El nuevo pensamiento (34 page)

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Authors: Conny Méndez

Tags: #Autoayuda, Esoterismo.

BOOK: El nuevo pensamiento
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Oye bien. Existe una inmensa Catedral, Fortaleza o Muro, invisible a los ojos físicos, pero tan sólida e incólume a los ojos etéricos como lo son tu casa, tu techo y tus paredes. Así como éstos son hechos para protegerte contra las inclemencias del clima y los elementos, del frío y el desagrado de la lluvia como el achicharrar del sol, ¿no es así? Pues esta Catedral Cósmica —como la llaman los Seres Protectores Planetarios— ha sido construida por encima y alrededor de toda la raza humana, por aquellos Amados Seres que dedican Sus Servicios en Bien de la humanidad, contra las inmisericordes fuerzas síquicas y astrales que no tienen otro empeño que destruir toda idea progresiva.

Esta noticia nos fue dada por el Santo Eolo, Representante Cósmico del Maha Chohan. Se trata de un muro guardián que se hizo necesario cuando las caóticas condiciones presentes de perturbación en el sentir y pensar humanos comenzaron a hacer presión y amenazaron con derrumbe total a todos los pobres hermanos ignorantes de la Ley del FUEGO AZUL PROTECTOR.

Oye bien para que te tranquilices completamente y sepas cómo proteger a tus seres amados y a todo el mundo, eternamente y contra todo riesgo: Esta Catedral Cósmica, indisoluble e inquebrantable, está compuesta por la poderosísima energía que le imponen, primeramente los Señores Solares, los Avatares, las Presencias Radiantes de todas las Huestes Cósmicas y Ascendidas, y, en segundo lugar, de la fuerza que expiden y añaden todos los deseos de Bien, impersonales, de los hombres y mujeres del planeta. Por ejemplo, si tu alma expresa una protesta contra esa condición que te quieren imponer los "Pájaros de Mal Agüero", clarividentes que interpretan lo que ven en el Astral, y que sólo ocurre en sus propias corrientes de vidas. Si tu amor y tu voluntad desea proteger a tus seres queridos, a tus prójimos indefensos e ignorantes, esa fuerza de tu deseo es un potente dinamo con que tú refuerzas la inmensa Catedral Cósmica que ya existe. Pero si tú, por incauto e inocente, tiemblas de pánico y vuelas a repetir la horrible noticia y a infectar con tu terror, abres una brecha en tu parte del muro y te encontrarás que por ese boquete se colarán las fuerzas negras que sólo intentan destrozarte.

Nosotros te rogamos que no le prestes oídos a esos Pájaros de Mal Agüero. Te queremos salvar y proteger contra lo que ellos despojan sobre ti, y la forma de lograrlo ya tú la conoces, pero lo repetimos para aquellos que aún la ignoran: A la primera palabra de alarma que tú oigas o que tú leas, di "NO ACEPTO, NO QUIERO ESO NI PARA TI NI PARA MI, Y POR LO TANTO NO OCURRIRÁ PORQUE UNO CON DIOS ES LA MAYORÍA. DIOS NO LO QUIERE PORQUE DIOS ES EL BIEN Y EL AMOR.

Con esa declaración te suscribes a la Protección Cósmica dentro y detrás del Mundo Azul de la Catedral Cósmica. Nada te puede ocurrir. No me creas. Compruébalo tú mismo. A que nada te sucederá ni a ti, ni a los tuyos, ni siquiera al "Pájaro", porque lo habrás protegido con tu declaración. ¿O es que tú puedes creer que una fuerza tan inmensa y poderosa como la de las Huestes Cósmicas, Angélicas y Avatares, y el Bien y el Amor de nuestros padres, hermanos, seres queridos, amigos, compañeros de aquí y de "allá", están achantados esperando que la Tierra se abra para tragarte, pobre hermanito indefenso, sólo porque eres de carne y hueso? ¿Y tú crees que el Universo entero está inmóvil mirándote sufrir? Usa tu sentido común, ¡por Dios! ¿Qué harías tú si supieras lo que "ellos" saben? Pues ponte de parte de los que saben, y no de parte de —los ignorantes—. Ayúdalos a ellos los ignorantes incluyéndolos en tu declaración, no lo olvides. El no es malo. Sólo está asustado y obedece al impulso general humano de quitarse su terror vaciándotelo encima a ti. ¡No te lo cojas! Pero no se lo devuelvas. Quítaselo pero sin aceptarlo tú, y ¡punto final!

