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Authors: Kevin J. Anderson

Campeones de la Fuerza (43 page)

BOOK: Campeones de la Fuerza
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Sivron cruzó los brazos sobre el pecho y aguardó una contestación.

El piloto del
Triturador de Soles
respondió lanzando un torpedo supernova contra la
Estrella de la Muerte
.

Kyp se sintió invadido por una oleada de satisfacción cuando presionó el botón de disparo ignorando las pomposas órdenes del administrador twi'lek. Contempló cómo el proyectil de alta energía salía disparado del extremo del
Triturador de Soles
y se enterraba en la compleja estructura de vigas metálicas que formaban las entrañas del prototipo.

El torpedo de resonancia fue vaporizando los soportes metálicos, profundizando cada vez más hasta que acabó chocando con vigas primarias más gruesas que se convirtieron en vapor espumeante al desintegrarse.

El torpedo descargó su energía en un diluvio letal que provocó una pequeña reacción en cadena dentro de la superestructura sólida, rompiendo núcleos atómicos y provocando un arco cada vez más amplio de disolución. Las vigas se vaporizaron dentro de un agujero en continuo crecimiento que fue royendo poco a poco la masa estructural.

Pero el júbilo de Kyp se desvaneció unos momentos después al ver que la velocidad de la reacción en cadena iba disminuyendo hasta acabar deteniéndose por completo. La estructura esquelética de la
Estrella de la Muerte
no tenía la masa suficiente para proseguir su propia desintegración.

Había destruido una gran parte de las estructuras de soporte de un sector del prototipo, pero no había devastado una zona lo suficientemente grande como para acabar con la
Estrella de la Muerte
.

Kyp volvió a conectar el panel de armamento y se preparó para disparar. Si era necesario, podía destruir la
Estrella de la Muerte
zona por zona..., pero cuando bajó la mirada hacia su panel, vio con consternación que ya sólo le quedaba un torpedo supernova.

Kyp apretó las mandíbulas y se acercó un poco más al prototipo. Tendría que sacar el máximo provecho destructivo a su último disparo.

Han Solo hizo retroceder el
Halcón Milenario
en un amplio arco e intentó averiguar qué daños habían causado los detonadores instalados en el núcleo de energía.

Se llevó una considerable decepción. Había esperado ver cómo toda la estructura esquelética del prototipo estallaba convirtiéndose en una fantástica flor de fuego, pero los detonadores parecían haber fallado y sólo habían producido un pequeño incendio central que ya se estaba disipando.

La nave flotó inmóvil en el espacio durante unos momentos mientras Mara y Lando se quitaban los trajes de vacío. Lando se secó el sudor de la frente y se limpió las manos mientras contemplaba el traje lleno de pelos que apestaba a wookie.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —preguntó Han cuando se hubieron reunido con él en la cabina.

Lando volvió la mirada hacia la
Estrella de la Muerte
, que se iba empequeñeciendo en la negrura del espacio detrás de ellos.

—Quizá deberíamos ir a ver si Wedge...

Y de repente la Instalación de las Fauces y el
Gorgona
fueron engullidos por una bola de luz cegadora cuando todo estalló en el mismo instante.

—Demasiado tarde —dijo Mara.

—Oh, ¿y por qué no ha podido explotar así la
Estrella de la Muerte
? —preguntó Lando con voz abatida.

—Bueno, quizá le hayamos causado algunos daños permanentes —murmuró Han.

Pero unos instantes después los tres dejaron escapar un gemido de desilusión cuando vieron el haz verdoso que surgió de la
Estrella de la Muerte
y destruyó una de las corbetas de la flota de la Nueva República en retirada.

—Bueno, ya podemos ir olvidando nuestra esperanza de haberle causado daños permanentes... —dijo Mara Jade.

—¡Eh, esa
Estrella de la Muerte
sí que está causando muchos daños permanentes! —exclamó Lando.

—Espera un momento... —dijo Han mientras volvía la mirada hacia la
Estrella de la Muerte
y entrecerraba los ojos—. Acércate un poco más.

—¿Que me acerque? —preguntó Lando—. ¿Te has vuelto loco o qué?

—Es Kyp —dijo Han.

Un instante después el
Triturador de Soles
sobrevoló la superestructura de la
Estrella de la Muerte
a toda velocidad y lanzó uno de sus torpedos llenos de estática contra ella.

—Si Kyp está intentando destruir la
Estrella de la Muerte
... Bueno, creo que tenemos que ayudarle —dijo Han.

El
Triturador de Soles
estaba avanzando hacia los muros gravitacionales del cúmulo de las Fauces, y Tol Sivron dio la orden de que la
Estrella de la Muerte
siguiera a aquella nave pequeña pero letal.

—Centren la mira en ella —dijo—. La borraremos del espacio tal como hicimos con aquel navío rebelde.

