—¡Alto! —exclamó. He perdido mi pipa y mi tabaco, y no quiero que caigan en poder de esos polacos que el diablo confunda.
Y el viejo
polkovnik
se inclinó para buscar en la hierba su pipa y su bolsa de tabaco, sus dos inseparables compañeros, en mar y en tierra, en los combates y en la casa. Durante este tiempo, llegó una partida enemiga, y le agarraron por sus poderosas espaldas. Taras hizo esfuerzos para que le soltaran, pero los
jeduques
que lo habían apresado no rodaron ya por tierra como en otros tiempos.
—¡Oh! ¡Vejez! ¡Vejez! —dijo amargamente; y el viejo cosaco lloró.
Pero la culpa no era de la vejez, sino que la fuerza había vencido a la fuerza. Una treintena de hombres le tenían agarrado por los pies y por los brazos.
—¡Ya es nuestro! —gritaron los polacos. Sólo nos falta encontrar la manera de hacer honor a ese perro.
Y le condenaron, con consentimiento del
hetmán
, a ser quemado vivo en presencia del ejército. Había cerca de allí un árbol desprovisto de follaje cuya cima había sido tronchada por un rayo. Allí fue atado Taras con cadenas de hierro; luego se le clavó de manos, después de alzarle todo lo posible, a fin de que el cosaco fuese visto de lejos y de todas partes; y por último, con ramas secas los polacos levantaron una hoguera al pie del árbol. Pero Taras no contemplaba la hoguera; no eran las llamas, que iban a devorarle en lo que soñaba su alma intrépida: el infortunado miraba del lado en donde combatían sus cosacos. Desde la altura en donde estaba colocado veíalo todo como sobre la palma de la mano.
—¡Camaradas! —gritó— ¡Ganen pronto la montaña que está detrás del bosque, allí no los alcanzarán!
Pero el viento se llevó sus palabras.
—¡Van a perecer, van a perecer por nada! —exclamó con desesperación.
Y echó una mirada debajo de él, en el sitio donde se reflejaba el Dniester. Un rayo de alegría brilló en sus pupilas viendo cuatro proas medio ocultas por los arbustos. Entonces, reuniendo todas sus fuerzas, exclamó con su potente voz:
—¡Al río, al río, camaradas! ¡Bajen por el sendero de la izquierda! ¡Hay buques en la orilla, tómenlos todos, para que no puedan perseguirlos!
Esta vez el viento sopló favorablemente, y todas sus palabras fueron oídas por los cosacos. Pero este buen consejo le valió un golpe de maza en la cabeza, que hizo dar vueltas a todos los objetos ante sus ojos.
Con presteza suma los cosacos se lanzan en la pendiente del sendero, pero son perseguidos muy de cerca. Miran, y ven que el sendero da vueltas, serpentea, forma mil rodeos.
—¡Vamos, camaradas, por la gracia de Dios! —exclamaron todos los cosacos.
Detiénense un instante, levantan sus látigos, silban, y sus caballos tártaros emprenden veloz carrera hendiendo los aires como serpientes, vuelan por encima del abismo y caen en medio del Dniester. Solamente dos no pudieron llegar al río: estrelláronse en las rocas pereciendo con sus caballos sin exhalar un solo grito. Los cosacos nadaban ya a caballo en el río y desataban los buques. Los polacos detuviéronse ante el abismo, asombrados, de la hazaña inaudita de los cosacos, y preguntándose si debían o no continuar en su seguimiento. Un coronel joven, de sangre ardiente, el propio hermano de la hermosa polaca que había encantado al pobre Andrés, lanzóse sin reflexionar en persecución de los cosacos, pero dio tres vueltas en el aire con su caballo, y volvió a caer sobre los agudos peñascos. Las piedras angulosas le despedazaron, el abismo se lo tragó, y su seso, mezclado con sangre, salpicó los arbustos que crecían en las desiguales pendientes del glacis.
Cuando Taras Bulba volvió en sí del golpe que le había aturdido, cuando dirigió una mirada hacia el Dniester, los cosacos estaban ya en los buques y se alejaban a fuerza de remos. Las balas llovían sobre ellos desde considerable altura, pero sin alcanzarles; y los ojos del
polkovnik
brillaban con el fuego de la alegría.
