Read Marea oscura I: Ofensiva Online
Authors: Michael A. Stackpole
Tags: #Aventuras, #Ciencia ficción
Fueron tras ella y atravesaron unas lonas colgadas para sellar la entrada de la cueva. Más allá de las primeras lonas, Corran vio otras más, colgadas en el interior de la cueva y a cinco metros de la entrada. El espacio entre ambas lonas estaba repleto de cubos llenos de una sustancia oscura y espumosa que a Corran le recordaba anticongelante de motor. Desprendía una peste asquerosa.
El denso olor se colaba fácilmente por los filtros de polvo de los respiradores y se les pegaba a la garganta.
Pace abrió la segunda barrera de lona y la cerró tras ellos. Se quitó el respirador y aspiró profundamente. Corran hizo lo mismo. Aunque aún podía oler el líquido, el aire era mucho más limpio.
Señaló las lonas.
— ¿Qué hay en esos cubos?
Pace miró al grupo de estudiantes que estaba en el fondo de la caverna.
—Trista, ven aquí, por favor.
Una mujer esbelta de pelo negro, que a Corran le pareció que tenía la mitad de su edad, se acercó a ellos. Tenía la nariz respingona y un poco de tizne en la cara, pero, en lugar de afearla, la hacía más atractiva.
— ¿Sí, doctora Pace?
—Estos. . Jedi están interesados en tu teoría sobre la ecología de Bimmiel —Pace le indicó que se acercara—. Trista Orlanis, una de mis alumnas graduadas.
—Encantada —la joven sonrió, más a Ganner que a Corran, y este último se molestó un poco—. ¿Estáis al tanto de los descubrimientos del Imperio? Ganner asintió.
—Yo he leído el informe y se lo he resumido a Corran.
La sonrisa de Trista se amplió.
—Bien, entonces sabréis que Bimmiel describe una órbita elíptica, y que el equipo imperial realizó su investigación cuando el planeta se encontraba más cerca del sol. En ese periodo, naturalmente, Bimmiel se calienta y los polos comienzan a derretirse. La humedad resultante dispara el crecimiento de la vegetación. El calor también saca a los shwpis de su hibernación. Son herbívoros, así que se alimentan, se multiplican y comen más. No digieren la mayor parte de las semillas, así que las defecan y las convierten en abono.
"Hay otros animales que no toleran el calor, así que emigran hacia las regiones polares mientras la población de shwpis crece sin medida. Después, cuando el planeta vuelve a alejarse del sol, se enfría, lo que hace que esas criaturas se dispersen hacia las regiones ecuatoriales. En ese momento, los shwpis han arrasado el planeta, lo que provoca que las tormentas recojan y redistribuyan la tierra mediante la erosión del viento. La humedad vuelve a concentrarse en los polos cuando el planeta se enfría, y por eso ahora está tan seco. Los depredadores, sobre todo los slashrats, son expertos en moverse por las dunas que se forman. Se alimentan de los shwpis que no han encontrado una madriguera en la que hibernar.
Ganner asintió lentamente.
—El equipo imperial no notificó la existencia de los slashrats porque no se encontraban en la zona que investigaron.
—Así es. Sospechaban de la existencia de las criaturas, pero no disponían de tiempo para confirmar la teoría —Trista señaló las lonas—. Lo que hay ahí es esencia de slashrats. Ése es el olor que desprenden cuando llevan varios días muertos. Los slashrats se mueven por la arena, siguiendo el rastro que los shwpis dejan al pasar por encima o por debajo de las dunas. El olor a muerto les impide avanzar. Muchas criaturas consideran que el olor a podrido de los de su especie es una señal de peligro. Aquí estamos a salvo porque no pueden entrar por la roca que rodea estas cavernas.
Corran se subió las gafas hasta la frente y se quitó el respirador.
—Me alegra saber que están bien, doctora Pace, pero no nos ha traído aquí para darnos una lección de ecología bimmieliana. Le sorprendió saber que los asaltantes no eran humanos.
—Quizá no seas tan tonto, Jedi —la doctora Pace indicó a Corran que entrara en la caverna. Ganner les siguió, pero la doctora alzó una mano para detenerlo—. No, espera aquí. De él me fío. De ti, no sé.
Ganner sonrió burlón, pero no dijo nada.
Corran le guiñó un ojo y se adentró en la caverna. El pasadizo disminuyó de altura, lo que obligó a Corran a agacharse mientras descendía hacia el interior del planeta. Luego comenzó a estrecharse, y finalmente se amplió mucho, dando acceso a una estancia grande y circular, iluminada y ocupada por media docena de estudiantes que trabajaban con brochas y pequeñas espátulas para retirar la arena. Había otros dos en una mesa, pasando un digitalizador por unos artefactos y revisando los datos que aparecían en sus datapads.
La doctora Pace se paró junto a Corran.
—No prestamos mucha atención a estas cavernas hasta que la tormenta nos atrapó en ellas. Quitamos la arena del pasadizo y descubrimos esta cámara. La arena entró aquí gracias a las lluvias, así que las capas se fueron apilando sólidamente y a un ritmo constante con el paso de los años.
No tenemos una cronología fiable, pero cuando comenzamos a investigar descubrimos algo que puede llevar aquí unos cuarenta o cincuenta años. Les llevó hasta un ordenador.
—Jens, visualiza el escáner AR-312.
Mientras la chica solicitaba esos datos, la doctora Pace se volvió hacia Corran.
—Hemos recuperado un cuerpo, los restos momificados de una criatura. Por lo que sabemos, se escondió aquí y fue aniquilada por los slashrats. Las marcas de dentelladas en los largos huesos y la carne desgarrada coinciden con. .
Corran dejó de escuchar cuando la imagen holográfica de una calavera apareció en la lámina del holoproyector. Tenía una pequeña cresta ósea y era más grande que un cráneo humano. Los rasgos estaban más marcados, y el ordenador acentuaba las líneas de las fracturas y las deformidades de la cara.
Tenía los pómulos rotos y desfigurados, así que la cara estaba achatada hacia la izquierda, y la nariz destrozada.
— ¡Por los huesos negros del Emperador!
La doctora Pace asintió.
—No es muy guapo. Huesudo, con garfios y garras en manos, codos, hombros, dedos de los pies, talones y rodillas. Mató al menos a dos slashrats.
También poseía objetos que hemos recuperado: la armadura y algunas armas.
Es un hallazgo de gran importancia. No he visto nunca nada parecido.
—Ese es el problema, doctora. Yo sí —Corran se estremeció, recordando la imagen de los cadáveres yuuzhan vong que había visto en el informe de Luke Skywalker—. Creo que éste es uno de sus saqueadores de objetos, y si ya habían estado antes aquí, no veo por qué no habrían de volver.
Una rápida ojeada a las instalaciones de ExGal bastó para demostrar lo eficaz de la advertencia que los yuuzhan vong habían dejado en la puerta. Luke no encontró señales de vida, pero había muchas pruebas de la intensa violencia con la que los yuuzhan vong odiaban la tecnología. Habían reducido a pedazos la maquinaria, y la cantidad de líquido oscuro que formaba huellas y salpicaba las paredes daba a entender que los yuuzhan vong no habían tenido reparos a la hora de sufrir daños físicos en su orgía de destrucción.
Luke sintió un escalofrío al visualizar la imagen, que cristalizó en su mente mientras se agachaba para tocar una sangrienta huella con el dedo. Su incapacidad para detectar a los yuuzhan vong mediante la Fuerza le perturbaba en gran medida, pero tenía la esperanza de que eso fuera lo único raro de ellos.
Su aparente fanatismo, evidenciado por su voluntad de sufrir daños en la realización de sus creencias, los alejaba muchísimo de lo que a él le parecía un comportamiento normal. Luke conocía especies famosas por su estoicismo ante el dolor, pero los yuuzhan vong parecían ir todavía más allá.
También sabía que su percepción de la furia yuuzhan vong estaba probablemente exagerada por la ausencia de la información que normalmente le proporcionaba la Fuerza. En el pasado, en otros escenarios de destrucción, había sido capaz de captar huellas subliminales de la ira. Eso le permitía calibrar la profundidad de las emociones de los causantes, dando mayor o menor importancia a la destrucción que presenciaba. Corran dijo una vez que la diferencia entre esa impresión y la prueba física de la violencia podía indicar si el escenario del crimen había sido manipulado para que un simple asesinato pareciera un robo chapucero.
Pero esto es más que una manipulación
. El Maestro Jedi se levantó lentamente y miró a Jacen.
