Ustedes mismas no se dan cuenta de la altura del plano en que están viviendo. Es un plano en donde el común mortal no puede respirar. Es el plano en el que con un pensamiento se hace un milagro; con una oración se transforma una situación, se rompe una cadena, se logra un empleo para un desempleado, una casa para que viva un sin-techo, se le da la salud a un enfermo y la vida a un moribundo. Es el plano de todas las posibilidades y donde no existe el imposible. Sólo con un pensamiento; con una oración; con un deseo amoroso y puro; con ver la verdad que desenmascara la mentira; con saludar el Cristo Interior del prójimo.
Semejantes trabajos no los pueden hacer los empleados de abajo. Las capacidades de los empleados de abajo no alcanzan sino para desempeñar sus humildes tareas; ganar sus humildes salarios y tratan de ganar su pequeño cielo cumpliendo con la ley terrena de dar limosnas, comprar billetes para una rifa de caridad, jugar en canastas benéficas, asistir a costureros para los pobres, y reunir ropas, comida, dinero, para los damnificados. Todo material y externo. Pero el UNGIDO no está obligado a nada de esto.
Y así como el Presidente de la Compañía hace mal quitándole su fuente de trabajo al telefonista, el Iniciado, el Ungido, hace mal apropiándose las tareas de los pobres empleados de abajo, pues esto equivale a poseer una mesa repleta de manjares de banquete, y voltearse a quitarle los caramelos al hijito de la portera.
¿Por qué creen Uds. que el terremoto respetó a mis discípulas, que les pasó por encima y no solamente no las tocó, sino que no las asustó casi? Por la misma ley que hace que el fiscal no pueda castigarlas. Porque son Ungidas y la Ley dice: "no toquéis a mis Ungidos". Porque mientras más alta la conciencia espiritual y más adelantado el discípulo, más resguardado y protegido está contra males, cataclismos, sustos, afanes, menos preocupaciones y ninguna ocupación a favor de damnificados (los cuales están cumpliendo sus karmas y pagándolos por medio de cataclismos).
Es una oportunidad inmejorable para decirles que si ustedes, o algunos de ustedes, todavía se encuentran "en penas", como dice la Biblia, es que no están cumpliendo muy bien la Ley. Tienen que esforzarse un poquito más, cuidar más el pensamiento, el perdón, el amor, y sobre todo meditar mucho esto de que viven en un plano superior. Yo diría que ustedes están trabajando abajo en lugar de trabajar arriba, donde les corresponde; porque hay una regla que no falla, y es que aquél que se está ocupando de lo que no debe, se le resta su paz y no puede trabajar en lo que debe.
Por ejemplo, te piden ayuda, favores, exigencias, y tú crees que porque eres metafísico estás más obligado que nadie a responder, y te lanzas a trabajar y a luchar en pro de aquello que te han exigido. Nada de eso: Hay que aprender a decir que no. Más que nunca hay que pedir luz y esperar que nos la den. Hay que tener calma y no precipitarse a agitar el cuerpo en las tareas de los empleados de abajo. Si tú tienes el privilegio de entrar sin anunciarte en la habitación secreta del Altísimo, y basta con tu pensamiento, tu oración y tu tratamiento espiritual para que se solucione aquel problema en armonía para todo el mundo, bajo la gracia y de manera perfecta ¿qué tienes tú que salir corriendo, sirviéndole de chofer a todo el mundo para recoger ropas, comida, dinero, para salvar vidas y desenterrar muertos, sí para todo eso hay quien lo haga? ÚNICAMENTE EN EL PLANO SUPERIOR NO HAY SINO UNOS CUANTOS ESCOGIDOS... ¡y tú eres uno de éstos!
Pero todo esto te resta tu paz y no puedes trabajar en lo que se espera de ti; se necesita la tranquilidad de tu cuerpo, la calma de tu circulación, la alegría de tu alma. Se necesita tu sonrisa placentera. Tu paz... esa paz que tanto trabajo, meditación, oración y estudio te ha costado. Que es tu merecido por derecho de conciencia.
¿Tú me quieres decir que yo debo ver todas estas necesidades sin mover un dedo? Me preguntas escandalizado. Precisamente, es sin mover el dedo, pero moviendo tu mente y tu espíritu. Y no te lo voy a volver a enseñar porque ya me fastidia repetírtelo. Ya tú sabes muy bien qué es lo que debes hacer.
Ahora, si nada de esto te satisface; si no me crees; si tu conciencia maternal te pide que salgas a cargar el mundo sobre tus hombros, por Dios, ve y cárgalo; pero no te quejes después si tus hijos se portan peor que nunca, si parece que lo hicieran a propósito en estos terribles momentos, si se te va la cocinera, se revientan los tubos de agua, se acatarra tu mamá y a tu papá lo amenaza un infarto, etc. etc. Es que te devolviste a donde tú vivías hace unos añitos. Preferiste el mundo, el plano terreno, el diablo, y con el poder que ahora has desarrollado le inyectaste energía a ese pasado que se estaba durmiendo suavemente.
