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Authors: Dominique Lapierre y Larry Collins

Esta noche, la libertad (81 page)

BOOK: Esta noche, la libertad
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Madanlal Pahwa
, 20 años, marinero convertido en refugiado. Era el único del grupo que lo tenía todo perdido. Signo particular: dispuesto a todo para vengarse de los musulmanes. Condenado a cadena perpetua
[Pahwa fue puesto en libertad el 13 de octubre de 1964. Murió en Mumbai en el año 2000 (Nota adicional)]
.

Vishnu Karkaré
, 37 años, posadero que se convirtió en militante extremista. Signos particulares: vegetariano, transformó su fonda en depósito de armas. Condenado a cadena perpetua
[Karkaré salió de prisión el 13 de octubre de 1964. Murió en Ahmednagar (Estado de Maharastra) el 6 de abril de 1974 (Nota adicional)]
.

Gopal Godsé
, 29 años, hermano del asesino, tenía un almacén en Poona. Signo particular: no sabía disparar con pistola pero estaba dispuesto a todo para matar a Gandhi. Condenado a cadena perpetua
[Gopal Godsé fue excarcelado a finales de 1965. Murió en Poona el 26 de noviembre de 2005, a los 86 años (Nota adicional)]
.

Digambar Badgé
, 39 años, traficante de armas y fabricante de chalecos blindados. Signos particulares: 37 arrestos, una sola condena. Testigo de cargo, fue puesto en libertad.

Manu y Abha, las sobrinas-nietas de Gandhi, en las exequias del anciano líder.

Lord y Lady Mountbatten y millones de indios acompañaron al Mahatma Gandhi a su pira funeraria.

La ceremonia de la cremación.

Envuelto en un simple sudario de
Khadi
, una guirnalda de algodón en torno al cuello y la cabeza reposando en una almohada de flores, el liberador de la India va a ser conducido a su pira funeraria. Luego las cenizas serán llevadas a la confluencia del Ganges con el Yamuna y entregadas al agua que se había llevado las cenizas de millones de indios anónimos, cuyas penas y alegrías había hecho suyas. Gandhi se fundiría entonces, para siempre jamás, en el alma colectiva de su pueblo.

EPÍLOGO

L
a muerte de Gandhi debía lograr lo que su vida no había podido conseguir. Puso fin a las matanzas religiosas en las ciudades y aldeas de la India.

Ciertamente, subsistirían los antagonismos, pero asumirían la forma de conflictos clásicos disputados por ejércitos nacionales en los campos de batalla. El asesinato de Birla House era el último sacrificio de la guerra civil y religiosa que asolaba la India desde hacía dos años.

El asesino, Nathuram Godsé, fue apresado en el acto con el revólver en la mano. No opuso ninguna resistencia. La captura de sus cómplices se produciría poco después. Narayan Apté y Vishnu Karkaré cayeron en las redes de la Policía a causa de una mujer. El 14 de febrero, día de san Valentín, fiesta de los enamorados, Apté se ocultaba en un hotel de Bombay cuando oyó llamar a la puerta. Creyendo abrir a su amante, se encontró en presencia de tres inspectores. Los policías había descubierto sus relaciones con la hija de su cirujano-jefe. Interceptando una conversación en su mesa de escucha, tuvieron conocimiento del lugar de su cita.

Nathuram Godsé, el asesino, Narayan Apté, su socio, el posadero Karkaré, Mandanlal Pahwa, el joven refugiado rebelde que había colocado la bomba del 29 de enero, Gopal Godsé, hermano menor de Nathuram, Savarkar, el fanático inspirador del movimiento hindú extremista, el doctor Parchuré, el homeópata que había facilitado el revólver, y, por último, el criado de Digambar Badgé, comparecieron ante la justicia para responder del asesinato del Padre de la nación india.

Desde el comienzo del proceso, que se abrió el 27 de mayo de 1948, Nathuram Godsé reivindicó para sí la entera responsabilidad del homicidio. Declaró que sólo razones políticas habían determinado su gesto y negó toda participación de sus coinculpados. Se negó a someterse al único procedimiento que tal vez hubiera podido beneficiarle con circunstancias atenuantes, un examen psiquiátrico. Fue condenado a la pena capital.

La sentencia fue idéntica para su socio Narayam Apté, que pagaba así su cita incumplida con la azafata de «Air India». En efecto, su presencia en Gwalior al lado del asesino el día en que fue encontrada el arma del crimen le valió la pena capital. Otros cinco conjurados fueron condenados a cadena perpetua. El doctor Parchuré apeló y logró ser absuelto. Savarkar fue igualmente absuelto por falta de pruebas. En cuanto al falso
sadhu
Badgé, añadió un nuevo triunfo a su asombroso palmarés: puesto a disposición de la acusación, ni siquiera fue inculpado.

Pese a las apremiantes peticiones de clemencia enviadas por los hijos del Mahatma Gandhi y por gran número de sus discípulos, el más íntimo compañero del profeta de la no violencia, Jawaharlal Nehru, se negó a intervenir para salvar la vida de Nathuram Godsé y de Narayan Apté. Habiendo sido rechazado su indulto, al amanecer del 15 de noviembre los condenados fueron conducidos al patíbulo de la prisión de Ambala para ser «colgados hasta morir».

Hasta el fin, Apté se había negado a creer en su ejecución: conservaba la inquebrantable convicción de que le salvaría un indulto en el último momento. En tal sentido había leído en las líneas de su mano el augurio. Al descubrir al pie del patíbulo hasta qué punto la quiromancia no era una ciencia exacta, se derrumbó. Fue necesario arrastrarle hasta la horca.

Nathuram Godsé declaró en testamento que no tenía más bien que legar a su familia que sus cenizas. Decidió, sin embargo, aplazar su entrada en la inmortalidad hasta que se realizara el sueño por el cual había cometido su crimen. Desafiando la costumbre hindú, pidió que sus cenizas no fuesen sumergidas «en un río que vaya hacia el mar», sino conservadas hasta el día en que pudieran recibirlas las aguas del Indo deslizándose a través de un país reunido por fin bajo la dominación hindú. Murió valerosamente.

Vir Savarkar, el fanático que había teledirigido tantos asesinatos políticos, falleció en 1966, en su cama, de muerte natural a los ochenta y tres años.

Después de su absolución, el doctor Parchuré regresó a su consulta de homeópata. En la actualidad continúa curando los pulmones de los habitantes de Gwalior con sus drogas a base de granos de cardamomo, turiones, cebollas y miel.

Temiendo por su vida, el falso
sadhu
Badgé abandonó su tienda de Poona para irse a vivir a Bombay en un piso puesto a su disposición por la Policía. Allí, reanudó el ejercicio de la profesión por la que era honorablemente conocido en toda la provincia, la fabricación de chalecos a prueba de balas. En la actualidad, es un próspero artesano. Sus chalecos cuestan mil rupias (setecientos francos) y están tan solicitados que es preciso esperar seis meses para recibirlos.

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