—¿Quiere que bajemos, señor? —le preguntó, sonriendo.
—Creo que me quedaré aquí tomando el fresco durante un rato —dijo, acercándose al coronamiento—. Abajo hace bastante calor.
—Continúe, señor Somerville —ordenó Babbington y fue a reunirse con su antiguo capitán junto al asta de bandera.
—Están peleando como perro y gato —dijo Jack en voz baja—. ¡Como perro y gato! Parece que llevan casados un año o más.
—¡Dios mío! —exclamó Babbington apesadumbrado.
Los hombres tiraron de las brazas para hacer girar las vergas y el
Oedipus
hizo rumbo a Dover. Apenas había olas, y el alcázar del bergantín estaba horizontal como una mesa, y después que los cabos fueron adujados y guardados abajo, sólo se oía el silbido del viento en la jarcia, el rumor del agua al pasar por sus costados y los distantes graznidos de las gaviotas. Los dos capitanes estaban cerca de la claraboya de la cabina y, en medio del silencio, oyeron claramente estas palabras: «¡Por Dios, Maturin, qué testarudo y qué salvaje eres! ¡Siempre lo has sido!».
—¿Le gustaría ver el nuevo mascarón de proa, señor? —inquirió Babbington—. Es nuevo, de estilo griego, me parece.
Aquel Edipo podría estar pintado al estilo griego si a los griegos les hubiera gustado dar gruesas capas de pintura a sus estatuas y hacerles sonrisas insípidas, ojos grandes e inexpresivos y mejillas rojo escarlata. Ambos miraron atentamente la imagen, y después de un rato, Jack dijo:
—No soy un entendido en temas clásicos, pero, ¿no le había ocurrido algo extraño en los pies?
—Creo que sí, señor, pero, desgraciadamente, a éste no se le ven porque está cortado por la cintura.
—Pero, ahora que lo pienso, creo que lo extraño era su matrimonio y no sus pies.
—Tal vez eran extrañas ambas cosas, señor. Podrían tener cierta relación. Creo que leí algo sobre eso en el
Polite Education
de Gregory.
El capitán Aubrey estuvo pensando unos momentos con la vista fija en un cangrejo que estaba colocado bajo el bauprés y por fin gritó:
—¡Ya lo tengo! Tiene usted razón: su matrimonio y sus pies eran extraños. Recuerdo que el doctor me contó la historia completa cuando nos abordamos con la
Jocasta
en la bahía Rosia. No pretendo ofender a su mascarón de proa, y mucho menos a su bergantín, Babbington, pero esa familia no era muy decente, ¿sabe? A decir verdad, a menudo las relaciones entre los hombres y las mujeres son muy raras, y a menudo terminan mal. ¿Qué tal le va con este cangrejo?
En la cabina, Diana dijo:
—Stephen, cariño, ¿cómo puedes esperar que una mujer se case contigo si presentas el matrimonio simplemente como algo conveniente, como algo que está obligada a aceptar?
—Sólo digo que Johnson estaba en París, que no te permitirán la entrada por los puertos ingleses porque te consideran una extranjera enemiga y que no tienes elección —dijo Stephen, apesadumbrado y molesto a la vez—. Hace más de una hora que estoy tratando de meterte esto en tu dura cabeza, Villiers.
—¡Otra vez! —exclamó Diana—. Deberías pensar, deberías saber que incluso a una mujer que ha recibido tantos golpes como yo le gustaría una proposición de matrimonio más… más, ¿cómo lo diría?, más romántica. Aunque fuera a casarme contigo, lo que es inconcebible desde todo punto de vista, nunca lo haría si me hicieras una proposición como ésta: ordinaria, mundana y similar a una transacción comercial. Esto es contrario a los buenos modales, a las más elementales reglas de cortesía. Realmente me sorprendes, Maturin.
—La verdad es que te quiero mucho, Diana —dijo Stephen en tono quejumbroso, bajando los ojos.
—…y así no tenemos que poner un barboquejo —dijo Babbington en el castillo y luego miró hacia lo alto de la jarcia y, volviéndose hacia popa, gritó—: ¡Señor Somerville, creo que podemos largar las sobrejuanetes!
