La formación de América del Norte (12 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Historia

BOOK: La formación de América del Norte
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Pero el 8 de junio de 1610, justamente cuando los hombres de retorno estaban por atravesar la entrada de la bahía de Chesapeake para entrar en el océano abierto, se encontraron con tres barcos que llegaban de Inglaterra con trescientos nuevos colonos y grandes cantidades de toda clase de provisiones. Los viejos colonos se volvieron, y Jamestown fue nuevamente una empresa en marcha, después de escapar por un pelo al abandono.

El hombre que estaba al mando de la nueva flotilla era Thomas West, Lord De La Warr, quien había sido nombrado por la compañía gobernador de la colonia. El capitán de los barcos era Samuel Argall. Ese mismo año hizo viajes a varios puntos de la costa, en busca de suministros, y divisó otra bahía al norte de la de Chesapeake. Al extremo de la tierra situada al sur de la bahía lo llamó cabo De La Warr, en honor del gobernador. Este nombre no perduró, pero «De La Warr», habitualmente escrito «Delaware» fue más tarde aplicado a la misma bahía, al río que desemboca en ella y, finalmente, a la tierra que se extiende por la costa occidental de la bahía.

El 28 de mayo de 1611 De La Warr retornó a Londres en busca de nuevos colonos y suministros y permaneció allí durante un año; murió antes de que pudiese volver. Durante su ausencia, la tarea de gobernar la colonia recayó en sir Thomas Dale, quien llegó el 10 de mayo de 1611 y fue subgobernador.

Por primera vez desde la partida de Smith hubo una mano fuerte que dominó la colonia. En verdad, Dale trató a los colonos implacablemente, obligando a todos a colaborar. No se dio alimento a quienes no hacían su parte de la labor.

Un colono llamado John Rolfe introdujo una importante modificación. Aprendió los métodos indios para cultivar tabaco, mezcló una cepa de tabaco nativo con variedades importadas de las Antillas y, en 1612, obtuvo un producto que era superior a todo lo conseguido antes. Había gran demanda de tabaco en Inglaterra, pese al hecho de que el rey Jacobo odiaba mortalmente el hábito de fumar; y, en 1614, cuando llegaron los primeros envíos de la mezcla de Rolfe, fueron vendidos inmediatamente a elevados precios. Finalmente, Virginia había encontrado su fuente de riqueza.

Rolfe, que era viudo, sirvió a Virginia también de otra manera. El 5 de abril de 1614 se casó con Pocahontas y, de este modo, se aseguró la permanente amistad de Powhatan
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.

Entre la conducción de Dale y el tabaco de Rolfe, la colonia comenzó a expandirse a lo largo de las orillas del río James. Aunque más de diez mil colonos habían llegado y muerto allí, los sobrevivientes ascendían al menos a mil en 1617. Sin duda, el invierno siempre se cobraba sus bajas, pero ahora la población era suficientemente elevada como para asegurar la supervivencia, excluyendo catástrofes extraordinarias.

En 1619, sir George Yeardley fue gobernador de la colonia, y bajo su gobierno se hizo un notable progreso. La población era lo bastante grande y extendida como para hacer difícil el gobierno de un solo hombre. En Gran Bretaña existía la tradición de la colaboración de representantes electos de la población con el rey, y Yeardley recibió instrucciones de la compañía para establecer una colaboración similar en Virginia.

Cada uno de los once distritos de la colonia debía elegir dos representantes (eran llamados
burgesses
, una vieja palabra inglesa que significa «hombres libres») para que actuasen como una especie de parlamento local. El 30 de julio de 1619 los veintidós
burgesses
así elegidos se reunieron en una iglesia de troncos para constituir la Cámara de los Burgesses, que fue la primera asamblea electiva y representativa que hubo en una colonia inglesa de ultramar. En los dos meses que duraron sus sesiones aprobó leyes e hizo recomendaciones para introducir cambios en las viejas leyes, con lo que sentó el precedente.

Hasta 1636 la Cámara de los Burgesses fue elegida por el voto de todos los adultos varones; pero, a medida que se desarrolló la colonia, se formó una especie de estratificación social. Había quienes tenían tierras y quienes no las tenían, y el voto fue restringido a los que poseían cierta cantidad de tierra. Como los terratenientes eran conservadores, habitualmente, y estaban de acuerdo con el gobernador y con los que estaban en el poder en Inglaterra, a menudo la Cámara de los Burgesses era un organismo títere de ninguna importancia. Sin embargo, su existencia, por muy lejos que estuviese de la perfección democrática, simbolizaba la transferencia del gobierno representativo de Inglaterra a las colonias, y éste fue, en algunos aspectos, el mayor don que la madre patria podía haber dado a los futuros Estados Unidos.

También, en 1619 empezaron a llegar a Virginia jóvenes mujeres, enviadas con el preciso propósito de que fuesen esposas de los colonos. En ese mismo año se creó una fundición de hierro en Virginia, un pequeño signo de la industrialización futura.

