4 p.m. Tom acaba de llamarme al trabajo.
—¡Está en marcha!
—¿Qué?
—¡Lo de Colin Firth!
Me enderecé, temblando.
—¡Sí! El amigo de Jerome llamó y Colin Firth estuvo muy simpático y dijo que si podías sacarlo en el
Independent,
lo haría. ¡Y voy a salir a cenar con el Pretencioso Jerome!
—Tom, eres un santo, un Dios y un arcángel. Y ¿qué tengo que hacer?
—Sencillamente, llama al agente de Colin Firth y después a Adam al
Independent.
Oh, por cierto, les he dicho que has hecho muchísimas cosas antes.
—Pero no es así.
—Oh, no seas tan jodidamente
literal,
Bridgelene, simplemente dile que sí lo has hecho.
martes 18 de marzo
58,5 Kg. (castigo muy injusto teniendo en cuenta que no be cometido ningún delito), 1.200 calorías (visto para sentencia), 2 hipotecas (¡hurra!), número de dormitorios en el piso: dentro de poco 2 (¡hurra!).
¡He llamado al banco y me han concedido la segunda hipoteca! ¡Todo lo que tengo que hacer es rellenar algunos formularios y me darán 7.000 libras, y sólo me cuesta 120 libras al mes! No puedo creer que no se me ocurriese antes. ¡Podría haber sido la respuesta a todos mis problemas de descubierto!
miércoles 2 de abril
59 Kg., 998 calorías (la extraña relación inversa calorías/grasa parece convertir en algo carente de sentido la restricción de comida), milagros: múltiples, recién descubierta alegría: infinita.
5 p.m. Está ocurriendo algo extraño. ¡No sólo habrá entrevista a Colín Firth, sino que ésta se hará en Roma! Lo siguiente será que me digan que la entrevista tendrá lugar desnudos en una isla del Caribe en plan
Cita a ciegas.
Puedo entender que Dios me conceda un deseo para compensar por todo, pero esto, seguro, va más allá de cualquier razonamiento religioso normal. Sugiere que la vida está llegando a un clímax terrorífico y final, y que lo siguiente será una rápida carrera colina abajo hacia una muerte prematura. Quizá es una inocentada tardía.
Acabo de llamar a Tom y me ha dicho que deje de pensar que todo tiene siempre truco y que la razón por la que la entrevista tendrá lugar en Roma es que Colin Firth vive allí —tiene razón— y que intente concentrarme en el hecho que hay más cosas acerca de Colin Firth aparte de que hace el papel del señor Darcy. Como, por ejemplo, su nueva película
Al rojo vivo.
—Sí, sí, sí —le he dicho, y entonces le he comentado lo agradecida que le estaba por haberme ayudado a montarlo todo—. ¡Mira, eso es justo lo que necesitaba! —le he dicho entusiasmada—. Me siento mucho mejor ahora que me estoy concentrando en mi carrera en lugar de obsesionarme con los hombres.
—Ejem, Bridget —dijo Tom—. Te das cuenta de que Colin Firth tiene novia, ¿verdad?
Mmmff.
viernes 11 de abril
58 Kg., 5 unidades de alcohol (entrenamiento periodístico), 22 cigarrillos, 3.844 calorías (¿ Ves? ¿ Ves? Nunca jamás voy a volver a seguir una dieta).
6 p.m. ¡Ha ocurrido algo maravilloso! ¡Acabo de hablar con la relaciones públicas y Colin Firth me va a llamar a casa el fin de semana para concretar las cosas! No me lo puedo creer. Obviamente no podré salir de casa en todo el fin de semana pero eso es bueno porque así tendré la posibilidad de reunir material viendo el vídeo de
Orgullo y prejuicio,
aunque me doy cuenta de que también tengo que hablar de otros proyectos. Sí. De hecho éste podría ser realmente un cambio decisivo en mi carrera. Resulta bastante irónico que, en una misteriosa y pretendida forma de sexto sentido, el señor Darcy me ha hecho olvidar mi obsesión con Mark Darcy... ¡El teléfono! Quizá el señor Darcy o Mark Darcy; tengo que poner rápidamente un impresionante disco de jazz o clásica.
