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Authors: Carl Sagan

Tags: #Divulgación Cientifica, Ensayo

El mundo y sus demonios (48 page)

BOOK: El mundo y sus demonios
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Me gustaría que rescatásemos al señor «Buckley» y a millones como él. También me gustaría que dejásemos de producir estudiantes de instituto poco curiosos, carentes de espíritu crítico y de imaginación. Nuestra especie necesita, y merece, una ciudadanía con la mente despierta y abierta y una comprensión básica de cómo funciona el mundo.

Sostengo que la ciencia es una herramienta absolutamente esencial para toda sociedad que tenga la esperanza de sobrevivir hasta el próximo siglo con sus valores fundamentales intactos... no sólo la ciencia abordada por sus practicantes, sino la ciencia entendida y abrazada por toda la comunidad humana. Y
,
si eso no lo consiguen los científicos, ¿quién lo hará?

Capítulo
20
L
A CASA EN LLAMAS
[36]

El Señor [Buda] replicó al Venerable Sariputra:

«En un pueblo, ciudad, villa de mercado, distrito de condado, provincia, reino o capital vivía un cabeza de familia, viejo, de edad avanzada, decrépito, débil de salud y fuerza, pero rico, próspero y acaudalado. Su casa era grande, en extensión y en altura, y era vieja, construida hacía mucho tiempo. La habitaban muchos seres vivos, unos dos, tres, cuatro o cinco centenares. Tenía una única puerta. El tejado era de paja, las terrazas se habían hundido, los cimientos estaban podridos, las paredes, esteras y cemento se encontraban en avanzado estado de descomposición. De pronto apareció una gran llamarada de fuego y la casa empezó a arder por todos lados. Y este hombre tenía muchos hijos jóvenes, cinco, diez, o veinte, y salió él solo de la casa. »Cuando aquel hombre vio su casa ardiendo por todas partes con una gran masa de fuego, le entró miedo y se puso a temblar, se le agitó la mente y pensó para sí: "He sido bastante competente, en verdad, para atravesar la puerta y escapar de la casa en llamas, rápido y seguro, sin que me tocara ni me chamuscara esa gran masa de fuego. Pero ¿y mis hijos, mis hijos jóvenes, mis hijos pequeños? Aquí, en esta casa en llamas, juegan, corretean y se divierten con todo tipo de juegos. No saben que su residencia está en llamas, no lo entienden, no lo perciben, no le prestan atención, y por eso no sienten ninguna agitación. Aunque amenazados por este gran [fuego], aunque en estrecho contacto con tanto mal, no prestan atención al peligro que entraña y no hacen ningún esfuerzo por salir."»

De
The Saddharmapundarika
, en
Buddhist Scríptures
,
E
DWARD
C
ONZE
, ed. (Harmondswort, Middlesex, Inglaterra,
Penguin Books, 1959)

U
na de las razones que hace tan interesante escribir para la revista
Parade
es lo que recibo a cambio. Con ochenta millones de lectores se puede hacer un muestreo de la opinión de los ciudadanos de los Estados Unidos. Se puede entender qué piensa la gente, cuáles son sus ansiedades y esperanzas, y quizá incluso dónde nos hemos perdido.

En
Parade
salió publicada una versión abreviada del capítulo anterior en el que se reflejaba la actuación de estudiantes y profesores. Recibí una montaña de correo. Algunos negaban que existiera un problema; otros decían que los americanos estaban perdiendo su aguda inteligencia y saber hacer. Unos pensaban que había soluciones fáciles; otros que la raíz de los problemas era demasiado profunda para resolverlos. Muchas opiniones me sorprendieron.

