Read Marea oscura I: Ofensiva Online
Authors: Michael A. Stackpole
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
Han salido del planeta sin problemas. Ahora tenemos que conseguir que salgan del sistema.
—Pícaro Uno, capto movimiento en mi escáner —la voz de Pícaro Cuatro dominó el canal por un momento—. En 271 punto 30. Jaina giró en esa dirección y sintió un escalofrío recorriéndole la espalda.
—Por todo lo que hace feo a un hutt..
Una nave de guerra yuuzhan vong descendía lentamente desde el cinturón de asteroides con pequeños coralitas zumbando a su alrededor como las moscas en la carroña. La nave tenía la misma longitud que un destructor estelar imperial, pero, al ser ovalada, resultaba mucho más grande. Su estructura estaba veteada de roca negra, suave y cristalina, y de grietas escarpadas y desiguales que albergaban cavidades que, según supuso Jaina, debían de ser huecos para las armas y para los dovin basal que propulsaban la nave.
Desde el morro, y a lo largo de la nave y de la popa, crecían unos largos apéndices de coral rojo y azul oscuro. Los coralitas cubrían esos brazos como si fueran pulgones sobre una planta. Jaina supuso que los agujeros vacíos más grandes contenían los proyectores de plasma y, a juzgar por su tamaño en comparación con los coralitas, bastaría un solo disparo para derribar fácilmente un caza.
Las primeras naves de la caravana comenzaron a moverse. Emplearon la gravedad de Dubrillion para coger velocidad e introdujeron una ruta que les permitiría dar el primer salto del viaje a Agamar. No iban a seguir una ruta recta, ya que no querían guiar a los yuuzhan vong hasta el planeta. Y, lo que era más importante, al detenerse a medio camino para variar la ruta, tardarían menos días en llegar que dando un solo salto.
Los coralitas que orbitaban la nave grande formaron en escuadrones y atacaron la caravana. Los controladores de tránsito de combate del
Ralroost
comenzaron a designar objetivos entre los pilotos y enviaron órdenes de ataque a los diversos escuadrones de Dubrillion que se hallaban más cerca. Jaina miraba fijamente sus monitores. Las lucecitas que representaban a los cazas en pleno avance se dividían en pedazos en mitad de los combates y dejaban de existir.
Tras lo que a ella le pareció una eternidad, pero que en realidad fue demasiado poco tiempo, Gavin habló por el canal privado del intercomunicador.
—Pícaros, nos han asignado el objetivo denominado Roca-Uno. Moveos rápido y causad todo el daño que podáis. Os quiero a todos pendientes del resto.
El androide R5 de Jaina, un modelo granate y blanco, soltó un ronco lamento.
— ¿Qué te pasa,
Chispas
?
El androide dio un silbidito y visualizó el objetivo en el monitor principal de Jaina.
Por los huesos negros del Emperador, nos han asignado la nave de guerra
. En cierto modo, ordenar a un grupo de Ala-X que atacaran a una nave nodriza tenía sentido. Las grandes naves del Imperio siempre se habían mostrado vulnerables ante los ataques de los pequeños cazas. Los comandantes tácticos de la Nueva República lo sabían y empleaban los cazas de forma muy efectiva contra sus enemigos.
Sin embargo, Jaina se preguntaba si los yuuzhan vong sabrían que tenían que temer a los cazas.
—A tus órdenes, Uno —Jaina sonrió y aceleró—.
Chispas
, agárrate fuerte.
—Tienes a Doce contigo,
Palillos
.
—Gracias, Doce —Jaina miró su panel de armas—. Nueve, ¿utilizamos los torpedos de protones o sólo los láseres?
— ¿Tienes alguna razón para ahorrar torpedos,
Palillos
?
—Recibido, Nueve —Jaina activó los cuatro láseres y puso el dedo vacilante sobre el gatillo. Pensó que los láseres le servirían para alcanzar las defensas de las naves, y luego, en caso de encontrar un objetivo, podía soltar los torpedos.
La nave de guerra yuuzhan vong aumentaba de tamaño al acercarse los AlaX. El extremo de popa de la enorme nave se elevó y las espinas dorsales apuntaron hacia delante, en paralelo a la línea de navegación. En las puntas brillaban luces amarillas que soltaban ardientes bolas doradas de plasma dirigidas hacia las naves de la caravana.