Uf. Era un maldito mandamás del
Independent
llamado Michael.
—Escucha. No te hemos utilizado antes. No quiero que pase ninguna tontería. Vuelves el lunes por la noche en el avión en el que te hemos hecho la reserva, lo acabas el martes por la mañana y lo entregas antes de las 4 o no saldrá. Y pregúntale por la película
Al rojo vivo. Al rojo vivo,
en la que, como sabes, interpreta un personaje que no es el señor Darcy.
De hecho, eso es completamente cierto. Ooh, el teléfono.
Era Jude. Va a venir con Shazzer. Me asusta que me hagan reír cuando llame el señor Darcy pero, por otro lado, necesito algo que me mantenga distraída o me estallará la cabeza.
sábado 12 de abril
58,5 Kg. (pero seguro que puedo perder 1,5 Kg. antes de mañana siguiendo la dieta del hospital Francfort), 3 unidades de alcohol (muy bien), 2 cigarrillos (persona perfectamente santa), 12 salchichas Francfort, 7 llamadas al 1471 para comprobar si no oí la llamada de Colín Firth debido a una repentina sordera de la que no me di cuenta, centímetros cuadrados del suelo que no están cubiertos por cajas de pizza, ropa, ceniceros, etc.: 2 m
2
(debajo del sofá), número de veces que he visto el vídeo de
Orgullo y prejuicio
en el que Colín Firth se sumerge en el lago: 15 (investigadora de primera), O llamadas de Colín Firth (hasta ahora).
10 a.m. Colin Firth no ha llamado.
10.03 a.m. Sigue sin llamar.
10.07 a.m. Todavía no ha llamado. ¿Es demasiado temprano para despertar a Jude y a Shazzer? Quizá él esté esperando a que su novia se vaya de compras para llamarme.
5 p.m. El piso parece haber sufrido un ataque con bomba, debido a la vigilante espera por el señor Darcy: todo está tirado por la sala de estar, como en
Thelma y Louise
cuando la policía entra en la casa de Thelma y Harvey Keitel está esperando a que ellas llamen con el zumbido de las grabadoras de fondo. De verdad que aprecio el apoyo de Jude y Shazzer y todo eso, pero me ha impedido proseguir con mi preparación, y no sólo la física.
6 p.m. El señor Darcy sigue sin llamar.
6.05 p.m. Todavía no ha llamado. ¿Qué se supone que debo hacer? Ni siquiera sé dónde nos vamos a encontrar.
6.15 p.m. Todavía no ha llamado. Quizá la novia simplemente se ha
negado
a ir de compras. Quizá han estado practicando el sexo todo el fin de semana, han encargado por teléfono helado italiano y se han estado riendo de mí a mis espaldas.
6.30 p.m. De repente Jude se ha despertado y se ha puesto las yemas de los dedos en la frente.
—Tenemos que salir —ha dicho de forma extraña, con estilo de Mystic Meg, la versión inglesa de Rappel.
—¿Estás loca? —ha protestado Sharon—. ¿Salir? ¿Has perdido la cabeza?
—No —ha dicho Jude con frialdad—. La razón por la que el teléfono no está sonando es porque hay demasiada energía concentrada en él.
—¡Puaf! —ha bufado Sharon.
—Y, aparte, aquí empieza a apestar. Necesitamos limpiar, dejar que la energía fluya, salir y tomarnos un
Bloody Mary
—ha dicho, mirándome de forma tentadora.
Minutos más tarde estábamos fuera, parpadeando ante el inesperado aire primaveral en el que todavía no había oscurecido. De repente di media vuelta a toda prisa en dirección a la puerta pero Shazzer me cogió.
—Vamos a tomar. Un.
Bloody. Mary
—deletreó y me escoltó por la calle como un enorme policía.
