Mundos en el abismo (47 page)

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Authors: Juan Miguel Aguilera,Javier Redal

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: Mundos en el abismo
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El planeta desapareció. En su lugar, una mandala colgaba ahora sobre las cabezas de los espectadores. Parecía muy similar a las que ellos conocían. De hecho hasta les pareció anticuada.

—Un momento... —era la voz de Chait Rai. El mercenario —miró a los dos biólogos que parecían embelesados por el espectáculo, y luego se volvió hacia el delfín—. ¿Qué significa todo esto? Puede que para vosotros sea muy interesante, pero a mí me parece que el momento no es el más apropiado para una clase de historia.

—Por favor, Chait... —le susurró Jonás.

—¡Y una mierda! Tenemos problemas muy graves, amigo.

El delfín levitó junto a ellos.

—Os pido un poco de paciencia. Todas vuestras preguntas serán contestadas... Os lo prometo. Pero, si quiero tener alguna esperanza de que me entendáis, antes deberé explicaros los antecedentes. Estáis contemplando el pasado de vuestra raza, el inmenso poder que llegaron a alcanzar vuestros antepasados. Prestad atención y comprenderéis lo terrible de nuestro destino.

—Por favor, continúa —dijo Lilith.

Chait se calló a regañadientes, y se puso a pasear furioso por la sala.

—Una vez alcanzado un nivel inicial —siguió imperturbable Ordenador—, se produjo un rápido despegue. —La imagen en el interior del cubo suspendido sobre sus cabezas era ahora la de un asteroide. El cubo se agrandó aún más, dando la sensación de que el pequeño mundo caía sobre ellos. Jonás encogió la cabeza entre los hombros.

Un objeto destacaba: una serie de anillos plateados y alineados, reconocibles como un impulsor de masas. De nuevo algo conocido.

—La minería asteroidal fue el incentivo económico. La escasez de materias primas de todas clases se hacia sentir en la Tierra. La crisis del petróleo, la crisis del aluminio, del cobre, del fosfato, de una serie de materiales imprescindibles, habían creado una situación de tensiones permanentes entre los grupos nacionales de la Tierra. De modo que la nueva riqueza "llovido del cielo" fue bien acogida...

La imagen del asteroide desapareció. Su lugar fue ocupado por... ¿Una ciudad? Era una disposición regular de pequeños objetos en forma de cuadrados y rectángulos conectados por pistas de metal. Jonás estaba a punto de reconocerlo cuando se le anticipó Lilith.

—Circuitos integrados de ordenador. Como los del Imperio —dijo en voz baja a sus compañeros.

—Casi al mismo tiempo que los viajes espaciales —continuó Ordenador— nacieron dos ciencias que se desarrollarían mucho en los siglos que siguieron. Una fue la mecanización del pensamiento; la otra...

Una nueva imagen apareció. Era como dos serpientes enroscadas una en torno a otra, con peldaños uniéndolas. Esta vez fue Jonás quien la reconoció primero.

—La doble hélice del ADN.

—La otra fue la ingeniería genética. Ambas contribuyeron a la colonización del espacio, cada una a su manera. Los ordenadores fueron necesarios para ir al espacio. La ingeniería genética permitió poblarlo.

La nueva imagen era irreconocible. En el vacío poblado por las pocas estrellas se distinguía lo que parecía ser una bola de pelusa plateada. La imagen se fue acercando, mostrando que los "pelos" eran...

—Árboles. Como los de la cáscara —dijo Lilith.

—Después de todo —siguió narrando Ordenador —, el vacío es un medio. Las plantas no deben soportar su peso, lo que les permitía emplear sus recursos en escudarse contra el vacío y las radiaciones. Pero ya habían tenido ocasión de adaptarse a un medio hostil, cuando pasaron del mar a la tierra seca.

Unas figuras humanas flotaban junto a un tallo. A juzgar por la escala, dicho tallo debía medir cuarenta centímetros de diámetro por algunas decenas de kilómetros de largo. Los enormes tallos flotaban lánguidos en el espacio.

—La energía solar es más intensa y continua en el espacio. El principal problema era la falta de materia orgánica. Los asteroides eran de roca o metal, y apenas algunos poseían hidrocarburos. El agua había que buscarla en planetas masivos, como la Tierra... o en el frío espacio.

El cubo mostraba ahora al sol de la Tierra como una pequeña luz de arco. Una gigantesca mandala flotaba en primer término.

—El halo de cometas del sol poseía ingentes cantidades de agua, metano, amoníaco y granos de minerales que las plantas podían aprovechar. En suma, a la Humanidad le aguardaba un futuro prometedor. Pero aquí se sembraron las semillas de discordia.

El cubo se cerró, y otro ocupó rápidamente su lugar. Contenía una escena de la Tierra. Un grupo de hombres ataviados con ropajes extraños estaban reunidos en un hemiciclo. Escuchaban el discurso de un individuo con túnica y sandalias, y algunos de los oyentes discutían entre ellos con acritud. Al menos eso podía deducirse de sus gestos.