Finalmente, en ese año decisivo se produjo un suceso significativo. El crecimiento de las plantaciones de tabaco aumentó la necesidad de mano de obra en los campos. Los ingleses que llegaban a Virginia no bastaban para tal fin, y muchos de ellos no estaban dispuestos a realizar el duro trabajo que se necesita para el cultivo del tabaco. ¿Por qué no llevar esclavos negros, pues, a quienes obligar a hacer ese trabajo por la fuerza?

En agosto de 1619 un barco holandés llevó unos veinte negros a Virginia. Otros fueron llegando poco a poco, más tarde. Fue el trabajo barato de los negros lo que hizo que los campos de tabaco (y más adelante los campos de algodón) fuesen más provechosos que nunca, y fue la esclavitud negra lo que aferró a los Estados Unidos a una institución que haría un daño infinito y cuyos males han persistido, aún después del fin de la esclavitud misma, hasta el presente.

Mientras tanto, se gestaban problemas con los indios. A medida que las colonias se expandieron por el río James, los indios comprendieron que no había límites razonables para la expansión europea (y, ciertamente, nunca se les ocurrió a los colonos ingleses que la presencia de los «paganos» fuese un obstáculo para la explotación de esas tierras). Mientras vivió Powhatan, éste mantuvo la paz; pero murió en 1618, y le sucedió su hermano Opechancano.

Opechancano tenía cerca de ochenta años a la sazón, pero abrigaba un rencor contra los colonos que se remontaba a la época en que había sido capturado por John Smith y tratado con el desprecio reservado para los que eran considerados como salvajes ignorantes y paganos. Opechancano no olvidó.

Ahora planeó cuidadosamente una ofensiva para expulsar a los colonos de Virginia. En un ataque sorpresivo, el 22 de marzo de 1622, fueron muertos 347 europeos, un tercio de la población total. El resto logró rechazar el ataque. Llegaron más armas y los colonos buscaron la venganza, efectuando tres incursiones al año en las que mataban indios y destruían sus cosechas. En 1625 lograron sorprender un poblado indio y mataron a mil indios.

Después del primer ataque indio los colonos ya no estuvieron en peligro. Sólo los indios sufrieron, y, en 1636, Opechancano se vio obligado a convenir la paz en términos muy desfavorables para los indios.

Esto sentó el precedente para los dos siglos y medio de historia india que seguirían. Primero, se producía una constante invasión de los blancos. Los indios, acosados, respondían del único modo que podían, dada su inferioridad en armas: con un ataque por sorpresa. Tal ataque, invariablemente llamado una «matanza» en nuestros libros de historia, era rechazado después de sufrir grandes bajas. Luego venía el contraataque, que era llevado a cabo sin remordimientos y causaba muchas más bajas entre los indios. Los indios mataban mujeres y niños, lo cual era cuidadosamente anotado con detalle en las historias. Los blancos mataban mujeres y niños también, pero esto raramente era mencionado.

El resultado de todo esto fue que los indios quedaron debilitados y retrocedieron —cada vez más— en todos los conflictos. Finalmente, toda la tierra quedó en manos de los colonos europeos y sus descendientes.

El ataque indio de 1622 dio a Jacobo I una oportunidad. Desaprobaba que Virginia fuese gobernada por una compañía privada, pues sostenía unas exaltadas teorías sobre la realeza, y le inquietaban las crecientes pretensiones del pueblo inglés, expresadas a través del Parlamento. Además, España protestaba constantemente por la existencia misma de Virginia, y Jacobo, ansioso de paz, pensó que podía tener que retirar a los colonos y quiso tenerlos bajo su control.

Así logró arrancar Virginia del control de la compañía. El 16 de Junio de 1624 dejó de ser una «colonia propietaria», esto es, una colonia controlada por propietarios privados. En cambio, se convirtió en una «colonia real», bajo el control directo del rey, a quien en lo sucesivo el gobernador debía dar cuenta. Pero Jacobo no trató de poner fin a la institución de la Cámara de los Burgesses, de modo que las consecuencias sobre el desarrollo interno de Virginia como resultado de este cambio de gobierno fueron escasas. De hecho, los Burgesses fueron aun más poderosos bajo el rey de lo que habían sido bajo la compañía.

La colonia siguió expandiéndose. La pérdida de población por el ataque de Opechancano de 1622 fue rápidamente compensada por la constante afluencia de colonos, de los que en 1630 había 3.000 en Virginia. Las plantaciones y las ciudades siguieron extendiéndose por las márgenes del James y luego por las del río York también, que estaba a dieciséis kilómetros al norte del James y seguía un curso paralelo hasta la bahía de Chesapeake.

Toda la península comprendida entre los cursos inferiores de los ríos James y York fue cercada para protegerla de los indios, y la región ocupada fue dividida en colonias.