Se oyeron los pitidos del contramaestre y luego los gritos: «¡Arriba! ¡A los penoles! ¡Soltar, soltar!». Los tripulantes del
Oedipus
habían desplegado más velamen con tanta habilidad y rapidez que su capitán sintió una gran satisfacción, porque sabía que Jack les había estado observando. Los dos capitanes habían empezado a hablar de los cangrejos otra vez cuando se acercó corriendo un cadete, el hijo de la hermana de Babbington, y, con voz chillona, dijo:
—¡Tío William, ella quiere que vayas a la cabina!
Pero enseguida se serenó y, ruborizándose, se quitó el sombrero y dijo:
—Con su permiso, señor, la dama que está en la cabina envía sus saludos al capitán Babbington y dice que quisiera hablar con él cuando tenga un momento libre.
Se fueron a popa corriendo. El infante de marina que estaba de centinela les abrió la puerta con una mirada expresiva, aunque no supieron qué expresaba, y entonces entraron. Babbington notó enseguida que los pasajeros habían hecho las paces, pues, a pesar de que estaban serios, tenían una expresión satisfecha y las manos cogidas, como una pareja feliz. Sintió una gran alegría y exclamó:
—¡Oh, señora Villiers, cuánto me alegro de verla! ¡Bienvenido, doctor! ¿Qué desean tomar? Tengo una caja de botellas de champán entera. ¡Tom! ¡Tom! ¡Sube el champán!
—Capitán Babbington, amigo mío, ¿cuándo piensa llegar a Dover? —inquirió Stephen.
—Dentro de dos o tres horas, no más, si no cambia el viento ni la marea. Y si subiera a la cofa del mayor, podría ver desde allí el blanco acantilado —dijo, con una amplia sonrisa.
—Entonces no hay ni un momento que perder. Tengo que pedirle un favor.
—Estaré encantado de servirle.
—Quiero que nos case.
—Muy bien, señor —dijo Babbington—. ¡Tom! ¡Tom! ¡El devocionario!
—William —le dijo Jack en un aparte—. ¿Sabes cómo celebrarlo?
—¡Oh, sí, señor! Usted siempre nos dijo que teníamos que estar preparados para lo inesperado, ¿se acuerda? Está antes del servicio religioso. Gracias, Tom. Ahora, por favor, diga a mi escribiente que venga. ¡Ah, señor Adam! Traiga el rol y prepare el certificado de matrimonio reglamentario, por favor. Anote la hora y quédese ahí para que recite los versículos. ¿Quién va a entregar a la novia?
Tras un momento de vacilación, Jack, mirando a Diana a los ojos, dijo:
—Yo la entregaré, porque soy su pariente más cercano. Y estoy muy contento y muy orgulloso de hacerlo.
—Entonces usted se quedará aquí, señor —dijo Babbington y se colocó detrás de la mesa de caoba y comprobó si estaban sobre ella el papel, las plumas y el tintero—. Doctor, ¿tiene un anillo?
—Sí —respondió Stephen y le entregó el anillo con la amatista.
Babbington colocó a los novios, abrió el libro y, con voz clara, con la típica voz de los oficiales navales, sin afectación ni ligereza, leyó las palabras rituales. Jack escuchó emocionado aquellas palabras que le eran tan familiares, y los ojos se le llenaron de lágrimas cuando oyó: «hasta que la muerte los separe». Y cuando oyó decir: «Stephen, ¿quieres…?» y «Diana, ¿quieres…?», le pareció que estaba en su propia boda y que Sophie estaba a su lado.
—Entonces les declaro marido y mujer —dijo Babbington, cerrando el devocionario, y, con la misma gravedad, tras la cual se advertía ahora una gran alegría, añadió—: Señora Maturin, querido doctor, les deseo toda la felicidad del mundo.
FIN
GLOSARIO
- Abatir
- —Separarse un buque del rumbo al que tiene la proa por causa del viento, corrientes o de la mar.
- Adrizar
- —Enderezar, poner derecho un objeto. Lo contrario de escorar.
- Aduja
- —Vuelta o rosca circular u oblonga de todo cabo.
- Aferrar
- —1. Enganchar en un sitio el bichero, ancla u otro utensilio semejante.
- —2. Agarrar el ancla en el fondo. 3. Plegar y sujetar velas bajo las vergas cuando no se iba a utilizar.
- Ala
- —Vela de fortuna que con buen tiempo se larga por una o las dos bandas de las velas de cruz de gavias y juanetes, la baja del trinquete se llama rastrera.
