Objetivo 4 (37 page)

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Authors: German Castro Caycedo

BOOK: Objetivo 4
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ANDRÉS (Analista)

Entonces se había hecho el reconocimiento aquel del avión que divisó árboles derribados, un terreno abierto y allí la madera, la mula... Días después realizamos otro y ya estaba construida la cabaña. En ese vuelo el avión hizo un giro, entró por otro costado de la montaña y localizó una casucha ubicada a las seis, es decir, a espaldas de la construcción.

Luego se realizó uno nocturno para captar focos de calor y ubicar por lo menos a una parte de los bandidos.

En el vuelo diurno se tomaron fotografías, se hicieron los reconocimientos sobre puntos precisos por la dificultad del terreno, se preparó la operación, pero de un momento a otro desaparecieron los bandidos.

ISMAEL (Coronel)

Supimos que Mario se estaba cambiando de sector, pues la lancha atravesó el Golfo, llegó a un pueblo de la banda derecha y luego se internó en la zona selvática buscando un punto llamado Marimonda.

En aquel momento apareció como informante un músico que le compuso una canción y tenía que llevarle los CD. Pero como no querían que él llegara directamente hasta el escondite de Mario, un día lo llevaban a un punto, al día siguiente a otro, y luego a otro para despistarlo. Finalmente él logró entregar los tales CD.

FELIPE (Oficial superior)

Logramos contactar a una persona que pertenecía a un grupo de música popular que conocía al objetivo. Como siempre, estos bandidos buscan aumentar su imagen y crear una historia que perdure en el tiempo con base en sus actos delictivos y por intermedio de la música emular esos actos.

El cantante, una persona amante de los caballos, de mujeres famosas en su región, de reinas populares, de actrices de la televisión en la provincia, accedió a colaborar con nosotros. Mario le había encomendado que le compusiera una canción destacando su calidad de jefe que tenia contra las cuerdas al Estado, y le repitió que debía destacar que él era un héroe criollo.

Empezamos a tratar al cantante, a madurar la idea, él comenzó a componer la canción, nos la mostraba y de acuerdo con ciertos detalles que conocíamos le dábamos unos toques para que fuera más interesante y así lograr que Mario recibiera al cantante para luego nosotros capturarlo.

Él terminó la canción y se contactó con la persona que llegaba directamente a donde el bandido buscando que lo atendiera en la banda oriental del Golfo de Urabá, donde se encontraba en esa época.

Le dijeron que fuera a una de las poblaciones de esa zona, nosotros le entregamos un vehículo con dispositivos de rastreo y dentro de morrales, zapatos, camisas, cosas que él iba a llevar, instalamos una serie de equipos de alta tecnología que nos permitían establecer en qué punto se encontraba el informante.

El músico tenía confianza con Mario, además era muy buen cocinero y Mario disfrutaba con algunos platos de comida típica hechos por él. Una tarde nos propuso:

—Si quieren yo les preparo una buena comida, le pongo algo y los dejo a todos dormidos.

—La idea no es mala pero, a lo mejor, toda la banda no va a comer y los demás pueden desquitarse con usted. No. Eso no. Bueno, se ejecutó nuestro plan inicial y él viajó al Golfo, a más de seiscientos kilómetros de Bogotá.

Nosotros nos ubicamos a corta distancia de aquel punto teniendo en cuenta el peligro de filtración de información y la existencia de personas corruptas en diferentes instituciones del Estado, y eso nos impedía eventualmente coordinar una operación desde la zona.

El mismo grupo de oficiales que habíamos estado en la operación de Los Mellizos nos trasladamos a aquella base al mando de Antonio y de Ismael.

Éramos unas setenta personas incluidos grupos de comando investigadores, tres helicópteros artillados y algunos más pequeños como apoyo en la base, esperando órdenes.

Para confirmar que el músico nos estuviera diciendo la verdad, teníamos sobre él una serie de controles técnicos y todo resultaba muy cierto. Él realmente estaba en contacto con personas de la banda de Mario.

En la ciudad que escogimos como base, la rutina era madrugar, hacer deporte, prepararnos físicamente, la gente de comandos estaba en alistamiento y los seis oficiales con mayor jerarquía y mayor conocimiento de lo que se planificaba nos reuníamos a rastrear los movimientos de la fuente y a esperar su llamada.

A través del músico comenzamos a conocer a unas personas muy interesantes y el trabajo llegó hasta un punto que nos hizo creer que estábamos en cercanías de Mario.

Una de ellas hablaba muy parecido a como se expresó el objetivo cuando apareció por televisión desafiando a la Policía y amenazando al director, el general Óscar Naranjo.

Pero resulta que nuestra fuente se emborrachaba todas las noches, andaba con mujeres de la región, no nos contestaba el teléfono, utilizaba el carro que le habíamos dado para andar de parranda y nosotros desesperados por que le dieran acceso a Mario.

