Read Buenos Aires es leyenda Online
Authors: Víctor Coviello Guillermo Barrantes
Tags: #Cuento, Fantástico
Entramos con la excusa de hacer un trabajo práctico sobre el trato a los internos para la carrera de Ciencias Sociales. Al principio, los pacientes nos confundían con médicos, o nos pedían cigarrillos. Por fin, conseguimos hablar con un enfermero que había escuchado algo acerca del asunto que investigábamos y nos facilitó el nombre de una persona que podría sernos útil. El nombre era el de un psicólogo, al cual nos referiremos como
Ariel F
.
—Es un caso relativamente conocido —afirmó Ariel—. Por lo que sé, el interno decía que había quedado atrapado en esta dimensión para arreglar lo del Obelisco y por ese motivo él estaba visible, aunque sólo por un tiempo.
»Tengo entendido que le hicieron varios estudios, como es lógico. Solaris, como empezaron a apodarlo los otros internos, parece que tenía hábitos extraños, inclusive para los estándares normales. Sus
fiestas energéticas
, como las llamaban, empezaron a hacerse famosas en todo el neuropsiquiátrico.
»Algunos recuerdan a este personaje. Hay un interno, un viejito que lleva más de treinta años acá, que dice que Solaris va a volver en cualquier momento. Me señala una estrella (aunque siempre me señala una diferente) y dice que en el
Día de la Revelación
él vendrá a llevarlo.
»Según lo que pude averiguar, porque en el hospital nos aseguran que no quedó ninguna foto, las pocas que tenían estaban veladas, el aspecto de Solaris era extraño de verdad. Muy delgado, ojos grandes, totalmente lampiño y un color de piel muy blanco, casi transparente.
Después de esta charla, nos hizo escuchar una supuesta grabación informal que había realizado con internos que formaban parte del plantel de Radio La Colifata, una radio de baja potencia en cuyas producción y animación los internos participan activamente. (Este esfuerzo ha tenido una repercusión tal que se lo ha mencionado en
The New York Times
, entre otros medios).
En esa grabación estaban
Mariana
, interna experta en temas astrológicos,
Félix
, «corresponsal del cielo», especialista en temas esotéricos, y
Eduardo
, dedicado a temas de política. Para no extendernos demasiado, reproduciremos sólo la parte que nos interesa:
—Quiero hablarles de un tema —dice Ariel—: Solaris. ¿Alguien se acuerda de él?
Hay un silencio. Después se escucha un silbido, aparentemente de Félix, que toma la palabra.
—The Chamacos dicen que no es de este mundo —Félix sostiene que en el cielo no hay dolor, sólo «The Chamacos», una conjunción entre ángeles y músicos con los cuales él asegura tener conexión directa—. Es un marcianito que nos visitó y se las picó, arregló la navecita, la que dejó al lado del tanque de agua ese de arriba, y se fue.
—Yo quise hacerle la carta natal —interviene Juliana, quien asegura entre otras cosas ser la esposa del jugador Hernán Crespo—; me dijo que no nació acá. Intenté leerle las manos, pero las tenía más lisas que el culito de un bebé, ni una línea, te lo juro, Ari. Eso sí, tenía un aura increíble, mucha energía.
—Hablando de aura y esas cosas, ¿qué sabés de las «fiestas de la energía»? —le pregunta Ariel.
—Eso no lo vi, acordate que estuve acompañando a Hernán en una gira europea. Te puedo decir que a los compañeros les hacía muy bien.
—¿Cómo eran las fiestas?
—Se juntaban en el jardín más grande, muy temprano, porque decía Solaris que los rayos de la mañana son menos dañinos, y tomaba a algunos compañeros de la mano y empezaba a entonar una canción rara, un mantra. Llegaba a haber más de 5o personas tomadas de la mano, parece que les hacía a todos mucho bien.
—The Chamacos me dicen lo mismo —agrega Félix—; es como un arco voltaico de energía cárnica, un canalizador supino de fuerza.
—¿Y vos, qué opinas? —le pregunta Ariel a Eduardo, que hasta el momento permanecía callado.
—Tengo datos confiables —dice muy seguro— que era un espía de la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado). Vino a observar todo. Total, ¿quién va a sospechar? Y se fue porque lo asignaron a otro lado, es simple. Me dijeron que cuando hablaba siempre se agarraba una oreja como si estuviera transmitiendo una información. No me venga con que era un marciano. Bien de la Tierra era.
—A lo mejor tenía pulgas —dice Juliana.
—La información que tengo es bien seria —replica Eduardo—. Hay documentos, che. Lo que pasa que el loco ese de Fabero —refiriéndose a otro interno— se tragó la mitad. Habría que abrirle la panza.