- Alcázar
- —Espacio que media en la cubierta superior de los barcos entre el palo mayor y la popa o la toldilla, donde está el puente de mando.
- Aduja
- —Maderas curvadas que forman la última cuaderna de popa y van unidas a las extremidades de los yugos.
- Amantillo
- —Cada uno de los dos cabos que sirven para mantener horizontal una verga.
- Ampolleta
- —Reloj de arena.
- Amura
- —Nombre o indicación de la dirección media del casco entre la proa y el través.
- Amuras
- —Ancho del buque en la octava parte de la eslora a partir de la proa y parte extrema del costado en ese sitio.
- Andana
- —Fila de cañones de una batería.
- Aparejar
- —Poner jarcias y velas a un barco.
- Aparejo
- —Conjunto de la arboladura, la jarcia y las velas de un buque; si tiene vergas y velas cruzadas se llama de cruz, y si todas las velas están en el plano diametral es de cuchillo.
- Araña
- —Grupo de cabos delgados que parten de un punto en donde están hechos firmes y abriendo en abanico van a terminar a varios puntos de un objeto: coy, vela (para la bolina), cumbre de un toldo, estay, etc.
- Arboladura
- —Conjunto de palos y vergas de un buque.
- Arbolar
- —Poner los palos a una embarcación
- Arfar
- —Levantar la proa el buque impelido por las olas, debiendo después bajarla, lo que es cabecear.
- Armada
- —Grupo de buques de guerra que en el siglo XVI acompañaban a un convoy. Modernamente conjunto de las fuerzas navales de un país.
- Arribar
- —Meter el timón a la banda conveniente para que el navío gire a sotavento, aumentando el ángulo de la proa con el viento.
- Arrizar
- —Tomar rizos. Colocar alguna cosa en el barco de modo adecuado para que se sostenga a pesar del balanceo.
- Atagallar
- —Navegar un barco muy forzado de vela.
- Atarazana
- —Desde el siglo XIII, lugar en donde se construyen y reparan naves.
- Avante
- —Adelante; tomar por avante: dar el viento por la cara de la proa de las velas de cruz.
- Babor
- —Banda o costado izquierdo de un barco, mirando de popa a proa.
- Balas
- —En el siglo XVIII había los siguientes tipos de munición: Rasa: esfera sólida de hierro fundido, bolaño (piedra). Metralla: saquete con varias balas pequeñas. Roja: esfera de hierro, calentada al rojo, usada desde 1613. Encadenada: eran pesadas balas unidas por una cadena. Se enredaban en el aparejo y lo destrozaban.
- Bao
- —Cada una de las piezas que unen los costados del barco y sirven de asiento a las cubiertas.
- Barcalonga
- —Cierto barco de pesca.
- Barloventear
- —Avanzar contra la dirección del viento.
- Barlovento
- —Lado de donde viene el viento.
- Batayola
- —Caja cubierta con encerados que se construye a lo largo del borde de los barcos en la que se recogen los coyes de la tripulación. Barandilla de madera sobre las bordas del barco que servía para sostener los líos de ropa que se colocaban como defensa al ir a entrar en combate.
- Batería
- —Espacio interior entre dos cubiertas y la fila o andana de cañones, que había en los navíos en cubierta corrida de proa a popa.
- Batiportar
- —Trincar el cañón contra el costado, apoyando su boca en el borde alto de la porta.
- Batiporte
- —Cada una de las piezas que forman los cantos alto y bajo de las portas.
- Bauprés
- —Palo grueso que sale de proa con inclinación de 30° a 50° según las épocas, que sirve para hacer firmes los estays de trinquete, para laborear las bolinas o montar las cebaderas y foques; sobre él se monta el botalón y a finales del siglo XVII el tormentín.
- Bergantín
- —Buque de dos palos —mayor y trinquete— de velas cuadradas y de estay, foques, con gran cangreja como vela mayor en el siglo XVIII.
- Bergantina
- —Buque propio del Mediterráneo, mixto de jabeque y polacra o bergantín con palos triples.
- Bichero
- —Asta larga con un hierro con punta y gancho en el extremo, que sirve en las embarcaciones menores para ayudar a atracar y desatracar.
- Bolaño
- —Bala de piedra esférica.
- Bolina
- —1. Cabo con que se cobra la relinga de barlovento de una vela, hacia proa, cuando se ciñe el viento.
- —2. La disposición del buque ciñendo el viento.
