El rebaño ciego (49 page)

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Authors: John Brunner

Tags: #Ciencia ficción

BOOK: El rebaño ciego
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4 al día

Squiggle
(doctor)

HALKIN. —
A la querida memoria de Roger, Belinda y Teddy, víctimas de un cruel y no provocado ataque de un maníaco en este nuestro bienamado país. RIP.

En esta oficina del edificio del trust Bamberley (aún había una grieta no reparada en el techo, pero esto no tenía importancia): Tom Grey, maldiciendo. Era un hombre que raramente maldecía. Pero tenía un doloroso panadizo en el dedo índice de su mano derecha, y aquello acababa de hacer —por octava o novena vez aquel día— que errara una tecla crucial en la lectora del ordenador que estaba utilizando.

Querido señor Chalmers: Tenemos el gusto de adjuntarle cheque por un importe de 14.075,23 dólares relativo a su reclamación contra esta compañía por motivo del desgraciado fallecimiento de su hijo William. Et retraso en remitírselo ha sido debido a las lamentables pero recurrentes bajas por enfermedad que han diezmado nuestro personal en los últimos meses.

—¿Angie? Aquí Denise. ¿Está Doug…? …Sí, por supuesto, debe ser terrible para él precisamente ahora. Pero si tiene que acudir a su consulta esta tarde… Estupendo. Nada serio, no. Sólo ese dolor de cabeza, y las náuseas… Sí, pero nunca había sufrido migraña en toda mi vida.

Disturbios en New Fillmore East. Body English no se presentan a su concierto. Faringitis aguda.

—Master Motor Mart, buenos días… No, lo lamento, pero está en el hospital. Sufrió serias quemaduras cuando los trainitas nos bombardearon.

CENTRO DE BELLEZA NANETTE:

CERRADO HASTA NUEVO AVISO

En los almacenes de Empresas Prosser Pete Goddard con acidez gástrica. Indudablemente debida a las preocupaciones. No se ha sentido con derecho a molestar al doctor McNeil, precisamente ahora con esa epidemia de tifus. Así que simplemente se mantiene tragando pastillas de la caja que ha comprado en la farmacia. Anti… algo.

—¡Oh, mierda! ¡De acuerdo, aquí está… otro paquete de filtros!

Gracias por su reciente carta dirigida al Sr. Stacy. Desgraciadamente, el Sr. Stacy murió en 1974. Sin duda nuestro actual director general, el Sr. Schwartz, se sentirá complacido de tratar su consulta inmediatamente después de su regreso de Nuevo Méjico. Sin embargo, acabamos de saber que ha sufrido una indisposición y que no podrá viajar hasta final de mes.

INTESTADO:
Stanway
, Brian Alderson, B. Med. Cualquier persona teniendo algo que decir contra la sucesión del arriba mencionado deberá ponerse inmediatamente en contacto…

En su destartalada habitación del hotel: Peg Mankiewicz, hirviendo de rabia y diciéndoselo a su máquina de escribir. Desnuda de cintura para arriba debido al calor y molestándole incluso los panties que tenía que llevar debido a que le había venido la regla.

Mala, este mes. Curioso. Generalmente eran muy cortas, pero esta vez era ya el noveno día y seguía sangrando. Tendría que ir a ver a un ginecólogo. Pero de momento con unos tranquilizantes pasaba. Tenía un trabajo urgente que hacer.

Estaban manteniendo a Train incomunicado. Por supuesto, lo negaban… decían que era él quien rechazaba ver o hablar a nadie, ni siquiera a un abogado. ¡Sucios embusteros! (Aunque por supuesto si el shock había causado una recaída de sus antiguos trastornos, una segunda y más fuerte depresión…)

No. Estaban mintiendo. Tenía la absoluta convicción de ello, y tenía que decirlo tan fuerte que todo el mundo pudiera oírlo. De todos modos, más de la mitad del país era ya de la misma opinión.

De tanto en tanto, cuando paraba un momento de escribir a máquina, se rascaba la inflamación que tenía en su muñeca izquierda.