¡Pero, carga el mundo en tus hombros como Atlas! sólo que pregúntate primero cuál es el motivo detrás de tu actuación. ¿Es para que digan: qué buena y generosa es? o para que piensen: ¡mira, como ni siquiera se molesta! Y te pido que recuerdes que el Presidente de la República despliega más sabiduría que tú. Su actuación se limita a hablarle a la Nación, a reunirse con sus Ministros y a dar órdenes. (NO se le ve correteando la ciudad en busca de potes de leche condensada! Ese no es su cometido, como tampoco es el tuyo.
Así como tú no haces sino contemplar admirada el trabajo de una colonia de hormigas arrastrando el ala de una mosca, y no se te ocurre ayudarlas con tu dedo porque sabes que las desorganizas y las desmoralizas, asimismo, si te metes en lo que no te incumbe, desorganizas, desmoralizas, el orden de los factores en el planeta, y le restas un obrero a la grandísima obra de los Maestros, pues tú eres ya como un gran faro en el mar cuyo único oficio es iluminar el camino a miles de barcas en la noche. Tú eres como el gran reflector en un barrio, que hace ridículas las velitas de sebo de antaño. Eres parte del chorrerón de energía pránica que reparte salud y bienestar por oleadas de vibraciones, sin necesidad de ir de puerta en puerta distribuyendo potes de leche condensada.
Oye. Que no es egoísmo conservarte al margen observando las hormigas. Fíjate que los Maestros de la Sabiduría no se vienen a entremezclar con los humanos para hacerles el bien. Mientras más altos, más alejados del detalle. Pero es más grande su campo de radiación. Ya estamos sirviendo a Dios, a la Vida y a los Maestros. Ya estamos en octavas intermedias, y voy a explicarles lo de las octavas:
Los Maestros dicen que si la oración no viene de la octava en donde está ocurriendo la necesidad, ellos no pueden aportar el menor alivio.
Vean mentalmente un piano. El piano tiene siete octavas. Nuestro número cabalístico: SIETE. Digamos que. la Tierra vibra en las tonalidades de las notas más oscuras del piano, o sea en los tonos más bajos de todos. Supongamos que alguien toca una melodía en esos tonos. ¿No les parece que sería feísimo y ridículo que alguien acompañara esa melodía en el sector estridente del piano? ¿Sería risible, verdad? Eso no es armonía. Bueno, pues eso es lo que se llama acudir a la misma octava en que ocurre la necesidad, o sea que el acompañamiento a una melodía, como la contestación a una oración, tienen que ocurrir en la misma octava, o por lo menos en la misma vecindad vibratoria.
Digamos que los Maestros, los seres de Luz, Dios en una palabra, están en las octavas altas del piano, nosotros en las octavas más bajas. Las vibraciones de las notas bajas son muy lentas y las de las notas muy altas son de alta frecuencia, o rapidísimas. No se acompañan armoniosamente. No se llena el vacío, no se satisface la armonía. No se ha contestado la oración. Hay que buscar lo que llaman en electricidad "un transformador", o algo que acople aquellas dos fuerzas. Ese transformador, ese acoplador, ese mediador ¿en dónde está? En el centro del piano. Y ese centro somos nosotros. En otras palabras, nosotros vemos la necesidad con los ojos del cuerpo, y acoplando la mente al plano espiritual, formamos un puente por donde pasa la energía de los altos planos para corregir la falla de abajo.
¿Ven ustedes la indispensabilidad del mediador? Pero si el mediador se coloca en el lugar de las vibraciones bajas, lo único que hace es aumentar la gravedad y restar mediación. Da su apoyo a lo grave y feo que está ocurriendo abajo y le quita posibilidad de pasar a la corriente superior.
Por eso fue que yo los puse a todos a hacer el tratamiento de la LUZ VIOLETA, todos al mismo tiempo. Allí tienen Uds. un puente maravilloso para que los Maestros lo utilicen y vieron cómo no siguió el terremoto, sino que el equilibrio se restableció por medio de mini-sismos que no dañaron a nadie.
Ahora, si todas son fieles a sus tareas mentales-espirituales de las luces, estaremos ayudando real y efectivamente a los Maestros, los seres de luz y las fuerzas superiores a pasar esta Era que es de transición, para que pueda entrar lo positivo, el Cielo a la Tierra, sin los cataclismos que ocurrirían si no hubiera una octava mediadora actuante.
Por supuesto que los Maestros deben estar muertos de risa por la forma en que estoy explicando todo esto, pues estoy formando una ensalada que debe ser muy curiosa para ellos. Pero eso no importa. Lo que importa es que ustedes comprendan bien la situación, la necesidad espiritual del momento, las tareas que se esperan de nosotros, y que vayan viendo que ustedes sí están en su cielo de paz, de alegría, de dicha, de tranquilidad, etc... y que si en sus hogares se está manifestando algo distinto es porque ustedes no quieren aceptar las condiciones del plano superior sino que se lo pasan metiéndose en los planos inferiores.
Esto lo hacen no solamente prestándose a circular entre los damnificados y los cataclismados, sino que por conversar y repetir constantemente el suceso negativo que ya pasó y al que no hay que actualizar "hablando de eso" y dándole energía para que se repita, sino que, por el contrario, hay que acabarlo, y no volver a sacudir el polvo. El trabajo nuestro es sepultar lo pasado y hacer bueno el presente preparando así un devenir cada vez más positivo.
