Diáspora (34 page)

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Authors: Greg Egan

BOOK: Diáspora
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Blanca dijo:

—Creo que te hará falta algo más parecido a las femtomáquinas. Femtomáquinas más grandes que el universo. ¿Quieres las leyes de la física de la macroesfera? —Se desplazó algunas capas por el panorama para luego buscar en el coloide azul. Al aproximarse Yatima, Blanca abrió la palma oscura para mostrar una chispa azul, que emitía una etiqueta gestalt.

—¿Qué es?

—Cinco dimensiones espaciales, un tiempo. Una 4-esfera como fibra estándar. Física, química, cosmología, las propiedades macroscópicas de la materia, interacciones con la radiación, algunas biologías posibles... todo.

—¿Cuándo lo hiciste?

—He tenido mucho tiempo, Huérfano. He explorado muchos mundos. —Extendió los brazos para abarcar todo el panorama—. Todo punto que ves es un conjunto de reglas diferentes. —Pasó la mano bajo la lámina azul de la que había sacado las reglas de la macroesfera—. Éstos son espacio-tiempos de seis dimensiones. Debajo cinco. ¿Te das cuenta de que es más fino? Pero siete también es más fino. Los números pares de dimensiones poseen mayor riqueza de posibilidades.

La chispa había escapado de la mano de Blanca y se dirigía de nuevo a su lugar en el panorama índice, pero Yatima había memorizado la etiqueta.

—¿Vendrás conmigo, Blanca? ¿A la macroesfera?

Blanca rió, nadando en mundos, ahogándose en posibilidades.

—No lo creo, Huérfano. ¿De qué valdría? Ya la he visto.

Sexta Parte
 

Yatima dijo:

—Blanca debería estar con nosotros. Orlando debería estar con nosotros. Paolo rió.

—Orlando lo pasaría fatal aquí.

—¿Por qué? Viajando en el panorama que quisiese, con todas las comodidades del hogar...

—No conoces a Orlando tan bien como crees.

—¿No? Ilumíname.

15. 5+1

POLIS CARTER-ZIMMERMAN, ÓRBITA DE SWIFT

85 803 052 808 071 TEC

3 de abril 4953, 4:33:25,225 TU

Un megatau antes de la clonación, Paolo al fin logró arrastrar a Orlando a la Gran Exhibición de la Macroesfera. Un grupo de físicos había montado un panorama, un pasillo largo con techo arqueado de vidrio emplomado sostenido por hierro forjado, repleto de demostraciones de las características de la macroesfera que se podían predecir con cierta confianza. Aunque Orlando estaba decidido a participar en la expedición, parecía intimidado por la idea de enfrentarse a la realidad exótica que el nuevo clon de C-Z habitaría pronto.

Paolo inspeccionó la exposición. Menos de cien ciudadanos habían decidido clonarse, pero la mitad de la polis había pasado por aquí. Sin embargo, ahora estaba casi desierta y según el ángulo de la luz, que correlacionaba con el número de visitantes, daba la impresión de que estaban a finales de la tarde.

Se acercaron al primer expositor, una comparación de pozos gravitatorios en tres y cinco dimensiones. Las superficies cuadriculadas de dos mesas se habían vuelto mágicamente elásticas de tal forma que colocarles encima pequeños pesos esféricos producía hondonadas en forma de embudo, en cada caso los efectos del gradiente imitaban la fuerza gravitatoria alrededor de una estrella o planeta en universos diferentes. La fuerza se reducía con la distancia como si se estuviese extendiendo, respectivamente, sobre una superficie bidimensional cada vez mayor, produciendo una ley del inverso del cuadrado, o sobre una hipersuperficie tetradimensional, produciendo un efecto aún más brusco del inverso de la cuarta potencia. Era un modelo pseudo-newtoníano simplificado, pero Paolo no iba a quejarse; había descubierto que el tratamiento riguroso de la curvatura en un espacio-tiempo de seis dimensiones que había realizado Blanca era muy difícil de seguir y había pasado por encima de las partes difíciles donde la ecuación tensorial de Einstein se derivaba aproximando las interacciones entre partículas masivas y gravitones virtuales.

La exposición dijo:

—Estos diagramas muestran el potencial gravitatorio puro, que siempre produce una fuerza atractiva. —Apareció una mano incorpórea y colocó una pequeña partícula de prueba en el borde de cada pozo, con consecuencias predecibles: las dos partículas cayeron de inmediato—. A partir del estado de reposo, la colisión es inevitable. Pero si hay algún movimiento lateral, la dinámica se modifica por completo. —La mano colocó una partícula en el borde del primer pozo, pero en esta ocasión dándole un pequeño empujón que la colocó en una órbita elíptica alrededor del peso central. —La mejor forma de comprender lo que sucede es seguir al cuerpo en su órbita. —El patrón cuadriculado de la superficie se puso a girar, siguiendo la partícula, y al hacerlo, la forma del pozo se modificó dramáticamente: el centro del embudo se invirtió transformándose en una elevación alta y muy abrupta, levantando el peso por encima de la superficie circundante—. En un marco de referencia en rotación, la fuerza centrífuga para una cantidad dada de momento angular actúa como una repulsión al inverso del cubo. —El inverso del cubo superaba al inverso del cuadrado en distancias pequeñas, por lo que la fuerza centrífuga ganaba a la gravedad cerca del centro; esa estrella y ese planeta al fondo del pozo se encontraban ahora en lo alto de una cima. Pero las regiones exteriores del embudo seguían hundiéndose, por lo que alrededor de la elevación había una trinchera circular donde esa caída inicial respecto la superficie se convertía en un ascenso.