—¡Zena, querida! ¡Zena!… Oh, Dios. ¿Cuánto tiempo pasará aún antes de que llegue ese maldito doctor?

I
N
M
EMORIAN:
I
SAIAH
J
AMES
P
RICE
W
ILLIAMS, NACIDO EN 1924 EN
C
ARDIGANS
H
IRE,
G
ALES, VILMENTE ASESINADO EN
G
UANAGUA,
H
ONDU
(resto destruido. Por un bomba de mortero.)

…tanto como puede esperarse, de acuerdo con los médicos personales que le atienden. Oficiosamente, se dice que el Presidente sufre de…

Estimado Señor: Aunque comprendemos que la situación en su país es hoy muy difícil, debemos INSISTIR en solicitar una respuesta a nuestras cartas del 2 de mayo 3 de junio, 19 de julio y 11 de agosto. Era deseo especial dé nuestro hijo Leonard ser enterrado en nuestro nicho familiar si algo irreparable le ocurría.

—¡Esos retortijones me están matando! ¡Tiene que darme otra inyección o no podré hacer el show de esta noche!

—Si le administro otra inyección, es cuando no podrá hacerlo, señorita Page. Se quedará dormida ante las cámaras.

Trescientos sesenta mil fans acudieron a Nashvilte para asistir al funeral de Gran Mamá Prescott, muerta en Nueva York de pulmonía agravada por extrema obesidad.

—¡El siguiente!… Oh, infiernos, ¿otra vez usted, Train? De acuerdo, siéntese y sírvame otra ración de sus trabalenguas. ¡Yo tan sólo soy un pobre e ignorante médico de prisión! ¿Qué es lo que le ha dado dolor de barriga esta vez? ¿Alguna otra cosa de la prisión que su delicada constitución no puede…? ¡Hey! ¡Levántese! ¡He dicho LEVANTESE… es una ORDEN!

—¡Hey! ¡Enfermera! ¡Aprisa!

Un Héroe Americano: Jacob Bamberley ………………………33

Un relato personal de sus últimos días, por Gaylord T. Etliot.

(Reproducido de Colorado Patriot.)

En un Howard Johnson que exhibía aún las cicatrices de unos recientes disturbios motivados por las subidas de precios: Hugh Pettingill. Aún sin su máscara, que hubiera deseado no tener que quitarse para comer porque el hedor era insufrible, el emplaste que llevaba para proteger las llagas purulentas alrededor de su boca disimulaba sus rasgos. Sin embargo, no dejaba de mirar ansiosamente a su alrededor mientras se obligaba a tragar los panqueques que eran el único plato que quedaba del menú del día.

El café era horrible. Probablemente no era en absoluto café. Desde los jigras, se decía que en muchos lugares era granos de maíz tostados o incluso bellotas.

Otros dos o tres bocados más y seguiría su camino. No muy aprisa. Cristo, sólo que el coche resistiera…

COMO CONSECUENCIA DEL FALLECIMIENTO DEL LLORADO PRESIDENTE DE LA ANGEL CITY INTERSTATE MUTUAL INSURANCE CORPORATION, LAS COTIZACIONES EN BOLSA DE LAS ACCIONES DE LA COMPAÑÍA QUEDAN SUSPENDIDAS HASTA EL PRÓXIMO MARTES.

Nombre:
BURKHARDT, Baird Tolliver

Dirección:
2202 S. Widburn

Tipo de siniestro:
FALLECIMIENTO (fallo cardíaco)

* Beneficiario:
Viuda

(* Si no es el propio titular.)

¡Querida Lucy! ¡Hace tanto que no tengo noticias tuyas! Ya sé que este no es el mejor lugar del mundo en lo referente a servicios postales, pero entre los pocos momentos agradables de esta estancia de dos años aquí el principal es cuando el avión correo llega y aterriza deslizándose sobre sus patines. Escríbeme rápido, por favor. Estoy impaciente por verte cuando vuelva a Auckland, lejos de esta eterna blancura potar.

