365 días para ser más culto (15 page)

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a metafísica es el estudio más general de la realidad: qué es y cómo es.

La primera cuestión (¿qué es?) la explora la ontología, un subcampo de la metafísica que se hace preguntas como: ¿es todo lo que existe material o hay cosas inmateriales como las almas? ¿Hay objetos matemáticos abstractos, como los números o los conjuntos? ¿Qué significa para una cosa el hecho de existir? ¿La existencia es una propiedad de las cosas, como el ser rojo, de las que otras carecen? ¿O es simplemente el conjunto de todo lo que es, de forma que no puede haber nada que no exista? Si la existencia es una propiedad, como el ser rojo, ¿de qué tipo de propiedad se trata? Cuando afirmo que un caballo existe pero un unicornio no, ¿qué es lo que digo de los caballos que no puedo aplicar a los unicornios?

La metafísica se hace también otro tipo de preguntas, sobre las características y las relaciones entre las cosas. Por ejemplo, si hay números, ¿existen en el espacio y en el tiempo? ¿Su existencia es contingente, es decir, podrían no haber existido, podrían dejar de existir?

Muchos filósofos están de acuerdo en un principio de la metafísica que afirma que hay dos tipos generales de cosas: sustancias y propiedades. Las sustancias son objetos en el sentido ordinario del término, mientras que las propiedades son formas de ser de las sustancias. Por ejemplo, un jersey es una sustancia, mientras que el color del jersey es una propiedad de éste. Muchas preguntas metafísicas surgen de estas nociones de sustancias y propiedades.

Una pregunta que los filósofos se hacen desde hace tiempo es si las propiedades son individuales o generales. Lo primero significaría que si tomamos dos cosas rojas cualesquiera, por ejemplo, un jersey y una rosa, hay una sola propiedad llamada rojez que poseen, o
instancionan
, ambas cosas. La
instanciación
es un término filosófico que describe la relación entre una sustancia y su propiedad. Decir que las propiedades son individuales implica que literalmente hay dos diferentes: la rojez
instancionada
de mi jersey y la rojez
instancionada
de la rosa. Y las dos propiedades se parecen como gotas de agua entre sí.

José

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osé fue el undécimo hijo de Jacob, el primero que tuvo con Raquel. En la fe judía, es muy conocido por la confianza que mostró en Dios y por la forma en que logró vivir como un judío entre gentiles.

El Génesis cuenta que fue el hijo favorito de Jacob (un hecho que se demuestra por haberle regalado una túnica multicolor) y que su extraordinaria capacidad para interpretar los sueños sólo aumentó los celos de sus hermanos. Es muy conocido cómo José contó que en uno de sus sueños había visto a su padre, a su madre y a sus hermanos mayores arrodillarse ante él y sus sirvientes. Enfurecidos por ello, sus hermanos tramaron matarlo. Sólo tenía 17 años. Lo evitó la intervención del primogénito, Rubén. En lugar de acabar con su vida, lo tiraron a un pozo.

Tras ser hallado, fue vendido como esclavo a un egipcio, Putifar. Le sirvió con diligencia hasta que su mujer trató de seducirlo; él la rechazó, ella lo acusó de haberla violado y Putifar lo mandó a la cárcel.

En prisión conoció a un sirviente del faraón encarcelado, al que interpretó un sueño. El sirviente fue liberado, pero cuando el gobernante egipcio tuvo un sueño turbador, acudió en su busca. José interpretó ese sueño: Egipto se enfrentaría a siete años de ricas cosechas, a los que seguirían otros siete de hambrunas. El faraón se fió de José y almacenó los excedentes de la época de vacas gordas. Cuando su profecía se hizo realidad, el faraón le correspondió entregándole un poder sin precedentes.

Cuando la hambruna pronosticada se extendió por la región, los hermanos de José emigraron a Egipto en busca de comida. Para castigar los por los pecados que habían cometido contra él, José se disfrazó y tomo a su hermano Benjamín como esclavo, enviando al resto de regreso casa. Otro de sus hermanos, Judá, suplicó que lo tomara a él como esclavo en su lugar. José lo interpretó como un signo de que habían cambiad de forma de ser.

Por ello, permitió a su familia que se trasladara a Egipto. Allí, el y sus hermanos fundaron las 12 tribus de Israel.

La expansión del islam

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ras la muerte del profeta Mahoma, en el año 632 d. G, la religión que fundó en La Meca se extendió a una asombrosa velocidad por Oriente Próximo. Los ejércitos musulmanes plantaron su bandera en los territorios conquistados en la Península Arábiga, Persia, Siria, Armenia, Egipto, Afganistán y el norte de África. En el año 711, menos de un siglo después de la muerte del profeta, sus seguidores habían conquistado lo que ahora es España, introduciendo el islam en Europa.

