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Authors: Adolfo Bioy Casares

Tags: #Otros, #Biografía, #Memorias

Descanso de caminantes (25 page)

BOOK: Descanso de caminantes
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Idiomáticas
.
Para mal de mis pecados
. ¿Cómo si dijera «para empeorar aún las cosas»? ¿O, simplemente, «para castigo de mis culpas»? Para mal de mis pecados, abro la puerta y me encuentro con el cobrador.

Confesiones de un alcornoque o insistencias de un error
. En el
Times Literary Supplement
leo una nota muy elogiosa sobre un
Dictionary of Symbols
de un tal Cirlot. Lo encargo. Cuando lo recibo, descubro que Cirlot es un catalán y que el libro está traducido del español. La estupidez de haber comprado la traducción inglesa de un libro español me avergüenza; tal vez por eso casi nunca recurro a ese volumen, que duerme, poco menos que olvidado, en su anaquel. Los otros días veo en la librería Fausto un diccionario de símbolos; no lo compro, porque el precio, 440.000 pesos, me parece excesivo. Quedo, de todos modos, con ganas de comprarlo. Cuando voy a la librería Fray Mocho, le pregunto al patrón, que es un amigo, si tiene el libro y a cuánto me lo dejaría. Cien mil pesos, me dice. Lo compro. Lo consulto varias veces, hasta que Silvina se lo lleva a su escritorio, para copiar figuras de animales, para unas viñetas que le pidieron. Quiero ver qué dice de dioses y divinidades. No lo encuentro. Entonces me acuerdo de que tengo un diccionario de símbolos en inglés. Lo busco. Lo encuentro. Lo consulto. De pronto descubro que es la traducción del comprado en Fray Mocho. Es decir que dos veces compré indebidamente el libro. Primero en inglés, cuando podía comprarlo en español. Después en español, cuando ya lo tenía en inglés.

Noto que siento un poderoso afán de satisfacer los deseos del prójimo (no leer esto buscando doble sentido, por favor). Si a Silvina le gusta, o le cae bien, el yogurt descremado de ananá, para reunir seis o siete potes recorro las rotiserías del barrio. Sin embargo, me faltó coraje para satisfacer el deseo de aquella mujer, en Mar del Plata.

15 septiembre 1982
. Cumple mi sesenta y ocho aniversario escribiendo y acostándome con mujeres como siempre. Como desde hace cincuenta y cuatro años por lo menos.

Historia de amor
. El hermano de N., que se fue a vivir a España con su mujer y sus hijos, encargó al suegro la venta de la casa de Bariloche: el único bien que tenían. El suegro encontró comprador; pero el juez de menores no daba la autorización para la venta, aunque tenía la prueba de que los dueños de la casa ya habían comprado otra en España (de modo que con la venta de la casa de Bariloche no los descapitalizaban). La situación se prolongó, con toda suerte de inconvenientes para el hermano de N. y su mujer: si no vendían la casa de Bariloche, no podrían pagar la nueva, etcétera. Finalmente, se descubrió que el señor encargado de la venta tenía la autorización del juez desde hacía mucho tiempo: quería hacerles imposible a su hija y a su yerno la situación en España para que volvieran. Extrañaba a su hija.

17 septiembre 1982
. Sin lumbago, sin tortícolis, mejor, con menos deudas.

Sábado 18 septiembre 1982
. A la tarde, José me refiere: «Una amiga, casada con un almirante, le dijo hoy por teléfono a mi mujer: Para peor al desgraciado que tengo en casa le gusta ponerse el uniforme».

A la noche soñé que estaba en un velorio y que la mujer del muerto, formulaba este epitafio:

A él siempre le gustó cambiar de ropa
,

y comer pan tostado con la sopa
.

Al enterarse de la rendición en las Malvinas, Federico Aldao se desplomó desmayado.

Idiomáticas
.

Ladeado
: enojado, resentido. Se torció: se resintió.
Ladero
. «Lo trajo de ladero»: de acompañante, de escolta y apoyo.

Estar chaucha
, o
un poco chaucha
: sentirse mal, fuera de caja, etcétera.

Cusí cusá
. Dícese de algo que es mediocre, regular para abajo. «Esta pollera le salió cusí cusá», dice la señora a la modista.

Un generoso
. Silvina le pregunta a Bengoa si escribió en
La Nación
una nota sobre María Rosa Vieyra. El interrogado protesta con auténtica indignación: «¿Cómo yo voy a escribir sobre una persona tan poco importante?».

La comisaría 49, en el barrio de Villa Urquiza, de Buenos Aires, es conocida en la repartición como
la Estancia
. Quizá porque tuvo plantas (¿hasta un árbol?) o porque su portón de dos hojas recuerda una tranquera.

Lo que no rima en España, a veces rima entre nosotros. Véanse los endecasílabos de Calixto Ayohuma:

Dueño y señor de hacer lo que tú quisieres
,

¿te esmeras en plagiar a don Juan Pérez
?