Completamos quince días sin operar, con los helicópteros en tierra, y para agilizar las cosas nos enviaron un avión que ubicara ciertos objetivos mediante análisis de señales.

Con esa ayuda localizamos varios puntos, establecimos exactamente dónde citaban los contactos del supuesto Mario en aquella zona y a los ocho días de haber llegado a la base cuando ya íbamos a lanzar la operación, apareció el borracho.

—Espérenme. Ya me reuní con un emisario de 'Don' Mario.

—¿Cómo?

—Véngase.

—No. Yo no puedo ir.

Nos embarcamos en uno de los helicópteros y volamos hasta un punto muy cercano a las coordenadas que manejábamos en ese momento y localizamos al borracho.

—¿Qué sucedió?

—Llegó un emisario, yo le conté, le dejé escuchar la grabación de la canción y quedó encantado. Debemos quemar mil canciones en CD porque él me va a recibir.

Algunas cosas coincidían con lo que sabíamos, nos devolvimos a nuestra base, analizamos la situación y la conclusión fue que debíamos esperar, Nos tocó darle dinero al borracho para que quemara la canción y confiamos en que el plan se cumpliera.

Pero teníamos en contra la publicidad que sé le estaba dando al delincuente: lodos los días él salía a través de los medios de prensa, o salían una o dos noticias suyas:

Que ‘Don’ Mario mató, que está vinculado con algunos políticos importantes, que va a denunciar persecución, que secuestró, que el gobierno de Estados Unidos se pronunció contra él, que amenazó nuevamente al director de la Policía y a varios oficiales...

Bueno, por fin le dijeron al borracho que subiera a lo alto de una colina y nosotros alistamos la operación: gente de Inteligencia, grupo de comandos, pilotos, alisten sus máquinas y nosotros en nuestra Sala de Crisis, pendientes de los movimientos del objetivo.

Desde nuestra base estábamos a unas dos horas de vuelo que ce bastante, pero al borracho no lo dejaron entrar hasta donde se encontraba el bandido por el ambiente que se había creado en torno a su captura, y en ese momento no quería darle la cara a nadie.

Sin embargo, el músico entregó los CD y tuvo que irse. No obstante, nuestro jefe decidió atacar en el punto hasta el cuál había llegado el músico. Nosotros continuábamos viendo en nuestras pantallas los movimientos que se presentaban y la fuente nos reportó que no había visto al bandido, pero que con él estaba una persona de su confianza.

Comenzó el desplazamiento y cuando se estaba elevando uno de los helicópteros artillados se le estalló la llanta trasera. Eso no había sucedido nunca, pero los técnicos nos explicaron que como estaba allí parado hacía tantos días, el clima, la humedad ambiente, la lluvia, habían generado que el sistema de frenos más o menos se pegara y cuando empezó a rodar, la llanta quedó bloqueada, la fuerza la arrastró y se estalló.

Ese era el día que habíamos esperado, no pudimos salir y solamente con dos helicópteros artillados resultaba crítico cumplir la operación calculada, según ciertos protocolos de seguridad.

La llanta no se podía cambiar allí mismo porque se trata de piezas especiales, vienen con cierto tipo de aire, hay que ayudarse con gatos hidráulicos para no sé cuantas toneladas... Lo de la llanta es algo muy, muy atípico, pero son las cosas de Dios. Él está con nosotros, pero a lo mejor la operación no hubiese sido tan exitosa como lo esperábamos.

El reemplazo de la llanta demoró tres días mientras enviaban las piezas y venían los repuestos desde Bogotá, venían los técnicos, se hacían las pruebas necesarias... Ya llevábamos dieciocho días en esa zona.

ISMAEL (Coronel)

Un poco después comprobamos que realmente existía Marimonda como uno de los paraderos del objetivo en la banda derecha del Golfo, según las referencias de varias personas de la región. Se trataba de una finca y desde luego empezamos a hacer una serie de seguimientos, a realizar tomas aéreas a buscar la manera menos complicada para llegar allá y a los pocos días llegamos a ese punto.

Era otra cabaña de madera y allí encontramos a un hombre con una señora cuidando la finca que realmente había sido del Alemán, el hermano de Mario, porque encontramos libros y algunos apuntes hechos por aquel.

No dimos con el objetivo, pero apareció algo curioso: que el hombre que cuidaba tenía registrada en su teléfono una comunicación entre el Alemán y Mario. Como contra aquel muchacho no había ningún requerimiento lo dejamos libre, pero antes obtuvimos alguna información y nuevos números telefónicos.

Más tarde supimos que Mario había cruzado hasta un lugar, más o menos al frente de aquel punto y se escondía en otra finca. No obstante, una madrugada abandonó el sitio y se subió al cerro Yoky, en otro sector al sur de la banda derecha del Golfo, y ordenó que todo el mundo cambiara sus teléfonos.

Una vez en el costado de la cadena de montañas montó un esquema de seguridad en un diámetro de aproximadamente treinta kilómetros para contener el paso de gente hasta el punto que ocupaba. En ese momento vimos que era difícil capturarlo...

¿Qué tiene de malo Urabá para este tipo de labores? Si usted mira en un mapa, prácticamente Turbo, Necoclí, Apartado—los centros principales de la región— están ubicados a la orilla del mar; por la derecha pasa la carretera, luego se extiende la costa de la selva y más allá la sierra. Allí se asoma el cerro Yoky.

Desde luego, cuando nuestra gente intentaba burlar el anillo de seguridad se encontraba con los bandidos bien camuflados que daban la voz de alarma.

En esa situación estuvimos prácticamente tres, cuatro meses. El objetivo se movía de cerro en cerro por entre una vegetación bastante espesa. Tanto sobre la carretera como por cuantos caminos cruzaban la región, todo vehículo que pasara era monitoreado por los bandidos. Hacia el oriente del Golfo prácticamente él era el dueño de la zona y desde luego se sentía mucho más seguro que en cualquier otro sector

Pero, además, como había despojado a la gente de sus tierras en un área considerable, tenía más control y, claro, hablaba duro: "Yo soy el dueño, yo...".

Bueno, ahora la situación había cambiado bastante y nos vimos abocados a emplear nuevas estrategias. Al comienzo pensamos en un informante que llegara a los pies del bandido más allá de su esquema de seguridad.

ANDRÉS (Analista)

Aquellos vuelos sobre una explanada con árboles derribados en la cima de una montaña habían echado a perder los planes y desde el Centro de Operación retomamos el hilo de los rastros, pero una vez más, comenzando por los que se movían en la base de la escala. Quienes nos dieron nuevamente algunas luces fueron los carpinteros.

En ese proceso nos llegó la información de que el Viejo había decidido cambiar su esquema de seguridad. Hasta entonces supimos que andaba con quince hombres, que aquellos manes se estaban comunicando con otras personas sin que el bandido lo supiera, pero finalmente terminó enterándote de tanta desorganización. ¿Qué hizo? Cambió a toda su gente y contrató a mujeres, y así, rodeado de bandidas estuvo solo con ellas tal vez una semana y luego mandó a llamar a Cuca.

Nosotros calculamos que las loras lo podrían vender con cierta facilidad y nuestras cartas eran en ese momento esperar.

En tanto Cuca se convirtió en enlace entre Mario, Nelson el de las cartas, y el Cabezón, o sea el viejito de las mulas. A partir de ese momento Cuca pasaba a ser el más cercano al objetivo.

CARLOS (Analista)

Por esos días hubo una reunión de Antonio, nuestro jefe, con Ismael, con los oficiales de Inteligencia y con el analista, y tomaron la determinación de operar. Se le presentó el caso a mi general Oscar Naranjo:

—El man está ubicado en tal sido —y él dio luz verde.

Pero cuando ya estaban listos los comandos de Raúl, los Hombres Jungla, todos los cuerpos de la Policía destacados para la operación, se nos perdió el objetivo.

FELIPE (Oficial superior)

Bueno, muy poco después nos llegó otra información muy importante: ubicamos al objetivo en un punto aparentemente cercano al que ocupaba antes. Se hacía referencia a una casa ubicada en la cima de una montaña.

Pedimos nuestro avión, este nos dio las coordenadas y lanzamos la segunda operación, pero la diferencia de tiempo que nos separaba de aquel punto era grande: dos horas de vuelo, más o menos.

Estos helicópteros artillados son fortalezas pero no tienen sillas. Por dentro son un rectángulo de unos cuatro por tres metros, en los cuales se tienen que sentar quince o dieciséis personas con equipos, con fusiles, con ametralladoras, con lanzagranadas, con morteros... Una verdadera lata de sardinas: uno sentado con las piernas abiertas y detrás otro, y más atrás otro, de manera que usted no puede moverse un centímetro... Cada uno entra a presión. Sí. Es una lata de sardinas.

Cuando se iban acercando al punto, los pilotos descendieron y empezó un vuelo rasante, casi lamiendo las copas de los árboles y, desde luego, la nave planeaba en el sentido de los accidentes geográficos: subiendo colinas, bajando cañones, para evitar que el ruido se propagara y lograr una mayor sorpresa.

Eso generaba turbulencia en la aeronave y a la vez en la boca del estómago. Bueno, llegamos al punto y como sucedía cuando lo de Los Mellizos, encontramos la ropa de marca y el televisor plasma en medio de una sea.

La casa era un rancho de madera con dos habitaciones, una sala, entradas por delante y por detrás, un pasillo grande al frente, todo muy humilde, muy pobre, desnuda.

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