Diezmos
Por Lowell Fillmore

Recuerda que "uno da, y se enriquece; otro guarda lo que debiera haber dado, y se empobrece".(Moffat)

Rico en espíritu es el hombre que tiene suficiente fe para compartir su hacienda con otros, más aquel cuya fe es suficiente para compartir su hacienda con Dios, descubre la fuente de todas las riquezas.

La persona que diezma comparte su hacienda con Dios. El diezmo está basado en una ley espiritual, la ley de dar y recibir. Jesús la expresó en esta forma: "De gracia recibisteis, dad de gracia". Si diezmas, aprenderás a reciprocar la generosidad de Dios para contigo. Al establecer este hábito trabajas en sociedad con Dios, y El te enseñará a manejar tus asuntos con discreción y de acuerdo con Sus leyes.

Los bienes que posees de Dios provienen. La substancia de Sus riquezas nos rodea, mas si fijamos nuestra atención en el estrecho límite de nuestros deseos personales, nuestros ojos se ciegan a la gran abundancia de Sus ricas bendiciones constantemente al alcance de nuestras manos. Contemplemos las pocas cosas que consideramos como propiedad nuestra, olvidando que en realidad no nos pertenecen sino que nos han sido prestadas por nuestro Padre amante para nuestro provecho y para que las compartamos con otros. Pudiéramos tener mucho más, para nuestro uso y para compartir con otros, practicando nuestra fe y agradecimiento.

El diezmo es símbolo de que reconocemos a Dios como origen de toda prosperidad. Cuando consagramos a Dios la décima parte de todo lo que ganamos le dejamos saber que hemos recibido Sus bendiciones. Al consagrarle la décima parte de nuestra hacienda ensanchamos el cauce por el cual recibimos de Su munificencia. Cuando confiamos en que Dios toma parte activa en nuestros intereses, llueven las bendiciones y nuestra prosperidad aumenta. Cuando Dios ocupa primer lugar en todo lo que hacemos, hay orden y bienestar en nuestra vida.

"Primero cubriré todos mis gastos, y luego, de lo que quede, si algo queda, daré a Dios Su diezmo". El que calcula en esta forma carece de fe en el amor de Dios, y generalmente gasta la mayor parte de lo que gana, dejando muy poco para servir a Dios. Pero si tenemos bastante fe para separar de nuestros ingresos la porción que pertenece a Dios antes de gastar nada en nosotros, la substancia espiritual que nos rodea se aviva y aumenta lo suficiente para cubrir todo lo que necesitamos. Los nueve décimos restantes nos rendirán más que nos hubieran rendido los diez décimos sin la ayuda de Dios. Estos nueve décimos nos traerán más gozo, substancia, y satisfacción, que hubiéramos podido obtener con el todo.

Tarde o temprano llegamos a la conclusión de que no alcanzaremos verdadera prosperidad luchando por obtener posesiones materiales solamente. La verdadera prosperidad, si ha de valer la pena, debe incluir valores espirituales. Todas las riquezas de Dios fueron primeramente creadas en Espíritu. Estas creaciones espirituales son la esencia de la verdadera riqueza.

