James Potter y La Maldición del Guardián (38 page)

BOOK: James Potter y La Maldición del Guardián
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—Honestamente, no esperaba verle en el interior del castillo esta noche, James —dijo el gran mago curiosamente.

James no sabía exactamente cómo responder.

—Eh, ¿no? ¿Dónde esperaba que estuviese?

—Esta noche es una noche bastante importante para muchos estudiantes. Tengo entendido que incluso a aquellos que no tienen intención de participar les gusta observar los procedimientos. Les gusta tener una impresión de cómo podría progresar la temporada.

Una repentina sensación de hundimiento llenó a James. Sus mejillas se quedaron frías.

—Oh no… —dijo, abriendo mucho los ojos— ¡Es esta noche! ¡Por eso había menos personas de las que esperaba en el pasillo! ¡Ya ha comenzado!

—¿Es posible que lo olvidara?—dijo Merlín, una extraña sonrisa recorrió sigilosamente su cara—. Asumí que era bastante fanático del Quidditch. Si se apresura, espero que todavía pueda ver el final de las pruebas.

James apenas le oyó. Giró sobre sus talones y corrió a lo largo del pasillo, maldiciendo su mala memoria. Si no hubiese estado tan obsesionado preocupándose por el estúpido Club de Defensa, habría sabido que la primera reunión coincidía con las pruebas de Quidditch. Ni Rose ni Ralph optaban por entrar en los equipos, así que ni siquiera habrían considerado la coincidencia. James había estado practicando todo el verano para tener la oportunidad de estar en el equipo de la Casa Gryffindor. Quería compensar desesperadamente su catastrófica actuación en las pruebas del año pasado. Además, Albus estaría allí ahora mismo, optando al equipo Slytherin en la maldita escoba de Tabitha Corsica. James sentía un impulso obsesivo de estar allí cuando eso ocurriera, pero en realidad no sabía si era porque quería proteger a Albus o sabotearle.

James subió a toda prisa las escaleras, gritando la contraseña para entrar en la sala común. La Señora Gorda le regañó duramente por difundir la contraseña al pasillo entero, pero James apenas la oyó, deslizándose a través del hueco del retrato en el momento en que la pintura empezaba a balancearse para abrirse. Agarró su escoba de debajo de la cama, bajó las escaleras de dos en dos hasta la sala común, y sintió otra punzada de pánico mientras cruzaba la sala vacía. Todo el mundo estaba ya abajo en el campo, vitoreando, observando las pruebas, apoyando al equipo. Se suponía que James debía estar allí.

La Señora Gorda todavía le regañaba cuando James se abrió paso por el hueco del retrato y se precipitó escalera abajo. ¿Cómo podía haberlo olvidado? Si creyese que era posible, casi pensaría que Tabitha Corsica en cierta forma lo había planeado para que estuviese ausente, simplemente para que no pudiese interferir con la prueba de Albus. Al mismo tiempo, a una parte distante de él le preocupaba perderse la primera reunión del Club de Defensa. Probablemente Rose se daría cuenta de a dónde había ido tan pronto como reparase en su ausencia, pero aún así, sería una decepción y un contratiempo. ¿Había aparecido Merlín en ese momento exacto justo para sabotear la primera reunión del Club de Defensa? Después de todo, estaba claro que el director tenía extrañas formas de saber qué ocurría en el colegio. Merlín sabía lo importante que era el Quidditch para James. ¿Era posible que hubiese hechizado a James para que olvidara las pruebas, sólo para recordárselo estratégicamente en el último momento, manteniéndole así alejado de la reunión del club?

Frustrado y molesto, salió precipitadamente por la puerta principal del castillo y cruzó velozmente el patio. Cuando giraba hacia el campo de Quidditch, oyó el sonido enloquecedor de vítores y silbidos. Había casi anochecido, pero James podía distinguir las figuras de los jugadores de Quidditch cerniéndose sobre el campo, sus capas ondeando alegremente al viento. Era muy tarde, pero James no podía resignarse a volver. Maldijo su suerte otra vez. ¿Cómo podía haber olvidado las pruebas de Quidditch? No habría creído que fuera posible. ¿Qué les diría a su madre y a su padre? ¿Cómo podría convivir con sus compañeros de Casa? Desde luego, Scorpius Malfoy lo aprovecharía bien. Ya veo, Potter, diría, olvidaste las pruebas, ¿verdad? Extraño. Y estábamos todos esperando con expectación que nos asombraras e impresionaras con tu actuación. Quizás te acordarás el año que viene.

La multitud ya se iba cuando James llegaba al campo. Se encontró a sí mismo pasando trabajosamente a través de ella, sin saber realmente qué estaba buscando pero negándose a abandonar. Consideró el subirse a su escoba y simplemente salir volando sobre el campo, pero se resistía a atraer demasiada atención sobre sí. Finalmente llegó a la hierba del campo y entrevió al Capitán de Quidditch de Gryffindor, Devindar Das, recogiendo las escobas de la Casa.