- Bombarda
- —Pequeño buque al que en lugar de palo trinquete se monta uno o dos morteros en un pozo de cubierta muy reforzado, teniendo un palo mayor cruzado, y un mesana con cangreja.
- Bombero
- —Cañón corto y de grueso calibre, para disparar bombas o granadas.
- Bordada
- —También bordo. La parte navegada por un buque cuando va ciñendo alternativamente por cada banda.
- Bornear
- —Girar el buque sobre sus amarras estando fondeado.
- Botalón
- —Palo o percha redonda que se arma en prolongación hacia afuera de las vergas, bauprés o costados.
- Botavara
- —Palo redondo que asegurado por popa al mesana sirve para cazar la cangreja.
- Bracear
- —Tirar de las brazas para hacer girar las vergas y orientar las velas.
- Braguero
- —Cabo grueso o guindaleza, con sus extremos afirmados en la amurada; envolvía a la cureña y al cañón, y sujetaba a éste en su retroceso.
- Brandal
- —Cada uno de los cabos largos sobre los que se forman las escalas de viento. Cabo con que se afirman los obenques.
- Braza
- —1. Unidad de longitud igual a seis pies.
- —2. Cabo que sirve para mantener fijas las vergas y hacerlas girar horizontalmente.
- Brazalete
- —Cabo que une el pie de la verga con la polea por la que pasa la braza doble.
- Brocal
- —El reborde alrededor de la boca del cañón.
- Burda
- —Cabo o cable que hace el oficio de obenque de un mastelero y se hace firme en la borda o en la mesa de guarnición.
- Cabecear
- —Bajar la proa el buque por las olas después de arfar, y también al conjunto de los dos movimientos.
- Cabo
- —Todas las cuerdas que se emplean a bordo y en los arsenales; por eso hay el dicho de que en los buques sólo hay dos cuerdas, la del reloj y la de la campana.
- Calado
- —De un buque, medida desde la flotación a la parte baja de la quilla.
- Calcés
- —Parte superior de los palos mayores comprendida entre la cofa y el tamborete.
- Cangreja
- —Vela de cuchillo trapezoidal sujeta por dos relingas que se iza en el palo mesana.
- Capear
- —Disponer el buque de forma que se aguante sin retroceder; se emplea en temporales, si el buque es de vela; sin éstas, a palo seco.
- Carbonera
- —Nombre vulgar de la vela de estay mayor.
- Carraca
- —Antiguo barco de transporte, de hasta dos mil toneladas, inventado por los italianos.
- Carronada
- —Cañón corto, de poco peso y mucho calibre; nombre originario de Carron (Escocia).
- Castillo
- —Parte de la cubierta superior desde el palo trinquete hasta la roda, y también a la construcción por encima de dicha cubierta en esa parte, y a veces también en la popa.
- Cataviento
- —Pequeño cabo con rodajas de corcho con plumas clavadas o pequeño embudo de tela ligera para indicar el viento, sujeto en la jarcia o en el mastelerillo.
- Cazar
- —Atirantar la escota hasta que el puño de la vela quede lo más cerca posible de la borda.
- Cebadera
- —Vela que se envergaba en una percha cruzada bajo el bauprés, fuera del buque.
- Ceñir
- —En un buque de vela, navegar en contra de la dirección del viento en el menor ángulo posible.
- Ciar
- —Ir hacia atrás el buque.
- Cofa
- —Plataforma colocada en algunos de los palos de barco, que sirve para maniobrar desde ella las vergas altas y para vigilar, etc.
- Combes
- —Espacio entre el palo trinquete y el mayor, en la cubierta superior o de la batería más alta.
- Compás soplón
- —O simplemente soplón. Aguja náutica de techo o cámara. Antes fueron usadas para que los capitanes pudieran conocer el rumbo que seguía el navío, sin necesidad de salir de la cámara.
- Condestable
- —Antiguo título de dignidad equivalente a capitán general. Desde el siglo XVII, suboficial de marina, especialista en artillería.
- Corbeta
- —Buque de guerra parecido a la fragata, pero sólo con menos de 32 cañones (siglo XVIII). Las hubo mercantes de 150 y 300 toneladas, con trinquete y mayor cruzados y el mesana sólo con cangreja, llamándose entonces barca.
- Corredera
- —Cordel sujeto por un extremo a un carretel y por el otro a la barquilla, junto con la cual sirve para medir lo que anda el barco.
