Read Psicología de la posible evolución del hombre Online
Authors: P. D. Ouspensky
Tags: #Autoayuda, Filosofía, Histórico.
Si juntamos, primero, lo que podamos saber sobre la próxima fase en la evolución del hombre -es decir, qué significará adquirir la conciencia, la unidad interior, un Yo permanente y la voluntad- y, segundo, cierto material que podemos obtener por la observación de si -es decir, el darnos cuenta de que no tenemos muchos poderes y facultades que nos arrogamos- llegaremos a una nueva dificultad en la comprensión del significado de la psicología, y a la necesidad de una nueva definición.
Las dos definiciones que se han dado en la conferencia anterior no son suficientes, porque el hombre por sí mismo no sabe qué evolución le es posible, no ve dónde se encuentra en la actualidad, y se atribuye rasgos que pertenecen a fases superiores de la evolución. En efecto, no puede estudiarse a sí mismo siendo incapaz de distinguir en sí mismo entre lo imaginario y lo real.
¿Qué es mentir?
Como se entiende en el lenguaje ordinario, mentir quiere decir distorsionar o en algunos casos esconder la verdad, o lo que la gente cree que es la verdad. Esta mentira juega un papel muy importante en la vida; pero hay formas mucho peores de mentir, cuando la gente no sabe que miente. En la última conferencia dije que en nuestro estado actual no podemos conocer la verdad, y que sólo podemos conocerla en el estado de conciencia objetiva. ¿Cómo podemos mentir entonces? Parecería que hubiera una contradicción en esto; pero en realidad no la hay. No podemos conocer la verdad, pero podemos pretender que la conocemos.
Y esto es mentir
: La mentira llena toda nuestra vida. La gente pretende que sabe toda clase de cosas: sobre Dios, sobre la vida futura, sobre el universo, sobre el origen del hombre, sobre la evolución, sobre todas las cosas; pero en realidad no sabe nada, ni siquiera sobre sí misma. Y cada vez que habla sobre algo que no sabe
como si lo supiera, miente
. Por lo tanto el estudio de la mentira llega a ser de capital importancia en la psicología.
Esto nos puede llevar a la tercera definición de la psicología, que es: el estudio de la mentira.
La psicología se interesa particularmente en las mentiras que el hombre dice y piensa sobre sí mismo. Estas mentiras hacen muy difícil el estudio del hombre. El hombre, tal cual es, no es un artículo auténtico. Es la imitación de algo, y hasta una muy mala imitación.
Imagínense a un científico de un remoto planeta que reciba de la tierra muestras de flores artificiales,
sin saber nada de las flores verdaderas
. Le será extremadamente difícil el definirlas -explicar su forma, su color, el material del que están hechas, es decir, alambre, algodón, y papel coloreado- y el clasificarlas en cualquier forma.
La psicología se encuentra en una posición muy similar en relación con el hombre. Tiene que estudiar a un hombre artificial, sin conocer al hombre real.
Ciertamente, no es fácil estudiar a un ser como el hombre, cuando él mismo no sabe lo que es real ni lo que es imaginario en él. Por esta razón la psicología tiene que comenzar por separar lo que es real de lo que es imaginario en el hombre.
Es imposible estudiar al hombre como un todo, porque el hombre está dividido en dos partes: una que, en algunos casos, puede ser casi
toda real
, y la otra parte que, en algunos casos, puede ser casi
totalmente imaginaria
. En la mayoría de los hombres corrientes estas dos partes están entremezcladas, y no se pueden distinguir fácilmente, aunque ambas estén allí, y ambas tengan su propio significado y efecto.
En el sistema que estamos estudiando, estas dos partes son llamadas
esencia y personalidad
.
La esencia es lo innato en el hombre.
La personalidad es lo
adquirido
. La esencia es lo que le es propio. La personalidad es lo que
no
le pertenece. La esencia no se puede perder, no se le puede cambiar o dañar tan fácilmente como a la personalidad. La personalidad puede ser cambiada casi completamente con el cambio de las circunstancias; se puede perder o dañar fácilmente.
Si trato de describir lo que es la esencia, debo decir, ante todo, que es la base de la constitución física y mental del hombre. Por ejemplo, un hombre es por naturaleza lo que se llama un buen marinero, otro no lo es; uno tiene oído musical, otro no lo tiene; uno tiene capacidad para idiomas, otro no. Esta es la esencia.