—¡Dev! —llamó James, jadeando— ¡dime que no es demasiado tarde!

Devindar se detuvo y volvió la mirada atrás.

—¿Dónde estabas, James? Se acabó. Estaba deseando ver lo que podías hacer este año.

—Lo olvidé completamente... de algún modo... —admitió James desesperadamente— ¡Déjame hacerlo de todos modos! ¡Estoy listo!

Devindar negó con la cabeza.

—No puedo, James. Todas las posiciones están tomadas. Honestamente, tenemos una alineación bastante fuerte. Te necesitaremos más el próximo año, una vez Hugo y Tara se gradúen.

James se quedó sin habla. Se detuvo en el acto, respirando fatigado tras su sprint hacia el campo. Miró alrededor impotentemente, a los estudiantes y jugadores que se iban. Louis Weasley se estaba acercando desde la tribuna de Hufflepuff.

—¿Qué te ha pasado, James? —le dijo Louis— Albus te estaba buscando.

James se pasó una mano por el cabello, frustrado.

—No quiero ni hablar de ello. ¿Qué tal lo hizo Albus?

—Oh, estuvo absolutamente brillante —contestó Louis con entusiasmo— Victoire dice que fue la mejor prueba de primer año que ha visto nunca. ¡Apuesto que fue el mejor desde tu padre incluso! Va a ser el Buscador de Slytherin. Es perfecto, en cierto modo, ¿no te parece? Quiero decir, tu padre fue Buscador para Gryffindor su primer…

—Sí, sí, lo capto Louis —interrumpió James agriamente— ¿Se ha ido ya?

—Sí, todo el equipo volvieron juntos. Albus dijo que te dijera que bajes con Ralph si puedes. Está bastante excitado por todo esto. Iba a escribir a tus padres antes que nada. Apuesto a que estarán absolutamente orgullosos.

—Sí —murmuró James, arrastrando su escoba y dirigiéndose a la parte de atrás del campo— Es genial. Hasta la vista, Louis.

—Lo siento de verdad, James —dijo Rose mientras subían las escaleras hacia la sala común— Nunca se me ocurrió comprobarlo. Y Ralph no es precisamente muy fanático del Quidditch, así que ni se hubiese dado cuenta. Me lo figuré de inmediato y asumí que habías ido corriendo al campo. Entonces, ¿no hubo suerte?

—Fue un absoluto fracaso —se quejó James—. Me lo perdí todo. Sin embargo, parece como si Al hubiera dado mil vueltas a todo el mundo. Va a ser el Buscador de Slytherin.

—Oh —contestó Rose alegremente—, bueno, eso es realmente estupendo, ¿no? Se verá muy elegante con sus protecciones y la capa verde. Apuesto a que tu madre y tu padre estarán muy contentos.

—Realmente desearía que la gente dejara de decir eso —dijo James sombríamente.

—No te culpo de estar enfadado por haberte perdido las pruebas, James, pero que estés celoso de Albus…

—¡No estoy celoso, Rose! —exclamó James— ¡Todo es un truco! ¡Tiene que serlo! ¡Los Slytherins simplemente están tendiéndole una trampa!

—¿Y por qué harían eso? —preguntó Rose simplemente—. ¿Si fuesen tan malévolos como dices, no estarían intentando enterrarle en vez de apoyarle?

—Ya no trabajan de ese modo. Ahora todos son unos mentirosos y tienen dos caras. El club Garra y Colmillo de Tabitha es sólo la versión de este año del Elemento Progresivo. Fueron los que apoyaron el debate donde ella dijo que mi padre era un mentiroso y un fraude. De veras creen que Voldemort fue un gran tipo y que la gente como nuestros padres ha mentido acerca de él todos estos años.

—Nadie cree realmente esa necedad —contestó Rose—. Simplemente queda bien mecer la barca. De cualquier forma, Albus puede cuidar de sí mismo. No es tonto.

James frunció el ceño.

—Él no conoce a Tabitha como yo.

—Bueno —dijo Rose, cambiando deliberadamente de tema— el Club de Defensa fue bien. Tuvimos veintiséis personas, lo cual está realmente bien considerando que las pruebas de Quidditch eran esa noche. En su mayor parte, sólo hablamos de los objetivos del club y fijamos las reglas. Te pondré al tanto más tarde. Luego repasamos algunos hechizos Desarmadores fundamentales, solo para que todos empezáramos al mismo nivel.

—¿Quién dirigió la clase? ¿Tú? —preguntó James mientras se acercaban al retrato de la Señora Gorda—. No puedo imaginarme que Ralph te dejara convencerlo de mostrar a nadie cómo realizar el hechizo Expelliarmus. No confía mucho en su propia varita con ese tipo de cosas, aunque es mejor de lo que solía ser.

—No —contestó Rose lentamente— Ralph no lo hizo. Y yo tampoco. Sin embargo, fue muy bien.