Catorce minutos más tarde estábamos de vuelta. Crucé la habitación a toda prisa y me quedé helada. La luz del contestador estaba parpadeando.
—¿Lo ves? —dijo Jude con una voz horriblemente petulante—. ¿Lo ves?
Como si de una bomba de relojería se tratase, Shaz se acercó temblorosa y apretó ESCUCHAR MENSAJES.
—Hola, Bridget, soy Colín Firth. —Las tres dimos un salto hacia atrás. Era el señor Darcy. La misma voz afectada, profunda, de me-da-igual con la que le propuso matrimonio a Elizabeth Bennet en la BBC. Bridget. Yo. El señor Darcy había dicho Bridget. En mi contestador.
—Tengo entendido que el lunes vas a venir a entrevistarme a Roma —prosiguió—. Llamaba para concretar algún sitio donde encontrarnos. Hay una plaza llamada Piazza Navona, un sitio fácil de encontrar en taxi. Nos vemos a eso de las 4.30 junto a la fuente. Que tengas un buen viaje.
—1471, 1471 —dijo Jude atropelladamente—, 1471, deprisa, deprisa. ¡No, saca la cinta, saca la cinta!
—Llámale —gritó Sharon como un torturador de las SS—. Llámale y dile que os encontraréis
en
la fuente. Oh Dios mío .
El teléfono había vuelto a sonar; nos quedamos inmóviles, boquiabiertas. Entonces tronó la voz de Tom:
—Hola preciosas, soy el señor Darcy y sólo llamaba para saber si alguien me podría ayudar a quitarme esta camisa mojada.
De repente Shazzer salió del trance:
—Detenlo, detenlo —gritó, abalanzándose sobre el auricular—. Cállate, Tom, cállate, cállate, cállate.
Pero era demasiado tarde. La grabación de mi contestador en la que el señor Darcy decía la palabra Bridget y me pedía que nos encontrásemos en Roma, junto a una fuente, se había perdido para siempre. Y nadie en el mundo podrá nunca hacer nada al respecto. Nada. Nada.
lunes 21 de abril
56,5 Kg. (grasa consumida por la excitación y el miedo), O unidades de alcohol: excelente (pero sólo son las 7.30 de la mañana), 4 cigarrillos (muy bien).
7.30 a.m. De verdad que es un fantástico paso hacia adelante emprender un viaje con tanto tiempo de anticipación. No hace más que demostrar, como se dice en
La carretera menos recorrida,
que los seres humanos tienen la capacidad de cambiar y crecer. Anoche vino Tom a casa y repasó el cuestionario conmigo. Así que estoy bastante preparada, con directrices claras, aunque, para ser completamente sincera, estaba un poco borracha.
9.15 a.m. En realidad tengo muchísimo tiempo. Todo el mundo sabe que cuando los hombres de negocios andan zumbando entre un aeropuerto europeo y otro, llegan cuarenta minutos antes del despegue, con sólo un maletín con camisas de nailon. El vuelo sale a las 11.45. Tengo que estar en Gatwick a las 11, así que, a las 10.30 el tren desde Victoria, y el metro a las 10. Perfecto.
9.30 a.m. ¿Y si todo se pone demasiado de-aquella-manera y yo, entonces, estallo y le beso? Además los pantalones son demasiado ajustados y me marcarán el estómago. Creo que me voy a poner otra cosa. Quizá también necesite coger el neceser para arreglarme antes de la entrevista.
9.40 a.m. No puedo creer que haya perdido tiempo metiendo el neceser en la maleta cuando lo más importante, sin duda alguna, es estar guapa al llegar. El pelo está completamente loco. Tendré que volver a mojarlo. ¿Dónde está el pasaporte?
9.45 a.m. Ya tengo el pasaporte y el pelo está tranquilo así que será mejor que me vaya.
9.49 a.m. El único problema es: no puedo levantar la maleta. Quizá será mejor que reduzca el contenido del neceser a cepillo de dientes, pasta, enjuagador, desmaquillador y crema hidratante. ¡Oh, y tengo que sacar las 3.500 libras del microondas y dejárselas a Gary para que pueda empezar a comprar ¡os materiales necesarios para la nueva oficina y la terraza en el tejado! ¡Hurra!
9.50 a.m. Estupendo. He pedido un taxi. Estará aquí en dos minutos.
10 a.m. ¿Dónde está el taxi?
10.05 a.m. ¿Dónde coño está el taxi?
10.06 a.m. Acabo de llamar a la compañía de taxis y me han dicho que hay un Cavalier plateado ahí delante.
10.07 a.m. No hay ningún Cavalier plateado, ni ahí delante ni en ninguna otra parte de la calle.
10.08 a.m. El tipo de los taxis dice que seguro que el Cavalier plateado está entrando en mi calle en este preciso instante.
10.10 a.m. Todavía no hay taxi. Jodido, jodido taxi y todos sus... Aaah. Ahí está. Joder, ¿dónde están las llaves?
10.15 a.m. En el taxi. Estoy segura de haber hecho antes este trayecto en sólo quince minutos.
10.18 a.m. Aargh. De repente el taxi está en Marylebone Road... ha decidido inexplicablemente hacer una ruta turística por Londres en lugar de dirigirse hacia Victoria. Lucho contra el instinto de atacar, matar y comerme al taxista.
10.20 a.m. De vuelta en el buen camino, es decir, que ya no nos dirigimos hacia Newcastle, pero hay bastante tráfico. No hay un solo momento ahora en Londres en que no sea hora punta.
10.27 a.m. Me pregunto si es posible ir de Marble Arch a Gatwick Express en un minuto.
10.35 a.m. Victoria. Vale, tranquila, tranquila. El tren se ha ido sin mí. Pero si cojo el de las 10.45 todavía tendré mis buenos treinta minutos antes de que salga el vuelo. Además es probable que el avión salga con retraso.
10.40 a.m. ¿Tendré tiempo en el aeropuerto para comprarme unos pantalones? Pero no voy a comportarme como una neurótica con respecto a eso. Lo maravilloso de viajar sola es que realmente puedes empezar a desarrollar un nuevo carácter, y comportarte de forma perfectamente elegante y en plan zen, y nadie te conoce.
10.50 a.m. Ojalá dejase de pensar que el pasaporte ha saltado del bolso y se ha ido de vuelta a casa.
11.10 a.m. Inexplicablemente, el tren se ha detenido. De repente todas las cosas accesorias que hice, como dar una segunda capa de esmalte a las uñas, parecen carentes de importancia comparadas con la posibilidad de que acabe por no aparecer.
11.45 a.m. No me lo puedo creer. El avión se ha ido sin mí.
Mediodía. Gracias a Dios, al señor Darcy y a todos los ángeles del cielo. Resulta que podré coger otro avión dentro de una hora y cuarenta minutos. Acabo de llamar a la publicista y me ha dicho que no hay problema, que le dirá que nos encontraremos dos horas más tarde. Estupendo, puedo hacer compras en el aeropuerto.
1 p.m. Me encantan los vaporosos pareos-con-un-estampado-de-rosas para la primavera, pero no creo que debieran diseñarlos como aposta para que no sienten bien a los culos de las personas. Me encanta la encantadora zona de tiendas del aeropuerto. Sir Richard Rogers, Terence Conran y gente así siempre se están quejando de que los aeropuertos se han convertido en grandes centros comerciales pero yo creo que eso es bueno. Posiblemente lo incorpore en el próximo perfil del mismísimo sir Richard, si no de Bill Clinton. Quizá me pruebe el bikini.
1.30 p.m. Vale. Sólo enviaré las cartas y compraré lo indispensable en la Body Shop, y ya está.
1.31 p.m. Hubo un aviso: «Ultima llamada para el pasajero Jones del vuelo BA 175 con destino a Roma. Por favor, diríjase inmediatamente a la Puerta 12 para embarque inmediato.»