Las zonas del suelo donde estaban plantados se pusieron a dar vueltas a la mesa, inclinándose lo necesario para evitar que perdiesen el equilibrio. Orlando emitió un quejido ante el artificio, pero aún así parecía estar disfrutando a pesar de sí mismo. Se sincronizaron con el marco de referencia móvil, dejando a la partícula moviéndose aparentemente por una línea radial. Rodaba arriba y abajo por la trinchera, acunada y confinada por el hueco en la superficie de energía, los extremos de su órbita elíptica manifestándose ahora simplemente como los puntos más lejanos a los que podía llegar al intentar escalar la elevación central o bien la cuesta más suave de la pared exterior.

Al terminar, el expositor les ofreció tres oportunidades para colocar una partícula en órbita alrededor del segundo pozo de gravedad, que Orlando aceptó. Las dos primeras partículas que lanzó siguieron una espiral hasta el centro y la tercera se salió de la mesa. Murmuró algo al respecto de que le gustaría ser sordo, tonto y ciego.

El expositor transformó la superficie para mostrar el efecto de la fuerza centrífuga. Cerca del centro la atracción del inverso de la cuarta potencia de la gravedad era más fuerte que la repulsión del inverso del cubo, por lo que incluso cuando el sistema de referencia se puso a girar, el pozo siguió siendo un pozo. Pero más lejos, la fuerza centrífuga tomaba el control y convertía la pendiente descendente en ascendente. Y donde el ascenso se invertía y la superficie se hundía, en lugar de la trinchera circular del primer pozo había una cresta circular. En comparación con el universo tridimensional, toda la superficie de energía potencial estaba invertida.

El expositor les hizo girar con el marco de referencia. Luego, la mano incorpórea, moviéndose con ellos, colocó una partícula en la pendiente externa de la cresta; como era de esperar, cayó de inmediato alejándose del centro. Una segunda partícula, colocada en la pendiente interior, cayó directamente al pozo.

—No hay órbitas estables. —Orlando cogió la partícula que se alejaba e intentó colocarla en perfecto equilibro sobre la cresta, pero no podía hacerlo con la suficiente precisión. Paolo vio un destello de terror en sus ojos, pero Orlando dijo irónicamente—: Al menos, eso significa que no hay más Lacertas. Todo lo que podía caer por la gravedad ya habrá caído hace tiempo.

Pasaron al siguiente expositor, un modelo de la evolución cosmológica de la macroesfera. Cuando la materia se juntaba por efecto de la atracción gravitatoria mutua, a partir de las fluctuaciones cuánticas iniciales en los orígenes de la macroesfera, el movimiento rotacional acababa interrumpiendo el proceso en cierto punto y separaba la nube de gas en condensación, o bien el proceso «superaba la cresta» y el colapso continuaba sin limitación. Aquí eran imposibles los sistemas estelares, las galaxias, los cúmulos y los supercúmulos, ya que todos se estabilizaban por medio del movimiento orbital. Pero la distribución fractal de las inhomogeneidades primordiales implicaba que el producto final del proceso de colapso era un amplio espectro de masas. El noventa por ciento de la materia acababa en gigantescos agujeros negros, pero se predecía la formación de incontables cuerpos más pequeños, lo suficientemente aislados para sobrevivir durante largos periodos, incluyendo cientos de billones con estabilidad y emisión energética comparables a las de las estrellas.

Orlando se volvió hacia Paolo.

—Estrellas sin planetas. Entonces, ¿dónde estarán los Transmutadores?

—Quizá orbitando una estrella. Podrían estabilizar una órbita empleando velas solares.

—¿Construidas con qué? No habrá asteroides para extraer material. Quizá crearon un montón de materia prima en la singularidad cuando pasaron, pero para conseguir nuevos materiales tendrían que sacarlos de la estrella.

—No es imposible. O si lo decidiesen, podrían vivir en su superficie. Allí es donde se espera encontrar la vida nativa.

Orlando miró de nuevo al modelo, que incluía algo parecido al diagrama de Hertzsprung-Russell, indicando la distribución evolutiva de temperaturas estelares y luminosidades.

—No creo que haya muchas estrellas lo suficientemente frías. Excepto las enanas marrones, y ésas se enfrían muy rápido.