R
ELATIVO A
: Familiares de OBOU, Hippolyte (Mayor),
edad
24,
fallecido
en Noshri,
causa
disparo.

R
ESOLUCIÓN:
Pensión denegada, por no haberse producido la muerte en servicio activo.

—¿Cuál es su nombre?… Por favor, estoy intentando ayudarla. ¡Nombre! ¿Cómo se llama?
¡Nombre!

—¡Maua! ¿Quieres follar, soldado? Veinticinco francos una vez, cien francos toda la noche, pequeño.

—Oh, Dios. Está ida, como todos los demás. Aquí, que alguien venga… ¡Hey, suéltame, pequeña puta!
¡Hey!

ESTA ES MI ULTIMA VOLUNTAD Y TESTAMENTO. Yo BERTIL OLAV SVENSSON, residente habitualmente en el 45 de Vasagatan, Malmo, hallándome en perfectas facultades mentales y no habiendo probado o ingerido alimento alguno envenenado en Noshri (contrariamente a algunos rumores), pero habiendo diagnosticado en mí mismo una variedad de tracoma resistente a toda terapia conocida y que inevitablemente me conducirá a la ceguera, y habiendo decidido terminar con mi vida, LEGO TODOS MIS BIENES A…

—Cristo —dijo. Y repitió—: ¡Cristo! Es como si el mundo estuviera…

—¿Desmoronándose? —ofreció ella, y cuando él no dijo nada en contra asintió con la cabeza. No había mirado en dirección a él. Estaba observando los tanques y los vehículos blindados que se aproximaban a los hambrientos amotinados. Una piedra perdida había astillado el cristal de la ventana, pero lo habían sujetado con cinta adhesiva para evitar que entrara el aire de fuera.

—¡Pero no puedo ir a la Cámara con un… un maldito
tubo
saliéndome de ahí! —ladró Howell.

—Sí, lo sé —suspiró el doctor—. ¿Pero quiere usted vivir para ser gobernador, o morir en dos semanas?

—¿Tan malo es?

—Senador, intente aguantar sin orinar durante un día o dos, y verá si prefiere el catéter o no.

—¿Y a qué demonios es debido eso?

—No lo sé. Lo siento. Estoy esperando el informe del laboratorio, pero últimamente se están demorando hasta diez días.

El mando de las fuerzas armadas fue asumido hoy por el coronel Joku Amnibadu, como consecuencia de la indisposición del general Kaika. Se rumorea que el general de brigada Plitso, generalmente citado como su sucesor, se halla en Suiza para someterse a un examen médico.

Limpiando el parabrisas de su —su de ellos— coche: Jeannie Goddard. Al llevar a Pete al trabajo aquella mañana los limpiaparabrisas no habían podido con el grasiento depósito dejado por la última lluvia. Y deseaba ver claramente su camino a la clínica prenatal. Quería saber de una vez por todas si aquellas constantes náuseas era algo que tenía que soportar, o bien necesitaba un tratamiento Pero la factura subía ya…

Bueno, era por el bien de la criatura después de todo, no para ella.

—Oh, nada de que preocuparse, señora Mason. Algo muy corriente en nuestros días, esa blefaritis, absolutamente nada que ver con el estrabismo de su niñita. Debo haber visto al menos otros veinte o treinta casos similares al suyo el mes pasado. Le daré una nota para su médico de cabecera… es el doctor McNeil, ¿no?… y…

—El número que ha marcado se halla fuera de servicio. Por favor, cuelgue y…



El número que ha marcado se halla fuera de servicio…



El número que ha marcado…


—Aquí la operadora, ¿puedo ayudarle en algo?… Sí, señor, pero debe darse cuenta que en este momento nos hallamos muy escasos de personal… Bien, señor, ¿cuál es el problema? Tengo montones de otros… ¿Puede deletrear, por favor?… H-E-N-L… Henlowe. Sí, señor, un momento tan solo. Oh, aquí está. Todas las llamadas a ese número han sido transferidas a… ¿Qué?… Bueno, señor, en la ficha que tengo aquí delante dice que su hermana está haciéndose cargo de su niñita hasta que salgan del hospital… No lo sé, señor pero la ficha lleva fecha de… ¿Perdón?… Oh, de nada. —¡Hijo de puta!

