El Hombre Multiorgásmico (16 page)

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Authors: Mantak Chia & Douglas Abrams Arava

BOOK: El Hombre Multiorgásmico
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Muchas mujeres experimentan orgasmos durante el coito con mucha más facilidad si ellas, o sus parejas, también estimulan su clítoris. Los hombres suelen tener orgasmos mucho más rápidamente que las mujeres durante el coito (de dos a tres minutos frente a veinte), pero las mujeres pueden experimentar orgasmos tan rápidamente como los hombres cuando se masturban; probablemente porque son ellas mismas las que se estimulan el clítoris y saben lo que les gusta. Un hombre multiorgásmico relató esta experiencia de acariciar a su amante mientras hacían el amor: «Cuando estoy detrás de ella o ella está encima, tengo las manos libres para jugar son su clítoris. La excita muchísimo, la vuelve loca. Comienza a gemir tan alto que en una ocasión tuvimos que hacer un parón para cerrar las ventanas».

Algunos hombres (o mujeres) pueden quejarse de que usar las manos para estimular el clítoris de su pareja durante el coito es poco natural o excesivamente mecánico. Como recordaba un hombre multiorgásmico: «Durante mucho tiempo pensé que el hecho de que un hombre tuviera que usar los dedos era un signo de debilidad. Pero me di cuenta de que hay veces en que la mujer disfruta realmente, e incluso preferiría un contacto con los dedos o la lengua porque le producen una sensación completamente diferente». Evidentemente, este tipo de estimulación no puede ser considerada poco natural ni un signo de que el hombre es débil cuando casi tres cuartas partes de las mujeres la necesitan para obtener satisfacción sexual.

Los hombres que no están acostumbrados a usar sus manos durante el coito pueden necesitar un poco de tiempo para coordinar las caricias clitoridianas con los movimientos pélvicos. Con la práctica, esta coordinación se hace cada vez más fácil, especialmente si ralentizas tus movimientos pélvicos y permites que tu pareja (y tú mismo) saboree cada penetración y cada caricia. Debes tener cuidado de no centrarte excesivamente en el clítoris de tu pareja perdiendo la conexión con ella. Asimismo, ten cuidado de no perder de vista lo que hace tu mano para que tu pareja no sienta que las caricias se vuelven mecánicas. Si puedes caminar y mascar chicle al mismo tiempo, también deberías ser capaz de acariciar el clítoris y mover la pelvis simultáneamente.

Si tu pareja está dispuesta a acariciarse a sí misma, tanto mejor. Un hombre se quejaba a su novia de que, como estaba plenamente dedicado a llevarla hasta el orgasmo, sentía que ella le usaba para «masturbarse». Esta reacción es comprensible si el hombre siente que es responsable de «dar» orgasmos a su pareja. Sin duda es esta disposición mental la que hace que las mujeres finjan el orgasmo para agradar a sus parejas o para demostrarles que han quedado satisfechas. Como explicamos en el capítulo 2, el orgasmo ocurre fundamentalmente en el cerebro, por tanto no puedes «dar» un orgasmo a tu pareja. Ella debe experimentarlo en su propia mente (y cuerpo).

A medida que cada vez más mujeres han ido descubriendo su capacidad orgásmica, simple o múltiple, los hombres han sentido una presión cada vez mayor para satisfacer este creciente potencial orgásmico. El deseo masculino de satisfacer a las mujeres es noble y necesario, pero la presión que lo acompaña no lo es y puede aumentar los sentimientos de ansiedad ya habituales entre los hombres. Tu planteamiento será mucho más realista y sentirás mucha menos presión, si te das cuenta de que simplemente estás ayudando a tu pareja a realizar su propio potencial orgásmico.

LA HUELLA DACTILAR ORGÁSMICA

Clitoridiano, vaginal u orgasmo combinado son tan sólo categorías que los sexólogos utilizan para describir los orgasmos genitales de las mujeres. Como mencionamos en el capítulo 2, los sexólogos también establecen distinciones entre los orgasmos breves o
discontinuos
y los orgasmos largos o
continuos
(ver figura 19). Algunas mujeres tienen orgasmos discontinuos, otras los tienen continuos, y otras terceras tienen una combinación de ambos. Hartman, Fithian, y su colaborador Berry Campbell sugieren que el patrón orgásmico de cada mujer es tan individual que debería llamarse «huella dactilar orgásmica». Como ha señalado Lonnie Barbach, tanto la fisiología como las expectativas personales y culturales influencian la experiencia orgásmica de tu pareja (y la tuya propia), y ésta es una de las razones por las que la gente tiende a tener patrones de orgasmo considerados «normales». Algunas mujeres tienen un orgasmo intenso, otras tienen un orgasmo suave y otras lo tienen continuo. Las mujeres multiorgásmicas pueden tener cualquier combinación de los anteriores. Es importante recordar que el orgasmo de tu pareja (como el tuyo) será un poco diferente cada vez.