—¡Adiós, camaradas —les gritó desde el elevado sitio en que estaba— acuérdense de mí, vuelvan en la próxima primavera, y que les vaya bien!… ¿Y ustedes, polacos del diablo, qué han ganado? ¡No hay nada en el mundo que amedrente a un cosaco! Esperen un poco, pronto llegará el tiempo en que sabrán lo que es la religión rusa ortodoxa. Los pueblos vecinos y lejanos lo presienten desde ahora; ¡de la tierra rusa levantaráse un zar, y no habrá poder en el mundo que deje de sometérsele!…
Las llamas de la hoguera se elevaban ya, llegando a los pies de Taras y abrasando con su llama el grueso tronco del árbol… Pero, ¿hay fuego, torturas ni poder, capaces de domar la fuerza cosaca?
El río Dniester es pequeño, pero posee varias ensenadas, muchos sitios sin fondo, y en sus orillas crecen abundantes juncos. El espejo del río es brillante, y en él resuena el grito sonoro de los cisnes, y el soberbio
gogol
[47]
se deja llevar por su rápida corriente. Miríadas de chorlitos, de gallinetas ciegas.
NIKOLÁI VASÍLIEVICH GÓGOL (Soróchintsi 1809 - Moscú 1852), escritor ruso, cuyas obras de teatro, relatos y novelas se encuentran entre las obras maestras de la literatura realista rusa del siglo XIX.
En 1820 marchó a vivir a San Petersburgo, donde consiguió trabajo como funcionario público y se dio a conocer entre los círculos literarios. Su volumen de relatos cortos sobre la vida en Ucrania, titulado Las veladas en Dikanka (1831) fue recibido con entusiasmo. A ésta siguió otra colección, Mirgorod (1835), en la que se incluye el relato Taras Bulba, que fue ampliado en 1842 para convertirse en una novela completa; esta obra, que describe la vida de los cosacos en el siglo XVI, puso de manifiesto la gran maestría del autor a la hora de retratar personajes, así como su chispeante sentido del humor. En 1836 publicó su obra teatral El inspector, una divertida sátira acerca de la codicia y la estupidez de los burócratas. Escrita en forma de comedia de errores, es considerada por muchos críticos literarios como una de las obras más significativas del teatro ruso. En ella, los burócratas locales de una aldea confunden a un viajero con el inspector gubernamental al que estaban esperando y le ofrecen todo tipo de regalos para que pase por alto las irregularidades que han estado cometiendo. Entre 1826 y 1848 Gógol vivió principalmente en Roma, donde trabajó sobre una novela que es considerada como su mejor trabajo y una de las mayores novelas de la literatura universal, Las almas muertas (1842). En su estructura, Almas muertas es semejante al Don Quijote de Cervantes. Sin embargo, su extraordinaria vena humorística se deriva de una concepción única, extremadamente sardónica: el consejero colegial Pável Ivanovich Chichikov, un aventurero ambicioso, astuto y falto de escrúpulos, va de un lugar a otro comprando, robando y estafando para conseguir los títulos de propiedad de los sirvientes que aparecen en los censos anteriores pero que han muerto recientemente, por lo cual se les llamaba 'almas muertas'. Con estas 'propiedades' como aval, planea conseguir un crédito para comprar una propiedad con 'almas vivas'.
Los viajes de Chichikov ofrecen una ocasión perfecta al autor para llevar a cabo profundas reflexiones sobre la degradante y sofocante influencia de la servidumbre, tanto para el siervo como para el amo. En esta obra aparecen asimismo un gran número de personajes, brillantemente descritos, de la Rusia rural. Almas muertas fue un modelo para las generaciones posteriores de escritores rusos. Además, muchos de los ingeniosos proverbios que aparecen a lo largo de la narración, han entrado a formar parte del refranero ruso. En el momento de su publicación, Almas muertas estaba llamada a constituir la primera parte de una obra más amplia; Gógol comenzó a escribir la continuación pero, en un ataque de melancolía debido a una crisis religiosa, quemó el manuscrito. En 1842, en cambio, publicó otro famoso trabajo El capote, un relato corto acerca de un ocupado funcionario, víctima de la injusticia social, tan frecuente en la Rusia de su tiempo. Al año siguiente, Gógol viajó en peregrinación a Tierra Santa y a su regreso cayó bajo la influencia de un sacerdote fanático, quien le convenció de que sus obras narrativas eran pecaminosas. A raíz de ello, Gógol destruyó una gran cantidad de manuscritos inéditos. La figura de Gógol se puede comparar con la de otros grandes escritores rusos, como los novelistas Leon Tolstoi, Ivan Turgueniev y Fedor Dostoievski, y el poeta Alexandr Pushkin, que fue amigo íntimo durante toda su vida y el mejor crítico de su literatura. Murió el 4 de marzo de 1852, en Moscú, al borde de la locura.