Las voces de los supuestos internos «sonaban» sinceras, sin embargo nadie nos garantiza la veracidad de la grabación. Puede tratarse del plantel de La Colifata, como nos señaló Ariel, o bien de una conversación absurda entre un grupo de bromistas.
Ahora bien, para recabar información que apoyara una teoría «alienígena» recurrimos a una verdadera autoridad en la materia, que mantendremos en el anonimato. El que sigue es el resumen de una serie de mails, que el especialista nos envió con respecto a nuestro mito:
«Qué es ERKS? Una ciudad intraterrena, es decir, una ciudad que está debajo de la tierra, aproximadamente a unos 500 metros de profundidad física, por la cual se accede a través de un portal multidimensional. Estamos hablando de energía que fluye en forma permanente. ERKS significa: Encuentro de Remanentes Kósmicos.
»La ciudad se ubica en el cerro Uritorco, cerca de la localidad de Capilla del Monte, en la provincia de Córdoba.
»Aparentemente, al lugar siempre se le atribuyó una capacidad energética especial. Los antiguos habitantes de la zona, los indios comechingones, dan testimonio de ello.
»Esta ciudad la poblarían varios grupos de seres humanos muy antiguos, que han evolucionado espiritual y energéticamente de una forma impresionante. Estos hombres, a su vez, se comunican con otras razas extraterrestres de forma evolucionada, seres de luz en sus naves también energéticas.
»Ustedes me preguntan por el tal Solaris. Si bien no tengo datos muy precisos, pertenecería a una de las razas que se llaman "Hermandad Blanca", seres humanos que evolucionaron de una forma distinta y más rápidamente que la nuestra. No creo que fuera un alienígena, no veo demasiado sentido a su misión. En cambio, sí uno de los de la "Hermandad Blanca".
»Hubo una gran reunión en las ciudades intraterrenas locales. Éstas se acoplaron formando un corredor subterráneo muy amplio. Entre ellas se encontró la poderosa ERKS de la zona de Salto, Uruguay, la mayor de todas. Este acontecimiento ocurrió a mediados de los ochenta. No es improbable que se hayan colocado boyas o faros energéticos para guiar a los viajeros».
Volvamos a comentar algo acerca de las «fiestas energéticas», ese momento de la mañana en que nuestro personaje sanaba a los internos. De allí le vendría el apodo de Solaris. Hay testimonios que acreditan que mientras recitaba un mantra, este individuo parecía iluminarse por la luz solar, y los internos sentían un calor que los llenaba de vitalidad.
En los datos que fueron facilitados por un profesional médico —a quien nos referiremos en breve—, Solaris daba una explicación al respecto:
«Somos materia y energía y esa energía vibra a una determinada cantidad de ciclos por segundo. Cuantos más ciclos por segundo, más evolución. Si pensamos que un hombre de Neanderthal poseía unos 7.000 ciclos y el hombre actual entre 30.000 y 40.000, nosotros —refiriéndose a su raza— superamos ampliamente esa cifra. Hay otros razas planetarias humanoides que están en los 5.000.000 de ciclos, por eso son seres de luz con escasa materia».
En una segunda visita al neuropsiquiátrico, nos entrevistamos con un profesional —cuyo nombre nos fue proporcionado por
Ariel F
.—, que había hecho una investigación muy completa de Solaris.
Antes de revisar el testimonio de este doctor, al que llamaremos
Ricardo B
., queremos aclarar que no llegó a conocer a Solaris, tampoco forma parte del plantel del Borda, pero se interesó en el tema, hasta el punto de elaborar un trabajo cuyo título era: «El caso alíen, un paciente en fuga».
—Nunca lo publiqué —explicó el profesional—, porque me encontré con problemas que, digamos, embarraban la claridad del caso. De todas maneras, no me quedan dudas de que el paciente sufría una patología severa. Como no lo traté personalmente, no podría ir más allá, pero revisando todos los registros queda bien claro que el paciente
creía
lo que decía. El origen de la patología podría deberse a un hecho sumamente traumático ocurrido en algún punto del desarrollo de su personalidad, del cual el sujeto
fugó
a otra realidad. O sólo padecía una esquizofrenia típica y prácticamente irrecuperable.
Le preguntamos por qué el paciente no tenía ninguna identificación.