Según el kung fu sexual, las mujeres también pueden llevar su energía desde la pelvis hasta el cerebro y expandir sus orgasmos por todo el cuerpo. Esta circulación de chi energetizará a tu pareja de la misma forma que te energetiza a ti. (En el capítulo 6 sugerimos algunos ejercicios que tu pareja puede realizar para expandir sus orgasmos.) En general, las mujeres se centran menos en los genitales que los hombres y, como consecuencia, les resulta más fácil experimentar y extender sus orgasmos por todo el cuerpo. El hecho de que muchas mujeres sean genitalmente «preorgásmicas» (es decir, nunca han tenido un orgasmo genital) puede deberse a esta tendencia a la difusión. En el capítulo 6, ofrecemos algunas técnicas para ayudar a las mujeres preorgásmicas a convertirse en orgásmicas y otras que ayudarán a las orgásmicas a convertirse en multiorgásmicas.

Te resultará mucho más fácil hacerte un hombre multiorgásmico si tu pareja disfruta haciendo el amor durante largos períodos. Las parejas que se quejan de que el hombre no es capaz de resistir el tiempo suficiente son más numerosas que las que se quejan de que la mujer se cansa antes que él. Pero este último caso puede llegar a darse si tú te haces multiorgásmico y ella no. Aunque es importante no presionarla y aceptar sus deseos en cuanto a la cantidad de placer que desea, debes animarla a explorar su potencial en el capítulo que ha sido escrito para ella. En el capítulo 9 ofrecemos algunas sugerencias para las parejas con un serio desequilibrio en cuanto al apetito sexual. En cualquier caso, la mayoría de las mujeres están dispuestas a ayudar a sus compañeros a hacerse multiorgásmicos y, en este sentido, lo más importante que tu pareja puede hacer es explorar su propio placer y cultivar su propia satisfacción sexual.

Su excitación

La mayoría de las mujeres tardan más en excitarse que la mayoría de los hombres, pero una vez excitadas, generalmente su deseo suele durar más tiempo que el de sus compañeros (como practicante del kung fu sexual, serás una excepción a la segunda mitad de esta regla). Según el taoísmo, los hombres son como el fuego y las mujeres como el agua. El fuego se enciende con rapidez, pero el agua lo apaga fácilmente. Para satisfacer a tu amante tienes que llevarla al punto de ebullición, lo que requiere que mantengas tu propio fuego encendido el tiempo suficiente. El secreto para satisfacer a tu pareja es comprender las etapas de su excitación y aprender a sincronizar tu nivel de excitación con el suyo.

¿CÓMO PUEDO SABER QUE LA MUJER HIERVE DE DESEO?

Los médicos taoístas tomaron nota de las etapas de la excitación que distinguieron en las mujeres. Muchas de sus observaciones han sido confirmadas por los investigadores occidentales, especialmente por Kinsey que las describe en un capítulo de su
Sexual behaviour in the human female
titulado «Fisiología de la respuesta sexual y el orgasmo». Mencionamos aquí los estadios de la excitación femenina no para que las mujeres se sientan cohibidas, sino para que los hombres puedan comprender mejor cómo satisfacer los deseos de sus compañeras. Al leer estas etapas generales, es importante recordar la conclusión de Kinsey respecto a la originalidad de la sexualidad de cada persona: «No hay nada que caracterice tanto la respuesta sexual como el hecho de que es diferente para dos individuos cualesquiera».

Dicho esto, no podríamos contar con una guía mejor que Su Nü (una de las fiables consejeras femeninas del emperador amarillo) para obtener una descripción general de la excitación femenina. El emperador amarillo le preguntó una vez: «¿Cómo puedo saber si una mujer está experimentando placer?». Su Nü replicó que hay cinco signos, cinco deseos y diez movimientos que muestran la progresión de la excitación femenina. Los cinco signos y los cinco deseos describen lo que ocurre en el cuerpo de la mujer cuando se excita, mientras que los diez movimientos describen cómo sus acciones señalan lo que ella desea que hagas a continuación.

Antes de describir estos secretos de la excitación femenina, es conveniente mencionar que vivimos en tiempos más abiertos y directos que los de Su Nü, y que probablemente no tienes por qué limitarte a leer las hojas de té en el cuerpo de tu pareja. Puedes preguntarle lo que desea; o todavía mejor, ella puede decírtelo. Pero el ardor propio de la práctica sexual no siempre invita a hablar, por no hablar de expresar las preferencias con claridad. La pasión acalla el lenguaje y es en esos momentos cuando saber reconocer las señales del placer femenino puede serte útil. Antes o después de hacer el amor, puedes preguntarle si Su Nü entendía o no sus deseos individuales. No hace falta mencionar que el consentimiento es esencial en cualquier encuentro sexual, y el hecho de que notes que el cuerpo de la mujer con la que estás saliendo se excita no significa nada a menos que su mente decida hacer algo al respecto. «No» significa no, diga lo que diga su cuerpo.