—Pero centrar la mira en un blanco tan pequeño y que se mueve tan deprisa resulta casi imposible, señor —dijo el capitán de las tropas de asalto.

—Pues entonces acérquese lo suficiente para que no pueda fallar —replicó secamente Sivron—. ¡Uno de sus torpedos ha desintegrado el once por ciento de nuestra superestructura! No podemos permitirnos sufrir ese tipo de pérdidas... ¿Cómo vamos a explicarlo cuando volvamos al Imperio?

—Quizá ésa sea una buena razón para mantenernos lo más alejados posible del
Triturador de Soles
, señor —observó el capitán.

—¡Tonterías! ¿Cómo cree que quedaría eso en el informe? —preguntó Sivron inclinándose hacia delante—. Cumpla las órdenes que ha recibido, capitán.

Las unidades de propulsión ecuatoriales entraron en acción y aceleraron la gigantesca estructura esquelética de la
Estrella de la Muerte
, lanzándola en persecución de la superarma que huía ante ella.

—Dispare en cuanto haya conseguido fijar la puntería —dijo Sivron.

La
Estrella de la Muerte
seguía acelerando, y el diminuto
Triturador de Soles
había empezado a reducir la velocidad como si estuviera burlándose de ellos.

Los torbellinos de gases del perímetro exterior de las Fauces se fueron volviendo más y más calientes a medida que se aproximaban a una de las singularidades insondables. El
Triturador de Soles
bailoteaba de un lado a otro sin dejar de disparar sus diminutos cañones láser, destruyendo alguna que otra viga secundaria y causando daños de magnitud insignificante. La
Estrella de la Muerte
tenía que luchar contra la gravedad del agujero negro cercano.

—¿Qué ocurre? —preguntó Tol Sivron a los artilleros por el intercomunicador—. ¿Están esperando a que se encuentre lo bastante cerca para poder leer los números de serie de sus piezas o qué?

La
Estrella de la Muerte
volvió a hacer fuego. Su haz verdoso se abrió paso a través de las capas exteriores de gases del núcleo, disparado a una distancia minúscula contra el
Triturador de Soles
..., pero el chorro láser se curvó hacia la izquierda, atraído en esa dirección por la potente fuerza gravitatoria del agujero negro. El rayo verde acabó perdiéndose en una vertiginosa espiral descendiente, como si fuese un cojinete caído en un desagüe.

—¡Ha fallado! ¿Cómo ha podido fallar? —se enfureció Tol Sivron—. Páseme esos controles de vuelo ahora mismo, capitán... Voy a pilotar personalmente la
Estrella de la Muerte
. Estoy harto de su incompetencia.

Todos los líderes de división se volvieron hacia Tol Sivron y le contemplaron con expresiones asombradas. El capitán de las tropas de asalto hizo girar lentamente su asiento hasta quedar de cara al twi'lek.

—¿Está seguro de que es prudente dadas las circunstancias, director? Usted no tiene la experiencia...

Sivron cruzó los brazos encima del pecho.

—He leído todos los manuales y he estado observando lo que hacía —replicó—, sé todo lo que necesito saber, así que páseme los controles ahora mismo. ¡Es una orden directa de su superior ejecutivo!

Sivron sonrió con nerviosa impaciencia mientras empezaba a dar órdenes de pilotaje a los sistemas de la
Estrella de la Muerte
.

—Ahora por fin acabaremos con esta molestia tal como debe hacerse —dijo.

«Igual que un fluzam domesticado sujeto con una correa», pensó Kyp mientras volaba hacia el agujero negro. La
Estrella de la Muerte
seguía todos sus movimientos.

Invirtió el curso y se lanzó hacia el prototipo, aumentando la velocidad mientras conectaba sus controles de armamento. El laberinto de vigas metálicas y remaches estructurales giró debajo de él, y Kyp lanzó su último torpedo de resonancia. La nube de plasma llameante se fue abriendo paso a través de las capas exteriores del prototipo, sembrando círculos de destrucción que se iban ensanchando incesantemente.

El último disparo haría que sucumbieran al pánico. No destruiría por completo la
Estrella de la Muerte
, pero dejar inutilizado el prototipo nunca sería suficiente. Kyp sólo se conformaría con una victoria completa.

La reacción en cadena iniciada por su último torpedo se fue extinguiendo poco a poco, y Kyp aceleró sobre el horizonte metálico de la
Estrella de la Muerte
y puso rumbo hacia el agujero negro más cercano del cúmulo de las Fauces.

Utilizó sus sistemas tácticos para calcular la posición exacta del horizonte eventual, localizando el punto del que ninguna nave podría llegar a escapar por muy potentes que fuesen sus motores. Kyp se fue acercando más y más a ese punto..., con la
Estrella de la Muerte
aullando detrás de él.