Los disparos, que tenían un alcance de cinco kilómetros, no eran lo suficientemente precisos como para acertar a los pequeños cargueros. Aun así, todas las naves de la caravana tenían una ruta de vuelo establecida por si tenían que escapar del sistema. Si el fuego de los yuuzhan vong atravesaba esa ruta, la colisión sería inevitable.
A Jaina, el primer carguero en recibir un disparo le recordaba mucho al
Halcón Milenario
. El tiro de plasma le dio por estribor, atravesando limpiamente la cabina y penetrando lentamente en la nave, que comenzó a dar sacudidas como una piedra en un juego de sabacc. Los restos del fuselaje y los pasajeros empezaron a salir despedidos, mientras la nave daba vueltas a la deriva y se precipitaba hacia la esfera marrón que era Destrillion, condenada a arder en la entrada a la desolada atmósfera del planeta.
Jaina la vio morir y de repente sintió mucho frío, no físico, sino emocional.
Gente que huía y que no había pedido que atacaran su planeta acababa de ser asesinada, y morirían más si no hacían nada por impedirlo. Sin pensarlo, simplemente intuyendo las maniobras, dio la vuelta a su Ala-X y se dirigió hacia la nave yuuzhan vong. Giró la nave con los estabilizadores de babor, ascendió y voló al ras por la cubierta de la nave.
Movió los mandos levemente, girando a derecha e izquierda, y subiendo y bajando mientras avanzaba. Los coralitas pegados a las extremidades le disparaban pequeños chorros de plasma en corrientes doradas, pero sus maniobras impedían que la alcanzaran. Además, se dio cuenta de que los toscos agujeros de la nave contenían dovin basal que proyectaban agujeros negros para absorber sus disparos de láser, pero también atraían las trayectorias del plasma.
Mientras recorría la superficie de la nave, comenzó a disparar hacia los chorros de plasma, dejando que sus haces láser atravesaran la trayectoria del plasma, al igual que éste cortaba la ruta de vuelo de la caravana. Los dovin basal se veían obligados a proyectar vacíos en esas corrientes para absorber sus disparos. Y eso no sólo les agotaba, sino que proporcionaba cobertura al caza de Jaina.
Tiró de los mandos y ascendió en dirección a uno de los apéndices de la nave rocosa. Suponiendo que el mecanismo de dirección de los disparos de la nave se hallaba en la punta de aquellos brazos, Jaina soltó unas ráfagas hacia uno de ellos. Los dovin basal de los extremos absorbieron todos los disparos menos uno, que rozó la punta justo un segundo antes de que una ráfaga de plasma saliera despedida hacia la caravana.
Tiene sentido. Los dovin basal cubren los extremos, excepto en el momento previo al disparo
. Jaina pulsó la unidad de comunicación.
—Uno, las puntas son vulnerables. Crean una ventana previa al disparo. Voy a por una de ellas.
—Ten cuidado,
Palillos
.
—Como todos, Uno.
Jaina sintió que la inundaba una extraña paz mientras ascendía con su Ala-X formando una espiral alrededor de una de las extremidades. Los dorados disparos de plasma le pasaban de largo. Un par rozaron sus escudos, pero ella aumentó rápidamente la potencia en esos lugares. En la punta, los rayos se curvaban al pasar cerca de los haces de gravedad proyectados por los dovin basal. Ella disparó hacia esa zona, viró bruscamente a babor y dio media vuelta.
Jaina bajó de repente la velocidad a cero, y el Ala-X dio una vuelta de campana y se quedó flotando en el espacio, a quinientos metros del final de aquella espina.
Jaina miró dentro del apéndice. Tenía una válvula de tres valvas en su interior que le recordó a la válvula tricúspide del corazón. Las valvas se abrían durante uno o dos segundos, lo justo para soltar el plasma, y luego se cerraban, sellando el tubo. Resultaba casi elegante, pero era increíblemente primitivo en comparación con el caza que ella pilotaba.
Disparó unas ráfagas sobre la válvula. Los disparos de plasma dirigidos hacia ella se curvaban por el vacío que servía de escudo a la punta.
—
Chispas
, avísame cuando la anomalía gravitatoria vaya a desaparecer.
