La
Odisea
es una secuela de la
Ilíada
y narra las aventuras del héroe griego Odiseo (Ulises en latín) en su viaje de vuelta a casa y a los brazos de su esposa, Penélope, tras la guerra de Troya. Tarda diez años en lograrlo, sobre todo porque enfada al dios del mar, Poseidón, que hace todo lo posible para entorpecer su regreso. Usando su ingenio y con la ayuda de la diosa Atenea, Odiseo termina por volver a su casa en Itaca y dar cuenta de los muchos pretendientes que le han salido a su fiel esposa.
Más allá de las dudas sobre su autoría, estas dos obras tuvieron una enorme influencia tanto cultural como a nivel práctico en la vida cotidiana de la antigua Grecia. Era habitual que se memorizaran de principio a fin. Aunque la edad dorada griega declinó alrededor del año 100 a. C., las obras de Homero sobrevivieron al paso del tiempo hasta el punto de inspirar poemas épicos en la antigua Roma, como la
Eneida
de Virgilio.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
Aunque se creía que la guerra de Troya había sido tan sólo una leyenda, descubrimientos arqueológicos en Turquía a finales del siglo XIX sugieren que el relato puede tener cierta base histórica.
2.
La famosa frase que describe a Helena de Troya como «el rostro que lanzó mil barcos al ataque» no pertenece a la
Ilíada
sino a la obra de Christopher Marbwe,
Doctor Fausto
(1604).
Miércoles, día 3
SEMANA 5
ARTES PLÁSTICAS
L
a iglesia de Santa Sofía (Hagia Sophia en griego) fue construida en Constantinopla (la moderna Estambul) bajo la supervisión personal del emperador Justiniano. En el día de su consagración, supuestamente el gobernante bizantino aseguró haber superado a Salomón, el rey del Antiguo Testamento responsable de la construcción del famoso templo de Jerusalén.
Se suele decir que la iglesia de Santa Sofía combina el misticismo de Oriente con las ambiciosas dimensiones de la arquitectura romana, como, por ejemplo, el Panteón.
Fue diseñada por Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, matemático y arquitecto respectivamente, y su construcción se extendió del año 532 al 537. La cúpula de la iglesia se eleva 55 metros sostenida por cuatro pechinas, secciones triangulares que distribuyen su peso de forma equitativa. La luz fluye a través de 40 ventanas situadas en la base de la cúpula, dándole la apariencia de flotar en el aire sobre los fieles. En un primer momento me decorada con mosaicos dorados y dibujos decorativos, a los que los emperadores subsiguientes fueron añadiendo numerosas imágenes de santos.
La iglesia de la Divina Sabiduría, que es lo que significa su nombre en griego, sufrió con el paso de los años graves daños a consecuencia de terremotos. Aunque en sus orígenes era la iglesia del emperador de Bizancio, fue convertida en mezquita tras la caída de Constantinopla en manos de los turcos otomanos en 1453. Dado que el islam prohíbe las imágenes con formas humanas, los mosaicos figurativos fueron arrancados del templo. Se le añadieron cuatro minaretes (torres desde las que se llama a los fieles a la oración), así como las caligrafías árabes que aún pueden verse en el edificio. En 1936, bajo el gobierno del turco Mustafá Kemal Ataturk, el edificio fue secularizado y convertido en el Museo Ayasofya, una de las principales atracciones turísticas del moderno Estambul.
En 1993, la Unesco incluyó este edificio en su lista de lugares históricos en peligro. Desde entonces se han reforzado sus cimientos y se han descubierto muchos de sus mosaicos originales.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
A mediados del siglo VI, la iglesia fue descrita con detalle por Procopio en un tratado bizantino titulado
Sobre los edificios.
2.
En la construcción del templo se usaron las columnas de mármol pórfido que fueron extraídas por los romanos de un templo egipcio en Heliópolis y llevadas a Constantinopla.
3.
La iglesia fue saqueada durante la cuarta cruzada, en 1204.
Jueves, día 4
SEMANA 5
CIENCIA
C
uando una estrella muere, puede nacer un agujero negro. La estrella moribunda se colapsa sobre sí misma, haciéndose cada vez más pequeña y densa, hasta reducirse a un solo punto de radio cero y densidad infinita. A ese punto se le llama singularidad, y es tan denso que ni siquiera la luz cercana puede escapar de su fuerza gravitatoria. Todo aquello que esté próximo a la estrella es absorbido.
Cuando se lanza un cohete al espacio, es necesario que vaya lo suficientemente rápido como para escapar a la atracción gravitacional de la Tierra. Si no logra alcanzar su velocidad de escape, simplemente vuelve a caer a la superficie del planeta. La atracción gravitacional de un agujero negro es tan fuerte que la velocidad de escape es superior a la de la luz, y por tanto nada puede escapar de su influjo porque nada puede ir más rápido que la luz. La frontera que rodea la singularidad y marca el lugar en el que la velocidad de escape es igual a la de la luz se conoce como horizonte de eventos. Cualquier cosa que caiga dentro de ese límite será absorbida por la singularidad.