Extendido por tres continentes, el Imperio islámico, también conocido como califato, se las vio y se las deseó para mantener su frágil unidad. La capital se trasladó de La Meca, muy remota, a Damasco, la ciudad más antigua del planeta. Los califas construyeron allí espléndidas mezquitas para cimentar su poder.

Pero a mediados del siglo VIII comenzó a fragmentarse. El mayor de los califatos en disputa, el abásida, trasladó su capital a Bagdad, mientras que las provincias ibéricas establecían su propio califato. Pese a todo, durante la Edad Media floreció el universo musulmán. Científicos, poetas Y matemáticos convirtieron Bagdad en una ciudad de fábula llena de romanticismo y conocimiento.

Para la Europa cristiana, aún en plena edad oscura, el éxito del islam resultaba alarmante. Los ejércitos musulmanes llegaron a Francia antes de ser rechazados por los francos liderados por Carlos Martel en el año 732. Algunos historiadores consideran esa batalla como un punto de inflexión histórico, que evitó una mayor expansión del islam en Europa. Tiempo después, el papa envió a los ejércitos europeos a Oriente Próximo para hacer la guerra santa contra los musulmanes.

Sin embargo, la destrucción del califato llegó por el este. En el año 1258, Bagdad cayó en manos del ejército invasor mongol, que prendió fuego a las grandes bibliotecas de la ciudad y llegó a asesinar a millón de habitantes. El líder mongol, un nieto de Gengis Jan, enrolló último califa dentro de una alfombra y éste murió bajo los cascos de sus caballos.

Trampa-22

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rampa-22
, de Joseph Heller, está considerada una de las mejores novelas bélicas en lengua inglesa y una de las más agudas obras de humor negro, amén de crear una nueva expresión de uso común. Tras su publicación en 1961, esta obra tan inusual fue recibida con críticas divididas: algunos la calificaron de brillante, otros de escandalosa y repugnante. En cualquier caso, constituyó un hito de la novela protesta, que introdujo el surrealismo y el absurdo en la literatura norteamericana establecida.

Su protagonista, Yossarian, es un bombardero de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, con base en la pequeña isla italiana de Pianosa y en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Su escuadrón lo dirigen generales cómicamente ineptos, que prometen a sus hombres que los enviaran a casa tras completar un número determinado de misiones, pero a la vez van incrementando esa cifra para que nadie pueda marcharse. El absurdo burocrático de la guerra queda plasmado en la sencilla pero insidiosa norma de las Fuerzas Aéreas que da título a la obra. La Trampa-22 estipula que un soldado puede quedar eximido de las misiones de combate si se le declara loco, pero si pide quedar eximido es evidente que está lo bastante cuerdo como para tener que seguir combatiendo.

La novela está poblada por un inolvidable plantel de personajes inadaptados y extravagantes. El comandante del escuadrón, el mayor mayor Mayor (bautizado así porque su padre pensó que sería divertido) alcanzó ese Puesto al frente de la jerarquía militar merced a un error informático en su primer día de uniforme. El jefe de intendencia Milo Minderbinder dirige el mercado negro como un consorcio empresarial, y su único interés es el beneficio, hasta el punto de que firma un contrato con los alemanes para que bombardeen a su propio escuadrón. Y el doctor Daneeka, al que «mata» un error burocrático, es incapaz de convencer a nadie de que sigue vivo, ni siquiera a su propia mujer, que agradece la paga mensual que le proporciona su seguro de vida.

La trama narrativa de
Trampa-22
salta adelante y atrás en el tiempo sin aviso y apenas sin indicaciones contextuales con las que guiarse, mimetizando el caos de la guerra y dejando al lector completamente desorientado. Entretanto, las travesuras carnavalescas del escuadrón convierten la novela en algo escandalosamente divertido, hasta que las cosas empiezan a ser dramáticas. Heller, un maestro del humor negro, va revelando poco a poco su argumento sin avisar, hasta dejar claro que lo que parecía desternillante al principio resulta mortalmente serio una vez que se desvela toda la verdad al respecto.

Heller dejó dicho que su obra no versa sobre la Segunda Guerra Mundial en particular sino sobre el absurdo de la burocracia y la autoridad en el mundo moderno en general. De hecho, este mensaje la convirtió en una novela de culto entre los movimientos contraculturales y antisistema de los años sesenta.