Cuando con los ojos de nuestra fe reconocemos que el Espíritu de Dios es la realidad fundamental que hace posible las cosas que llamamos riquezas, dotamos a estas cosas con un valor imponderable que no tienen cuando se consideran simplemente como físicas. Dios les da un valor adicional de buena voluntad. El dinero que ha sido bendecido alcanzará para su dueño más cosas de provecho que el dinero que no tiene el valor espiritual adicional de una bendición. Nuestro dinero aumenta en valor y nuestra prosperidad crece cuando, por el diezmo, contamos con la ayuda de Dios en el lado económico de nuestra vida.

Muchas personas dan fe de la eficacia del diezmo cuando se practica este hábito en un espíritu de gratitud hacia Dios por Su generosidad para con nosotros.

Si aún antes de recibirla, damos gracias a Dios por una cosa material que deseamos, estamos expresando nuestra gratitud por algo que Dios nos ha dado ya en espíritu, pero que por nuestra falta de fe en Su substancia no hemos podido recibir todavía en lo visible. Dios nos ha dado ya en espíritu y en verdad todo lo que podamos posiblemente usar y gozar, pero antes de que lo poseamos en el mundo visible tenemos que avivar nuestra capacidad espiritual para usarlo correcta y generosamente.

Dios da el aumento, y cumpliendo con el diezmo, abrimos nuestro corazón a una mejor comprensión y uso de Su substancia.

Cualquiera puede probar la eficacia de la ley del diezmo, separando fielmente la décima parte de todo lo que gane y dándolo a una iglesia o sociedad cuyo fin sea fomentar el trabajo de Dios aquí en la tierra.

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Revista metafísica “el nuevo pensamiento”
Directora: Conny Méndez
Año 1 – Nº 9

Libertad

Esta clase va a sorprender mucho a todos(as). Para algunos(as) será de gran alivio y eso les indicará que están preparados(as) para ponerla en práctica. Para aquellas personas que la encuentren extraña, fría o no la quieran aceptar, ya saben ellas que no están preparadas aún y en ese caso les aconsejo que continúen actuando como hasta ahora. Ya les llegará el momento de comprenderla, aceptarla y ponerla en práctica.

La Ley que expongo aquí es parte de la LEY DE CORRESPONDENCIA, o sea: "COMO ES ARRIBA ES ABAJO", "COMO ES ABAJO ES ARRIBA".

Vamos a ver. El Presidente de una gran Compañía, como el Presidente de una República, o un Rey, ya no hacen ninguna de las tareas que tenían que hacer cuando no eran NADIE (como se dice vulgarmente). El jefe de la Compañía, ni barre las oficinas, ni corre mandados, ni archiva papeles, ni dirige sobres, ni echa cartas al correo. Sobra quien haga esos oficios, sobre todo sobra quien NECESITE de esos trabajitos para ganarse la existencia. Los Jefes tienen otras preocupaciones y otros deberes muy superiores, que no pueden ejecutar los subalternos. Los jefes ya conocen todos los pasos inferiores, los han hecho y superado y por eso es que no tienen necesidad de ocuparse de esos detalles. Pero oigan bien: NO ES QUE NO DEBAN HACERLOS PORQUE LES ESTÉ PROHIBIDO; pueden hacerlos cuando les venga en gana. Ahora, no deben hacerlo para no quitarles esa fuente de trabajo a otras personas.

El Jefe puede dirigirle una carta personal a un amigo para felicitarlo por su cumpleaños, como no... pero si en ese momento tiene en su mesa un trabajo que puede elevar el estándar de vida de todos sus empleados o, vamos a suponer, que es algo que puede asegurar a sus trabajadores contra todo peligro, pues es cajonero que el señor jefe se aplique a este trabajo y deje a su secretaria la carta para el amigo, ya que para eso la tiene.

El Presidente de la República y el Rey de una Nación están en idéntica situación, pues serían tildados de locos, o por lo menos tontos, si levantaran al telefonista de su tablero y se pusieran ellos a atender las miles de llamadas por minuto. Y ¿qué dirían Uds. si vieran a un mandatario recurriendo a sus amistades para que lo ayuden a atender el teléfono?