Les voy a dar un secreto. Es las palabras "NO QUIERO". Cada vez que Uds. se encuentren en medio de un grupo que no hace sino revivir y volver a masticar todo el proceso, ustedes piensen con gran calma pero con firmeza: "NO QUIERO" que se mencione más este asunto, como también significa: "NO QUIERO que nadie más sufra. El Padre no quiere que ningún hijo sufra, pues yo tampoco lo quiero y uno con Dios, es la mayoría". Como somos octava intermedia, se hace nuestra voluntad. Y dejen la cuestión karmática en manos del Padre, de los Maestros y de los Señores del Tribunal Karmático, porque no nos incumbe otra cosa que alinearnos con la Voluntad del Padre en la Luz Azul. Amén.
(Este artículo fue publicado en El Universal en octubre de 1968. Si lo que en él se dice era verdad entonces, obsérvese que también lo es hoy. Y es que la VERDAD lo es en todo lugar y en todo tiempo.)
Después de todo, que bueno es que la generación de "pavos y pavas" no se deje afectar por la refunfuñadera de los viejos.
Es a esta generación de "viejos" que me dirijo, para ayudarla a comprender los tan drásticos cambios que se están viendo; para traer armonía entre ambas generaciones; para hacerles la vida más soportable y ver si dejan de hacerse la guerra mutua.
Por supuesto que es muy sabido lo de que la generación "pava" siempre representa un problema para los mayores, y sobre todo que éstos siempre alegan "Nosotros no fuimos así...". La Verdad es que sí fuimos así. No peores, pero para nuestros viejos fuimos tan locos como éstos. Y tiene que ser así: Si no lo fuera, la Tierra no evolucionaría y estaríamos viviendo en cavernas.
Cada nueva ola amenaza, rompe, se explaya, y borra toda huella de la anterior. ¿Por qué hemos de obstaculizar una ley tan natural? No es inteligente provocarse un infarto simplemente porque los muchachos insistan en seguir sus modas.
En 1913, hace cincuenta y cinco años las pavitas causaron una indignación revolucionaria por haberse atrevido a segar la ancestral cabellera "hasta la rodilla" y andar a la usanza de los hombres, ¡con la nuca afeitada! Hoy los vituperios son porque los hombres se cansaron de la nuca rapada y la máquina de afeitar; porque han descubierto los encantos de adornar la forma humana; porque quieren imitar al Ascendido Maestro Jesucristo en lo de su melena y su barba y a los exquisitos reyes, de Francia en sus brocados y encajes.
Pretender impedir los cambios cuando la evolución depende precisamente de las variedades, es inútil y absurdo. Tanto como pretender negar la Verdad, y la Verdad es que los cambios que vemos son el cumplimiento de profecías que tenemos y hemos tenido, desde tiempo inmemorial, y notoriamente por boca del Ascendido Maestro y en el Apocalipsis.
La más directa de estas profecías es la que dice: "He aquí que haré todas las cosas nuevas". No unas cosas, o "ciertas" cosas sino TODAS LAS COSAS.
Cada Era tiene una duración aproximada de dos mil años. Veinte siglos. Este es el tiempo que requiere que la humanidad aprenda una serie de ideas. Hacia el final de la Era, o sea ya en el último siglo, comienza a anunciarse la próxima Era, o próxima lección, por señales inequívocas. El Signo de Piscis comenzó en lo que hoy se le dice "El Año Uno". Marcó la Era Cristiana, la cual terminó el día primero de mayo de 1954, con la entrada de la Era de Acuario. Este Signo tiene por símbolo un hombre cargando un jarro de agua al hombro. Es el Aguador, y a sus pies luce dos líneas ondulantes que significan Nuevas Corrientes.
La primera de estas corrientes anunciadas ocurrió cuando fue descubierta la electricidad, a fines del siglo pasado.
Durante cada Era la gente repite inconscientemente el signo vigente en muchas cosas. Por ejemplo, los discípulos de Jesús designábanse, como también al Maestro, con un dibujo de un pez. El Maestro les dijo "Haré de vosotros pescadores de hombres". Andando la Era, los maestros de la nueva enseñanza (para aquella Era) eran magnos sacerdotes y cargaban, en lugar de una gorra, una mitra en forma de pez con la boca abierta, Los arquitectos copiaban el Signo en la forma gótica de las puertas y ventanas.
El Maestro Jesús enseñó a sus discípulos: Sicología, Metafísica, Astrología, Cosmología y Cosmografía. Entre sus predicciones dijo:
"Mi reino no es de este mundo sino del mundo venidero". La gente interpreta esto como significando una vida de ultratumba, cuando en realidad se refiere a la próxima Era por venir, pues cuando los discípulos le preguntaron de inmediato, "¿Y cuándo ha de venir ese mundo?" El contestó: "Cuando veáis salir al hombre con el cántaro de agua". "¿Y dentro de cuántos años?", preguntaron, y El les dijo: