—Tú le añadiste a lady Macbeth la orden de perseguir cuando yo no estaba mirando, ¿no es así? Niña mala. Te espera una azotaina cuando regresemos al motel.
—Promesas, promesas. Además, Tuercas no habría aceptado otra cosa.
Warne miró a Sarah.
—¿Sabes? —dijo en voz alta—. Nunca más he vuelto a saber nada de Poole.
—Yo sí.
¿Sí?
—Recibí una tarjeta postal hace unos meses. Sin nombre ni dirección, solo un matasellos de Juarez. Quería saber si la oferta del pase perpetuo aún era válida.
Warne se echó a reír.
—Será mejor que te sientes atrás —le avisó Georgia a Terri cuando llegaron al coche—. Aún no he acabado.
—¿Acabado qué? —quiso saber su padre.
—De convencer a Terri para que suba con nosotros a la Máquina.
—Ni hablar —replicó Terri en el acto.
—Tienes que hacerlo. No será divertido si no lo haces.
—Te lo he dicho. No soporto las montañas rusas.
—Venga.
Terri vaciló, miró de reojo a la jovencita.
—¿Me devolverás el disco de Brubeck que me pediste prestado hace tres meses?
—Vale.
—¿También el de Art Tatum?
Georgia hizo una mueca.
—Vale.
—Pues lo pensaré.
Sarah se echó a reír y le abrió la puerta a Georgia. Esperó a que se abrochara el cinturón para inclinarse hacia ella y darle un fuerte abrazo.
—Adiós, Georgia.
—¿Lo dijiste de verdad? —preguntó Georgia—. Me refiero a la visita a Atlantis.
—Por supuesto. Ve a una sala de servicios. Tu padre tiene mi extensión. —Sarah dio la vuelta y se apoyó en la ventanilla de Warne. No llevaba maquillaje, y con la luz del sol sus ojos tenían el color del jade—. Buena suerte con la instalación.
Warne le dio un beso en la mejilla.
—Mañana nos veremos en el parque.
Sarah asintió.
Mientras salía del aparcamiento para dirigirse a la autopista de regreso a Las Vegas, Warne la vio por el espejo retrovisor, inmóvil como una sombra dorada contra el fondo Art Deco de la estación, con un brazo en alto en señal de despedida.
FIN
Lincoln Child es un editor, analista de sistemas y escritor estadounidense que nació en Westport, Connecticut, en 1957. Conocido sobre todo por sus obras escritas en colaboración con el autor Douglas Preston, Child empezó a escribir siendo un niño, y se licenció en Literatura Inglesa en Carleton College, en Minnesota. En 1979 consiguió un empleo menor en la prestigiosa editorial St. Martin's Press, y fue escalando puestos hasta convertirse en editor, fundando su sección de terror. Finalmente abandonó el mundo editorial para trabajar como analista de sistemas en MetLife. Al dejar atrás la edición y concentrarse en algo totalmente diferente, Child empezó a echar de menos los libros y retomó la escritura, publicando su primera novela junto a Preston,
The Relic
, que con el tiempo fue adaptada al cine bajo la dirección de Peter Hyams. Gozó de gran éxito, al igual que otras novelas que escribió tanto con Preston como en solitario, lo que le permitió dejar su empleo y dedicarse plenamente a la escritura. Sus obras se caracterizan por estar repletas de sorpresas y giros inesperados, y se suelen encuadrar dentro del género de los psicothrillers.