Opechancano, que aún gobernaba a los indios y no había cedido realmente, trató nuevamente de detener la expansión. El 18 de abril de 1644 este indio notable (que tenía ya cerca de cien años) lanzó otro ataque por sorpresa que, se supone, dio muerte a unos 500 colonos. Murieron más que en el primer ataque de un cuarto de siglo antes, pero también la población era mayor, de modo que fueron más los que quedaron vivos para lanzar un contraataque, que fue más sangriento que el anterior.

Opechancano fue capturado y muerto, y el poder indio en Virginia oriental se derrumbó definitivamente. Los colonos ingleses se expandieron al Norte, hasta el río Potomac, a unos cien kilómetros al norte de Jamestown.

Pero la región situada al norte del Potomac ya no era Virginia, y para explicar cómo ocurrió esto debemos volver a Inglaterra.

Maryland

La religión oficial de Inglaterra, establecida por Enrique VIII y reforzada por su hija Isabel II, era la Iglesia de Inglaterra (o «anglicanismo»), una forma suave de protestantismo no muy diferente del catolicismo. La mayor diferencia particular era que aquélla no reconocía la supremacía del Papa y el jefe de la Iglesia era el monarca inglés. Muchos ingleses pensaron que era menester resistir contra esto y siguieron siendo católicos.

No se hizo ningún intento en Inglaterra para desarraigar por la fuerza el catolicismo. Sin embargo, el gobierno sentía considerables recelos contra los católicos, porque, al defender al papa contra el rey (o la reina), parecían estar siempre al borde de la traición. Por ello, les puso muchos obstáculos legales.

Pero, en general, la fuerza del protestantismo entre la población inglesa aumentó a medida que avanzó el siglo XVI, y muchos hallaron el anglicanismo demasiado suave para su gusto, demasiado parecido al catolicismo.

Jacobo I se halló más enfrentado con los protestantes extremos, quienes dominaban en forma creciente un Parlamento al que los católicos no podían ser elegidos. Eran los protestantes extremos, pensaba Jacobo, quienes cuestionaban las prerrogativas reales a las que él se aferraba fuertemente. Entre su disgusto por los protestantes radicales y su deseo de mantener la amistad con España, Jacobo I tendió a adoptar una actitud amistosa hacia los católicos.

Y algunos de sus consejeros eran aun más cordiales con el catolicismo que el rey. George Calvert, por ejemplo, era un importante miembro del gobierno y gozaba mucho del favor de Jacobo. En 1625 anunció que se había convertido al catolicismo. Esto significó que debió renunciar a todos sus cargos oficiales.

Pero eso no le enajenó la amistad de Jacobo. Calvert tenía grandes propiedades en Irlanda, una de las cuales era llamada Baltimore. Jacobo lo nombró par con el título de Barón de Baltimore. Jacobo murió ese mismo año, pero la posición de Baltimore no se vio afectada. Jacobo fue sucedido por su hijo, quien reinó como Carlos I. Éste fue aun más favorable al catolicismo que Jacobo. Se había casado con Enriqueta María, hija del rey Enrique IV de Francia (cuyo hijo reinaba ahora en Francia como Luis XIII); ella era católica y aprovechó toda oportunidad para influir sobre su marido a favor del catolicismo.

Lord Baltimore había sido miembro de la Compañía de Virginia, y ahora se le ocurrió que podía establecerse en América una colonia donde los católicos pudieran asentarse y gozar de libertad. (Era la inversa de la idea de Coligny, de más de medio siglo atrás).

Su primera idea fue fundar tal colonia en Terranova, que aún era territorio no ocupado. Hasta puso colonos allí en 1621, pero el intento fracasó rápidamente porque el clima de la isla era sumamente inhóspito. Baltimore visitó Terranova en 1627 e invernó allí, de modo que pudo comprobarlo por sí mismo. Pasó a Virginia en 1628, halló el clima mucho más benigno, por supuesto, y volvió a Inglaterra en 1629 decidido a formar una colonia católica en el Sur.

Pidió a Carlos I que le asignara tierras en la región de Virginia. No ocultó el hecho de que tenía intención de establecer a católicos allí, pero, puesto que trataba de obtener el permiso de un gobierno protestante, dejó en claro que también los protestantes serían bienvenidos y no sufrirían discriminaciones políticas. Así, desde el comienzo, tal colonia fue concebida como un lugar de cierto grado de tolerancia religiosa.

Carlos estaba bien dispuesto, pero, el 20 de junio de 1632, poco antes de que se diera término a las formalidades, Lord Baltimore murió. Su hijo, Cecil Calvert, segundo barón de Baltimore, reasumió la tarea. Se le otorgó para su colonización la parte de Virginia que estaba al norte del río Potomac, que todavía no estaba ocupada.

En noviembre de 1633, bajo la conducción de Leonard Calvert, hermano menor de Cecil, unos 220 colonos (protestantes tanto como católicos) abandonaron Inglaterra en dos barcos. Tres meses más tarde llegaron al promontorio que está inmediatamente al norte de la desembocadura del Potomac.

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