Uno de los grupos de presión de la época era el de los ecologistas. Los cuasidesastres ecológicos del siglo anterior les habían dado la razón en parte, pero ahora muchos de ellos se Indignaban por lo que llamaban "contaminación del medio ambiente cósmico". Afirmaban que contaminar de vida, los Planetas naturales era un crimen ecológico de naturaleza similar a la destrucción de los bosques. No querían ver a "esos radiantes kilómetros cúbicos de luz pura y celestial" ocupados por receptores de energía solar, pese a que ellos abogaron elocuentemente por su uso en la Tierra.

»De todos modos, no era la Opinión mayoritaria de tales grupos. Otros sostenían que la colonización espacial por medio de seres vivos era el triunfo definitivo de sus ideas. Hablaban de una "Ecogalaxia" en el que las civilizaciones se comunicasen, no por medio del rugido de los cohetes, sino saltando de oasis espacial en oasis espacial.

Inconscientemente, Jonás evocó una imagen absurda: enormes camellos saltando sobre asteroides, como niños sobre las Piedras en el cauce de un río...

El Primer cubo volvió a abrirse. En su interior seguía flotando la mandala. Pero ahora ya no era una sola.

—En lo que respecta a la vida diaria, sencillamente no se podía prescindir de la tecnología mecánico-electrónica. Los robots y ordenadores seguían siendo auxiliares valiosos, mientras el proyecto biótico seguía desarrollándose. Eran dos enfoques distintos, pero no opuestos.

Semejante a un cangrejo metálico, una máquina con patas se arrastraba por un paisaje rocoso y caótico bajo un sol ardiente. Más conjeturó que estaban en algún planeta cerca del sol.

Las máquinas necesitan principalmente metal, silicio y energía. Estas cosas estaban disponibles en la Parte más interior del Sistema solar. Las plantas necesitan principalmente carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno. Y energía. Estaban disponibles en los cometas. Los colonos humanos del sistema solar interior necesitaban materia orgánica. Los del exterior, energía. Durante varios milenios no hubo problemas. Pero, para solucionar sus necesidades comunes, emprendieron un proyecto colosal...

La imagen que flotaba ahora en el centro del cubo, mostraba el típico aspecto de un planeta gigante gaseoso: bandas coloreadas representaban las zonas de alta y baja presión del titánico mundo alargadas y comprimidas por el rápido giro de éste. Una curiosa mancha roja cerca de su ecuador, sin duda una milenaria tormenta.

—En nuestro primitivo sistema había un planeta gigante gaseoso al que llamábamos Júpiter —siguió narrando Ordenador.

Enormes reactores de fusión, de aspecto no muy distinto a la Konrad Lorenz, fueron colocados en sub—órbitas dentro de la atmósfera de Júpiter. Absorbían el hidrógeno gaseoso gracias a sus estatorreactores, y lo convertían mediante fusión en elementos más pesados, como el hierro. Unos poderosos campos magnéticos, activados por satélites sincrónicos, extraían los elementos de Júpiter y lo propulsaban a través del espacio interplanetario hasta las proximidades del sol.

Jonás contemplaba boquiabierto la espectacular obra de ingeniería.

Los gigantescos fragmentos de hierro y rocas, algunos casi del tamaño de un planeta como la Tierra, fueron puestos en órbita, volviéndose más numerosos a cada momento.

La película había acelerado, y ahora mostraba la labor de décadas comprimida en unos pocos minutos. La Esfera estaba tomando forma.

—Sin embargo —continuó el ordenador —, la fusión nuclear no sólo convierte el hidrógeno en elementos cada vez más pesados, sino que también libera grandes cantidades de energía. Ciertas partes del planeta se calentaron hasta formar un horno nuclear que emitía una fuerte radiación en forma de peligrosas ondas cortas, que se dispersaban en todas direcciones, y que interceptarían la Tierra.

—Hubiera tenido poco sentido construir la Esfera —comentó irónicamente Oannes— si con ello la mitad de la población humana fuera a enfermar mortalmente de cáncer a causa de los desechos industriales de su construcción.

—¿Qué hicieron entonces? —Preguntó Jonás.

—Fíjate...

El cubo mostraba ahora un diminuto planeta calcinado, con una órbita muy cercana a la estrella amarilla.

—Este era Mercurio, que distaba sólo 58 millones de kilómetros del Sol, y que tenía una superficie intolerablemente caliente, de forma que nunca llegaron a establecerse estaciones permanentes en su superficie.

Una serie de titánicas explosiones en puntos escogidos de su superficie lo sacaron de su órbita, y lo lanzaron describiendo una espiral hacia las proximidades de la órbita de Júpiter, donde fue rápidamente desmantelado con varias explosiones más, y con sus restos fue construida una especie de mini-esfera en torno al gigante gaseoso para proteger a la Tierra, y al resto de los planetas interiores, de las mortales explosiones de radiación nuclear. Mientras tanto, los nuevos materiales obtenidos en Júpiter eran lanzados a través de las brechas de la mini-esfera.