—Por lo que pude indagar, el paciente era extranjero, de origen nórdico. Eso explicaría también su aspecto pálido, lampiño, gringo, digamos. Y un dato más relevante: el paciente sufría hipertiroidismo, eso quiere decir que su glándula tiroides quemaba grasas desmesuradamente, entre otras cosas. El rasgo más visible de esta enfermedad es que los ojos se vuelven saltones, algo desorbitados, aparecen como agrandados. Eso explicaría ese modelo tipo E.T. Además, siempre buscaba la luz solar porque la pérdida de calor produce al enfermo una sensación de frío casi permanente. De todas maneras, comía poco.
Planteamos nuestras dudas; parecía demasiado poco material para calificar al caso diferente de los de otros «alucinados».
—Es cierto, pero no se olviden que los tests de inteligencia dieron muy altos. En los de personalidad se manifestaba el problema. Cuando los colegas (ninguno de ellos sigue trabajando en el neuropsiquiátrico) intentaban penetrar en aspectos personales que identificaran afectos, deseos y otras características comunes, hallaban una barrera impenetrable. El paciente sostenía que él formaba parte de un todo, que no tenía padres y que eso había sido parte de su evolución. De ahí mi teoría acerca de un terrible trauma que haya provocado la construcción de ese mundo paralelo.
»Hace unos años, unos administradores decidieron tirar historias clínicas viejas, pero tuvieron la decencia de dejar una pequeña caja donde encontré algunas cosas del paciente alíen. Decidido a demostrar que era un caso clínico, la pedí. En la caja había, además de su ficha, fotos que estaban o veladas, o movidas. La cuestión es que en ninguna se lo distingue bien. No entiendo por qué las guardarían. También contenía revistas del estilo
Hora Cero
o
Cuarta Dimensión
, especializadas en contactos extraterrestres y afines, todas marcadas con dibujos y esquemas hechos por él. Y un cuaderno con inscripciones en un idioma no identificado que hice analizar por un lingüista inclusive. Lo increíble es que no son escritos al azar. Tienen estructura y coherencia. Con la grafología no avancé. Al no tener rasgos distinguibles, no se pudo hallar ningún patrón. El único detalle fue la presión ejercida sobre el papel. Según el experto, mostraba determinación. La misma que mostró al irse de acá.
Le pedimos que ampliara la información, mientras recorríamos los pasillos centenarios del Borda y uno de los jardines, donde presuntamente Solaris hacía sus «fiestas energéticas».
—El paciente decía que estaba en el neuropsiquiátrico temporalmente, que, después de cumplir con sus misiones y recargar su energía, volvería a donde pertenecía. Ustedes saben lo del Obelisco. Bien, su segunda misión era recoger información de los «locos», porque según él éstos están en estado puro. Decía que la energía que fluía por sus cuerpos no estaba manchada de pensamientos mal intencionados, inclusive justificaba a los internos violentos. De más está decir que en su presencia todo era armonía. Las peleas se terminaban y todos le prestaban atención. Ni qué hablar con lo de las «fiestas».
»Solaris decía que se iba a ir ese verano. Quiero dejar en claro que esto no es una cárcel y, salvo casos excepcionales, los pacientes andan libres por el Neuro. Algunos internos dijeron que un rayo de luz se lo llevó. Yo lo atribuyo a la distracción de los enfermeros. Se fue un 25 de diciembre. Los festejos, en fin… pero hay un dato más que hace a este caso «particular»: el grupo sanguíneo. Como había problemas para identificarlo se le hicieron varias extracciones; todas arrojaron que el grupo no encajaba con ningún patrón conocido. En la actualidad se identificó una rarísima enfermedad que se llama síndrome de Peltzer en la que el paciente «deforma», por así decir, su grupo sanguíneo —generalmente de tipo universal— por causas atribuidas a una situación de alto estrés o relajación total. Es una explicación, pero…
Dejamos al doctor con sus dudas y abandonamos el neuropsiquiátrico. Las mismas escenas de la entrada se repitieron al salir (ya nos había pasado la primera vez): el alivio de recibir nuevamente nuestra documentación, al aire fresco de un mañana primaveral, el lejano murmullo de los trenes que van y vienen de la Estación Constitución. Y la sensación de incertidumbre.
La historia del Borda no es única. ¿Qué estarían sugiriendo, entonces, los relatos similares recogidos en sanatorios, geriátricos y hasta guarderías infantiles? Algunas personas hablan, directamente, de una invasión alienígena. Otras, de la necesidad latente en los seres humanos de no sentirse solos en el cosmos.
También existen especialistas que reconcilian ambas opiniones. Lo que ellos sostienen no deja de ser interesante. «Es el comienzo de una invasión», dicen. «Nos amansan mentalmente creándonos la necesidad de una visita extraterrestre, para luego descender de los cielos, como Dios, aclamados por la humanidad toda. Como la serpiente, estudiando la dentellada fatal en el cuello del ratón hipnotizado».