Rose dijo la contraseña y el retrato se abrió. La Señora Gorda fulminó a James con la mirada, recordando su conducta de antes. El sonido de risas estridentes y música se derramó a través del hueco del retrato.

—¿Entonces quién? —preguntó James, repentinamente desconfiado. Siguió a Rose a la abarrotada sala. Scorpius Malfoy holgazaneaba en el sofá cerca de la chimenea. Levantó la mirada y sonrió socarronamente cuando James y Rose entraron.

—Qué bien que aparezcas, Potter —dijo arrastrando las palabras—. Tengo entendido que encontraste la forma de faltar a dos citas al mismo tiempo esta noche. No es que te echáramos de menos, exactamente.

—Calla, Scorpius —dijo Rose, sentándose al otro extremo del sofá—. En realidad deberíamos discutir planes para la siguiente reunión del club. Apreciaría que los dos pudieseis encontrar la forma de ser considerados el uno con el otro.

—¿Realmente le pediste que diese la clase? —dijo James, señalando a Malfoy—¡Tienes que estar de broma!

Malfoy sacó sus gafas de un bolsillo y se las puso.

—Ésta no es realmente tu noche, ¿eh, Potter? Ánimo. Deberías considerarte afortunado de que no esté interesado en estar en el equipo de Quidditch; de otra manera, no habría estado disponible.

—Mirad los dos —exclamó Rose antes de que James pudiese contestar—, tenemos asuntos más importantes que discutir que ver cuánto os podéis molestar el uno al otro. Por si no lo habéis notado, el Club de Defensa sirve para un propósito más importante que simplemente darnos algo que hacer una noche a la semana.

—¿Cuánto le has contado? —exigió James— ¡Por si no lo has notado, en su familia son todos mortífagos! Podrías querer pensártelo dos veces antes de confiar en él.

—Técnicamente, mi padre nunca fue reclutado, de hecho. Creí que lo sabías —dijo Scorpius, sosteniendo la mirada de James—. Pero si te refieres a si me habló de sus sospechas acerca del director, no, no lo hizo. Ya era bien consciente de ellas. Por muy duro que pueda resultar para ti creerlo, estoy del mismo lado que tú, Potter.

—¡Ja! —escupió James—. ¡Ahí es donde te equivocas! No estoy de acuerdo con lo que los dos pensáis de Merlín. Incluso si hay algún malévolo complot en marcha, sospecharía que tu familia estaba involucrada antes de señalar a Merlín. ¡Él salvó esta escuela el año pasado!

—Ya hemos discutido todo esto, James —dijo Rose, haciendo un gesto a James para que mantuviese la voz baja—. Scorpius no aprueba algunas de las cosas que su familia ha hecho en el pasado. Esa es parte de la razón por la que está aquí en Gryffindor. Y ya sabes lo que vimos en el Espejo. No hay duda de que tenemos que ser precavidos en cuanto al director. Por ahora, todo prueba que está aliado con…

—Todo prueba que has sospechado de él desde el principio —exclamó James—. Pero estás equivocada. Ambos estáis equivocados, y voy a probarlo.

Scorpius entrecerró los ojos mirando a James.

—Bueno, espero que lo hagas. Sospecho que muchos de nosotros encontraríamos cierto consuelo en esa prueba. Hasta entonces, sin embargo… —Scorpius apuntó su varita perezosamente hacia la silla al lado del sofá—… quizá sería buena idea hacer lo que dice Rose. Tenemos un Club de Defensa que preparar. Y parece muy empeñada en que tú y Ralph Deedle seáis parte de él. De todos modos, si sentarte en la misma sala con un Malfoy es demasiado para ti, por mí puedes marcharte a cualquier otro sitio. Hay una cama arriba con tu nombre en ella.

James rechinó los dientes. Nada había ido bien en toda la noche. Y ahora no podía ver ninguna otra opción que sentarse y planear lo que Scorpius Malfoy iba a enseñar en la siguiente reunión del Club de Defensa. Era singularmente humillante. Casi no podía resignarse a hacerlo. Todavía tenía su escoba con él, recordándole su segundo fracaso en formar parte del equipo de Quidditch. Todo lo que quería hacer era regresar arriba, meterla de vuelta bajo la cama, e intentar olvidar todo este desastre. Pero Rose le estaba mirando suplicante, obviamente esperando que James pudiera superar su aversión innata al chico pálido lo suficiente como para darles una oportunidad de poner en marcha el Club de Defensa.

Suspirando resignado, James apoyó la escoba junto a la chimenea y se lanzó a la silla.

—Bien —dijo—, ¿qué hay que hacer a continuación?

Rose aplaudió con emoción.

—¡Gracias, James! Sabía que podía confiar en ti. Scorpius es en realidad un maestro bastante bueno, pero es difícil para algunos Gryffindors escucharle. Todavía hay muchos prejuicios contra el que haya un Malfoy en Gryffindor, y tenerle dirigiendo la clase sólo empeora las cosas. De todos modos, si tú estás allí, eso realmente ayudará a dar a Scorpius la credibilidad que necesita.

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