La personalidad es todo lo que se ha
aprendido
de una u otra manera; en lenguaje ordinario, "consciente" o "inconscientemente". En la mayoría de los casos "inconscientemente" significa por imitación, lo que, en efecto, desempeña un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad. Aun en las funciones instintivas, las que naturalmente deberían estar libres de personalidad, hay generalmente muchos así llamados "gustos adquiridos", es decir toda clase de gustos y aversiones artificiales, todos adquiridos por imitación e imaginación. Estos gustos y aversiones artificiales desempeñan un papel muy importante y desastroso en la vida del hombre. Por naturaleza, al hombre le debería gustar lo que es bueno para él y tener aversión a lo que es malo para él. Pero esto es así sólo mientras la esencia domina a la personalidad, como debería hacerlo; en otras palabras, cuando un hombre es sano y normal. Cuando la personalidad comienza a dominar a la esencia, y cuando el hombre se vuelve menos sano, comienza a gustarle lo que es malo para él y a disgustarle lo que le es bueno.
Esto está relacionado con la causa principal de lo que puede estar mal en las relaciones mutuas entre la esencia y la personalidad.
Normalmente, la esencia debe dominar a la personalidad. En ese caso la personalidad puede ser verdaderamente útil. Pero si la personalidad domina a la esencia, esto acarrea pésimos resultados.
Se debe comprender que la personalidad es también necesaria para el hombre; no podemos vivir sin la personalidad y sólo con la esencia. Pero la esencia y la personalidad deben crecer paralelamente, y la una no debe desarrollarse más que la otra.
Entre personas sin cultura pueden ocurrir casos en que la esencia se desarrolla más que la personalidad. Los así llamados hombres simples pueden ser muy buenos, y aun hasta hábiles, pero son incapaces de desarrollarse de la misma manera que otros con personalidad más desarrollada.
Entre la gente más culta, a menudo se encuentran casos en que la personalidad está más desarrollada que la esencia y en tales casos la esencia permanece en un estado a medio crecer o a medio desarrollo.
Esto significa que con un rápido y temprano desarrollo de la personalidad, el crecimiento de la esencia prácticamente se puede detener en una muy temprana edad y vemos como resultado a hombres y mujeres de apariencia adulta, pero cuya esencia permanece en la edad de diez o doce años.
En la vida moderna hay muchas condiciones que favorecen enormemente este subdesarrollo de la esencia. Por ejemplo, la afición por el deporte,
especialmente por la competencia deportiva
, puede detener muy efectivamente el desarrollo de la esencia y algunas veces a tan temprana edad que ya nunca se puede recuperar totalmente.
Esto nos muestra que no se puede considerar a la esencia como conectada solamente con la constitución física, en el sentido simple de esta idea. Con el fin de explicar más claramente lo que quiere decir la esencia, debo regresar una vez más al estudio de las funciones.
En la última conferencia dije que el estudio del hombre comienza con el estudio de cuatro funciones: intelectual, emocional, motriz e instintiva. Según la psicología ordinaria y según el pensamiento ordinario, sabemos que las funciones intelectuales, pensamientos, etc., son controlados o producidos por cierto
centro
que le llamamos "mente" o "intelecto" o "cerebro". Y esto es muy justo. Sin embargo, para ser totalmente justos, tenemos que comprender que cada una de las otras funciones son también controladas por su propia mente o centro. Por lo tanto, desde el punto de vista de esta enseñanza, hay cuatro mentes o centros que controlan nuestras acciones ordinarias: mente o centro intelectual, centro emocional, centro motor y centro instintivo. En lo sucesivo, al referirnos a ellos, los llamaremos siempre
centros
. Cada centro es totalmente independiente de los demás, tiene su propia esfera de acción, sus propios poderes y sus propias formas de desarrollo.
Los centros, es decir, su estructura, sus capacidades, sus lados fuertes, y sus defectos le pertenecen a la esencia. Su
contenido
, es decir, todo lo que cada centro adquiere, le pertenece a la personalidad. Más adelante explicaremos el contenido de los centros.
Como ya lo he dicho, la personalidad es tan necesaria para el desarrollo del hombre como lo es la esencia, sólo que tiene que estar en el sitio que le corresponde. Esto es casi imposible, porque la personalidad está llena de ideas equivocadas sobre sí misma. No quiere ocupar el sitio que le corresponde, porque el sitio que le corresponde es secundario y subordinado; y no quiere conocer la verdad sobre sí misma, porque conocerla querrá decir abandonar su falsa posición dominante, y ocupar la posición inferior que en realidad le pertenece.
El estado actual de falta de armonía del hombre está determinado por las equivocadas posiciones relativas de la esencia y de la personalidad. Y el único camino para salir de este estado de desarmonía es el conocimiento de sí mismo.
Conocerse a sí mismo...