- Coy
- —Hamaca que sirve de cama a la marinería.
- Cruceta
- —Meseta de los masteleros, semejante a la cofa de los mayores.
- Cruz
- —Denominación de las velas cuadriláteras envergadas a vergas simétricas. Aparejo de cruz. Aparejo de un buque con vergas de uno o dos palos, e incluso cuatro.
- Cuaderna
- —Cada una de las piezas curvas que arrancando de la quilla forman la armadura del barco.
- Cuadra
- —Dirección del viento de través.
- Cuarta
- —Cada uno de los rumbos o vientos en que está dividida la rosa náutica y vale 360°/32 = 11° 25.
- Cúter
- —Lancha; una de las que llevan a bordo los barcos, menor que la chalupa y mayor que el chinchorro.
- Chafaldete
- —Cabo que sirve para cargar los puños de las gavias y juanetes llevándolos al centro de sus vergas.
- Chinchorro
- —Pequeño bote de remos y la red debajo del bauprés para aferrar los foques.
- Derivar
- —Caer a sotavento, cuando se produce por la acción de una corriente.
- Derrota
- —Rumbo o distintos rumbos que hace un buque para trasladarse de un puerto a otro.
- Descuartelar
- —A un…: navegar con el viento abierto a 78° 30' (siete cuartas) del rumbo.
- Descubierta
- —Reconocimiento que se hace del horizonte desde lo alto de los palos al amanecer o anochecer. También el que hacen los gavieros y juaneteros del estado de la jarcia.
- Driza
- —Cabo con que se suspenden o izan las velas, vergas, picos.
- Efemérides
- —Almanaque náutico o tablas astronómicas que dan día a día la situación de los planetas y circunstancias de los movimientos celestes.
- Empuñidura
- —Cada uno de los cabos firmes en los puños altos o grátil de las velas y en los extremos de las fojas de rizo con que se sujetan a las vergas.
- Escobén
- —Agujero en la roda (proa) para dar paso a los cables de un barco.
- Escorar
- —Inclinarse un barco hacia una de las bandas. Lo contrario de adrizar.
- Escota
- —Cabo sujeto a los puños bajos de las velas que permite cazarlas.
- Espejo de popa
- —Superficie exterior de la popa de un barco.
- Espiche
- —Estaquilla que sirve para tapar un agujero en una barca o en una cuba.
- Esquife
- —Barco pequeño de los que se llevan en los grandes para saltar a tierra.
- Estacha
- —Cable con que se sujeta un barco a otro fondeado o a un objeto fijo.
- Estay
- —Cabo que sujeta un mástil para impedir que éste caiga sobre popa.
- Estribor
- —Banda o costado derecho de un barco, mirando de popa a proa.
- Estrobo
- —Pedazo de cabo que se emplea para cualquier uso.
- Fachear
- —Mantener un buque casi parado, si es de vela disponiendo éstas de forma que se contrarresten sus efectos.
- Falúa
- —Pequeña embarcación usada en los puertos por los jefes y autoridades de marina.
- Falucho
- —Embarcación costera que lleva una vela latina.
- Flechaste
- —Cada uno de los cordeles que, ligados a los obenques, sirven de escalones para subir a ejecutar maniobras en lo alto de los palos.
- Foque
- —Vela triangular que se larga a proa del trinquete, amurándola en el bauprés.
- Fragata
- —Buque de guerra de los siglos XVII y XVIII menor que el navío, pero con aparejo similar de tres palos cruzados con cofas y crucetas y una sola batería corrida, que es la del combés, con 40 o 60 cañones. Las hubo mercantes de más de 300 toneladas.
- Fresco
- —Se dice del viento que en los veleros permite llevar todas las velas.
- Galerna
- —Viento recio del SO al NO que se desencadena inesperadamente en la costa N de España y el golfo de Vizcaya.
- Gata
- —Bote noruego.
- Gavia
- —Vela que va en el mastelero mayor de una nave.
- Gaviero
- —Marinero a cuyo cuidado está la gavia y el registrar cuanto se pueda alcanzar a ver desde ella.
- Goleta
- —Pequeño buque raso y fino de dos palos, con velas cangrejas.
- Grátil
- —Borde de la vela por donde se une al palo.
- Guindola
- —Andamio que rodea un palo. Salvavidas colgando de un cabo largo, colgando por la popa de un barco.