Ahora bien, ustedes, nosotros, llamémonos Estudiantes de la Verdad, estamos en la posición del Presidente de la Compañía con respecto a los trabajos que tenemos que hacer en el mundo, por nuestros hermanos humanos, o sea nuestra misión en la Tierra.

Primeramente, ya nosotros superamos las tareas que había que aprender como seres terrenos, ya que hemos atravesado todo eso en nuestras numerosas encarnaciones ya vencidas. Si aún quedan deudas karmáticas, o las vamos pagando poco a poco en esta vida, o las transmutamos con la Luz Violeta y al través de nuestro Cristo Interior, como ya ustedes saben.

Segundo: la mente humana llega a poder absorber lo metafísico cuando ya no le queda nada físico que absorber, y todo ese saber físico que el ser ha absorbido a través de los siglos, lo va depurando y condensando en sus períodos desencarnados. Yo creo que ustedes han leído todo eso. Hay centenares de libros escritos. Si no lo saben, cómprense la Doctrina Secreta de la Blavatsky. Es Teosofía.

Tenemos todo ese saber físico digerido y en el subconsciente. Ahora hemos entrado a un nuevo plano mental-espiritual, y así como nuestras lecciones son otras, nuestras tareas también son otras. La Sabiduría Divina no desperdicia nada. En la economía espiritual nosotros tenemos un oficio distinto al que teníamos cuando éramos seres enteramente terrenos. Al final les explicaré lo de las octavas. Por ahora les diré que somos iniciados en un plano muy alto por encima de nuestros hermanos terrenos, y que se nos aprovecha. Porque nuestra única tarea, nuestra conducta y nuestra misión, es CONOCER LA VERDAD en todo momento. Ahora verán.

Somos "UNGIDOS". En la Biblia se dice: "NO TOQUÉIS A MIS UNGIDOS". El UNGIDO, (si está consciente, si no, es iniciado) es aquél que ya vive en un plano espiritual; que conoce las Leyes de la Creación y actúa conscientemente aplicando la Ley del Mentalismo, porque ya él trata de pensar positivamente; conoce y aplica la negación y la afirmación con lo cual está ayudando a limpiarse de karmas restantes; que está resolviendo ya sus problemas humanos, y los ajenos, por medio del tratamiento mental-espiritual y enseñándoselo a otros; que conoce la importancia del perdón y del amor; que ya piensa a menudo en su Cristo Interior y en el del vecino; y finalmente, que ha absorbido ya, o que se graduó en el conocimiento de las luces. Todo esto es "CONOCER LA VERDAD Y APLICARLA".

Al saber ya aplicar las luces y sus colores, está colocado en un plano tan alto, que no lo pueden comprender los que viven sujetos a las leyes terrenas; porque, como dice el Dr. Fox, el Iniciado y el Ungido están libertados de toda Ley terrena y únicamente están sujetos a las Leyes espirituales superiores.

Ustedes no lo sabrán, pero no están obligados(as) a obedecer ninguna Ley Terrenal, si no quieren. Ustedes pueden estacionarse allí mismo en donde lo prohíba el anuncio de tránsito y no hay fiscal que las pueda castigar. Lo primero que sucede es que no aparece ningún fiscal. Y si aparece por allí alguno, actuará como si tu carro fuera invisible.

Ahora, QUE NINGÚN METAFISICO SE APROVECHA DE ESTA CONDICIÓN PORQUE ES EL PRIMERO EN RESPETAR LA LEY DEL PLANO EN QUE ESTÁ DE VISITA, y nosotros estamos ya sólo de visita en la Tierra hasta que nos llegue el momento de desencarnar, porque hemos cumplido nuestra misión. Es la primera señal de LIBERTAD que tenemos derecho a gozar en este plano en que vivimos, aunque por nuestra misma condición no la aprovechamos.

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