En esta oficina, ante su hermoso escritorio antiguo: el doctor Clayford. Sonó el teléfono.

—¿Sí?… ¡No, no aceptaré una llamada de mi mujer! Dígale que espere hasta que haya terminado mi consulta de la mañana. Sabe que no debe molestarme en el trabajo.

Colgó bruscamente el teléfono y miró hacia la puerta intentando identificar quién era el próximo paciente. Pero sus rasgos parecieron difuminarse, y ahí estaba de nuevo esa molestia en el ángulo de su ojo derecho.

Curioso.

Todo parece oscilar.

Y ese condenado ruido. Deberé quejarme a la policía de…

—¿Doctor? ¡Doctor!

Duele. La nariz y los pómulos. Los síntomas son…

—¡Enfermera, creo que el doctor ha perdido el conocimiento!

En su magnífico despacho, Roland Bamberley firmando una carta a sus abogados relativa a los fallos descubiertos hasta entonces en los purificadores de agua Mitsuyama y solicitando su consejo sobre la posibilidad de iniciar una demanda por incumplimiento de contrato. Se interrumpió tras haber puesto su nombre de pila porque su brazo había quedado agarrotado por un repentino calambre. Lo agitó y continuó: Bam…

De nuevo, sin ningún preaviso, el terrible dolor. Miró a su mano aferrando la pluma y vio con sorpresa lo blancos que estaban sus dedos. Los flexionó experimentalmente. La pluma cayó sobre el papel y dejó un largo rastro negro; la carta tendría que volver a ser mecanografiada.

Pero no podía sentir sus dedos, sólo el calambre.

Alzó su mano izquierda y empezó a masajearse la derecha con ella. Pasó un minuto; el dolor también.

—¡Deja tranquila esa pelota! ¡Es de Rick!

—¿Qué? Oh, mierda, ya sé que era de Rick, pero como Zena dijo que se ha ido y que ya no volveré más.

—¡Sí volverá! Suelta esa pelota… ¡así! Ahora la pondré de nuevo donde la encontraste, para que cuando Rick vuelva encuentre todas sus cosas bien arregladas allá donde las ha tenido siempre… ¡No te quiero!

No hubiera debido intentar lavarme este pie en el agua del mar, pensó Tab. Pero cuando pisas un clavo que sale de una tabla de madera, y su oxidada punta traspasa toda la suela de tu zapato y te hace una herida, y no puedes permitirte el lujo de pagarte un dispensario…

Se obligó a sí mismo a olvidar el dolor y la hinchazón y la molesta humedad del pus. Un transeúnte estaba girando la esquina allí delante. Avanzó cojeando hacia él.

—Oiga, amigo, ¿no me podría dar…?

—¡No!

LAS COSAS AQUÍ YA NO SON LO MISMO SIN TI ¡AHORA ESTAMOS HACIENDO REALMENTE UN BUEN TRABAJO!

¡Era una broma! Todo nuestro cariño a Mel, con nuestro deseo de un pronto restablecimiento, la banda de la oficina.

Querido sargento Tatum

Me complace comunicarle que, teniendo en cuenta su largo período de servicio, tiene usted garantizado un 48 por ciento de su pensión final. Honestamente hubiera deseado que fuera más, pero naturalmente comprenderá usted que es necesario diferenciar entre las heridas en acto de servicio que provocan una jubilación anticipada, y el contraer una enfermedad, aunque esta sea tan seria como la polio.

(En todas las paredes, una tras otra y tras otra, de California a Nueva Escocia, pintado o garabateado o dibujado con tiza o incluso grabado, el mismo slogan acompañado del mismo signo: ¡DETENEOS, ME ESTÁIS MATANDO! 0x)

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