquito.

panteón. Palabra actual con la que se designa el conjunto de dioses de las religiones politeístas.

paterfamilias. El cabeza de familia con derecho a hacer su voluntad con los miembros de la misma, firmemente protegido por las leyes del Estado romano.

patricios. La primitiva aristocracia romana. Los patricios eran ciudadanos distinguidos antes de que Roma tuviera reyes, y conservaron para siempre ese título y un prestigio vedado a cualquier ciudadano plebeyo (por muchos cónsules que hubiese tenido en la familia, ennobleciéndola). No obstante, conforme fue evolucionando la república y aumentando el poder plebeyo en consonancia con su riqueza, los patricios fueron perdiendo inexorablemente privilegios y títulos. Sila, que era patricio, intentó elevar la condición de los patricios por encima de los plebeyos, pero no legisló para concederles privilegios importantes. En cualquier caso, al margen de los derechos y privilegios constitucionales, los romanos aceptaban a los patricios como personas superiores. En el último siglo del régimen republicano, las siguientes familias patricias seguían dando senadores (cuando no cónsules y pretores): los Emilios, Claudios, Cornelios, Fabios (aunque sólo a través de adopciones), Julios, Manlios, Pinarios, Postumios, Sergios, Servilios, Sulpicios y Valerios.

patronazgo. La sociedad de tiempos de la república romana estaba organizada con arreglo a un sistema de patronazgo y clientela (véase cliente). Aunque tal vez los pequeños comerciantes y los trabajadores de las capas más bajas no estaban integrados en el sistema, éste prevalecía a todos los niveles sociales y no todos los patrones eran de clase alta. El patrón se comprometía a dar protección y conceder favores a los que se declaraban clientes suyos. Los esclavos libertos pasaban a ser clientes de su antiguo amo; ninguna mujer podía asumir el patronazgo y muchos patronos eran a su vez clientes de otros más poderosos, con lo cual sus clientes lo eran en realidad del que estaba por encima de ellos. Aunque este sistema no estaba sancionado por la ley, implicaba un arraigado principio de honor y eran contados los clientes que defraudaban o engañaban al patrón. Podían transcurrir años sin que éste obtuviera ayuda o apoyo del cliente, pero llegaba un día en que le pedía un favor: voto, presión política o una gestión particular. Era costumbre que el patrón «despachase» con los clientes al amanecer de los días hábiles, mañanas que los clientes dedicaban a solicitar favores o a simplemente presentarle sus respetos u ofrecerle sus servicios. Era la ocasión para que, si el patrón era rico y generoso, obsequiara a sus clientes con regalos o dinero. Si un individuo se convertía en cliente de alguien a quien anteriormente había detestado y considerado enemigo, le servía con absoluta fidelidad, llegando incluso a dar la vida por él (César el dictador y Curión el joven).

parvus. Insignificante.

pedarius, pedarii. Véase Senado.

perduellio. Alta traición. Hasta que en los últimos tiempos de la república se adoptó la forma más mitigada de traición denominada maiestas (véase Saturnino) y Sila promulgó nuevas leyes al respecto, el perduellio era la única modalidad de traición especificada en la ley romana. Por su antigüedad figura en las doce tablas y conllevaba un farragoso proceso público ante la Asamblea centuriada, que caso de culpabilidad se traducía en la pena capital por crucifixión sobre un madero atado a un árbol de mal agüero (que no había dado fruto).

peristilo. Jardín o patio interior rodeado de columnas.

phalerae. Adorno guerrero, generalmente un disco de oro o plata cincelado de unos siete o diez centímetros de diámetro. En origen los llevaban los caballeros romanos como insignia, y con ellos adornaban también sus caballos. Con el tiempo fueron convirtiéndose en condecoraciones militares concedidas por excepcionales actos de valor en combate. Generalmente se entregaban en juegos de nueve (tres filas de tres) sobre un arnés de correas de cuero con adornos, preparado para portarlo sobre la cota de mallas o la coraza.

piaculum. Sacrificio ofrecido en desagravio.