Un profesor de décimo curso de Minnesota hizo copias del artículo y animó a los alumnos a decirme lo que pensaban. Transcribo a continuación lo que escribieron algunos estudiantes de enseñanza secundaria norteamericanos (respetando la gramática y puntuación de las cartas originales):

  • No hay americanos estúpidos. Sólo sacamos peores notas en la escuela, y qué.
  • A lo mejor es bueno que no seamos tan listos como los otros países. Así podemos importar todos nuestros productos y no tenemos que gastar todo el dinero en las piezas de las mercancías.
  • Y si otros países lo hacen mejor, ¿qué importa? Lo más probable es que acaben viniendo a Estados Unidos.
  • Nuestra sociedad va tirando con los descubrimientos que hacemos. Avanza despacio, pero la curación del cáncer está en camino.
  • Estados Unidos tiene su propio sistema de aprendizaje y a lo mejor no es tan avanzado como el de ellos, pero es igual de bueno. Por otra parte, creo que su artículo es muy educativo.
  • A ningún niño de esta escuela le gusta la ciencia. Realmente no entiendo de qué va el artículo. Me pareció muy aburrido. Simplemente, no me interesa.
  • Yo estudio para ser abogado y, francamente, estoy de acuerdo con mis padres cuando dicen que tengo un problema de actitud con la ciencia.
  • Es verdad que algunos niños americanos no lo intentan pero, si quisiésemos, podríamos ser más listos que cualquier otro país.
  • En lugar de hacer deberes, los niños miran la televisión. Tengo que reconocer que yo lo hago. Me he puesto el límite de unas cuatro horas al día.
  • No creo que sea culpa del sistema de la escuela, me parece que todo el país pone un énfasis insuficiente en la escuela. Mi mamá prefiere verme jugar al baloncesto o al fútbol que ayudarme a hacer un trabajo. Conozco muchos chicos a los que les da totalmente igual no hacer bien su trabajo.
  • No creo que los chicos americanos sean estúpidos. Sólo ocurre que no estudian bastante porque la mayoría trabajan... Mucha gente dice que los asiáticos son más listos que los americanos y que lo hacen todo bien, pero no es verdad. No son buenos en deportes. No tienen tiempo de hacer deporte.
  • Yo me dedico a hacer deporte, y tengo la impresión que los otros chicos de mi equipo te empujan a sobresalir más en el deporte que en los estudios.
  • Para ser los primeros tendríamos que ir todo el día a la escuela y no hacer vida social.
  • Ahora entiendo por qué muchos profesores de ciencias se enfadan con usted por menospreciar su trabajo.
  • A lo mejor, si los profesores fueran más interesantes, los chicos querrían aprender... Si la ciencia se presentara de manera divertida, los chicos querrían aprender. Para ello, ya sería hora de empezar a dejar de enseñarla como meros hechos y números.
  • Francamente, me cuesta creer los datos sobre la ciencia en Estados Unidos. Si estamos tan atrasados, ¿cómo es que Mijaíl Gorbachov vino a Minnesota y a Datos de Control de Montana para ver cómo funcionan nuestras computadoras y eso?
  • ¡Unas 33 horas para los de quinto curso! En mi opinión es tanto que casi son las mismas horas que un trabajo de jornada completa. Así, en lugar de hacer deberes, podríamos ganar dinero.
  • Cuando comenta lo atrasados que estamos en ciencia y matemáticas, ¿por qué no intenta decirlo de una manera más amable?... Debería sentir un poco más de orgullo de su país y sus capacidades.
  • Creo que sus hechos son poco concluyentes y las pruebas muy flojas. En general, ha planteado un buen tema.

E
N GENERAL, ESTOS ESTUDIANTES NO CREEN
que exista un problema serio; y, si existe, no puede hacerse gran cosa al respecto. Había muchos que también se quejaban de que las conferencias, las discusiones en clase y los deberes eran «aburridos». Para una generación televisiva que sufre trastornos de déficit en diferentes grados, desde luego
son
aburridos. Pero pasar tres o cuatro cursos practicando una y otra vez la suma, resta, multiplicación y división de fracciones puede aburrir a cualquiera... y la tragedia es que, por ejemplo, la teoría de la probabilidad elemental está al alcance de esos estudiantes. Igual ocurre con la presentación de las formas de plantas y animales sin evolución; la historia como guerras, fechas y reyes sin el papel de la obediencia a la autoridad, la avaricia, la incompetencia y la ignorancia; el inglés sin la introducción de nuevas palabras en el lenguaje y la desaparición de las viejas; y la química sin el origen de los elementos. Se ignoran los medios para despertar el interés de estos estudiantes a pesar de tenerlos a mano. Dado que lo que queda grabado en la memoria de los alumnos a largo plazo, de todo lo aprendido en la escuela, es sólo una pequeña fracción, ¿no parece esencial plantearles temas que no sean aburridos... e inculcarles el deseo de aprender?