[1]
Zaporojié: Ciudad cosaca.
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[2]
monistes: Ducados de oro, atravesados y colgados en forma de adorno.
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[3]
douma: Crónicas cantadas, como las antiguas; rapsodias griegas o los romances españoles.
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[4]
Religión griega unida, cisma recientemente abrogado de la religión greco católica.
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[5]
polk: Tribu; pueblo; regimiento.
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[6]
ï ésaoul: Subteniente del polkovnik.
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[7]
setch: El pueblo, o mejor dicho, el campamento permanente de los cosacos de Zaporozhian.
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[8]
Zaporojié: Región cosaca.
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[9]
gandulifis: Archimandrita; religioso ruso.
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[10]
kasatchestvo: Estado cosaco.
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[11]
oudély: División feudal de la Rusia.
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[12]
koureni: Unión de pueblos, bajo el mismo jefe electivo llamado ataman.
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[13]
hetman: Era el título del segundo mayor comandante militar.
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[14]
Entre los cosacos, todos los hombres armados se llamaban caballeros por una imitación lejana y mal comprendida de la caballería de la Europa occidental.
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[15]
polkovnik: Jefe de polk. Esta palabra significa ahora coronel.
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[16]
tchaï ka: Especie de gaviota.
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[17]
poud: Equivale a cuarenta libras rusas, cerca de dieciocho kilogramos.
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[18]
boursiers: Nombre de los estudiantes seglares.
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[19]
cónsul: Nombre del vigilante, o jefe de cuartel, elegido entre los estudiantes.
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[20]
vaivoda: Alto dignatario militar o civil, en los países balcánicos y en Polonia.
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[21]
hoppak y tropak: Bailes cosacos.
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[22]
kabak: Taberna rusa
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[23]
kochevoï: Jefe elegido por la setch.
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[24]
chilo: Punzón, lanza.
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[25]
atamán: Entre los cosacos en Rusia y en Ucrania, se refiere al comandante del Ejército Cosaco o de una unidad militar cosaca en tiempos de guerra; en tiempos de paz, es la autoridad civil máxima de una región poblada en su mayoría por los cosacos de origen.
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[26]
balalaikas: Especie de guitarras, grandes y chicas.
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[27]
En los antiguos cuadros de las iglesias griegas, las imágenes están vestidas con telas de metal batido y cincelado.
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[28]
tarataï ka: Calesa bajita y larga.
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[29]
La religión griega.
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[30]
polkovniks: Rango militar en los países eslavos, que corresponde a un coronel. Sin embargo, en Ucrania, polkovnyk era una categoría administrativa similar a la de un gobernador. Por lo general, esta palabra se traduce como coronel, sin embargo, la transcripción es también de uso común, por el bien del contexto histórico y social.
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[31]
tabor: Campamento movible, caravana armada.
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[32]
pope: Nombre que dan en Rusia, al sacerdote de rito griego.
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[33]
khalatchis: Panes de candeal puro.
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[34]
joupan: Traje para montar polaco.
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[35]
Frase proverbial en Rusia.
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[36]
En las iglesias del rito griego no hay órganos; para un cosaco esto era una cosa nueva.
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[37]
Nésamaï koff: Palabra compuesta de nesamai, «no me toque».
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[38]
húsares: Palabra tomada de los húngaros para significar la caballería ligera. En el lenguaje magyar significa veintena, porque, en las guerras contra los turcos, cada villorrio suministraba, de cada veinte, un hombre equipado.
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[39]
arkan: Nombre tártaro, de una cuerda larga que termina con un nudo corredizo.
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[40]
Tzargrad: Ciudad imperial, Bizancio.
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[41]
kniaz: Príncipes.
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[42]
argamaks: Caballos persas
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[43]
Voz rusa para excitar a los perros.
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[44]
levent: Soldado de marina, entre los turcos.
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[45]
¡Ay de mí!
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[46]
jeduque: Soldado húngaro de infantería.
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[47]
gogol: Especie de pato salvaje, parecido al cisne.
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