Picenum (Piceno). Era la zona central de la península italiana que se extendía aproximadamente por lo que constituye el músculo de la pantorrilla. Limitaba al oeste con los Apeninos, al norte con Umbría y al sur con el Samnio. Los primitivos pobladores eran de origen italiota e ilírico, pero existía la tradición de que los sabinos de la vertiente opuesta de los Apeninos habían migrado asentándose en Picenum, llevando a su dios tutelar Picus del que la región tomó el nombre. También se asentó en ella una tribu de galos llamados senones en la época en que Italia fue invadida por el primer rey Breno en 390 a. JC. La región estaba dividida en dos partes: Picenum norte, muy vinculado a la contigua Umbría y dominado por la antigua familia de los Pompeyos, y Picenum sur, separado del norte por el río Flosis, más vinculado espiritualmente al Samnio.

pilum, pila. El venablo de la infantería romana, en particular el modificado por Cayo Mario. Tenía una punta muy pequeña e incisiva de hierro con un asta también de hierro de unos tres pies (un metro), unidas a un palo de madera conformado para asirlo cómodamente. Mario lo modificó haciéndolo más débil en la unión entre el segmento de hierro y de madera para que, al arrojarlo y clavarse en el escudo, en un cuerpo o en el suelo, se partiese y no pudiera aprovecharlo el enemigo. De todos modos, los armeros de las legiones los reparaban rápidamente al final de las batallas para volver a usarlos.

pitagórico. Adscrito a la filosofía de Pitágoras, quien, a finales del período republicano, tenía en Roma fama de excéntrico y chiflado. Su doctrina propugnaba la creencia de la transmigración de las almas después de la muerte o metempsícosis hacia otros cuerpos más o menos perfectos, a menos que hubiera pertenecido a un hombre cuya vida hubiera estado dedicada a salvarla; los pitagóricos abogaban por el silencio, la castidad, la contemplación, el vegetarianismo, etc. Se invitaba a seguir esta regla de vida a las mujeres igual que a los hombres. El neopitagorismo practicado en Roma se había desviado de la doctrina original, pero se seguía manteniendo la doctrina central de la teoría de los números y el régimen de vida. Lamentablemente, uno de los alimentos que los pitagóricos recomendaban consumir en grandes cantidades eran las habichuelas y, por ello, un fuerte aroma de metano envolvía a los seguidores de esta filosofía, haciéndoles muy frecuentemente objeto de crueles chanzas.

plebeyo, plebe. Designaba a todos los ciudadanos romanos que no fuesen patricios, es decir, que pertenecían a la plebe. En los primeros tiempos de la república, ningún plebeyo podía ser sacerdote, magistrado curul ni senador. La situación se mantuvo muy poco tiempo, pues las instituciones patricias fueron cayendo una tras otra ante la presión de la plebe y a finales del período republicano pocas o nulas eran las ventajas de ser patricio, salvo el criterio de superioridad en el seno de la sociedad.

plebeya, asamblea. Véase Asamblea.

población de Roma. Es objeto de una gran controversia que ha hecho correr ríos de tinta entre los eruditos modernos. Yo creo que existe una tendencia a subestimar el número de habitantes de la urbe, que a mí, en los casos en que admiten la cifra de un millón, me parecen pocos. La opinión más generalizada es que tendría medio millón de habitantes. En cualquier caso, se conoce la extensión de la ciudad que circundaban las murallas servianas en tiempos de la república: algo más de un kilómetro de ancho y más de dos kilómetros de largo. Entonces, igual que ahora, Roma era una ciudad con población fija. Debía de haber quizás doscientos cincuenta mil ciudadanos romanos -los varones inscritos en los rollos del censo- más las mujeres, niños y esclavos. Tenían que ser muy pobres los hogares en que no hubiese esclavos, pues hasta los miembros del censo por cabezas los poseían. Luego, habría que tener en cuenta a los no ciudadanos, que en Roma constituían legión: judíos, sirios, griegos, galos y naturales de otros muchos países; con las mujeres, niños y esclavos, la citada cifra de un cuarto de millón debía incrementarse hasta más de un millón. De no ser así, las insulae habrían estado medio vacías y la urbe llena de parques. En mi opinión la cifra más acertada sería dos millones de habitantes.

podex. Palabra obscena que en latín significaba el trasero.

Pólux. El hermano gemelo de Cástor.

pomerium. Límite sacro de la ciudad de Roma, marcado por unos mojones llamados cippi, cuya creación se atribuye al rey Servio Tulio; permaneció intacto hasta la dictadura de Sila. El pomerium no seguía exactamente el perímetro de las murallas servianas y uno de los motivos principales es que es dudoso que dichas murallas las construyera Servio Tulio, quien sin duda habría hecho que éstas siguieran el itinerario del pomerium. Toda la antigua ciudad palatina de Rómulo quedaba dentro del pomerium, pero no el Aventino ni el Capitolio. La tradición decía que el pomerium sólo podía ampliarlo aquel que aumentase considerablemente los territorios que poseía Roma, pues en términos religiosos, Roma sólo existía dentro del pomerium y todo lo que quedaba fuera de él eran posesiones.