Idiomáticas. Dolamas
. Dolencias. Palabra de argentinos del siglo pasado. Mi abuela decía: «Aquí me tenés, llena de dolamas». También decía: «Estoy hecha doña Calores», cuando tenía calor. También: «Estuve con cuidado», por «estuve preocupada» (de que te pasara algo), ansiosa porque alguien tardaba.

Paso por un país conocido
. Me dijo: «Cuando quise que me quisiera no me quería; ahora que no quiero que me quiera me quiere».

Después de leer su vida por Anger, pienso que Chapelle (Claude-Emmanuel Levillier) fue una persona muy querible.

Lo que trata de que me entre en la cabeza: Me ha dado sus mejores años y en compensación debo dejarla bien pertrechada. Con tanta insistencia lo repite y me recuerdo que por la ley de la vida pronto la abandonaré en este mundo hostil, que llego a preguntarme si no me ha dado todos esos años en la seguridad de que estarán compensados por lo que recibirá a mi muerte. Una sospechosa compañera para el descenso por la pendiente final. Sospechosa de impaciencia, por lo menos.

Tudora Sandru Olteanu, traductora rumana de
Dormir al sol
, dice (en una carta de septiembre de 1982) que la conmovió una frase mía, leída en un reportaje: «Yo creo que todos merecemos compasión, porque somos unos pobres diablos heroicos por el solo hecho de estar vivos».

¿Qué tengo en contra de la Barrenechea?
[13]
¿Qué escribió, en elogio de una novela peruana,
La multiplicación de las viejas
, para denostar de paso el
Diario de la guerra del cerdo
, porque «se pretendía realista y los personajes no empleaban al hablar las palabrotas que hoy son de rigor»? Como ven, no me asiste ninguna razón valedera, salvo tal vez la de salvada del olvido, ya que algún anotador del futuro pondrá un asterisco y al pie de la página recordará que Ana María o María Rosa Barrenechea era una profesora, o crítica, argentina y que enseñó vaya uno a saber qué y cómo en universidades norteamericanas que, por lo visto, no eran demasiado exigentes.

Idiomáticas
.

Tun-tun
. Al tuntún (quizá por onomatopeya, como los golpes exploratorios de un bastón de ciego): a ciegas, de cualquier modo, salga lo que Salgari.

Quedar, quedarse
, por guardar.
Me lo quedo
. Modo de hablar corriente en Buenos Aires, en 1960-80. ¿En otras regiones? Francis me trajo su artículo sobre las clases sociales. Dentro de semanas me preguntará: «¿Me lo vas a devolver o te lo quedás?».

Charivari
. Cencerrada, jaleo. Cortejo de gente que hace música o bulla, con sartenes, cacerolas, teteras, etc., en burlesca celebración de casamientos absurdos. Digamos que la novia tuviera 29 y el novio 68. Definición del
Oxford English Dictionary
: «Una serenata de música
rouge
», con los instrumentos que antes menciono, en burla de bodas incongruentes.
Charivarium
. En Italia,
mattinata
; en Cerdeña,
corredda
.

Anglicismos: reificar, irrelevante
. ¿Por qué no vicariamente? que sería útil.

Sabiduría casera
. Cuando hay tormenta se corta la leche.

De Jorge Borges (padre del escritor): «Vale más una mentira dichosa que cien verdades amargas».

Mundos cerrados
. Le pregunté cómo hacía el marido de Maruja, el colectivero, para no arruinarse por las sucesivas locuras de su mujer: mudanzas continuas, malvendiendo lo propio y comprando a cualquier precio, reformando los departamentos y casas, para renunciar a ellos cuando están listos, etcétera. «¿Cómo? ¿No sabe? —me contestó—. Maruja tiene un tío soltero, que la quiere como un padre, y que es la persona más generosa del mundo. Es verdad que la plata le sobra. Imagínese que es inspector municipal y que pone la última firma para habilitar una obra. Piense en todo lo que se edifica en Buenos Aires, y en todas las coimas que recibirá ese hombre de Dios».

Idiomáticas
.

Despropósito
. Bien mirada, es palabra curiosa.

Chusmear
. Desde hace un tiempo se dice por
chismear
.

Tole-tole
. Desorden, zafarrancho, barullo, batifondo, gresca. «Se armó el tole-tole, o un tole-tole de la madona».

Alma
. Llámase alma ese conjunto de mañas molestas, hasta dañinas, que tienen los otros.

Idioma de Yrigoyen
:

Efectividades conducentes
: disposiciones y recaudos para llevar algo a buen término.

Patéticas miserabilidades
: el «factor económico», el dinero.

Extraño uso de la preposición «de
». La ciudad
de
Bueno Aires,
de
París,
de
Chascomús; el partido
de
Las Flores,
de
Tapalqué. En cambio, la estación Pardo, la estación Vicente Casares, la estación Dr. Domingo Harosteguy, sin la preposición.

Byron (el más valiente de los hombres) se casó por debilidad y por la pereza de aclarar un malentendido.

En un artículo del
Times Literary Supplement
del 22 de octubre de 1982, sobre
Group Portrait
(un libro de Nicholas Delbanco), leo: «…la hostilidad de por vida entre Wells y Ford, que culminó en la publicación de
The Bulpington of Blup
». ¿Significa esto que el Bulpington era Ford Maddox Ford? Si no, ¿qué puede significar la frase?

El
neo-criol de Xul Solar. Pli
: complicado.
Cónfera
: conferencia.
Ronso
: equivocado, errado.
Entó
por entonces.
Upa
: arriba.
Neo-belleza
: muchacha linda («Este año hay muchas neo-bellezas»).
Pesi cae
: por
cae de su peso
.

Elena L., con acento alemán y tono dogmático: «A los cincuenta años tuve una lesión en el hombro y entendí que debía renunciar al tenis de campeonato. Había llegado la hora de seguir mi vocación. El bachillerato de arte, que yo había seguido cuando chica, no me servía para entrar en la facultad. En un año hice el bachillerato y después me metí en medicina. Me recibí en 1970. Por un año fui residente —gratis, porque a las veteranas ¿quién les va a pagar?— y después pasé dos años en Inglaterra, en un hospital, practicando mi especialidad, cardiología, y sobre todo aprendiendo, aprendiendo siempre. A poco de volver aquí murió papi. La casa me quedaba grande, entonces la transformé en un centro para reeducación de infartados. Ya pasaron por mis manos más de mil muchachos: los llamo así porque desarrollo con ellos un buen compañerismo. Después de ver cerca de mil casos de infarto, ¿sabés, Adolfito, cuál es mi primera conclusión? Que las mujeres, Adolfito, son unas hijas de una tal por cual. El hombre a los cincuenta años —la edad predilecta del infarto— al fin sabe lo que quiere y al fin puede tenerlo. Pero entonces cierra los ojos y se muere. ¿Sabés por culpa de quién? De su mujer, que pide todo —nuevos departamentos, coches, viajes— y que no da nada. ¿Sabés cómo expresan su amor por el marido? Prohibiéndole cosas que quiere, porque dan colesterol o pueden hacerle mal. Son ellas las que le hacen mal. ¿Nunca has pensado por qué solamente el 6% de los infartados son mujeres? ¿Por alguna razón fisiológica? No te dejes engañar, Adolfito. Porque llevan una vidorria envidiable, mientras el marido se mata para darles toda clase de lujos, y porque realmente nada las preocupa. ¿Vos creés que alguna vez una mujer me llama para preguntarme cómo va el marido? ¡Nunca! Si me preguntan algo, es '¿Cuándo volverá al trabajo?'».

Toda revolución aumenta los dolores del hombre. ¿Por qué no se desacreditan? Porque todo gobierno es odioso; porque en las luchas revolucionarias el buen lado es el de los insurgentes. Cuando los insurgentes son gobierno, los más crueles triunfan —porque la represión es bien vista— y los ajusticiamientos se multiplican, por espíritu de venganza y por una razón práctica: no dejar enemigos que pongan en peligro el nuevo régimen.

Muerte del doctor Mario Schnir
. Murió el martes 2 de noviembre de 1982, de un infarto. Ejecutaba precisión, porque quiropraxia con admirable suavidad y debía de conocer el aparato locomotor mejor que nadie y porque, habiendo tenido cuatro infartos, no quería forzarse. Alguna vez me dijo que le gustaba mucho la medicina; sobre todo su especialidad, porque en ella pocas veces tenía que anunciar calamidades a los pacientes y casi siempre les traía alivio. Yo sé que a mí me salvó de grandes dolores; además, el hecho de que él existiera me comunicó seguridad: porque estaba Schnir nada muy malo me ocurriría en la columna. Me dijo que él debía portarse bien, para ir al cielo, donde no podía haber lumbalgias ni discosis. En el infierno, seguramente abundaban; si llegaba ahí, no se salvaría de que lo nombraran jefe de sala de traumatología. Schnir era muy músico y bastante lector. Tenía poco más de setenta años.

Idiomáticas. Qué tan
.

Cariño, dicen hoy a su mishé

las minas, qué tan bien que se te ve
.

Este
qué tan
, como el
cariño
por
querido
, son contribuciones del Caribe en nuestra habla, vía series de televisión norteamericanas, dobladas allá en el norte.

Cuando leo sus recuerdos, en
Mi último suspiro
, siento amistad y admiración por Buñuel; pero en los capítulos en que habla del surrealismo, lo encuentro un tanto bobo. Posiblemente un tema idiota infesta de idiotez a quien lo trata, sobre todo si lo recuerda con nostalgia.

En la calle, pensamientos de algún modo coincidentes
.

Nos miramos en los ojos, con una chica, y pensamos:

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