El androide dio un silbidito y luego, rápidamente, soltó un pitido agudo.
Jaina apretó los mandos para activar los torpedos de protones y lanzó un par de ellos. Los misiles rosados soltaron una llamarada azul y dieron en pleno objetivo. Un instante antes de ser alcanzada, la válvula se abrió, revelando un disparo dorado procedente de lo profundo de la extremidad. Los torpedos siguieron su trayectoria. Jaina aceleró a toda potencia e invirtió su Ala-X para alejarse de la nave yuuzhan vong.
En alguna parte en mitad del apéndice, los torpedos colisionaron con los chorros de plasma. La espina azul oscuro comenzó a agrietarse inmediatamente. De las grietas surgió un fuego de matices dorados y plateados, y la extremidad comenzó a deshacerse. El centro se vaporizó en una nube incandescente de coral yorik derretido. Una enorme bola de fuego se quedó atascada en la mitad superior de la espina en un ángulo extraño, y comenzó a girar y a sacudiese. Se golpeó contra otra espina y ambas quedaron destrozadas.
Otro par de torpedos se dirigieron hacia la primera extremidad. El primero pasó de largo por el borde derretido y brillante e impactó en la carcasa. La explosión abrió una gran brecha en la nave e hizo saltar el coral yorik por el espacio. El segundo consiguió penetrar en la espina y, cuando explotó en la base, ésta se estremeció.
—Buen disparo, Doce.
—Sigo tus pasos,
Palillos
.
Jaina rió mientras elevaba el caza por un instante, y luego aceleró y se alejó de la nave.
— ¡Para que se enteren!
—Se han enterado.
—Basta de charlas.
La orden de Gavin resonó en el canal de comunicación, pero no parecía enfadado.
—A tus órdenes, Uno —Jaina sonrió aún más cuando vio que el
Ralroost
se iba acercando al punto en el que saltaría al hiperespacio.
Lo estamos haciendo bien
.
Entonces su nave sufrió una sacudida. Miró a su alrededor, temiendo que un dovin basal hubiera atrapado sus escudos, pero no tenía ningún coralita cerca.
Su monitor secundario mostraba una anomalía gravitatoria en el sistema, pero, según las lecturas, era mucho más grande que la que podían generar los coralitas.
De hecho, la única vez que he visto algo así fue cuando simulé un combate contra un crucero clase Interdictor
.
A Jaina se le encogió el corazón. La nave de guerra yuuzhan vong había dejado de utilizar los dovin basal para dirigir la nave y los estaba empleando para generar un enorme pozo gravitatorio que impedía al
Ralroost
y a otra media docena de naves entrar en el hiperespacio en la ruta de Agamar.
Habrá que buscar otra ruta
.
Justo cuando se materializó ese pensamiento,
Chispas
silbó para anunciar que había recibido nuevos datos de navegación. Los estaba mirando cuando la voz de Gavin resonó en el canal de comunicación.
—Pícaros, el punto de salida hacia Agamar ha sido bloqueado. Ya tenéis el nuevo destino. El
Ralroost
ha recogido a los cazas, así que salid ya. Nos encontraremos allí en doce horas. Buen combate.
Jaina hizo doble clic en la unidad de comunicación. Volvió a mirar el destino, orientó el caza hacia una lejana estrella y se dirigió hacia allí.
Dantooine. Tengo ganas de volver a ver a Mara. Espero que esté descansada, porque si nos siguen, necesitará estarlo
.
Jacen Solo se despertó con una tos fuerte y ronca que le hizo sacudirse y lo debilitó. Los hombros y las caderas le dolían tanto que el dolor provocado por la tos se desvaneció. Abrió los ojos y vio que estaba sobre un suelo de brillo perlado. El reflejo que le devolvía no era tan preciso como el de un espejo, pero mostraba una imagen distorsionada de sí mismo en la que se veía en parte borroso y en parte desfigurado.
Que es exactamente como me siento
.
Llegó a la conclusión de que estaba colgado de una estructura situada en el techo. Podía sentir las correas en tobillos, muslos y muñecas. Las ataduras de las muñecas eran las peores, ya que le hacían girar los brazos y le inmovilizaban los hombros. Tenía los tobillos más elevados que los hombros y, desde su posición, no podía ver el dispositivo que le apresaba.