Este fue el primer principio y la primera demanda de las antiguas escuelas de psicología. Todavía recordamos las palabras, pero hemos perdido su significado. Nosotros creemos que
el conocernos a nosotros mismos
quiere decir conocer nuestras peculiaridades, nuestros deseos, nuestros gustos, nuestras capacidades y nuestras intenciones, cuando en realidad lo que quiere decir es conocernos a nosotros mismos como máquinas, es decir, conocer la
estructura
de la propia máquina, sus
partes
, la función de las diferentes partes, las condiciones que rigen su trabajo, y así sucesivamente. En forma general nos damos cuenta de que no podemos conocer ninguna máquina sin estudiarla. Debemos recordarlo cuando se trata de nosotros mismos y tenemos que estudiar nuestras propias máquinas como máquinas. El medio para este estudio es
la observación de sí mismo
. No hay otra manera y nadie puede hacer este trabajo por nosotros. Tenemos que hacerlo nosotros mismos. Pero antes de ello, tenemos que aprender
cómo
observar. Quiero decir, tenemos que comprender el lado técnico de la observación: debemos saber que es necesario observar
diferentes funciones
y distinguir una de otra, recordando, al mismo tiempo; acerca de
los diferentes estados de conciencia
, acerca de
nuestro sueño
y acerca de los
numerosos yoes" que hay en nosotros
.
Tales observaciones darán muy pronto resultados. Lo primero que notará un hombre es que no puede observar
imparcialmente
todo lo que encuentra en sí mismo. Algunas cosas le pueden agradar, otras le fastidiarán, lo irritarán, hasta lo horrorizarán. Y no puede ser de otro modo. El hombre no se puede estudiar a sí mismo como a una estrella remota o como a un fósil raro. Naturalmente, le agradará en él lo que favorece su desarrollo y le desagradará lo que hace su desarrollo más difícil, o hasta imposible. Esto quiere decir que inmediatamente después de empezar a observarse a sí mismo, comenzará a distinguir rasgos
útiles
y rasgos dañinos en sí mismo, es decir, útiles o dañinos desde el punto de vista del posible conocimiento de sí, de su posible despertar, de su posible desarrollo. Verá en él lo que
puede
llegar a ser consciente y lo que
no puede
llegar a ser consciente
y tiene que ser eliminado
. Al observarse a sí mismo, debe recordar siempre que el estudio de sí es el primer paso hacia su posible evolución.
Debemos ver ahora cuáles son aquellos rasgos dañinos que el hombre encuentra en sí mismo:
En términos generales, todas son manifestaciones mecánicas. La primera, como ya se ha dicho, es
mentir
. La mentira es inevitable en la vida mecánica. Nadie puede escaparse de ella, y cuanto más uno cree que está libre de la mentira tanto más está uno en ella.
Tal cual es
la vida no podría existir sin la mentira. Pero desde el punto de vista psicológico, la mentira tiene otro significado.
Quiere decir hablar sobre cosas que uno no conoce, y que inclusive no puede conocer, como si uno las conociese y como si las pudiese conocer
.
Ustedes deben comprender que no estoy hablando desde ningún punto de vista moral. No hemos llegado aún a la cuestión de lo que es bueno y de lo que es malo por sí. Hablo sólo desde un punto de vista práctico, de lo que es útil y de lo que es dañino para el estudio de sí y para el desarrollo de sí.
Comenzando de esta manera, el hombre aprende muy pronto a descubrir señales por las que puede conocer en sí mismo las manifestaciones dañinas. Descubre que
cuanto más puede controlar una manifestación, tanto menos dañina puede ser
, y que cuanto menos pueda controlarla, es decir, cuanto más mecánica sea, tanto más dañina puede llegar a ser.
Cuando el hombre comprende esto llega a tener miedo de mentir, repito, no por causas morales sino porque no puede controlar su mentira, y porque la mentira lo controla a él, es decir, a sus otras funciones.
El segundo rasgo peligroso que encuentra en sí mismo es
la imaginación
. Inmediatamente después de comenzar la observación de sí llega a la conclusión de que el obstáculo principal para la observación es la imaginación. Quiere observar algo, pero en vez de ello, comienza en él la imaginación sobre ese algo, y se olvida de la observación. Muy pronto se da cuenta de que la gente le da a la palabra "imaginación" un significado totalmente artificial y totalmente inmerecido, en el sentido de
facultad creativa o selectiva
. Se da cuenta de que la imaginación es una facultad
destructiva
, que él
nunca
puede controlar, y que
siempre
lo arrastra lejos de sus decisiones más conscientes en una dirección que no tenía intención de seguir. La imaginación es casi tan mala como la mentira; es, de hecho, mentirse a sí mismo. El hombre comienza a imaginar algo para darse un placer, y muy pronto comienza a creer en lo que imagina, o al menos en parte de ello.