La mayoría de los adultos que me escribieron consideraban que era un problema importante. Recibí cartas de padres que me hablaban de chicos con curiosidad dispuestos a trabajar duro, con pasión por la ciencia pero carentes de un entorno adecuado o de recursos para satisfacer sus intereses. Otras cartas eran de padres que no sabían nada de ciencia y sacrificaban su propia comodidad para que sus hijos pudieran tener libros de ciencia, microscopios, telescopios, ordenadores y equipos de química; de padres que decían a sus hijos que el estudio disciplinado los sacaría de la pobreza; de una abuela que llevaba el té a un estudiante que seguía haciendo los deberes a altas horas de la noche; de la presión de los compañeros para no destacar en la escuela porque «hace que los demás parezcan malos».

Aquí hay una muestra —no una encuesta de opinión, pero sí comentarios representativos— de otras respuestas de padres:

  • ¿Entienden los padres que no se puede ser un ser humano completo si se es un ignorante? ¿Tienen libros en casa? ¿Y una lupa? ¿Enciclopedia? ¿Animan a sus hijos a estudiar?
  • Los padres enseñan a ser paciente y perseverante. El don más importante que pueden ofrecer a sus hijos es la ética del trabajo duro, pero no se pueden limitar a hablar de ello. Los que aprenden a trabajar duro son los que lo ven hacer a sus padres.
  • A mi hija le fascina la ciencia, pero no le enseñan nada en la escuela ni en la televisión.
  • Mi hija ha sido calificada de superdotada, pero la escuela no tiene ningún programa de enriquecimiento en ciencias. El tutor me dijo que la enviara a una escuela privada, pero no nos lo podemos permitir.
  • La presión de los compañeros es enorme; los tímidos no quieren «destacar» sacando buenas notas en ciencias. Desde que llegó a los trece o catorce años, el interés que siempre había tenido mi hija por la ciencia empezó a desaparecer.

L
OS PADRES TAMBIÉN TENÍAN MUCHO QUE DECIR
sobre los profesores, y algunos comentarios de éstos eran un eco de los suyos. Por ejemplo, se quejaban de que los profesores están preparados para la manera de enseñar pero no para saber qué enseñar; que gran número de profesores de física y química no son licenciados en física o química y enseñan la ciencia con «incomodidad e incompetencia»; que los propios profesores muestran demasiada angustia ante la ciencia y las matemáticas; que se resisten a que les hagan preguntas, o contestan: «Está en el libro. Míralo.» Algunos se quejaban de que el profesor de biología era un «creacionista»; otros se quejaban de que no lo era. Entre otros comentarios de los profesores o acerca de ellos:

  • Estamos criando una colección de imbéciles.
  • Es más fácil memorizar que pensar. Se tiene que enseñar a los niños a pensar.
  • Los profesores y los programas están «cayendo» al mínimo común denominador.
  • ¿Por qué el entrenador de baloncesto enseña química?
  • Se exige a los profesores que dediquen demasiado tiempo a la disciplina y al «programa social». No tenemos ningún incentivo para ejercer nuestro propio juicio. Siempre tenemos a los «altos mandos» mirándonos por encima del hombro.
  • Abandonar las plazas en propiedad en escuelas y universidades. Librarse de los inútiles. Dejar la contratación y el despido a los directores, decanos y superintendentes.
  • Mi placer por la enseñanza se vio repetidamente frustrado por los directores de tipo militarista.
  • Se debería dar una recompensa a los profesores según su rendimiento... especialmente según el rendimiento de los estudiantes en pruebas nacionales estandarizadas y la mejora de rendimiento del estudiante en estas pruebas de un año a otro.
  • Los profesores están ahogando las mentes de nuestros hijos cuando les dicen que no son lo bastante «listos»... por ejemplo, para estudiar física. ¿Por qué no darles la posibilidad de empezar el curso?
  • Mi hijo tuvo que pasar de curso aunque está dos niveles por debajo de los demás de la clase en lectura. La razón que me dieron era social, no educativa. Nunca alcanzará buen nivel si no lo cambian.
  • En todas las escuelas se debería exigir que la ciencia (y especialmente en la escuela superior) esté incluida en el programa. Debería estar coordinada con los cursos de matemáticas que toman los estudiantes al mismo tiempo.
  • La mayor parte de los deberes son una pura «ocupación» en lugar de ser algo que haga pensar.
  • Pienso que Diane Ravitch [
    New Republic,
    6 de marzo de 1989] lo cuenta tal como es: «Como contó hace poco una estudiante de la Hunter High School en la ciudad de Nueva York: "Saco muchos sobresalientes, pero nunca hablo de ello... Es más enrollado sacar malas notas. Si te interesa la escuela y se nota, te tildan de 'bicho raro'..." La cultura popular —a través de la televisión, cine, revistas y vídeos— transmite continuamente el mensaje a las mujeres jóvenes de que es mejor ser popular, sexy y "enrollada" que inteligente, competente y honesta. En 1986, los investigadores encontraron una ética antiacadémica similar entre los estudiantes masculinos y femeninos de enseñanza superior de Washington, D. C. Apuntaban que los estudiantes capaces tenían que soportar una fuerte presión de sus compañeros para no sacar buenas notas en la escuela. Si triunfaban en los estudios, podían ser acusados de "actuar como blancos".»
  • Sería fácil para las escuelas conceder mucho más reconocimiento y recompensas a los chicos que destacan en ciencias y matemáticas. ¿Por qué no lo hacen? ¿Por qué no regalarles chaquetas especiales con las letras de la escuela? ¿Anunciarlo en asambleas, en la revista de la escuela y la prensa local? ¿Recompensas especiales de la industria local y las organizaciones? Esto cuesta muy poco, y podría vencer la presión de los compañeros.
  • El programa Headstart es el único eficaz... para que mejore la comprensión de la ciencia por parte de los niños y todo lo demás.

T
AMBIÉN HABÍA MUCHAS OPINIONES
apasionadas y muy controvertidas que, como mínimo, dan una idea de lo mucho que piensa la gente en este tema. Una muestra:

  • Hoy en día todos los chicos listos buscan dinero rápido, por eso se hacen abogados y no científicos.
  • Yo no quiero que mejore la educación. En este caso nadie querría conducir un taxi.
  • El problema de la educación científica es que no se honra suficientemente a Dios.
  • La enseñanza fundamentalista de que la ciencia es «humanismo» y no es de fiar es la razón por la que nadie entiende la ciencia. Las religiones tienen miedo del pensamiento escéptico que se halla en el corazón de la ciencia. Se sorbe el seso a los estudiantes para que no acepten el pensamiento científico mucho antes de llegar a la universidad.
  • La ciencia se ha desacreditado a sí misma. Trabaja para los políticos. Fabrica armas, miente sobre los «riesgos» de la marihuana, ignora los peligros del agente naranja, etcétera.
  • Las escuelas públicas no funcionan. Abandonémoslas. Que haya sólo escuelas privadas.
  • Hemos dejado que los abogados de la permisividad, el pensamiento borroso y el socialismo rampante destruyeran lo que en otros tiempos fue un gran sistema educativo.
  • El sistema escolar tiene suficiente dinero. El problema es que los blancos, normalmente entrenadores, que dirigen las escuelas no contratan nunca (y digo nunca) a un intelectual... Los preocupa más el equipo de fútbol americano que el programa y sólo contratan autómatas más que mediocres, amantes de Dios que sacan la bandera para enseñar. ¿Qué tipo de estudiantes puede salir de escuelas que oprimen, castigan e ignoran el pensamiento lógico?
  • Liberar a las escuelas de la mordaza del ACLU [Sindicato Americano de Libertades Civiles], la NEA [Asociación Nacional de Educación] y otros responsables de la falta de disciplina y competencia en las escuelas.
  • Me temo que no comprende en absoluto el país en el que vive. La gente es increíblemente ignorante y temerosa. No toleran escuchar una [nueva] idea... ¿No lo entiende? El sistema sólo sobrevive porque tiene una población ignorante que teme a Dios. Ésta es la razón por la que muchas [personas cultas] están sin empleo.
  • A veces me piden que explique aspectos tecnológicos al personal del Congreso. Créame, en este país tenemos un problema con la educación científica.
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