— ¿Encuentras algo útil?
Su sobrino levantó un muñeco decapitado.
—Es uno de esos juguetes con circuitos dentro para que aprenda frases y cosas así. Es inofensivo, pero lo destrozaron como si fuera otro ordenador.
R2-D2 pasó por encima de un montón de paneles de circuitos aplastados y soltó un silbido nervioso.
—Es evidente que a los yuuzhan vong no les pareció un juguete inofensivo —Luke negó con la cabeza—. Desde su punto de vista, era tan abominable como el resto de este equipo.
Jacen frunció el ceño un instante, pero su expresión se suavizó y asintió lentamente.
—Si piensan que las máquinas son malas, entonces esto sería algo diseñado para corromper a los más pequeños. Y, en vez de eso, ahora es un juguete roto destinado a un niño que nunca lo disfrutará —el cuerpo quebrado del muñeco cayó de entre sus manos y fue a parar a un montón de escombros.
Luke se acarició la barbilla.
—Lo que no veo es ningún cambio a consecuencia del holocausto provocado por los yuuzhan vong. Las plantas verdes no han conseguido entrar aquí...
—Quizá no le haya dado tiempo —Jacen movió los escombros con el pie—. Creo que percibí en el sudoeste una concentración de las formas de vida debilitadas y enfermas. Eso situaría estas instalaciones entre ellas y nuestra nave.
Luke pensó un momento y reprimió una sonrisa. El tono imperturbable de Jacen al referirse al bombardero como "nuestra nave" le incluía automáticamente en una misión de reconocimiento. Luke hubiera preferido dejarle con R2-D2, pero se dio cuenta de que no tenía forma de saber si los yuuzhan vong estaban cerca, y, por tanto, no podía garantizar que Jacen estuviera más seguro en la estación que a su lado.
—Está bien, pero primero tomaremos precauciones. Revisaremos la torre de comunicaciones y veremos si puede transmitir datos. Si es así, la conectaremos con la nave y utilizaremos los intercomunicadores para realizar sobre la marcha un informe de lo que veamos. La nave clasificará los datos. Erredós lo transmitirá todo si nos cortan las comunicaciones o si empleamos determinadas palabras clave.
Jacen sonrió tímidamente.
—A mí no se me hubiera ocurrido tomar esa precaución.
—Hemos venido para aprender todo lo que podamos y para salvaguardar el resto de la Nueva República.
Su sobrino levantó la cabeza.
—Y para ver si logramos encontramos algo que pueda ayudar a curar a Mara, ¿no?
Luke asintió.
Eso también. Nuestra misión es más importante que nosotros. No vamos a arriesgarnos a lo tonto, pero no vamos a ignorar nuestro deber, ¿entiendes?
El joven asintió.
—Sí, Maestro Skywalker.
Tras arreglar la instalación de la antena de telecomunicaciones ayudados por R2-D2, ambos se quitaron las túnicas Jedi y se pusieron los uniformes de combate A/KT. A Luke, el mono ajustado le recordaba mucho a su uniforme de piloto, aunque éste era de un color verde tan oscuro que casi parecía negro.
Llevaba codos y rodilleras, y estaba acolchado en pecho, espalda, brazos y piernas para añadir protección. Habiendo oído por boca de Mara lo fieros que eran los yuuzhan vong en la lucha, Luke no quería correr riesgos.
Si ellos llevan armadura, nosotros también
. Tiró de unas correas para ajustarse más el traje, y se puso un casco y unos guantes. También se colocó unas gafas.
Por último, se ajustó una pistola láser en el cinturón y se colgó el sable de un enganche del traje.
—Estoy listo.
Jacen asintió.
—Yo también.
El traje de Jacen parecía idéntico al de Luke, excepto por el color. Era rojo oscuro, mucho más oscuro que el color de la sangre seca. Luke se dio cuenta de que el tono del traje camuflaría la sangre en caso de que Jacen resultara herido, un pensamiento que le hizo estremecerse. Dejó que la calma fluyera tras esa idea, recordándose que, gracias a la Fuerza, él sabría si Jacen estaba herido o no.
También le consoló la certeza de que su sobrino era bastante inteligente.
—Sólo vamos a recopilar información, Jacen. Esta excursión no tiene nada de heroico.