—¡Kyp! ¡Kyp Durron! —gritó Han por el sistema de comunicación—. Respóndeme... No te acerques tanto, Kyp. ¡Ten cuidado! Pero no recibió respuesta.

El
Triturador de Soles
y la
Estrella de la Muerte
se habían enzarzado en un combate a muerte y no prestaban ninguna atención a las distracciones exteriores. El prototipo de la
Estrella de la Muerte
se encontraba cada vez más cerca del agujero negro, y el
Triturador de Soles
danzaba de un lado a otro martilleándolo con sus diminutas descargas láser.

—Creo que sé qué está haciendo —dijo Han, sintiéndose terriblemente preocupado—. El prototipo tiene una masa y un volumen mucho más grandes. Si Kyp consigue atraer a la
Estrella de la Muerte
hasta el punto de no retorno...

—Sin acabar siendo aspirado él también por el agujero negro —dijo Lando.

—Ése es el gran problema, ¿verdad? —respondió Han.

La
Estrella de la Muerte
volvió a disparar, y el haz del superláser se curvó de nuevo todavía más pronunciadamente que antes en el tremendo pozo gravitatorio, pero esta vez el artillero había compensado el efecto de curvatura al disparar. Un borde del haz llegó a rozar al
Triturador de Soles
, y la diminuta nave salió despedida dando tumbos en una trayectoria incontrolable.

Cualquier otra nave hubiese quedado vaporizada al instante, pero el blindaje cuántico protegió a la superarma de la destrucción..., aunque faltó muy poco para que el
Triturador de Soles
dejara de existir.

Estaba claro que los sistemas de propulsión de Kyp habían quedado averiados. El
Triturador de Soles
avanzó lentamente en un curso tangencial, haciendo desesperados esfuerzos para alejarse del horizonte eventual; pero se encontraba demasiado cerca de él y la gravedad era demasiado fuerte. La diminuta nave fue cayendo en una apretada órbita, hundiéndose cada vez más en las profundidades del abismo gravitatorio.

El piloto de la
Estrella de la Muerte
no pudo resistir la tentación de acabar con su presa, y el prototipo se aproximó un poco más. El
Triturador de Soles
y la gigantesca esfera esquelética orbitaron el agujero negro como los extremos de un bastón, moviéndose con creciente velocidad.

El piloto de la
Estrella de la Muerte
pareció comprender por fin el peligro que corría, y todos los impulsores ecuatoriales entraron en acción en el mismo instante y trataron de alejar al prototipo. Pero el gigantesco navío ya había atravesado el perímetro del agujero negro.

El
Triturador de Soles
tampoco logró alcanzar una velocidad lo suficientemente grande para escapar, y siguió a la
Estrella de la Muerte
en una apretada espiral sin ninguna esperanza de poder alejarse.

Han sentía como si su pecho estuviera siendo desgarrado por las fuerzas de marea estelares.

—¡Kyp! —gritó.

Una última línea de luz salió disparada del
Triturador de Soles
, y un instante después quedó claro que la diminuta superarma estaba condenada a la destrucción.

El prototipo de la
Estrella de la Muerte
se hundió en las cascadas de gases súper recalentados que se precipitaban hacia la nada y se iban espesando entre aullidos de fricción. La colosal esfera se deformó bajo las distintas presiones gravitatorias, adquiriendo la forma de un huevo. Las vigas curvas se rompieron, y un instante después quedaron aplastadas y formaron un cono que se fue estirando a lo largo del embudo del agujero negro.

Y el diminuto
Triturador de Soles
siguió a su némesis por el agujero negro, esfumándose con un último guiño luminoso.

Lando y Mara no dijeron palabra. Han inclinó la cabeza y cerró los ojos.

—Adiós, Kyp.

—Eh, eso es un cilindro de mensajes —dijo Mara, identificando el pequeño puntito luminoso que acababa de salir disparado del
Triturador de Soles
—. Será mejor que lo recojamos enseguida, porque también está cayendo hacia el agujero negro.

—¿Un cilindro de mensajes? —preguntó Han, irguiéndose en su asiento y tratando de recuperar su tono de entusiasmo habitual—. De acuerdo, vayamos a por él antes de que sea demasiado tarde.

El
Halcón
aceleró hacia el horizonte eventual. Lando y Mara trabajaron en colaboración, haciendo frenéticos esfuerzos para dirigir la nave por entre las temibles fauces de la gravedad. Detectaron el recipiente metálico, y Lando lo atrapó con el rayo de tracción unos instantes antes de que la pequeña cápsula de mensajes se precipitara al interior del pozo gravitatorio.

—¡Lo tengo! —exclamó.

—Muy bien, pues mételo dentro de la nave y salgamos de aquí —dijo Han con voz átona—. Al menos podré oír las últimas palabras de Kyp...

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