Por supuesto, todo esto no es sino teoría. No podemos ni siquiera ver un agujero negro, puesto que no emiten luz. Sabemos de su existencia únicamente porque las masas de los objetos en el espacio interactúan entre sí. Un número elevado de estrellas orbitando alrededor de un punto oscuro indica que allí puede haber un agujero negro. Además, las singularidades son tan densas que pueden modificar la trayectoria de la luz. Así, los científicos pueden ver a veces desde la Tierra varias imágenes de una misma estrella, deduciendo así que entre nosotros y ella debe de haber un agujero negro.
Los agujeros negros son todo un enigma para los físicos. Parecen desafiar la ley de la mecánica cuántica que establece que la energía ni se crea ni se destruye. La luz absorbida por la singularidad parece destruirse, puesto que se comprime en un espacio infinitamente pequeño. Pero si de una forma u otra no fuera así, ¿podría escapar algún día? ¿Puede un agujero negro revertirse a sí mismo? Éstas son algunas de las cuestiones sin respuesta enunciadas por los astrofísicos.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
No hay nada que indique que los agujeros negros absorberán toda la energía del universo, pues sólo atraen a aquellos objetos que cruzan su horizonte de eventos.
2.
Albert Einstein, repudiando los principios de la mecánica cuántica, dijo una vez: «Dios no juega a los dados con el universo». Al respecto de los agujeros negros, Stephen Hawking afirmó: «Dios no sólo juega a los dados, sino que además a veces los tira donde nadie pueda verlos».
3.
Si usted quisiera cruzar el horizonte de eventos de un agujero negro, a alguien que observara desde fuera le parecería que cada vez se mueve más despacio pero que nunca llega a sobrepasarlo. La ilusión se explica por la inmensa gravedad del agujero negro, que atrae la luz que usted emite, haciéndola tardar cada vez más en llegar al observador que la mira desde lejos. Sin embargo, desde su punto de vista, usted cruzaría el horizonte de eventos y no le ocurriría nada especial hasta ser aplastado hasta la muerte dentro de la singularidad.
Viernes, día 5
SEMANA 5
MÚSICA
E
s el sonido combinado de un grupo de instrumentos musicales, más que cualquier otro aspecto técnico de la música, lo que caracteriza el arte musical occidental, también llamado música clásica. El color del sonido o timbre de un cuarteto de cuerda o de una orquesta es la principal diferencia de este tipo de música respecto del rock y pop contemporáneos.
Sin contar la voz humana, hay cinco categorías de instrumentos musicales: de cuerda (tocados con arco o con los dedos), de viento (soplando aire a través de una boquilla, un agujero o una lengüeta), de percusión (por lo general, golpeando con baquetas o mazos), teclados y, a partir del siglo XX, electrónicos.
Alrededor de 1750 ya estaba consolidada la orquesta barroca, con una sección de viento que incluía flautas, oboes, fagotes, trompas y trompetas; timbales; continuo (a menudo una combinación de un instrumento de teclado interpretando acordes, más la línea de bajo reforzada por un violonchelo); y una sección de cuerda. El violín era la voz dominante de las complejas líneas melódicas del período barroco. Precedido por el violín medieval, surgió en su forma actual durante la primera mitad del siglo XVI en el norte de Italia.
Con la llegada del período clásico, cada vez se usaron más los instrumentos de viento para pulir las texturas armónicas de la orquesta. Las mayores sinfonías de Franz Joseph Haydn y de Wolfgang Amadeus Mozart están escritas por lo general para dos instrumentos de todos los de viento de madera y de metal, más los timbales y las cuerdas.
Para mediados del siglo XIX, compositores como Héctor Berlioz escribían sus obras para orquestas de mayor tamaño que incluían arpas, así como instrumentos más modernos como la corneta inglesa, el clarinete alto y varios más de percusión.
A finales de ese siglo y principios del XX, Richard Wagner, Gustav Mahler y Arnold Schoenberg ya componían piezas para orquestas muy grandes, en ocasiones de un centenar de músicos. Compositores más modernos añadieron instrumentos de la música popular y el jazz, como el saxofón, los sintetizadores y otros aparatos electrónicos.
OTROS DATOS DE INTERÉS
1.
En la música antigua, los compositores escribían piezas enteras sin especificar con qué instrumentos debían ser interpretadas. La primera partitura en la que se sugería qué instrumentos debían sonar en cada parte fue la de la ópera
Orfeo
de Claudio Monteverdi (1607).
2.
El nombre del piano proviene de la expresión pianoforte, puesto que sirve para tocar piano (suavemente) y forte (con brío). Se debe a las manos del constructor de clavecines Bartolomeo Cristofori, que lo creó alrededor de 1700 en el norte de Italia.