—En realidad no podemos comparar las temperaturas. Nosotros estamos acostumbrados a que las reacciones nucleares sean varios órdenes de magnitud más calientes que las químicas, lo que las hace hostiles para la biología. Pero en la macroesfera las dos implican cantidades similares de energía.

—¿Por qué? —El gestalt de Orlando seguía manifestando inquietud, pero ahora estaba claramente interesado.

Paolo hizo un gesto hacia un expositor situado más adelante, bajo un cartel rotatorio que decía FÍSICA DE PARTÍCULAS.

La fibra estándar tetradimensional de la macroesfera producía un conjunto mucho más pequeño de partículas fundamentales que la de seis dimensiones del universo corriente. En lugar de seis sabores de quarks y seis variedades de leptones, había uno de cada, además de sus antipartículas. Había gluones, gravitones y fotones, pero no había bosones W o Z, ya que eran los encargados del proceso del cambio de sabor de los quarks. Tres quarks o tres antiquarks juntos formaban un «nucleón» o un «antinucleón» con carga, similar al protón o antiprotón normales, y el único leptón y su antipartícula se parecían mucho al electrón y el positrón, pero no había combinación de quarks análoga al neutrón.

Orlando examinó la tabla de partículas.

—El leptón sigue siendo mucho más ligero que el nucleón, el fotón sigue teniendo masa en reposo de cero y los gluones siguen actuando como gluones... entonces, ¿qué acerca la energía química a la nuclear?

—Viste lo que pasó con los pozos de gravedad.

—¿Qué importancia tiene eso? Ah. ¿Lo mismo pasa en un átomo? ¿La atracción electrostática también pasa del inverso del cuadrado al inverso de la cuarta potencia y no hay órbitas estables?

—Exacto.

—Un momento. —Orlando cerró los ojos con fuerza, sin duda extrayendo antiguos recuerdos de su educación carnosa—. ¿El principio de incertidumbre no impide que los electrones choquen contra el núcleo? Incluso en ausencia de momento angular, la atracción del núcleo no puede comprimir demasiado la onda del electrón, porque restringir su posición simplemente incrementa su momento.

—Sí. ¿Pero cuánto lo incrementa? Restringir espacialmente una onda produce un efecto inverso en la dispersión de su momento. La energía cinética es proporcional al cuadrado del momento, haciéndolo por tanto el inverso del cuadrado. Por tanto, la «fuerza» efectiva, que es la tasa de cambio de la energía cinética con la distancia, actúa a la inversa del cubo.

El rostro de Orlando se iluminó un momento con el placer absoluto de comprender.

—Por tanto, en tres dimensiones un protón no puede hacer que un electrón se estrelle, porque el principio de incertidumbre actúa tan bien como la fuerza centrífuga. Pero en cinco dimensiones no es suficiente. —Asintió lentamente, como si estuviese aceptando lo inevitable. Así que la onda del leptón se reduce hasta el tamaño del nucleón. ¿Y luego qué?

—Una vez que el leptón está
dentro
del nucleón, sólo se siente atraído hacia el interior por la porción de carga que está más cerca del centro que él mismo, lo que es aproximadamente proporcional a la quinta potencia de la distancia al centro. Eso significa que la fuerza electrostática deja de seguir el inverso de la cuarta potencia y se vuelve lineal. Por tanto, el pozo de energía tiene fondo; fuera del nucleón es demasiado empinado para que el leptón pueda «apoyarse» contra sus lados, como hace un electrón en tres dimensiones, pero dentro del nucleón los lados se unen en curva formando un paraboloide.

Pasaron al primer expositor de química, que mostraba al cuenco paraboloide en el fondo del pozo, con una forma acampanada azul eléctrico y translúcida superpuesta sobre él: la onda del leptón en su nivel de energía más bajo, el fundamental. Orlando alargó la mano y la tocó; pasó a un estado excitado, rompiéndose y abandonado el centro para formar dos lóbulos separados, uno coloreado en rojo para indicar la inversión de fase. Después de algunos taus, la onda al completo destelló en verde, emitiendo espontáneamente un fotón, y regresó al nivel inferior de energía.

—Por tanto, ¿éste es el equivalente en la macroesfera al átomo de hidrógeno?

Paolo tocó la onda, intentando pasarla al siguiente nivel superior.

—Más bien un cruce entre un átomo de hidrógeno y un neutrón. En la macroesfera no hay neutrones, pero un nucleón positivo con un leptón negativo enterrado en su interior para cancelar su carga es una imitación aproximada. Blanca lo llama «hidrón». Si intentas unir dos de éstos para formar una «molécula de hidrón» acabas con algo que se parece más bien al deuterio. — La exposición, al oírle, ofreció solícita una demostración animada.

Orlando exhaló con fuerza.

—No sé cómo te lo puedes tomar con tanta calma. ¿Realmente confías en alguien de C-Z para construir toda una polis operativa siguiendo estas reglas?

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