—Conforme avanzó la obra fue preciso ir reforzándola con los materiales extraídos de lo, Europa, Ganímedes y Calixto, las mayores lunas de Júpiter, que también fueron desmanteladas.

»Doce siglos después de haber iniciado la empresa, millones de objetos volantes rodeaban al Sol, formando una cáscara cada vez más espesa, que aprovecharía la energía solar hasta el último ergio. Finalmente fue necesario desmantelar también a Saturno, Urano y Neptuno, (el resto de los gigantes gaseosos con los que contaba el sistema solar) para ver completada la Esfera.

»La construcción de la Esfera de Dyson fue una empresa Conjunta de los colonos del Halo y los colonos Interiores. Estos últimos blandían un argumento tradicional... la necesidad de disponer de más energía. Los del Halo decían que "no debía permitirse que el Sol desperdiciase el 99.999999999 por ciento de su energía en calentar e iluminar espacio vacío, derroche digno del bárbaro Siglo Veinte".

»Ambas tecnologías siguieron desarrollándose. Y los colonos del Halo incluso descubrieron algo que los favoreció aún más.

Una imagen familiar pareció materializarse sobre sus cabezas. Era un juggernaut.

—Eso ya lo conocemos —dijo en voz alta Jonás—. Mide más de un kilómetro.

—Este ejemplar mide cinco milímetros —fue la respuesta de Oannes.

—¿Eh? —dijo Jonás, no muy elocuentemente.

—Al parecer, existía vida natural en el espacio. Estas criaturas parecían adaptadas a él. Se ignora si evolucionaron en un cometa de órbita irregular que se acercaba a algún sol, o a partir de esporas microbianas de origen planetario; o eran artificiales.

—No creo que lo hiciesen en un cometa —dijo Lilith—. No tendrían bastante masa como para acumular gran variedad de compuestos de carbono. Y entonces... Bueno, escuchemos.

—Los colonos del Halo se encontraron con una criatura mucho mejor adaptada que cualquiera de las que habían creado.

—Una imagen subrayó las palabras de Ordenador:

Un grupo de hombres con traje espacial trataban de poner un parche en el tronco de un árbol, del que escapaba un chorro de vapor blanco. El chorro hacía saltar al parche a varios metros antes de que lo recuperasen.

—De todos modos —dijo Oannes con una voz cargada de dramatismo —, el descubrimiento no tuvo la trascendencia que luego adquirió cuando quedó patente la terrible amenaza que pesaba sobre la recién concluida Esfera, y sobre toda la Humanidad...

Un nuevo cubo se dirigía hacia ellos, al tiempo que aumentaba el tamaño de sus aristas, mostrando las increíbles imágenes que danzaban en su interior.

La voz de Oannes enmudeció, en el mismo momento en que una siniestra nota de órgano subrayaba su punto y aparte.

XIV. SEDICIÓN

Yo soy la fuente de todos los Mundos materiales y espirituales. Todo emana de Mí.

BHAGAVAD-GITA (10. 8)

CERO

MANDALAS CONSTRUIDAS POR EL IMPERIO

Diámetro en km.

Vel. giro en rpm.

Poblacion en miles

Cantidad

Modelo 1

0,4

2,85

10

Modelo 2

1,2

1,67

200

Modelo 3

4

0,95

2.000

UNO

El eunuco irrumpió en la cabina del transbordador de salvamento como tifón en miniatura.

—¿Han conseguido hablar con la Vajra? Rápido, ¡explíqueme lo que está pasando!

Konarak le dirigió una mirada de desprecio, e hizo una señal al infante que estaba en la radio para que siguiera con su trabajo.

—Al parecer —empezó con una meditada lentitud que exasperó al gramani —, hemos sido traicionados por nuestros antiguos aliados de la Hermandad. Los religiosos capturaron a la Vajra en el espacio, viajaron hasta la Esfera, y destruyeron su nave de fusión. Ahora la Vajra vuelve a estar en poder de nuestros camaradas. Así como el transbordador en el que viajaban el doctor Yusuf y Hari Pramantha. Nos hablan desde él.

—¡Estupendo! —exclamó el eunuco riendo entre dientes. —La Vajra nos sacará de aquí... No será un viaje muy cómodo, pero eso es mejor que nada. Apártese —se dirigía al infante que se sentaba frente ala radio —, quiero hablar con su comandante.

El infante no se movió.

—Déjale el sitio al gramani —le dijo Konarak con una sonrisa cínica en los labios—. Veremos para qué lo quiere.

Jai gruñó algo contra los infantes de marina de la Utsarpini, mientras ocupaba el asiento.

—Comandante... Isvaradeva —dijo abriendo el canal —, ¡me alegro tanto de que se encuentren bien!

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