Los textos taoístas algunas veces eran muy directos y otras muy vagos. Algunos de los estadios de la excitación quedarán claros, incluso serán obvios, mientras que otros pueden parecer demasiado sutiles para ser detectados. Los signos, los deseos y los movimientos se solapan en cierta medida y resulta difícil mantenerlos en orden, por lo que intentaremos simplificarlos en la descripción que hacemos de ellos más abajo. Recuerda que estos puntos de referencia generales no son un mapa exacto del camino. No esperes distinguir cada uno de los estadios cada vez que hagas el amor y no esperes a comprobar que los has alcanzando antes de seguir adelante. Por encima de todo, el encuentro amoroso debería ser fluido y espontáneo, y estos puntos de referencia simplemente te ayudan a mantenerte en la dirección correcta.

LOS SIGNOS DEL DESEO

La pasión, como el control eyaculatorio, comienza con la respiración y la primera señal del deseo que notarás en tu amante es que cambiará su respiración, haciéndose más superficial y rápida. Según Su Nü, si su nariz se abre, su boca se ensancha y te abraza con ambos brazos, quiere que vuestros genitales entren en contacto. Cuando su cuerpo se estremece, desea que toques ligeramente sus genitales. Si su cara se sonroja, desea que juegues con el glande alrededor del monte de Venus y cuando estira las piernas desea que frotes tu glande con el clítoris y la entrada de la vagina.

Su Nü continúa: «Si sus pezones se endurecen y empuja el vientre hacia afuera, penétrala lenta y superficialmente. Si tiene la garganta seca y traga saliva, comienza a moverte lentamente dentro de ella. Si comienza a mover el vientre, está experimentando un gran placer. Si su vagina está bien lubricada o si eleva las piernas para rodearte, penétrala más profundamente. Si aprieta los muslos, el placer la está desbordando. Si se mueve de un lado al otro, quiere que la penetres profundamente, de un lado al otro. Si suda lo suficiente como para mojar las sábanas o si sitúa su cuerpo en línea recta y cierra los ojos, está a punto de tener un orgasmo. Cuando arquea su cuerpo contra el tuyo, su placer a alcanzado el punto más alto. Cuando se estira y relaja, el placer recorre todo su cuerpo. Si las secreciones vaginales se derraman por sus muslos y trasero, está plenamente satisfecha y deberías retirarte lentamente».

Ahora que hemos hablado de cómo
reconocer
los signos del deseo progresivo de tu pareja, debemos hablar de cómo
satisfacer
ese deseo en el capítulo siguiente.

CAPÍTULO CINCO
La pareja multiorgásmica

Controlar la eyaculación mientras practicamos individualmente es una cosa, pero controlarla cuando hacemos el amor es otra muy distinta. El control que has desarrollado, a raíz del capítulo 3, sobre la respiración, la concentración, el músculo PC y, principalmente, sobre la energía sexual, te ayudará enormemente a ser multiorgásmico con tu pareja, pero también debes aprender practicando a dúo.

Dar Placer a Tu Compañera

A diferencia de la excitación masculina, la femenina no acaba en un precipicio. Es verdad que algunas mujeres tienen orgasmos tan satisfactorios (clímax) que no desean seguir haciendo el amor y, como comentamos anteriormente, algunas incluso eyaculan. Pero como las mujeres no tiene que preocuparse por perder la erección o derramar su semilla, generalmente pueden rendirse al placer de una forma que resulta imposible a los hombres. Sin embargo, las mujeres no alcanzan la dicha sin esfuerzo. Alcanzar un orgasmo, orgasmos múltiples u orgasmos expandidos requiere conocimiento, habilidad y esfuerzo, tanto por parte de las mujeres como de los hombres. A continuación describimos cómo las puedes ayudar.

En el kung fu sexual, todos los aspectos del contacto son considerados parte de la unión entre hombre y mujer. Tocarse con las manos o los labios es tan importante para la armonización mutua como el coito mismo. De la misma forma que tienes una forma concreta de cultivar el placer solitario, probablemente también tendrás una forma característica de dar placer a tu pareja, y a pesar de que la mayoría de las mujeres tienen zonas erógenas comunes, cada mujer, evidentemente, tiene sensibilidades diferentes en momentos diferentes. Prueba estas técnicas taoístas pero déjate guiar por las preferencias de tu pareja.

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