pontifex. Palabra latina que significa sacerdote y ha perdurado incorporándose a casi todos los idiomas europeos. Muchos filólogos consideran que en los primeros tiempos de Roma, el pontifex era un constructor de puentes, por considerarlos estructuras mágicas. Sea lo que fuere, en tiempos de la república, el pontifex era un sacerdote especial, colegiado, que servía de asesor a los magistrados romanos en cuestiones religiosas, ya que la religión romana la administraba el Estado. Al principio todo pontifex había de ser patricio, pero en el 300 a. JC. la lex Oguinia dispuso que la mitad de los miembros del colegio fuesen plebeyos. En las épocas en que pontífices y augures eran nombrados por el propio colegio, los nuevos miembros no solían alcanzar la edad senatorial y venían a tener poco más de veinte años; el nombramiento de César a los veintisiete cae dentro de lo normal.

pontífice máximo. Máximo representante de la religión estatal y el sacerdote más antiguo. Parece ser que fue invención de la recién constituida república y es una característica maniobra romana para superar un obstáculo sin herir susceptibilidades, pues el rex sacrorum (título ostentado por el rey de Roma) había sido el sumo sacerdote. En lugar de soliviantar al populacho aboliendo el rex Sacrorum, los nuevos gobernantes, por medio del Senado, crearon un nuevo pontifex, cuyo papel y categoría eran superiores a las del antiguo cargo. Se le llamó pontífice máximo y se le elegía en vez de designársele, para reforzar su posición gubernamental. Al principío, seguramente se le exigía ser patricio, pero ya a mediados de la república es muy probable que fuese plebeyo. Tenía encomendada la supervisión de los diversos colegios sacerdotales -pontífices, augures, flamines, fetiales- de otros sacerdotes menores y de las vírgenes Vestales. El Estado le dotaba de una imponente mansión para residencia, pero en tiempos de la república parece ser que compartía sede con las Vestales en la modesta y reducida Regia del Foro.

popa. Era un sirviente público adscrito a tareas religiosas y su cometido concreto parece que fue descargar sobre la víctima la maza sacrificial, ya que quien la degollaba era el cultarius (véase el término).

porticus. Columnata cubierta, simplemente longitudinal o en forma rectangular, rodeando un patio (peristilo). Eran lugares en que solían realizarse negocios y había comercios; el Porticus Margaritaria dominando el Foro, debía su nombre a los mercaderes de perlas que allí tenían sus tiendas; el Porticus Aemilia en el puerto de Roma era un gran edificio que albergaba las oficinas de los que se dedicaban a la exportación e importación.

praefectus fabrum. «El que supervisaba el obraje.» Uno de los personajes de mayor importancia en el ejército romano, aunque no formase parte de él; era un civil nombrado por el general, cuyo cometido como praefectus fabrum consistía en el equipamiento e intendencia del ejército en todos sus aspectos, desde los animales y el forraje hasta la tropa y el rancho. Como subarrendaba a particulares la contrata de pertrechos y abastecimientos, era muy influyente y se hallaba, de no ser un hombre íntegro, en una posición ideal para enriquecerse. Elocuente ejemplo de ellos es el caso del banquero gadetano Lucio Cornelio Balbo, praefectus fabrum de César.

praenomen, praenomina. El nombre de los romanos, equivalente al nuestro de pila. Había pocos nombres, quizás un máximo de veinte, la mitad de los cuales no eran muy comunes. Cada gens o familia tenía preferencia por ciertos praenomina, lo que a su vez reducía el número. Los eruditos actuales suelen ser capaces de saber por el praenomen si el interesado era o no miembro de la gens; los Julios, por ejemplo, mostraban preferencia por Sexto, Cayo y Lucio, por lo que alguien llamado Marco Julio difícilmente sería un auténtico Julio de la gens patricia; los Licínios tenían preferencia por Publio, Marco y Lucio; los Pompeyos, por Cneo, Quinto y Sexto; los Cornelios, por Publio, Lucio y Cneo; los Servilios de gens patricia, por Quinto y Cneo. Uno de los rompecabezas para los eruditos actuales lo constituye aquel Lucio Claudio que fue rex sacrorum en los últimos tiempos de la república, porque Lucio no es un praenomen de los Claudios, pero, dada la seguridad de que era patricio, sí que debió de ser un Claudio; yo he sugerido que posiblemente existiera una rama de la gens Claudia con el praenomen Lucio, que tradicionalmente ocupara el cargo de rex sacrorum.

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